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Prologo

Post n°5 pubblicato il 17 Febbraio 2008 da fhfigueroa

Prologo               Resumen

 

 


     Se puede decir que comienza, mostrando a una persona de sexo masculino, mediana estatura cabello cano,  aproximadamente de unos setenta y cinco años.

Ineludiblemente sus días están contados.  El lo sabe, sus manos temblorosas, el peso de los años ha producido un deterioro en su físico, pero su mente está lúcida.  El cansancio lo lleva a dormitarse.  Vertiginosamente su mente retrocede, para llegar a la etapa inicial de su vida, la que Él, recuerda. Es como si a partir de ese momento hubiese comenzado realmente su existencia, un pequeño niño de tan solo cuatro años. Jugando con una carretilla de juguete, cargándola con cascotes de ladrillos, era su casa que le estaba agrandando uno de los dormitorios. Esta es una imagen que está impresa en su memoria, no sabe porque, pero retrocediendo en la historia de este niño.

El nace en un pueblito llamado José de la QUINTANA, EN LA PROVINCIA DE Córdoba. Corría el año 1932, nueve hermanos, de hecho y en esos tiempos la parte económica bastante mala. Su pobre madre trabajaba despachando carne, todo esto llega por dichos de los parientes.-   El caso  es que su Tía abuela  casada sin hijos, lo lleva a la capital de Córdoba a la edad de un año y ocho meses, para criarlo como si fuera un hijo propio, lo que fue verdadero. Y a pesar de que su situación económica no era de lo mejor, se las arregló para mandarlo a la escuela, y educarlo.

Por la mente del anciano va desfilando cada uno de los acontecimientos pasados, que de una manera u otra más adelante lo llevaron al desasosiego.

En esos momentos no le dijeron, esta es tu mamá, dos ocasiones tuvo de verla, sin saber que era su madre, le dijeron esa es la Matilde, parecía que ella percibía su temprana partida.

Él no recuerda las fechas, una ves viene su madre, a casa de su tía abuela, que ahora también es la casa de él, parece que Ella está enferma, la Tía la acompaña al hospital. En esos años los niños no integraban las conversaciones de los mayores, así que mal podía enterarse de los pormenores de esa situación. – Pasa el tiempo la madre vuelve nuevamente a casa de la Tía, era tiempo de carnavales, de corsos, trae consigo al hermano menor de apenas cuatro meses. Este pasaje quedó impreso, por una anécdota, venían  de vuelta del corso, la madre, la Tía abuela, y una chiquilla  prima “la chicha” las mujeres hablando y los chicos jugando con el papel picado recogido en el corso, que traían en bolsitas de papel, abrí  la boca le dice la chicha, mira que tenis allí, el la abre y ella le llena la boca de papel picado, que lo hace toser hasta el cansancio.

Poco tiempo después su madre muere, se lleva un niño, en su vientre, pero el no lo sabe, nadie le dijo nada de ese acontecimiento, tan ligado a él, aflora la verdad un noche que su padre va a casa de su Tía, con intenciones de llevarse a su hijo, la contestación fue, Ud. No tiene nada que hacer aquí, La Matilde  me dio al chico que no se lo entregara a nadie, buenas noches. Después de estas acciones vienen los comentarios entre los parientes, y se filtra la información.

Y el mundo sigue andando.

El Autor

                                                                                               La   Familia  Argentina

Principio                                Narra su historia Don Francisco

 

Capitulo I

        En el trayecto de mi vida, tuve malos y buenos tiempos, pero casi siempre me acompaño la suerte.  Pero no van a pensar que la suerte fue el signo monetario, no, la suerte estuvo sentada a mi lado de la siguiente forma. Como queriéndome compensar por la perdida de mi madre, y la separación de mis hermanos, me delego a esa Tía abuela que fue de fierro, recta, justa, Honesta, disciplinada. Bebí en el cántaro de su sabiduría. De la mano de ella crecí, pero aun así. Fue como estar desarraigado, no mamar de mi  propia raíz, no para mi Tía abuela, pero si para los demás, los que pululaban cerca.

Yo, no entendí el significado de la propiedad de una madre, para con su hijo. Mi pobre madre, me abandona en los brazos de esa Tía abuela, posiblemente busca para mi un mejor futuro. Con una mano me dio y con la otra me quito. El sabor de estar a cobijo con ella, verla reír, o llorar, recordar su cara, sus caricias, o estar en su último adiós.

Así, arranca  mi existencia en esta vida. Estaba viviendo yo, con esos Tíos, recuerdo que una noche cenando solos con mi tío. Pues mi tía se había ido al  casamiento de un pariente. El viejo tío tomaba la sopa, aspirándola de una manera estruendosa,  se ahoga con un hueso que había en ella. Ahogado el me indicaba que yo le pegara en el cuello, lo que yo hacia, pero fue un milagro que el hueso saliera de su garganta. Pues yo con mi corta edad no tenia la suficiente fuerza. Otra vez mi tía había ido a entregar trabajos de costuras, que ella cosía para policías y militares como costurera de esas reparticiones. Mi tío y Yo solos, mientras el leía el diario yo jugaba, haciendo travesuras inventando cosas. Mientras el viejo estaba entretenido con el diario, yo, sacaba azúcar, yerba, huevos, los mezclaba con tierra en un tarro. Para cocinarlos después,  gaste una caja de fósforos, cuando regreso mi tía, allí vino el problema con el viejo por no cuidarme. Pero él, me defendía de la paliza, cuantas vivencias pasaron dejando distintos sabores.  Cerca de mi casa, la casa de mis tíos.  Inauguran una nueva escuela, yo ya tengo siete años, ingreso a primer grado, mucho no recuerdo de esa historia. Paso un año sin penas ni gloria, pasé al grado siguiente para el próximo año. Pero en ese ínterin, la Tía consigue una beca para niños huérfanos, de escasos recursos. Era un HOGAR ESCUELA, donde se albergaban sesenta internos, de distintas edades. Yo tenia entonces ocho años era de los mas pequeños, me acuerdo eran tres dormitorios, celeste,  verde,  azul, separados por edad.  Teníamos toda la atención, todavía recuerdo los nombres de las celadoras, la Sta. Cheche, la mucama, la cocinera, que era una morena Afro americana. El maestro de arte, Glorioso, todavía se encuentra el busto de Sarmiento esculpido  por el, en Villa Gral. Mitre (Córdoba). Me inspiro en el arte, el maestro de música y baile, un italiano el maestro Barraco, debutamos en el teatro, entonces  el Rivera Indarte.  En ese hogar escuela aprendí a convivir con las buenas costumbres.  Tuve una anécdota que fue casi dolorosa, los fines de semana lo pasaba en casa de los tíos. Para eso tomaba el colectivo, en la puerta del hogar.  Tenia que bajar frente a un destacamento de la policía que estaba a una cuadra de la  casa  de los tíos.  No se porque causa ellos no estaban allí, lo que paso no lo sé, el colectivo arranco y Yo me caí al pavimento.  En el que estuve desmayado un buen rato, me socorrieron los policías, y les avisaron a mis tíos.  Me llevaron al médico policial, pero no tenia mayores problemas. Pero si me acuerdo es que al cruzar la plaza de la ciudad acompañado por la tía, yo le pregunté. Si papá estaba enterado de lo que me había pasado, ella me contesta tu papá estuvo con vos no te acuerdas, yo había estado totalmente noqueado.

Tres veranos seguidos lo pase en las famosas colonias de vacaciones. Pampa de Achala en las sierras grandes, santa Catalina, Villa Gral. Mitre, Jesús  María (córdoba).  Como recuerdos de días inolvidables para mi niñez. Parecía que lo tenia todo pero en realidad no tenia nada. Se da cuenta uno, al pasar el tiempo que a ese niño, no se le puede tapar la falta de los cimientos carnales. Que con el tiempo va a sentir la necesidad de llenar ese agujero del alma, o va a vivir para siempre con esa angustia. No haber podido estar con su madre, cuando pudo estar, no tener hermanos a quien recurrir, no tener familia en quien apoyarse. Es como una amarga experiencia de vida, es como si fuera un paria, dulce o amarga pero es la verdad.

Con el correr del tiempo fui dándome cuenta, de la triste realidad de mi vida. Tropezón tras, tropezón, primero la escuela mi conducta regular en ella, por no observar las reglas impuestas. Que para mi eran deprimentes, aunque mis notas eran bastante buenas, me gustaba la pintura, la música, la lectura y escritura, todo sin mayores dificultades.

Pero acontece que el viejo Tío, se enferma tan mal, y tan rápido que fallece. doce años tenia Yo, todavía no me daba cuenta de la perdida, que truncó el camino futuro para convertirlo en otro.  Debía Yo trabajar ayudar a mi tía que ahora esta sola sin su esposo, deje la escuela para comenzar un trabajo en un taller de Motocicletas, como aprendiz de mecánico.

Así fui pasando de trabajo en trabajo. Estuve en una industria privada que fabricaba los magnetos para los aviones DLL. Allí tuve uno de los mejores maestros el Ing. Orlando Próspero. El  me orientó a la electrónica, pero termina con el contrato y me quedo sin trabajo. Fui cerrajero, dependiente de una casa que vendía regalos, debía seguir trabajando, tengo una obligación para con Tía.  Yo, era un individuo que era ávido de saber, quería aprender todo lo no sabia, recuerdo que me anoté, en unos cupones para entrar en la Fabrica Militar de Aviones.  No me llamaban así que me olvide de eso, tiempo después estaba trabajando como cadete de reparto en un comercio, llego a mi casa un correo de la Fábrica de Aviones. Que me presentara a una entrevista. No se olviden que Yo, solamente tenía quince años, así que me presente a la revisación médica y me tomaron.

Un día diez de julio, el día mas frio del año,  todo congelado, colgado de un colectivo llegue a la Fabrica. Estudiaba y trabajaba. Estuve en el lanzamiento del (Pulque Uno), el  primer avión a reacción de la Argentina. Avión de una plaza fuselaje de madera. Parecía que Yo había nacido predestinado a chocar con alguna gente por mi carácter frontal. No me gustaba que me gritasen, no me gustaban los mandones, fue así que me enfrente con un alférez, que nos daba instrucción. Esto y otros hicieron que abandonara esos estudios. En los que estuve tres años, en donde aprendí materias interesantes, que me ayudaron al desenvolvimiento,  en otras aéreas del trabajo permanente que realicé durante mi vida.  Y así se iba a ir desgranando mi andar año a año.  Había buscado como medio de vida, la reparación en el rubro de la electrónica. Estábamos en esos años en el nacimiento, construyendo la radio galena, con un cristal de oxido de plomo. Llegue a fabricarlo Yo mismo echándole azufre a una porción de plomo derretido. Era todo una aventura, en mi barrio no había radios, construí una radio de cinco válvulas  onda corta y larga. En el año de mi nacimiento muere don Tomás Alba Edison, el precursor de esta onda expansiva de ciencia moderna, en la que estoy inmerso, o sea que esto estaba, recién aflorando al mundo. En algún libro que llego a mis manos me entero, que en Rusia se esta diseñando una máquina electrónica, con la idea de que se la utilice para descifrar códigos.   En otros idiomas, o sea un traductor,  en ese momento algo insólito.  Todavía conservo ese libro que me llevó mucho tiempo pensando en la forma del descifrado, así parecía irreal pero con el tiempo esto fue verdadero.

Mi existencia, en permanencia de esta vida, necesitaba tener un porque, para que fuera acorde con mis ilusiones. Apoyar mis sentimientos, desmembrar mis pensamientos para poder entenderlos. Pues hasta allí todo era una nube de humo, que no deja ver con claridad mi realidad, por un lado Yo, era un huérfano desposeído de toda raíz.  Pero los que estaban cerca de mi decían que era un chico inteligente, eso me deprimía porque no entendía, que siendo Yo como ellos dicen, no este en un lugar mejor, creo que fue una adulonería maliciosa de fondo perverso.

Todo fue pasando en el tiempo, mis amistades, las chicas, los bailes, hasta que llegan los veinte años. Hay que cumplir con el servicio obligatorio de la conscripción, un año dedicado a la disciplina y al orden. Para entonces Yo, ya había aprendido que debía ser disciplinado y obediente, que debía utilizar mi inteligencia, para menguar los sinsabores que llevan estas practicas.

Mi oficio figuraba como armador de receptores de radio  y  electromecánico. Todos o casi todos querían que les armara una radio. Por turno les fui armando a cada uno su receptor, y así me gane licencias y descansos, librándome de las duras órdenes cerradas, que practicaban los demás soldados, de cualquier manera estuve un año bajo las ordenes  y la disciplina.

Cuando cumplí con la obligación me di cuenta que al hombre, al hombre Argentino le hace falta este tipo de disciplina.  Porque en ella aprende a respetar y valorar la libertad, las reglas de convivencia. El orden y la disciplina que son los principales condimentos para edificar una Nación Libre Justa y Soberana.

Yo divago en mis propios pensamientos. Sigue pasando el tiempo en el que tengo algunos tropiezos, propios de mi juventud, de mis pocos conocimientos, pero lo supero todo en esos momentos.- Amistades poco recomendables, lo que fui superando, para entonces tenia mi propio taller en el que realizaba trabajos de electrónica.

Para continuar satisfaciendo su interes por la obra, le ofrecemos el CD con la obra completa, imágenes,texto y audio en fomato MP·

Contacto: fhfigueroa@arnet.com.ar

                 Francisco H. Figueroa - República Argentina

 
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