El testimonio de un peritaje informático en Barcelona puede hacer que su caso se convierta en un éxito o en un fracaso. Los gastos relacionados con los peritos son casi siempre los más importantes en nuestros casos. A diferencia de los demandados en casos de negligencia médica o responsabilidad por productos, rara vez tenemos el lujo de nombrar a varios expertos en una especialidad particular y, por lo tanto, no podemos reemplazar fácilmente a los expertos si surgen problemas. Por esta razón, es esencial que tratemos a nuestros peritos con extremo cuidado. En diecisiete años de litigios, he encontrado las siguientes claves para el cuidado y la alimentación de los peritos: (1) selección cuidadosa; (2) preparación temprana (esto se aplica tanto al abogado como al perito), y (3) preparación minuciosa para el testimonio.

¿Necesita realmente un perito? Recuerde que si el experto no va a testificar sobre asuntos que escapan al conocimiento del jurado, es probable que un juez considere que su testimonio no “ayuda al juzgador de los hechos” y lo excluya. Véase la Regla de Pruebas de Maryland (“MRE”) 5-702. Una vez que haya determinado que necesita un experto, revise el expediente para ver si tiene que encontrar uno o si éste ha sido potencialmente elegido para usted (por ejemplo, un médico tratante). En cualquier caso, debe investigar a fondo a cualquier experto potencial. Las listas de correo electrónico de MAJ -y las de otras asociaciones de abogados litigantes- tienen un valor incalculable a la hora de informarse sobre posibles peritos. Una búsqueda en Google es imprescindible: Hace poco busqué en Google a un posible toxicólogo para un caso de Virginia y me enteré de que un juez había excluido sus opiniones. [2] Prefiero evitar a los expertos que se anuncian, a menos que haya agotado todas las demás opciones. Del mismo modo, intento evitar a los peritos que ya no se dedican a lo que los convirtió en expertos en primer lugar (es decir, cirujanos que ya no operan). En un caso de negligencia médica en el que se alega una desviación del estándar de atención, la mejor práctica -dada la incertidumbre del estatuto y los casos que lo interpretan- es seleccionar y hacer testificar a un médico con la misma certificación del consejo que el médico demandado. Véase Cts. & Jud. Proc. Code Ann. § 3-2A-02.
Una vez que haya reducido su búsqueda a unos pocos expertos, revise el currículum de cada candidato y sus honorarios. Antes de comprometerse con un experto, hágase una idea del alcance del trabajo previsto por el experto y su coste. No querrá encontrarse discutiendo con su experto sobre sus honorarios. Además, no querrá que la persona que le informe vea al experto como un cerdo codicioso. Algunos abogados prefieren dejar constancia de estos acuerdos por escrito y hacer que sus peritos los firmen. Como asumo que todo lo que envío a un experto que testifica es descubrible, prefiero no hacerlo por su potencial efecto negativo en un jurado. Por supuesto, hay poco o ningún riesgo en hacer que los expertos puramente consultores firmen estos acuerdos. Asegúrese de preguntar al experto si tiene tiempo para asumir el encargo. Aunque no puede obligar al experto a centrarse en su caso, obtener garantías al principio de la relación puede hacer que su caso llegue a lo más alto cuando lo necesite.
Si su caso se va a presentar ante un tribunal federal, asegúrese de que el experto sabe por adelantado que, para cumplir con la Regla Federal de Pruebas (“FRE”) 26(a)(2), necesitará, entre otras cosas, un informe firmado, una lista de casos en los que haya testificado por deposición o en juicio durante los últimos 4 años, y una lista de sus cualificaciones, incluyendo una lista de todas las publicaciones de las que haya sido autor en los últimos 10 años. También es posible que desee comprobar el experto a través de un servicio como Idex [3] o una búsqueda de veredictos del jurado para asegurarse de que en su lista no faltan casos. Del mismo modo, si no tienen una lista, pero están dispuestos a ayudarle a crear una, estas herramientas pueden ser útiles.