Creato da viajera67 il 22/02/2009
los viajes de mi vida

Area personale

 

Archivio messaggi

 
 << Aprile 2024 >> 
 
LuMaMeGiVeSaDo
 
1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30          
 
 

Cerca in questo Blog

  Trova
 

FACEBOOK

 
 

Ultime visite al Blog

ScattolandoOscuro51marbia52amin_dzzsyd_kneeinlumil_tuo_schiavo_1958barbysalernolaecoriflessanellalunaaisp62aura19muomaniclaudina77Roy.Batty
 

Chi puņ scrivere sul blog

Solo l'autore puņ pubblicare messaggi in questo Blog e tutti gli utenti registrati possono pubblicare commenti.
 
RSS (Really simple syndication) Feed Atom
 
 

 

« ArbolElla »

Amiga

Post n°28 pubblicato il 26 Febbraio 2009 da viajera67

 

Amiga.

 

Me llamó un domingo por la tarde, reconocí el número: “¿Qué tal amiga?”. “¡Ana! ¡Qué sorpresa!. ¿Qué es de tu vida?”. “Acabo de regresar de un viaje, quiero verte. ¿Te apetece un café en el Haití dentro de media hora?”. “¿Es urgente?” “Necesito contarte algo”. “De acuerdo, me ducho y voy para allá”.

 

Llevaba tiempo sin ver a Ana, mi amiga del colegio, mi mejor amiga. Me acostaba con su marido, no tenía valor para hablarle de la pasión que llevaba dentro.¿Y si ella lo sabe y quiere que le explique?. ¿Qué hay que explicar?.

 

Llamé a Juan, celular apagado, maldita sea. Llegué con retraso, la vi sentada en la vereda, un cigarro, un capuchino, mirada cruzada. Quería morirme. “Linda, ¿cómo estas?”. “Carla, ¡qué gusto verte!. Si no te llamo yo no hay quien te vea, ¿eh?”. “Estoy súper ocupada. “Ya sé. Tienes una cara bien vivida. Dime: ¿en qué andas?”. “Nada, un período tranquilo... “ Bueno, te cuento. La semana pasada estuve en Iquito para ver a un cliente...”. “Dime”. “Tu amiga: la tímida, la introvertida pasó una semana de locura.”. “¡No me digas! ¿Con el cliente?”. “No sabes lo bueno que estaba, casi pierdo el avión, la cabeza y todo”. “Me alegro, amiga”. “¿Te alegras? Por fin me siento viva, llevaba tiempo sin sentirme así. Bien hiciste tú en no casarte. ¡No sabes qué rollo llevo ahora en la cabeza!”. “¿Se lo contaste a Juan?”. “¡Todavía!”. “¿Qué piensas hacer?”. “No sé, pero Juan e yo no tenemos secretos.” “¡No me digas!”. “¿Qué me aconsejas?”. “No sé, ¿cómo te sientes?”. “No me siento culpable, lo hice fuera de Lima, fue una cosa pasajera, no quiero complicarme la vida. Si tuviera algo aquí sería otra cosa, ¿te parece?“. “¿Cómo?”. “¡Aquí sería otra cosa!.¿Te pasa algo?”

 

No, no me pasa nada. “Me alegro por ti, de veras”. Quería desaparecer del mapa, irme a Cuzco, a Chiclayo, a donde fuera. Me estaba enganchando con su marido, me sentía una nada y una mujer feliz y satisfecha al mismo tiempo. “¿No tienes a algún amante escondido por ahí? Estos ojos me ocultan algo...”. “No, Ana, estoy sola”. “¿Estas bien? Pareces preocupada. Te invito a cenar a casa, me da gusto charlar contigo”. “Gracias, prefiero acostarme pronto”. Pero deseaba ver a Juan, preguntarle por qué no me devolvía las llamadas, si tenía a otra, y si todavía me tenía a mí.

 

Estaba confundida, maldito Juan. Envidiaba a su esposa, a mi amiga, por tener el derecho de despertar con él, de pedirle un cigarro, un vaso de leche, una noche de locura. “¿Te animas?”. “¿A qué?”. “Anda, vamos a casa. Si es tarde puedes quedarte en el sofá”. “¿En el sofá?”. “Sí, tengo uno grande, ¿te acuerdas?”. Claro que me acordaba, conocía cada rincón de su casa. Me sentía “adrenalínica” y culpable. “Si quieres podemos pedir a Juan que te acompañe. Démosle una sorpresa, se alegrará”. “¿Segura?”. “Hace mucho que no se ven, ¿verdad?” . Un minuto de silencio, ¿lo sabía todo o no sabía nada?. “Claro, hace mucho”. Un par de días, pensé. Una eternidad. Quería verle la cara, desafiarlo en su misma casa. Demostrarle que era capaz de todo por tenerlo a mi lado. ¿No tenían secretos?,¿era una indirecta?. ¿Y si Juan se lo había contado?. Aquel hombre era capaz de todo. Mi amiga ni hablar. ¿Amiga? Me sentía una hipócrita. ¿Ir a su casa?.¿Y si fuera una trampa?.

 

Sonó el celular, me puse nerviosa, lo apagué. Ana me miraba a los ojos, ¿quería darme un abrazo, una bofetada?. ¡Ojalá lo hubiera hecho!. “¿Ana?”. “¿Sí?”. “Estoy cansada, prefiero acostarme pronto”. “Amiga, para cualquier cosa cuenta conmigo”. “Gracias”. “No perdamos el contacto, ¿eh?”. Arranqué el auto y me fui a la playa. Ojalá fuera una pesadilla, pensé. Ojalá no tuviera el deseo de tocar el timbre de su casa, de darle una sorpresa, de abrazarlo en su cama. De prepararle una sopa, una manzanilla, un té con menta. Ojalá no estuviera donde estoy, mirando desde mi auto, como cada noche, la ventana de su casa, de su mundo, hasta el amanecer.

 
Condividi e segnala Condividi e segnala - permalink - Segnala abuso
 
 
Vai alla Home Page del blog
 

© Italiaonline S.p.A. 2024Direzione e coordinamento di Libero Acquisition S.á r.l.P. IVA 03970540963