Fragmento 1 | “Conocer a Dios es el camino hacia el temer a Dios y apartarse del mal”

Palabras diarias de Dios | Fragmento 1 | “Conocer a Dios es el camino hacia el temer a Dios y apartarse del mal”

Palabra de Dios: “Cada uno de vosotros deberíais examinar de nuevo vuestra vida de creencia en Dios para ver si, en la búsqueda de Dios, habéis verdaderamente entendido, verdaderamente comprendido y verdaderamente llegado a conocer a Dios, si sabéis realmente qué actitud tolera Dios de los diversos tipos de seres humanos, y si vosotros entendéis verdaderamente qué está obrando Dios en vosotros y cómo define Él cada uno de vuestros actos. Este Dios, que está a tu lado, guiando la dirección de tu progreso, ordenando tu destino, y supliendo tus necesidades, ¿cuánto comprendes y cuánto conoces realmente de Él en el análisis final? ¿Sabes lo que Él obra en ti cada día? ¿Conoces los principios y propósitos sobre los que Él basa cada uno de Sus actos? ¿Sabes cómo te guía Él? ¿Conoces los medios por los cuales provee para ti? ¿Conoces los métodos con los que te dirige? ¿Sabes lo que Él desea obtener de ti y lo que desea conseguir en ti? ¿Conoces la actitud que Él toma ante las variopintas formas en las que te comportas? ¿Sabes si eres una persona amada por Él? ¿Conoces el origen de Su gozo, ira, tristeza y deleite, los pensamientos y las ideas detrás de ellos, y Su esencia? ¿Sabes, finalmente, qué clase de Dios es este Dios en el que crees? ¿Son estas y otras preguntas por el estilo algo que nunca has comprendido o en lo que nunca has pensado? En la búsqueda de tu creencia en Dios, ¿has aclarado tus malentendidos acerca de Él, mediante un verdadero reconocimiento y experiencia de la palabra de Dios? ¿Has llegado a una sumisión y una preocupación genuinas después de recibir la disciplina y el castigo de Dios? ¿Has llegado a conocer la rebeldía y la naturaleza satánica del hombre y has obtenido un mínimo de entendimiento acerca de la santidad de Dios, en medio de Su castigo y de Su juicio? ¿Has comenzado a tener una nueva perspectiva de la vida bajo la dirección y el esclarecimiento de las palabras de Dios? ¿Has sentido, en medio de las pruebas enviadas por Dios, Su intolerancia a las ofensas del hombre, así como lo que Él exige de ti y cómo te está salvando? Si no sabes lo que es malinterpretar a Dios, o cómo aclarar este malentendido, entonces se puede decir que nunca has entrado en la verdadera comunión con Dios y que nunca le has comprendido, o al menos que nunca has deseado comprenderle. Si no sabes qué son la disciplina y el castigo de Dios, seguramente no sabes qué son la sumisión y la preocupación, o al menos que nunca te has sometido a Dios ni te has preocupado por Él verdaderamente. Si nunca has experimentado el castigo y el juicio de Dios, seguramente no sabrás lo que es Su santidad, y tu idea respecto a lo que es la rebeldía del hombre será menos clara. Si nunca has tenido verdaderamente una perspectiva correcta ni un objetivo correcto en la vida, y permaneces en estado de confusión e indecisión sobre tu camino futuro en la vida, hasta el punto de titubear para seguir adelante, es indudable que nunca has recibido el esclarecimiento y la dirección de Dios, y se puede decir también que las palabras de Dios verdaderamente nunca te han provisto ni suplido. Si no has pasado aún por la prueba de Dios, sobra decir que, desde luego, no sabes lo que es la intolerancia de Dios a las ofensas del hombre ni entenderás lo que Dios en última instancia exige de ti y, menos aún lo que es, en definitiva, Su obra de gestionar y salvar al hombre. No importa cuántos años una persona haya creído en Dios, si nunca ha experimentado o percibido nada en Sus palabras, no cabe duda de que no está caminando por la senda hacia la salvación; con toda seguridad su fe en Dios no tiene un contenido real; su conocimiento de Dios es nulo, y no es necesario decir que no tiene idea en absoluto de lo que es temer a Dios.”
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

El misterio de la Trinidad revelado

Por Jingmo, Malasia

En 1997 tuve la suerte de aceptar el evangelio del Señor Jesús y, cuando me bauticé, el pastor oró y me bautizó en el nombre de la Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Desde ese momento, siempre que oraba, ofrecía mi oración en el nombre de la Trinidad, que eran el amoroso Padre celestial, el Salvador Señor Jesús y el Espíritu Santo. Sin embargo, dentro de mi corazón siempre había incertidumbre: ¿cómo podrían tres convertirse en uno? Nunca pude explicar ni entender por completo de qué se trataba la Trinidad.

Dos años más tarde, me convertí en diaconisa de mi iglesia y, cuando acompañaba a los futuros creyentes en sus estudios religiosos, a menudo había alguien que me preguntaba qué significaba la Trinidad. La gente también preguntaba a menudo sobre la Trinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo durante las confesiones. Como yo tampoco entendía este misterio, nunca era capaz de responderles, y eso me angustiaba muchísimo. Deseaba enormemente obtener claridad sobre este tema y, por lo tanto, pedí al pastor y a los predicadores que me lo explicaran con la esperanza de obtener una respuesta definitiva. Sin embargo, su respuesta fue básicamente: “Dios es una Trinidad que consta del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El Padre establece los planes para nuestra salvación, el Hijo los concluye, mientras que el Espíritu Santo es quien los lleva a cabo. El Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo también es Dios: son tres personas que, juntas, forman al único Dios verdadero”. Esta explicación no hizo sino dejarme incluso más desconcertada, y pregunté: “Pero, si Él son tres personas, ¿cómo puede Él ser un único Dios?”. Entonces, me dijeron: “La Trinidad es un misterio. No pienses demasiado en ello. Solo confía en tu fe y cree en ello, y eso es lo único que tienes que hacer”. Aunque seguía sintiéndome muy perpleja por esto, me forcé a mí misma a aceptarlo, y pensé: “No pienses más en ello. ¡Solo cree en ello!”. Cuando oraba, seguía haciéndolo a la Trinidad: al amoroso Padre celestial, al Salvador Señor Jesús y al Espíritu Santo. Sentía como si Dios solo fuera a escuchar mis oraciones si oraba de esa manera, y tenía miedo de que si solo oraba a una de las personas de Dios, Él no me escucharía. Y, por lo tanto, seguí con tal confusión durante años creyendo en la Trinidad de mi propia imaginación. Después de eso, siempre que los hermanos y las hermanas en la iglesia me preguntaban qué significaba la Trinidad, yo seguía sin saber qué responder. Lo único que podía hacer era responderles conforme a lo que el pastor me había dicho, aunque, por sus rostros, podía ver que no lo entendían de verdad. Esto me dio una sensación de impotencia, y lo único que podía hacer era presentarme ante el Señor en oración: “¡Te doy gracias, querido Padre celestial! Cuando los hermanos, las hermanas y los futuros creyentes me hacen preguntas sobre la Trinidad, no sé qué contestarles. Te pido que me ayudes. Que el Espíritu Santo me guíe para que pueda llegar a entender lo que significa la Trinidad, para que este tema ya no me confunda más y para que más gente llegue a conocerte”.

En mayo de 2017, me encontré con una hermana en Facebook. Ella era muy amorosa y paciente y, después de haber compartido y hablado de algunos pasajes de las Escrituras, descubrí que había luz en sus enseñanzas. Obtuve muchas cosas de ellas y estaba deseosa de intercambiar ideas con esta hermana. Más tarde, ella nos llevó a mí y a algunos otros hermanos y hermanas a algunas reuniones. A través de las enseñanzas que se compartían en esas reuniones, llegué a entender algunas verdades que nunca antes había entendido como, por ejemplo, qué era la encarnación y la forma en que vendrá el Señor, y esas cosas. Me beneficié muchísimo de ellas y obtuve un entendimiento mucho más claro de algunos pasajes de las Escrituras. Cuando le pregunté a la hermana cómo era posible que pudiera entender tanto a partir de la lectura de la Biblia, mientras que yo no podía, ella me dijo: “Todo lo que entiendo ha venido a partir de la lectura de las palabras de Dios. Nuestro Señor Jesús ya ha regresado. Él se ha encarnado como el Hijo del hombre para expresar Sus palabras y llevar a cabo nueva obra en los últimos días…”. Estaba asombrada y emocionada ante esta noticia, y le hice a la hermana una batería de preguntas: “¿Es verdad? ¿Ha regresado el Señor de verdad?”, a lo que ella me respondió con certeza: “¡Sí, es verdad!”. Luego continuó diciendo que el Señor había regresado en forma encarnada en los últimos días, pero que el nombre de Dios había cambiado. Ahora, Dios se llamaba Dios Todopoderoso y era “el Todopoderoso” que había sido profetizado en el libro del Apocalipsis. En cuanto escuché el nombre de “Dios Todopoderoso”, se me detuvo el corazón y me dije a mí misma: “¿Dios Todopoderoso? ¿No es eso el Relámpago Oriental? Nuestro pastor nos pidió que nos cuidáramos del Relámpago Oriental y nos dijo que no tuviéramos nada que ver con ellos. Es más, nosotros creemos en el Señor Jesús, pero esta hermana está diciendo que el Señor Jesús ha regresado y que ha adoptado el nombre de Dios Todopoderoso; así que, ¿cómo es posible que Su nombre sea diferente? ¿Terminaré descarriándome?”. Pero luego pensé: “Desde que he conocido a esta hermana, no solo he descubierto que sus enseñanzas concuerdan con la Biblia, sino que también son muy reveladoras y que contienen claramente el esclarecimiento del Espíritu Santo. Si este camino es el equivocado, ¿cómo podría tener la obra del Espíritu Santo? ¿Debería seguir escuchando a esta hermana o no?”.

Justo cuando me estaba debatiendo entre sentimientos contradictorios, recordé de repente un pasaje que la hermana había compartido conmigo previamente: “El Dios que se hizo carne se llama Cristo, y así el Cristo que les puede dar a las personas la verdad se llama Dios. No hay nada excesivo en esto” (‘Sólo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”). Este pasaje menciona a Cristo y dice que Él puede dar la verdad a las personas. En el versículo 6, capítulo 14 del Evangelio de Juan, el Señor Jesús dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí”. El Señor Jesús es Cristo; Dios hecho carne y dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”. Tanto las palabras de Dios Todopoderoso como las de Jesús mencionan a Cristo y la verdad. “Si Dios Todopoderoso es Cristo”, pensé, “entonces sin duda Él puede expresar la verdad y proveer sustento para la vida de las personas”. Pensé en las muchas palabras de Dios Todopoderoso que la hermana me había leído recientemente. ¡Mientras las escuchaba, sentía que poseían autoridad y poder, y sentía que las palabras de Dios Todopoderoso eran de hecho la verdad y que venían del Espíritu Santo! Por lo tanto, me di cuenta de que este camino debía ser el camino verdadero, y que no podía ser el equivocado. En la Biblia, dice: “Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo” (Romanos 10:17). Si Dios Todopoderoso era el Señor Jesús retornado y yo no buscaba o estudiaba este camino, sino que solo creía ciegamente en lo que decían los pastores y los ancianos, ¿acaso no perdería la salvación del Señor y sería incapaz de dar la bienvenida a Su retorno? Al pensarlo, decidí asistir a algunas otras reuniones para poder entender mejor la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días.

En otra reunión, la hermana compartió con nosotros este pasaje de las palabras de Dios: “La obra realizada en el presente ha empujado hacia adelante la obra de la Era de la Gracia; esto es, la obra en todo el plan de gestión de seis mil años se ha movido hacia adelante. Aunque la Era de la Gracia ha terminado, la obra de Dios ha progresado. ¿Por qué digo una y otra vez que esta etapa de la obra se construye sobre la Era de la Gracia y la Era de la Ley? Esto significa que la obra de hoy en día es una continuación de la obra realizada en la Era de la Gracia y ha sido una elevación de la obra realizada en la Era de la Ley. Las tres etapas están estrechamente interconectadas y cada una se vincula de manera conjunta con la siguiente. ¿Por qué digo también que esta etapa de la obra se construye sobre la realizada por Jesús? Si esta etapa no se construyese sobre la obra realizada por Jesús, tendría que ocurrir otra crucifixión en esta etapa, y la obra de redención realizada previamente tendría que repetirse. Esto no tendría sentido. Por tanto, no es que la obra haya terminado totalmente, sino que la era se ha movido hacia adelante y la obra se ha vuelto más elevada que antes. Podría decirse que esta etapa de la obra se edifica sobre el fundamento de la Era de la Ley y la roca de la obra de Jesús. La obra se edifica etapa a etapa, y esta etapa no es un nuevo comienzo. Sólo la combinación de las tres etapas de la obra puede considerarse el plan de gestión de seis mil años” (‘Las dos encarnaciones completan el sentido de la encarnación’ en “La Palabra manifestada en carne”). Luego, la hermana dijo en comunicación: “La obra de Dios siempre avanza, y Él realiza obra diferente y adopta diferentes nombres en distintas eras de acuerdo con las necesidades del hombre. Pero, independientemente de qué etapa de obra Dios realice con qué nombre, en esencia, siempre es Dios mismo el que realiza la obra de salvación de la humanidad. En la Era de la Ley, Dios adoptó el nombre de Jehová para realizar Su obra: proclamó la Ley y los mandamientos para guiar la vida del hombre en la tierra y permitió que el hombre conociera lo que era el pecado, las normas que debía cumplir, cómo debía adorar a Dios, etcétera; en la Era de la Gracia, Dios se hizo carne y adoptó el nombre de Jesús y, sobre la base de la obra de la Era de la Ley, Él realizó la obra de ser crucificado para redimir a la humanidad, lo que tuvo como resultado el perdón de los pecados del hombre. Ahora, en la Era del Reino, la era final, Dios se ha hecho carne por segunda vez y, tras adoptar el nombre de Dios Todopoderoso, realiza Su obra de juzgar y purificar al hombre sobre la base de la obra de la redención. El resultado de esto es que se eliminan la naturaleza pecaminosa y el carácter corrupto que el hombre alberga en su interior, y que la causa fundamental de que el hombre cometa pecados y se resista a Dios es extirpada de una vez por todas. Las tres etapas de la obra se complementan perfectamente entre sí, siendo cada etapa más grande y más profunda que la anterior. Ninguna etapa de la obra de Dios puede ser independiente: solo las tres etapas de obra entrelazadas forman la obra completa de salvación de la humanidad que Dios realiza y, juntas, forman el plan de gestión de seis mil años de Dios para la humanidad. Dios simplemente usa Su nombre para demarcar las eras y para cambiarlas, y es por eso por lo que siempre vemos que el nombre de Dios cambia junto con la era. Pero, independientemente de cómo pueda cambiar el nombre de Dios, Él sigue siendo un único Dios”. Tras escuchar las palabras de Dios y la enseñanza de la hermana, me sentí maravillada. Había creído en el Señor todo ese tiempo y nunca había conocido a nadie que fuera capaz de explicar la obra de gestión de seis mil años de Dios y, sin embargo, las palabras de Dios Todopoderoso habían revelado este misterio: ¡esas palabras eran verdaderamente la voz de Dios! No me había descarriado en mi creencia: Dios Todopoderoso es verdaderamente el Señor Jesús retornado. Es solo que Dios cambia Su nombre de una era a otra, eso es todo. Pero Él sigue siendo un único Dios.

Seguí examinándolo algunos días más. La hermana nos habló sobre aspectos de la verdad como, por ejemplo, la obra del juicio que Dios realiza en los últimos días y el significado de los nombres de Dios y, cuanto más escuchaba, más claridad obtenía. Un día, la hermana dijo: “Las palabras de Dios han revelado todos los misterios de la Biblia”. Al escuchar esto, mi corazón se iluminó de inmediato; le hablé sobre el asunto de la Trinidad que durante tantos años me había estado causando tanta consternación. Entonces, la hermana me leyó un pasaje de las palabras de Dios. Dios Todopoderoso dice: “Si alguien entre vosotros dice que la Trinidad en verdad existe, entonces explica qué es exactamente este Dios único en tres personas. ¿Qué es el Padre Santo? ¿Qué es el Hijo? ¿Qué es el Espíritu Santo? ¿Es Jehová el Padre Santo? ¿Es Jesús el Hijo? ¿Qué es entonces el Espíritu Santo? ¿No es el Padre un Espíritu? ¿No es la esencia del Hijo también un Espíritu? ¿No fue la obra de Jesús la obra del Espíritu Santo? ¿No fue en ese tiempo la obra de Jehová llevada a cabo por un Espíritu igual que el de Jesús? ¿Cuántos Espíritus puede tener Dios? Según tu explicación, las tres personas del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una; de ser así, hay tres Espíritus, pero tener tres Espíritus significa que hay tres Dioses. Esto significa que no hay un único Dios verdadero; ¿cómo puede esta clase de Dios seguir teniendo la esencia inherente de Dios? Si aceptas que sólo hay un Dios, entonces ¿cómo puede Él tener un hijo y ser un padre? ¿No son todas estas simplemente tus nociones? Sólo hay un Dios, sólo hay una persona en este Dios y sólo un Espíritu de Dios, así como está escrito en la Biblia que ‘sólo hay un único Espíritu Santo y un único Dios’. Independientemente de que el Padre y el Hijo de los que hablas existan, sólo hay un Dios después de todo y la esencia del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en los que creéis es la del Espíritu Santo. En otras palabras, Dios es un Espíritu, pero es capaz de hacerse carne y vivir entre los hombres, así como estar sobre todas las cosas. Su Espíritu lo incluye todo y es omnipresente. Él puede estar simultáneamente en la carne y por todo el universo. Como todas las personas dicen que Dios es el único Dios verdadero, entonces, ¡sólo hay un Dios y nadie lo puede dividir a voluntad! Dios es sólo un Espíritu y sólo una persona; y ese es el Espíritu de Dios” (‘¿Existe la Trinidad?’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Esta hermana habló y dijo: “Las palabras de Dios son muy claras. Dios es único y solo hay un Dios. También hay solo un Espíritu Santo. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son de una esencia, que es la del Espíritu. Dios puede obrar en el Espíritu, como Jehová, pero también puede obrar encarnándose como el Hijo del hombre, como Jesús y Dios Todopoderoso. Pero, ya sea que Dios obre en el Espíritu o en la carne, en esencia, sigue siendo el Espíritu de Dios el que realiza Su propia obra. Por lo tanto, el concepto de la Trinidad pertenece a las nociones e imaginaciones del hombre y es totalmente insostenible. En realidad, el concepto de la Trinidad se estableció más de 300 años después del Señor, en el concilio ecuménico de Nicea. En ese concilio, los expertos religiosos de todo el mundo cristiano participaron en un animado debate sobre las naturalezas unitarias y múltiples de Dios hasta que, finalmente, establecieron el concepto de la Trinidad basándose en sus nociones, imaginaciones y conclusiones lógicas. Desde ese momento, las personas definían al único Dios verdadero que creó los cielos y la tierra y todas las cosas como una Trinidad con la creencia de que, aparte del Santo Hijo el Señor Jesús, hay un Santo Padre en el cielo y también un instrumento usado tanto por el Padre como por el Hijo que es el Espíritu Santo. Esto es simplemente ridículo. Si nos dejamos llevar por la interpretación del mundo religioso y creemos en la Trinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, entonces eso significa que hay tres Espíritus y tres Dioses, y ¿no contradice eso el hecho de que haya un único Dios? En realidad, la Trinidad no existe. Esta es una interpretación nacida por completo de la mente del hombre y es una conclusión a la que ha llegado la humanidad corrupta basándose en nuestras nociones e imaginaciones. Dios nunca dijo tal cosa, ningún profeta o apóstol inspirado por Dios dijo nunca tal cosa y no hay registros de algo semejante en ningún lugar de la Biblia”.

En mi corazón seguía habiendo algo de confusión mientras escuchaba las palabras de Dios y la enseñanza de la hermana, así que pregunté: “La Biblia afirma que después de que Jesús fuera bautizado, los cielos se abrieron y el Espíritu Santo vino como una paloma y se posó sobre Jesús, y que una voz del cielo dijo: ‘Este es mi Hijo amado en quien me he complacido’ (Mateo 3:17). Además, antes de ser crucificado, el Señor Jesús oró y dijo: ‘Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras’ (Mateo 26:39). Las Escrituras dicen que el Dios en el cielo llamó a Jesús Su Hijo amado y que, cuando oró, Jesús llamó al Dios en el cielo Su Padre. Así que, aquí tenemos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; ¿acaso no muestra esto que Dios es una Trinidad? ¿Por qué se dice en las palabras de Dios Todopoderoso que la Trinidad no existe y que no es nada más que una noción y una imaginación del hombre? ¿Qué significa todo esto?”.

Respondiendo a mi pregunta, la hermana habló y dijo: “En el Antiguo Testamento, simplemente no hay un concepto como la Trinidad. No fue hasta después de que el Señor Jesús se hiciera carne y viniera a la tierra para realizar Su obra que tuvimos la interpretación del ‘Padre y el Hijo’. En el Evangelio de Juan está registrado que Felipe no conocía a Dios y que creía que, aparte del Señor Jesús en la tierra, también había un Santo Padre en el cielo y, por lo tanto, dijo a Jesús: ‘Señor, muéstranos al Padre’. El Señor Jesús corrigió su opinión errónea y reveló este misterio diciéndole a Felipe: ‘¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»?’ (Juan 14:9). También dijo: ‘Yo estoy en el Padre, y el Padre en mí’ (Juan 14:10). ‘Yo y el Padre somos uno’ (Juan 10:30). El Padre es el Hijo y el Hijo es el Padre; el Padre y el Hijo son uno; son de un solo Espíritu. Al decir esto, el Señor Jesús nos estaba diciendo que Él y el Padre son un Dios, no dos”.

Luego, la hermana me mostró un clip de película maravilloso titulado El misterio de “El Padre y el Hijo”, revelado. Después, continuamos leyendo un pasaje de las palabras de Dios: “Todavía están los que dicen: ‘¿No declaró Dios expresamente que Jesús era Su Hijo amado?’. Jesús es el Hijo amado de Dios, en quién Él se regocija grandemente; esto ciertamente fue dicho por Dios mismo. Eso fue Dios dando testimonio de sí mismo, pero simplemente desde una perspectiva diferente, la del Espíritu en el cielo dando testimonio de Su propia encarnación. Jesús es Su encarnación, no Su Hijo en el cielo. ¿Entiendes? ¿No indican las palabras de Jesús, ‘Yo estoy en el Padre, y el Padre está en Mí’ que Ellos son un Espíritu? ¿Y acaso no se debe a la encarnación que Ellos fueran separados entre el cielo y la tierra? En realidad, siguen siendo uno; sin importar lo que digan, es simplemente Dios dando testimonio de sí mismo. […] Como Él era la encarnación, se le llamó el Hijo amado de Dios y, a partir de esto, llegó la relación entre Padre e Hijo. Se debió sencillamente a la separación entre el cielo y la tierra. Jesús oró desde la perspectiva de la carne. Como se había revestido de una carne de humanidad normal, fue desde la perspectiva de la carne desde donde Él dijo: ‘Mi caparazón exterior es el de un ser creado. Como me revestí de carne para venir a la tierra, ahora estoy lejos, muy lejos del cielo’. Por esta razón, Él sólo podía orar a Dios Padre desde la perspectiva de la carne. Este era Su deber y aquello con lo que el Espíritu encarnado de Dios debía estar equipado. No puede decirse que Él no es Dios simplemente porque oraba al Padre desde la perspectiva de la carne. Aunque se le llama el Hijo amado de Dios, sigue siendo Dios mismo, porque Él no es sino la encarnación del Espíritu y Su esencia sigue siendo el Espíritu” (‘¿Existe la Trinidad?’ en “La Palabra manifestada en carne”).

La hermana dijo: “Cuando Dios se hizo carne por primera vez como el Señor Jesús y vino a realizar Su obra, nadie conocía a Dios, nadie entendía la verdad de la encarnación ni sabía lo que era la encarnación. Si el Señor Jesús les hubiera dicho directamente que Él era Jehová Dios al que adoraban, la gente no habría sido capaz de aceptarlo debido a sus estaturas en esa época, y el Señor Jesús hubiera sido condenado y rechazado por la humanidad antes de empezar siquiera a realizar Su obra. La obra de Dios de redimir a la humanidad hubiera sido entonces imposible y la humanidad nunca hubiera obtenido a Jesús como ofrenda por el pecado. Para que la humanidad aceptara al Señor Jesús, creyera en Él y alcanzara la salvación de Dios, antes de que Jesús comenzara formalmente Su obra, Dios dio testimonio de sí mismo desde la postura de Su Espíritu y llamó a Su ser carnal Su Hijo para que la gente pudiera ver que Jesús venía verdaderamente de Dios; esto ayudó a facilitar nuestra aceptación de la salvación del Señor Jesús. Y cuando el Señor Jesús oró y llamó a Dios en el cielo Su Padre, esto era el Hijo del hombre encarnado que llamaba Padre al Espíritu de Su interior desde la postura de la carne. Esto se hizo sobre la base de la diferencia entre el Espíritu y la carne; no significaba que hubiera un Padre y un Hijo separados. De hecho, la interpretación del Padre y el Hijo solo fue apropiada durante la época de la encarnación de Dios. Cuando concluyó la obra de Dios en la tierra, es decir, cuando el Señor Jesús completó la obra de la redención, resucitó y ascendió al cielo, ya no se necesitaba la interpretación del Padre y el Hijo. Por lo tanto, no podemos usar la interpretación del Padre y el Hijo inventada por las nociones de la humanidad y aplicarla de forma sistemática a Dios diciendo que en Dios hay un Padre y un Hijo, y que también hay un instrumento que usan tanto el Padre como el Hijo —el Espíritu Santo— y que Dios es una Trinidad. Decir semejante cosa entra en conflicto con la palabra de Dios y con los hechos. Antes no entendíamos la verdad y, por lo tanto, cuando decíamos semejante cosa, Dios no nos condenaba. Pero ahora Dios ha revelado por completo esta verdad y este misterio, y debemos aceptar la verdad y conocer a Dios a la luz de Sus palabras. Solo esto es lo correcto, y solo esto concuerda con la voluntad de Dios”.

A través de la enseñanza de esta hermana, llegué a entender por qué el Señor Jesús llamaba Padre a Dios en el cielo. Era porque Él se había encarnado como el Hijo del hombre y oraba al Padre celestial desde la postura de un hombre. Dios dio testimonio de Jesús como Su Hijo amado, y esto fue Su testimonio de Su propia carne encarnada desde la postura del Espíritu. Uno estaba en el cielo y Uno estaba en la tierra, pero, en esencia, Ellos eran de un Espíritu. Era solo que Dios estaba diciendo esas cosas desde diferentes posturas y, así, surgió la interpretación del “Padre y el Hijo”. Dios es el único Dios verdadero; Él es un Espíritu que todo lo abarca y que es omnipresente. Puede estar en el cielo, puede estar en la tierra y puede hacerse carne. Una vez que comprendí todo esto, todo se hizo de repente más claro; la confusión que me había acompañado constantemente durante años desapareció en un instante y sentí una increíble sensación de iluminación y liberación.

Posteriormente, la hermana me mostró una película de testimonios del evangelio llamada Examen de la “Trinidad” en la que vi estas palabras de Dios: “A lo largo de todos estos años, habéis dividido a Dios de esta forma, en cada vez más partes con cada generación, hasta el punto de que un Dios ha sido dividido abiertamente en tres Dioses. ¡Y ahora es simplemente imposible para el hombre unir de nuevo a Dios en uno solo, porque lo habéis dividido en demasiadas partes! ¡De no ser por Mi oportuna obra antes de que fuera demasiado tarde, resulta difícil decir cuánto tiempo habríais seguido descaradamente de esta forma! Si seguís dividiendo a Dios así, ¿cómo puede Él seguir siendo vuestro Dios? ¿Seguiríais reconociendo a Dios? ¿Seguiríais volviendo a Él? Si Yo hubiera llegado más tarde, es probable que hubierais enviado al ‘Padre y el Hijo’, Jehová y Jesús, de vuelta a Israel y declarado que vosotros mismos sois una parte de Dios. Afortunadamente, ya son los últimos días. Finalmente, este día que tanto he esperado ha llegado y es sólo después de llevar a cabo esta etapa de la obra por Mi propia mano que se ha detenido vuestra división de Dios mismo. De no ser por esto, os habríais intensificado, colocando incluso a todos los Satanáses entre vosotros en altares para adorarlos. ¡Este es vuestro artificio! ¡Vuestros medios para dividir a Dios! ¿Continuaréis haciéndolo ahora? Dejadme preguntaros: ¿Cuántos Dioses hay? ¿Cuál Dios os traerá la salvación? ¿A cuál oráis siempre, al primer Dios, al segundo o al tercero? ¿En cuál de ellos creéis siempre? ¿En el Padre? ¿En el Hijo? ¿O en el Espíritu Santo? Dime en quién crees. Aunque con cada palabra decís que creéis en Dios, ¡en lo que creéis realmente es en vuestro propio cerebro! ¡Simplemente no tenéis a Dios en vuestros corazones! ¡Y sin embargo en vuestras mentes hay numerosas ‘Trinidades’ como esas! ¿No estáis de acuerdo?” (‘¿Existe la Trinidad?’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Tras terminar de ver la película, me sentía feliz, pero también me sentía triste y llena de autorreproches. Estaba feliz porque por fin se había disipado la confusión que había tenido durante años: Dios es uno y la interpretación de la Trinidad simplemente no existe. Solo creer en el único Dios verdadero concuerda con la voluntad de Dios, y ya no tenía que orar al Padre una vez y luego otra vez al Espíritu Santo o al Hijo como tenía que hacer antes; me sentía muy tranquila. Sin embargo, me sentía triste y me hacía reproches a mí misma porque había creído en Dios durante tantos años, pero no había conocido a Dios. Aquello en lo que había estado creyendo no era más que un Dios inventado por mis nociones e imaginaciones; un Dios vago y de leyenda. No había creído en el Dios verdadero y, lo que es más, me había estado resistiendo a Dios y fragmentándolo: ¡en realidad, había estado blasfemando contra Dios! Demos gracias a Dios, porque la venida de Dios Todopoderoso ha sido la que ha revelado todas las absurdidades de la fe de la humanidad corrupta, y es Dios Todopoderoso quien ha revelado este misterio que ha desconcertado siempre al mundo religioso. Sin duda, Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado, el Señor que creó los cielos y la tierra y todas las cosas. ¡Él es el único Dios verdadero!

Más tarde, a través de la lectura de las palabras de Dios Todopoderoso, vi que todas las palabras de Dios son la verdad y que son la voz de Dios. Sin dudarlo, acepté la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso y empecé a caminar siguiendo los pasos del Cordero. Ahora, cuando oro, no necesito orar a tres Dioses. Simplemente oro en el nombre de Dios Todopoderoso, y esto hace que me sienta muy tranquila, llena de paz y alegría. Cuando oro, ya no tengo que preocuparme de no orar a una de las personas de Dios más que a otra y de que, por lo tanto, Dios no oiga mis oraciones. He experimentado verdaderamente la liberación, la libertad, el gozo y la felicidad que vienen del entendimiento de la verdad y del conocer a Dios. ¡Gracias a Dios!

Scripture quotations taken from LBLA Copyright by The Lockman Foundation

¿Por qué Dios no usa al hombre para llevar a cabo Su obra de juicio en los últimos días? ¿Por qué se debe encarnar y realizarla Él mismo?

¿Por qué Dios no usa al hombre para llevar a cabo Su obra de juicio en los últimos días sino que se debe encarnar y realizarla Él mismo?Versículos bíblicos como referencia:

Porque ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha confiado al Hijo […] y le dio autoridad para ejecutar juicio, porque es el Hijo del Hombre” (Juan 5:22-27).

Las palabras relevantes de Dios:

La obra de juicio es la propia obra de Dios, por lo que, naturalmente, debe ser hecha por Dios mismo; no puede ser hecha por el hombre en Su lugar. Puesto que el juicio es la conquista de la raza humana por medio de la verdad, es incuestionable que Dios todavía aparezca como la imagen encarnada para hacer esta obra entre los hombres. Es decir, en los últimos días Cristo usará la verdad para enseñar a los hombres alrededor de la tierra y hacer que todas las verdades sean conocidas por ellos. Esta es la obra de juicio de Dios.

de ‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios.

de ‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

Que te juzgue hoy se debe a tu inmundicia; que te castigue hoy se debe a tu corrupción y a tu rebeldía. No es para ganar poder y prestigio entre vosotros o intimidaros intencionadamente, sino porque vosotros que vivís en una tierra de inmundicia os habéis manchado con mucha inmundicia. Simplemente habéis perdido vuestra personalidad, vuestra humanidad, y no sois diferentes de los cerdos que viven en el más vil de los lugares. Sois juzgados, y Su ira os visita por causa de estas cosas que hay en vosotros. Por estos juicios habéis sido capaces de ver que Dios es el Dios justo, el Dios santo. Él os ha juzgado, y Su ira os ha visitado debido a Su santidad y Su justicia. Como Él puede revelar Su carácter justo cuando ve la rebeldía de la humanidad, y como Él puede revelar Su santidad cuando ve la inmundicia de la humanidad, con esto basta para mostrar que Él es Dios mismo, santo y sin mancha, pero también que Él vive en una tierra de inmundicia. Si Él fuera un hombre que se manchara junto con las personas, y no tuviera ningún elemento de santidad o un carácter justo, no sería apto para juzgar la injusticia de la humanidad ni para ser el juez de la humanidad. Si el hombre juzga al hombre, ¿no sería como abofetear su propio rostro? ¿Cómo podría nadie tener derecho de juzgar a la misma clase de persona tan inmunda como ellos? El único que puede juzgar a toda la humanidad inmunda es el Dios mismo santo; ¿y cómo podría el hombre juzgar los pecados del hombre? ¿Cómo podría el hombre ser capaz de ver los pecados del hombre, y cómo podría ser apto para condenar al hombre? Si Dios no tuviera el derecho de juzgar los pecados del hombre, ¿cómo podría ser entonces el Dios mismo justo? Cuando se revelan los caracteres corruptos de las personas, Él habla para juzgarlas, y sólo entonces pueden ellas ver que Él es santo.

de ‘Cómo se logran los efectos del segundo paso de la obra de conquista’ en “La Palabra manifestada en carne”

Para todos aquellos que viven en la carne, cambiar su carácter requiere metas que perseguir, y conocer a Dios exige ser testigos de los hechos reales y del rostro real de Dios. Ambas cosas sólo las puede lograr la carne encarnada de Dios y sólo las puede conseguir la carne normal y real. Por esta razón, la encarnación es necesaria y toda la humanidad corrupta la necesita. Ya que a las personas se les pide que conozcan a Dios, las imágenes de Dioses ambiguos y sobrenaturales deben ser disipadas de sus corazones, y ya que se les pide que desechen su carácter corrupto, primero deben conocer su carácter corrupto. Si sólo el hombre hace la obra para disipar las imágenes de los Dioses vagos de los corazones de las personas, entonces fracasará en conseguir el efecto apropiado. Las imágenes de los Dioses ambiguos que están en los corazones de las personas no se pueden exponer, desechar o expulsar por completo sólo con palabras. Al hacerlo así, a la larga no será posible disipar estas cosas que están profundamente arraigadas en las personas. Sólo el Dios práctico y la inherente imagen de Dios pueden reemplazar estas cosas vagas y sobrenaturales para permitirles a las personas conocerlas poco a poco, y sólo de esta manera se puede lograr el efecto debido. El hombre reconoce que el Dios al que buscó en tiempos pasados es ambiguo y sobrenatural. Lo que puede lograr este efecto no es la guía directa del Espíritu, mucho menos las enseñanzas de un cierto individuo, sino el Dios encarnado. Las nociones del hombre se ponen al descubierto cuando el Dios encarnado hace de manera oficial Su obra, porque la normalidad y la realidad del Dios encarnado es la antítesis del Dios ambiguo y sobrenatural que hay en la imaginación del hombre. Las nociones originales del hombre sólo se pueden revelar por medio de su contraste con el Dios encarnado. Sin la comparación con el Dios encarnado, las nociones del hombre no se podrían revelar; en otras palabras, sin el contraste con la realidad las cosas vagas no se podrían revelar. Nadie es capaz de usar palabras para hacer esta obra y nadie es capaz de articular esta obra usando palabras. Sólo Dios mismo puede hacer Su propia obra y nadie más puede hacer esta obra en Su nombre. No importa qué tan rico sea el lenguaje del hombre, es incapaz de articular la realidad y la normalidad de Dios. El hombre sólo puede conocer a Dios de una manera más práctica y sólo lo puede ver con mayor claridad si Dios personalmente obra entre los hombres y muestra por completo Su imagen y Su ser. Este efecto no lo puede lograr ningún hombre carnal. […] Por lo tanto, la humanidad corrupta está más necesitada de la salvación del Dios encarnado y está más necesitada de la obra directa del Dios encarnado. La humanidad necesita al Dios encarnado para que la pastoree, la apoye, la riegue, la alimente, la juzgue y la castigue y ella necesita más gracia y una mayor redención del Dios encarnado. Sólo Dios en la carne puede ser el confidente del hombre, el pastor del hombre, el pronto auxilio del hombre, y todo esto es la necesidad que se tiene de la encarnación hoy y en el tiempo pasado.

de ‘La humanidad corrupta está más necesitada de la salvación del Dios hecho carne’ en “La Palabra manifestada en carne”

Precisamente porque Satanás ha corrompido la carne del hombre y al ser este a quien Dios pretende salvar, Él tiene que adoptar forma de carne para librar batalla contra Satanás y pastorear personalmente al ser humano. Sólo esto es beneficioso para Su obra. Las dos formas encarnadas de Dios han existido con el fin de derrotar a Satanás, y también para salvar mejor al hombre. Esto se debe a que quien le libra batalla a Satanás sólo puede ser Dios, ya sea Su Espíritu o la carne de Dios encarnado. En resumen, los ángeles no pueden ser quienes luchen contra Satanás y mucho menos el hombre, que ha sido corrompido por Satanás. Los ángeles son impotentes para hacerlo y el ser humano lo es aún más. Por ello, si Dios desea formar la vida del hombre, si quiere venir personalmente a la tierra para obrar al hombre, debe venir Él mismo en carne, es decir, debe revestirse de carne y, con Su identidad inherente y la obra que debe hacer, venir en medio del hombre y salvarlo de forma personal. De no ser así, si fuera el Espíritu de Dios o el hombre quienes llevaran a cabo esta obra, la batalla no lograría nunca su efecto ni acabaría jamás. Sólo cuando Dios se hace carne y va Él mismo a librar batalla contra Satanás, en medio de los hombres, el ser humano tiene una posibilidad de salvación. Además, sólo entonces se avergüenza Satanás y queda sin oportunidades que explotar o planes que ejecutar. La obra realizada por el Dios encarnado es inalcanzable para el Espíritu de Dios, y ningún hombre carnal puede llevarla a cabo en Su nombre, porque la obra que Él hace es en beneficio de la vida del hombre y para cambiar el carácter corrupto del hombre. Si este tuviera que participar en esta batalla, sólo huiría en desbandada y sería sencillamente incapaz de cambiar su carácter corrupto. No tendría capacidad de salvar al hombre de la cruz ni de conquistar a toda la humanidad rebelde; sólo podría realizar un poco de la vieja obra según el principio u otra obra no relacionada con la derrota de Satanás. ¿Para qué molestarse, pues? ¿Cuál es la relevancia de una obra que no puede ganar a la humanidad, y mucho menos derrotar a Satanás? Y así, la batalla contra este sólo puede ser llevada a cabo por Dios mismo, y es sencillamente imposible que el hombre la haga. El deber del hombre consiste en obedecer y seguir, porque no es capaz de realizar la obra de apertura de una nueva época y, además, tampoco puede hacer la obra de pelear contra Satanás. El hombre sólo puede satisfacer al Creador bajo el liderazgo de Dios mismo, por medio del cual es derrotado Satanás; esto es lo único que el hombre puede hacer. Por eso, cada vez que empieza una nueva batalla, es decir, cada vez que empieza la obra de la nueva era, es Dios mismo quien la realiza personalmente; a través de ella, dirige toda la era y abre un nuevo camino para toda la humanidad.

de ‘Restaurar la vida adecuada del hombre y llevarlo a un destino maravilloso’ en “La Palabra manifestada en carne”

La obra de todo el plan de gestión de Dios está realizada personalmente por Dios mismo. La primera fase —la creación del mundo— fue llevada personalmente a cabo por Él, y de no haber sido así, nadie habría sido capaz de crear a la humanidad; la segunda etapa fue la redención de toda la humanidad, y también la hizo Dios mismo; la tercera fase es evidente: existe una necesidad todavía mayor de que acabe toda la obra de Dios que habrá de ser hecha por Dios mismo. Dios lleva a cabo, personalmente, toda la obra de redimir, conquistar, ganar y perfeccionar a la totalidad de la humanidad. Si Él no hiciera esta obra personalmente, Su identidad no podría ser representada por el hombre ni este podía realizar Su obra. Para derrotar a Satanás, con el fin de ganar a la humanidad y para darle al hombre una vida normal en la tierra, Él dirige al hombre y obra en medio de él de manera personal; por el bien de todo Su plan de gestión y por toda Su obra, Él debe hacer esta obra personalmente. Si el hombre sólo cree que Dios vino para que él lo viera y para hacerle feliz, tales creencias no encierran valor alguno; no tienen relevancia. ¡El conocimiento del hombre es demasiado superficial! Sólo llevándola a cabo Él mismo puede Dios realizar esta obra de forma concienzuda y completa. El hombre no puede hacerlo en nombre de Dios. Al no tener la identidad de este ni Su esencia, es incapaz de efectuarla; aunque la hiciera, no tendría efecto alguno. La primera vez que Dios se encarnó fue por la redención, para redimir a toda la humanidad del pecado, para que el hombre pudiera ser purificado y perdonado por sus pecados. Dios realizó también, personalmente, la obra de conquista en medio del hombre. Si, durante esta fase Dios sólo hablara profecía, un profeta o cualquiera que tuviera un don podría encontrarse para ocupar Su lugar; si sólo se pronunciaran profecías, el hombre podría sustituir a Dios. Con todo, si el hombre fuera a hacer personalmente la obra de Dios mismo y formar la vida del hombre, le sería imposible hacer esta obra. Es Dios mismo quien la tiene que hacer: Dios debe venir personalmente en carne para hacer esta obra. En la Era de la Palabra, si sólo se pronunciaban profecías, Isaías o el profeta Elías podrían encontrarse para realizar esta obra, y no habría necesidad alguna de que la hiciera Dios mismo. Al no tratar la obra realizada en esta etapa de mero pronunciamiento de profecías, y al ser de mayor importancia que se use la obra de palabras para conquistar al hombre y derrotar a Satanás, el hombre no puede realizar esta obra y debe hacerla Dios personalmente. En la Era de la Ley, Jehová llevó a cabo parte de la obra de Dios, tras lo cual habló algunas palabras e hizo alguna obra por medio de los profetas. Esto se debe a que el hombre podía sustituir la obra de Jehová y los videntes podían predecir cosas e interpretar algunos sueños en Su nombre. La obra realizada en el principio no fue la de cambiar directamente el carácter del hombre y no tenía nada que ver con el pecado de este, a quien sólo se le pedía que se atuviera a la ley. Por tanto, Jehová no se encarnó ni se reveló al hombre, sino que habló directamente a Moisés y otros, los hizo hablar y obrar en Su nombre y que trabajaran directamente en medio de la humanidad. La primera fase de la obra de Dios fue el liderazgo del hombre. Fue el comienzo de la batalla con Satanás, pero esta todavía tenía que empezar de un modo oficial. Esta guerra oficial contra Satanás se inició con la primera encarnación de Dios y ha seguido hasta el día de hoy. La primera vez de esta guerra fue cuando el Dios encarnado fue clavado en la cruz. La crucifixión del Dios encarnado derrotó a Satanás y fue la primera etapa exitosa de la guerra. Cuando el Dios hecho carne empieza a formar directamente la vida del hombre, ese es el principio oficial de la obra de recuperar al hombre; al tratarse de la obra del cambio del antiguo carácter del hombre, lo es también de pelear con Satanás. La fase de la obra realizada por Jehová, en el principio, fue meramente el liderazgo de la vida del hombre en la tierra. Fue el comienzo de la obra de Dios y, aunque todavía tenía que implicar alguna batalla u obra importante, estableció el fundamento para la obra de la batalla por venir. Más adelante, la segunda etapa de la obra durante la Era de la Gracia implicó cambiar el antiguo carácter del hombre, y esto significa que Dios mismo forjó la vida del hombre. Era Él quien tenía que hacer estas cosas personalmente: requería que Él se hiciera carne, y si Él no se hubiera encarnado, nadie más podría haberle sustituido en esta fase de la obra, porque representaba la obra de pelear directamente contra Satanás. Si el hombre hubiera realizado esta obra en nombre de Dios, al ponerse delante de Satanás este no se habría sometido y habría sido imposible derrotarlo. Tenía que ser el Dios encarnado quien viniera a vencerlo, porque la esencia del Dios encarnado sigue siendo Dios, Él sigue siendo la vida del hombre y el Creador; pase lo que pase, Su identidad y Su esencia no cambiarán. De este modo, Él se revistió de carne e hizo la obra para completar la sumisión de Satanás. Durante la fase de la obra de los últimos días, si el hombre tuviera que hacer esta obra y hablar directamente las palabras, sería incapaz de pronunciarlas; si se hablaran las profecías, no se podría conquistar al hombre. Al encarnarse, Dios vino a derrotar a Satanás y a provocar su completa sumisión. Cuando Él derrote a Satanás por completo, conquiste totalmente al hombre y lo gane de un modo completo, esta etapa de la obra estará completada y se alcanzará el éxito. En la gestión de Dios, el hombre no puede sustituir a Dios. En particular, la obra de dirigir la era y lanzar una nueva obra tiene mayor necesidad de que las realice Dios mismo personalmente. Darle revelación al hombre y proporcionarle profecía, es algo que el hombre puede hacer, pero si es una obra que Dios tiene que hacer personalmente, la obra de la batalla entre Dios mismo y Satanás, el ser humano no puede llevar a cabo dicha obra. Durante la primera etapa de la obra, cuando no había batalla con Satanás, Jehová dirigió personalmente al pueblo de Israel usando la profecía pronunciada por los profetas. Después, la segunda fase de la obra fue la batalla con Satanás y Dios mismo se hizo, personalmente, carne, y vino en carne para hacer esta obra. Cualquier cosa que implique la batalla con Satanás también conlleva la encarnación de Dios, lo que significa que esta batalla no puede ser librada por el hombre. Si el hombre tuviera que pelear, sería incapaz de derrotar a Satanás. ¿Cómo podría tener la fuerza de luchar contra él, cuando aún sigue bajo su campo de acción? El hombre está en medio: si te inclinas hacia Satanás, le pertenecerás a él; sin embargo, si satisfaces a Dios, eres de Él. Si el hombre tuviera que sustituir a Dios en la obra de esta batalla, ¿sería capaz de ello? De hacerlo, ¿no habría perecido hace ya mucho tiempo? ¿No habría entrado en el inframundo hace ya largo tiempo? Por ello, el hombre es incapaz de reemplazar a Dios en Su obra, lo que significa que el hombre no tiene la esencia de Dios y si tú pelearas con Satanás, serías incapaz de derrotarlo. El hombre sólo puede realizar alguna obra; puede ganar a algunas personas, pero no puede sustituir a Dios en la obra de Dios mismo. ¿Cómo podría el hombre luchar con Satanás? Este te retendría cautivo antes de que empezaras siquiera. Sólo cuando Dios mismo libra una batalla con Satanás, y el hombre sigue y obedece a Dios sobre esta base, puede el hombre ser ganado por Dios y escapar de las ataduras de Satanás. Lo que el hombre puede lograr con su propia sabiduría y capacidades es demasiado limitado; es incapaz de hacer al hombre completo, de dirigirlo y, además, de derrotar a Satanás. La inteligencia y la sabiduría del hombre son incapaces de frustrar las intrigas de Satanás; ¿cómo podría, pues, el hombre luchar con él?

de ‘Restaurar la vida adecuada del hombre y llevarlo a un destino maravilloso’ en “La Palabra manifestada en carne

Scripture quotations taken from LBLA Copyright by The Lockman Foundation

Conocer las tres etapas de la obra de Dios es la senda para conocer a Dios (Parte 1)

Conocer las tres etapas de la obra de Dios es la senda para conocer a Dios (Parte 1)

 

Relámpago Oriental, la Iglesia de Dios Todopoderoso nació debido a la aparición y a la obra de Dios Todopoderoso, el retorno del Señor Jesús, Cristo de los últimos días. La iglesia está compuesta de todos aquellos quienes sinceramente aceptan la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso y están conquistados y salvados por la palabra de Dios. Fue completamente fundada por Dios Todopoderoso personalmente y personalmente la orienta y la pastorea y de ninguna manera fue establecida por ningún hombre. Cristo es la verdad, el camino y la vida. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido.

Dios mismo, el único (I) La autoridad de Dios (I) Parte 5

Dios mismo, el único (I) La autoridad de Dios (I) Parte 5

Las palabras de Dios del vídeo son del libro “La Palabra Manifestada En Carne“.

El contenido del vídeo:

Satanás nunca se ha atrevido a transgredir la autoridad del Creador, y por ello, todas las cosas viven en orden

Sólo Dios, quien tiene la identidad del Creador, posee la autoridad única

La identidad del Creador es única, y no debes adherirte la idea del politeísmo

Recomendación: Conocer a Dios

Canción cristiana 2019 | El cambio de carácter está unido a la obra del Espíritu Santo

Canción cristiana 2019 | El cambio de carácter está unido a la obra del Espíritu Santo

I

La obra y presencia del Espíritu Santo

deciden si buscas sinceramente,

no los juicios de otros, ni sus opiniones tampoco.

Lo que sí determina tu sinceridad es,

con el tiempo, si gracias a Su obra

logras cambiar y conocer a Dios.

Con la obra del Espíritu Santo, tu carácter cambiará,

tu opinión de la fe será más pura.

El cambio es que el Espíritu Santo obra,

no importa cuánto lleves siguiéndolo.

II

Si no hay cambios, eso demuestra que el Espíritu Santo no obra en ti.

Aunque prestes servicio, es para obtener bendiciones.

Los que prestan servicio en ocasiones no cambian de carácter.

Ellos serán destruidos; no son necesarios en el reino.

El reino no necesita a los que no han cambiado

para servir a los fieles y perfeccionados.

Con la obra del Espíritu Santo, tu carácter cambiará,

tu opinión de la fe será más pura.

El cambio es que el Espíritu Santo obra,

no importa cuánto lleves siguiéndolo, siguiéndolo.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

 

música cristiana 2018 | “La autoridad del Creador nunca cambia” Dios es todopoderoso

 música cristiana  | “La autoridad del Creador nunca cambia” Dios es todopoderoso

I

Dios posee autoridad y poder; son reales, no meras palabras.

Revelado en pasos,

mostrado en Su creación y Su control sobre todo.

Visto en cómo guía y gestiona al hombre.

Probado en todo detalle y perspectiva de Su reino,

por Sus obras y entendimiento.

El cielo y la tierra pueden cambiar,

pero la autoridad de Dios firme es.

Todo puede desaparecer, pero la autoridad de Dios permanece.

Esa es la esencia de Él. Única de Dios, el Creador.

II

La autoridad y el poder de Dios,

se ven en todo, demostrando que son reales.

Con ellos, Dios obra, gobierna, hace mandatos.

Ningún ángel o mensajero puede ejercer tal poder en Su lugar.

Tal poder sólo Dios ejerce.

Nada, ni nadie puede escaparse

o cambiar las reglas que Dios establece.

Sus reglas y poder nunca cambiarán.

El cielo y la tierra pueden cambiar,

pero la autoridad de Dios firme es.

Todo puede desaparecer, pero la autoridad de Dios permanece.

Esa es la esencia de Él. Única de Dios, el Creador.

De “La Palabra manifestada en carne

Recomendación: Conocer a Dios

Dios mismo, el único (I) La autoridad de Dios (I) Parte 4

Conocer a Dios |  Dios mismo, el único (I) La autoridad de Dios (I) Parte 4

Las palabras de Dios del vídeo son del libro “La Palabra Manifestada En Carne“.

El contenido del vídeo:

La autoridad del Creador no se ve restringida por el tiempo, el espacio ni la geografía, y la autoridad del Creador es inestimable

La realidad del control y el dominio del Creador sobre todas las cosas y los seres vivos hablan de la verdadera existencia de Su autoridad

La autoridad del Creador es inmutable y no se puede ofender

Recomendación: Cuán grande es Dios

Himno de la palabra de Dios “La esencia de Dios es todopoderosa y práctica”

Himno de la palabra de Dios ”La esencia de Dios es todopoderosa y práctica”

I

En el tiempo que Dios obra de modo práctico,

expresa Su carácter y todo lo que es.

Puede obrar lo imposible para el hombre, ahí yace Su omnipotencia.

Por sí mismo hace la obra, ahí se muestra Su practicidad.

Debes recordar:

Su esencia todopoderosa y práctica es; una refuerza a la otra.

Todo lo que hace expresa Su carácter y lo que es.

Su ser contiene Su omnipotencia, Su justicia y Su majestuosidad.

II

Dios todopoderoso y práctico es. Sus palabras apoyan Su omnipotencia.

Tiene autoridad, todo lo que dice se hace realidad.

Incluso antes del resultado,

Su omnipotencia se revela cuando habla.

Debes recordar:

Su esencia todopoderosa y práctica es; una refuerza a la otra.

Todo lo que hace expresa Su carácter y lo que es.

Su ser contiene Su omnipotencia, Su justicia y Su majestuosidad.

III

Recordar el caso en la Era de la Ley.

Cuando Dios a Jonás a Nínive envió, Su practicidad se mostró.

Jonás se negó y un gran pez se lo comió.

Por tres días allí vivió, pero a la muerte él no vio.

Lo que Dios le hizo muestra Su omnipotencia.

Dios siempre muestra en Su obra, Su esencia y todo lo que es.

IV

Hay dos aspectos de Su esencia: Su omnipotencia y Su practicidad.

Pueden verse en todo lo que hace.

Es un modo de conocer a Dios.

Debes recordar:

Su esencia todopoderosa y práctica es; una refuerza a la otra.

Todo lo que hace expresa Su carácter y lo que es.

Su ser contiene Su omnipotencia, Su justicia y Su majestuosidad.

Su ser contiene Su omnipotencia, Su justicia y Su majestuosidad.

Su justicia y Su majestuosidad, Su justicia y Su majestuosidad.

De “Registros De Las Pláticas De Cristo

Recomendación:Música de adoracion a Dios

canción cristiana del mundo | Cómo Dios gobierna sobre todas las cosas

 canción cristiana del mundo | Cómo Dios gobierna sobre todas las cosas

I

Desde que entraste llorando a este mundo,

comenzaste a cumplir tu deber.

En el plan y en el orden de Dios,

asumiste tu rol e iniciaste el viaje de la vida.

Sea cual sea tu pasado y el viaje que está ante ti,

nadie puede escapar del orden de Dios y del plan que el cielo trazó,

nadie tiene el control de su destino,

pues sólo Él, que rige sobre todo tiene el poder de hacerlo.

II

Desde que comenzó la humanidad,

Dios ha sido firme en Su obra, gobernando este universo,

dirigiendo el devenir y el movimiento de todas las cosas.

Como todas las cosas, el hombre, en silencio y sin saberlo,

recibe de Dios el alimento de la dulzura, la lluvia y el rocío.

El hombre vive sin saberlo bajo el orden de la mano de Dios.

III

El corazón y el espíritu del hombre están en la mano de Dios,

y cada paso del hombre es contemplado por Dios.

Aunque tú lo creas o no,

como todas las cosas, vivas o muertas,

cambiarán, se renovarán y desaparecerán

de acuerdo con el pensamiento de Dios.

Así es como Dios gobierna sobre todas las cosas.

De “La Palabra manifestada en carne”

Recomendación:Conocer a Dios