coMizia

Noemi Letizia, la escultural rubia que colmó el vaso de Veronica Lario

Los cálculos le han salido mal. Una relación de faldas, que puso al descubierto que ella no era su hija secreta sino amante, ha destapado un divorcio escabroso que amenaza su carrera.

Tienen carácteres diametralmente opuestos. Ella vive en la sombra y sale al descubierto solamente si es provocada, mientras él tiene la necesidad de recibir aplausos, de vivir en público y es un dependiente compulsivo de su propia imagen. Hace algún tiempo que su matrimonio se tambalea y este fin de semana ha hecho definitivamente agua.

Veronica Lario, segunda mujer de Silvio Berlusconi, va a pedir el divorcio. El paso lo ha dado tras la últimas actuaciones del primer ministro de Italia, como la inclusión de chicas sexys en las listas de su partido para las elecciones europeas. Pero las desavenencias datan ya de fines del verano de 2008, cuando Lario confesó que llevaba meditando lo de la separación desde hacía diez años. De hecho, la pareja lleva tiempo viviendo en mansiones diferentes. 

Choque de altos vuelos

Finalmente, a Veronica, de 53 años, le han entrado las prisas para ganar tiempo a un hombre "capaz de convocar una rueda de prensa para decir que el que ha pedido el divorcio ha sido él". "Sé todo, quiero seguir adelante. Ya tengo una abogada de la que me puedo fiar", confesó la mujer de Berlusconi este domingo.

Silvio, entre trasplantes de pelo, liftings faciales e implante de marcapasos, parecía no darse cuenta del drama que se le venía encima. Ahora dice estar dolido y asegura que se trata de un "asunto personal" del que no piensa hablar. Algo difícil de creer en un personaje de una verborrea que da cada día para al menos un buen titular. La historia de la mujer de Silvio Berlusconi, como ya informó El Semanal Digital, comienza cuando se conocieron en el camerino del teatro Manzoni, continúa en Milán y alcanzó su clímax con la danza del vientre de Marrakech. A partir de ahí, el declive.

La carta de Silvio

En febrero de 2007, al mediático magnate, Silvio Berlusconi, no le quedó más remedio que pedir públicamente perdón a su mujer Veronica por ser un ligón. "Te presento mis excusas; considera esto un acto de amor", escribió Berlusconi en un diario italiano. En su disculpa reconoció que pasaba por "un periodo de turbulencia y ansiedad", y que sus bromas habían sido "imprudentes".

Berlusconi se refirió a un desagradable episodio cuando confesó en una cena a la ahora ministra Maria Carfagna que "si no estuviera casado, me casaría contigo". A lo que Lario respondió, en un carta enviada a La Repubblica, que esas declaraciones dañaban su dignidad.

La "prisionera de Macherio"

Desde el desembarco de Berlusconi en la política, Veronica Lario ha vivido férreamente vigilada en un pequeño pueblo en la periferia de Milán. Por eso muchos la llaman "la prisionera de Macherio", un palacio del siglo XVII, edificado sobre un antiguo monasterio del siglo XII.

Lario siempre ha sido poco dada a aparecer en público. Por eso sorprendió su desesperada carta publicada en La Repubblica. De hecho, comentó en una ocasión que "Silvio y yo somos como el día y la noche". Lo que no fue obstáculo para que dijera de él en Paris Match que es un "hombre irresistible". La pareja tiene tres hijos. Barbara, de 24 años; Eleonora, de 22, que estudia en Estados Unidos; y Luigi, de 20, el joven del que su padre se queja de que siempre está rezando. Berlusconi es además padre de Marina y Piersilvio, ya mayores, fruto de su primer matrimonio con Carla Dell´Oglio.

Una relación tormentosa

Silvio y Veronica se conocieron en 1980 cuando la entonces actriz de ojos felinos representaba El magnífico cornudo, de Fernand Cromelynk, en el Teatro Manzoni de Milán, propiedad de Berlusconi. Él estaba casado y le puso un piso en Milán. No se divorció hasta que Veronica dio a luz a su hija Barbara en 1984. Y no se casaron hasta 1990, cuando ya eran padres de tres niños. Veronica vivió los primeros años de su relación con el fin de procurarle una vida privada en armonía, el calor de una familia, pero sin los problemas que conlleva tener hijos. 

Muy al contrario de Silvio, Veronica es una mujer poco comunicativa. "Silvio es como Ulises, tiene algo épico. Para él, el éxito es un premio que cada uno se tiene que ganar", comentó en una ocasión. Hasta ahora, Veronica siempre se había mantenido en un segundo plano, excepto en contadísimas ocasiones, como cuando dijo haber votado a favor de la ley de reproducción asistida. O cuando en las elecciones de 2006 dijo que entre Berlusconi y Prodi "que gane el mejor".

El montaje de Marrakech

A lo largo de los años, la pareja ha dado lugar a muchas habladurías como cuando Berlusconi dijo que "nada de sexo" durante tres meses hasta que se celebraran las elecciones. Para recompensar de tantos sinsabores a su mujer, Silvio organizó una rocambolesca fiesta en Marrakech con motivo del 50 cumpleaños de Veronica. En el lujoso restaurante Dar Majana, al ritmo de una danza del vientre, un "beduino" se acercó a Veronica y le indicó si quería bailar. Ella dijo que ni hablar, y cuando el bailarín se puso pesado, incluso le rechazó con rabia.

Todo el restaurante estaba pendiente del incidente. La música dejó de tocar y se apagó la luz. Fue el momento que aprovechó el primer ministro para entonar un Buon compleanno, amore mio y sacar de su bolsillo un impresionante collar de diamantes. Veronica dijo después que se emocionó como nunca.

De hija a amante

Pero después de aquello empezaron a pintar bastos.  Berlusconi siguió

justificando siempre sus fechorías. Tras el intento, hace una semana, de

 incluir a sexys señoritas del mundo del espectáculo en sus listas para las

 elecciones europeas, la gota que colmó el vaso parece haber sido la visita

 de Il Cavaliere a la fiesta de cumpleaños de una joven de 18 años. La rubia

Noemi Letizia sueña con una carrera televisiva y aprovechó para entregarle 

su álbum fotográfico al primer ministro.

La chica que llamaba a Berlusconi "papi" dijo a los periodistas que lo conocía

 desde hacía tiempo y que iba a verlo a Milán y a Roma porque "el pobre" no

 podía visitarla siempre en Nápoles. Berlusconi le regaló un collar de oro con

 un brillante y rápidamente se dispararon los rumores de que se podría tratar

 de una hija secreta, aunque finalmente parece que se trata más bien de

una amistad "íntima" del primer ministro.

Traca final

Para Veronica parece que no hay vuelta atrás. Sabe que el camino que le

espera es duro, sobre todo en cuanto al reparto de bienes. Además de

mansiones repartidas por todo el mundo, hay 3.000 millones de euros en

acciones de Mediaset, Mondadori y Mediolanum, 4.000 millones entre liquidez

 y reserva de Fininvest y unos 725 millones de euros en otras sociedades.

Los hijos de Lario le han asegurado que no moverán un dedo contra su

padre, "pero tu mamá haz lo que te convenga". Y lo que definitivamente

 quiere Veronica es el divorcio y, entre otras cosas, que cada uno de los

 cinco hijos de Berlusconi reciba un 20% de la fortuna de su padre y no

el 50% para los dos mayores y el otro 50% para los tres más jóvenes

como propone él. Las negociaciones se prevén largas y difíciles. Y es un

 asunto además que siguen el propio Benedicto XVI, por supuesto los

 italianos, y también sus colegas europeos que temen al personaje italiano,

capaz de poner cuernos en fotos de familia, meter mano a colegas y poner

 la Unión Europea patas arriba con sus excentricidades y aventuras

link seconda foto:http://img218.imageshack.us/img218/2300/snapshotd0e6e88e91c45985su6.jpg

LINK SECONDA FOTO:http://img218.imageshack.us/img218/2300/snapshotd0e6e88e91c45985su6.jpg

		Noemí, de 18 años, fue la que acabó con la paciencia de Veronica Lario respecto a su marido ligón.
		ARTÍCULOS RELACIONADOS
		Berlusconi pasa al contraataque y echa basura sobre Veronica