Las relaciones lésbicas suelen estar llenas de amor, afecto, hablar de los sentimientos (a veces hasta la saciedad) y buen sexo (las investigaciones demuestran que tenemos mejor sexo que los heterosexuales). Pero eso no significa que nuestras relaciones sean perfectas o no tengan problemas. Piensa en los problemas más comunes a los que nos enfrentamos las lesbianas: La segunda cita, para darnos cuenta de que la persona con la que nos juntamos no es quien pensábamos; la muerte en la cama de las lesbianas; acostarse con una ex que se convirtió en mejor amiga y luego en ex.
Hace poco pregunté a la Dra. Ruth L. Schwartz, experta en relaciones lésbicas, por sus consejos para las lesbianas que tienen una relación nueva o de larga duración. La Dra. Schwartz cofundó Conscious Girlfriend en 2013. Escritora, sanadora y profesora durante más de tres décadas, Schwartz tiene un doctorado en Psicología Transpersonal y estudió coaching de relaciones con expertos de renombre mundial. Sabe lo que hace y tuvo la amabilidad de compartir su sabiduría con nosotros para ayudarnos a crear un amor feliz y saludable en nuestras vidas.
Dr. Schwartz: Al principio, comprometerse demasiado rápido. Durante los primeros meses, y a menudo hasta un año, la mayoría de las personas en nuevas relaciones entran en limerencia, un nombre elegante para “la fase de luna de miel”. Si te sientes drogado por el amor, es porque lo estás. Durante este periodo, nuestro cerebro bombea enormes cantidades de opiáceos endógenos, la versión de nuestro cuerpo de la cocaína o la heroína. Y los efectos de la limerencia (que es el estado de estar encaprichado u obsesionado con otra persona) parecen ser especialmente fuertes en las parejas mujer-mujer. Hay una razón por la que nadie bromea sobre las parejas heterosexuales o las parejas de hombres homosexuales que traen un U-Haul en la segunda cita.
O bien no vemos los defectos de nuestra nueva novia, o bien descartamos lo que vemos, porque la limerencia nos hace pensar cosas como “Simplemente sé en mi corazón que ella es la única”, “Está destinado a ser”, “Nadie me ha hecho sentir así” y “Nuestro amor lo conquistará todo”.
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Además, como todas las personas, las lesbianas se ponen cachondas y se dejan llevar por la química, a menudo en la primera cita o en las primeras citas. Eso está muy bien, pero lo que no está tan bien es que muchas lesbianas se sienten comprometidas al instante una vez que tienen sexo. El sexo alimenta la limerencia, y la limerencia alimenta el sexo. Las mujeres que apenas se conocen se sumergen juntas en las profundidades de la pasión y se convencen de que durará para siempre, y se les rompe el corazón, a menudo una y otra vez, cuando no es así. ¿Conoces a alguien -quizás tú- que haya tenido una o más relaciones intensas de 1 a 12 meses de duración? Lo más probable es que se deba a que su relación no pudo sobrevivir a la rocosa transición de la limerencia a la realidad.
A mí también me ha pasado. De hecho, en un momento dado tuve tres relaciones de un año seguidas. El dolor de esas rupturas consecutivas es parte de lo que me llevó a profundizar en la comprensión de las relaciones saludables y, finalmente, a convertir mi investigación personal y profesional en la fundación de Conscious Girlfriend.
En las relaciones más establecidas, las lesbianas tienden a cometer los mismos errores que las parejas de todos los géneros y orientaciones. Algunos de los más comunes son
Entrar en ciclos dolorosos causados por los diferentes estilos de apego. Esto puede significar que una persona está constantemente presionando para obtener más cercanía, mientras que la otra está constantemente tratando de obtener más espacio. Esto provoca mucho dolor y, a veces, rupturas que no tendrían por qué producirse si las personas comprendieran mejor su propio estilo de apego y el de su pareja.
Expresar las insatisfacciones como críticas en lugar de como peticiones. Las críticas son como el ácido de la batería para una relación; matan la intimidad. Y dado que el cerebro registra las interacciones negativas con una intensidad cinco veces mayor que las positivas, incluso si su relación es buena en muchos aspectos, las críticas la pondrán en peligro. Por supuesto, la solución no es “callarse o no callarse”, sino aprender habilidades de comunicación más eficaces, de modo que las quejas se conviertan en oportunidades para acercarse, en lugar de alejarse.