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El auditor interno: funcionamiento y contexto de una figura cada vez más demandada


La actividad de control interno es un proceso empresarial de vital importancia para el éxito de una organización. Por lo general, consiste en las actividades destinadas a garantizar la correcta aplicación de los principios de gestión y administración de una empresa. Esto se comprueba a través de una serie de actividades de verificación conocidas como Auditoría ciberseguridad Interna (o auditoría corporativa). Una auditoría interna, también conocida como auditoría de primera parte, es por tanto un proceso realizado por la propia organización o en su nombre. Es una actividad de consultoría que tiende a validar o no la eficacia de los procesos de gestión interna. Como se explica en la norma UNI EN ISO 19011 "Directrices para las auditorías de sistemas de gestión", una auditoría se define como "un proceso sistemático, independiente y documentado para obtener pruebas objetivas y evaluarlas objetivamente para determinar el grado de cumplimiento de los criterios de auditoría". Las organizaciones parecen recurrir cada vez más a los sistemas de gestión para mejorar su eficacia y eficiencia. Los sistemas de gestión pueden ser diferentes según el tipo de empresa y cada uno se centra en diferentes áreas como la calidad, el medio ambiente, la seguridad, la sostenibilidad en los eventos, la hostelería, la informática, etc. Parece, pues, que las empresas han captado las ventajas e interceptado la necesidad de un sistema de gestión. De hecho, mientras la demanda ha crecido, parece haber aumentado el número de normas específicas (continuamente evaluadas y posiblemente actualizadas por la Organización Internacional de Normalización - ISO) para satisfacer los más diversos mercados. Baste decir que en 2011 el número de normas relacionadas con los sistemas de gestión se situaba en 11, y desde entonces ha crecido hasta 39, excluyendo las 12 más en desarrollo en 2017. Parece claro que las empresas están interesadas en sacar el máximo partido a la optimización de sus operaciones y procesos y, por tanto, requieren una evaluación precisa para minimizar cualquier índice de riesgo derivado de sus actividades. En este sentido, las competencias de una figura como la del Auditor Interno pueden ser un apoyo realmente importante, y una demanda del mercado en constante crecimiento puede ser prueba de ello. La figura del auditor interno coincide con la de un experto en la gestión de los procesos de la empresa que, a partir del análisis de los mismos, asegura el funcionamiento integral de las actividades estimulando su mejora. Esta figura puede operar de forma independiente a las unidades que debe supervisar, flanqueando la actividad de auditoría con la de consultoría orientada a la resolución de cuestiones críticas con vistas a la eficiencia de los procesos de la empresa. En concreto, las principales tareas de un auditor interno son: Verificar la eficacia de los procedimientos internos, identificando las áreas de riesgo; Verificar la correcta aplicación de las directivas; Comprobar los procedimientos relativos a las autorizaciones internas; Evaluar el cumplimiento de los procedimientos. Siguiendo la norma UNI EN ISO 19011, el Auditor Interno debe, tras establecer el programa de auditoría y determinar los recursos dedicados, planificar la operación y coordinarla con las demás acciones previstas en el programa de auditoría. A continuación, la persona que gestione este programa deberá cumplir los requisitos de la norma: Compartir las partes del programa con los perfiles afectados sin dejar de lado los riesgos y las oportunidades, manteniendo un canal de comunicación activo sobre el progreso de la aplicación del plan a la parte interesada; Definir: objetivos, alcance y criterios de cada auditoría; Seleccione los métodos de auditoría; Ocuparse de la coordinación y la programación de las auditorías y las actividades pertinentes; Garantizar la competencia necesaria en los equipos de auditoría; Proporcionar los recursos necesarios a los equipos de auditoría; Garantizar la conformidad de la realización de la auditoría, gestionar los riesgos, las oportunidades y las cuestiones críticas, como los imprevistos; Garantizar que la información documentada se gestiona y mantiene de forma adecuada; Definir y aplicar controles operativos para supervisar el programa de auditoría; Revisar el programa de auditoría con el fin de identificar oportunidades de mejora. Las etapas del proceso de auditoría interna son las siguientes: