Música cristiana | “Dios desciende con juicio” El Señor ya ha venido

Música cristiana | “Dios desciende con juicio” El Señor ya ha venido

I

Al descender a la gran nación del gran dragón rojo,

se gira Dios y ve temblar el universo.

¿Hay algún lugar inmune a Su juicio?

¿O al castigo que Él desata?

Siembra la semilla del desastre donde va,

y así salva a la gente y le da Su amor.

Hoy Dios quiere ser más conocido, visto y venerado.

Tanto tiempo sin verlo, y al fin es real.

II

Al descender a la gran nación del gran dragón rojo,

se gira Dios y ve temblar el universo.

¿Hay algún lugar inmune a Su juicio?

¿O al castigo que Él desata?

Siembra la semilla del desastre donde va,

y así salva a la gente y le da Su amor.

Hoy Dios quiere ser más conocido, visto y venerado.

Tanto tiempo sin verlo, y al fin es real.

De “La Palabra manifestada en carne

Recomendación: Canción cristiana | Dios es el apoyo eterno del hombre

 

Jesucristo viene ya, ¿Cómo debemos recibirlo?

Xiao Fei

Cuando empecé a creer en el Señor, a los hermanos y hermanas les gustaba cantar un himno titulado “Nuestro amado llama a la puerta”, que dice así: “Nuestro amado llama a la puerta con el cabello húmedo por el rocío; levantémonos rápidamente a abrir la puerta para que nuestro amado no se dé la vuelta y se marche…”. Cada vez que empezábamos a cantar este himno nuestro corazón se conmovía y agitaba profundamente. Todos queríamos pedirle a nuestro amado que se quedara a pasar la noche y, cuando viniera a llamar a la puerta, queríamos ser los primeros en oír la voz del Señor y recibirlo. Podría decirse que todos los que creemos en el Señor conservamos esa esperanza. Sin embargo, cuando venga el Señor, ¿cómo llamará a la puerta? Cuando llame el Señor, ¿qué hemos de hacer para recibirlo? Esto es algo que todo creyente en el Señor debe meditar en profundidad.

 

Cuando vino el Señor Jesús a realizar la obra de redención en la Era de la Gracia, por todo el territorio de Judea se difundieron las noticias de los milagros obrados por el Señor, así como Su palabra. Su nombre también causó una gran conmoción en todos los territorios judíos y, para la gente de la época, el Señor Jesús que guiaba a Sus discípulos para que predicaran el evangelio del reino celestial allá donde fueran era el Señor que llamaba a su puerta. El Señor Jesús manifestó: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). El Señor espera que las personas se presenten ante Él para arrepentirse y confesar sus pecados. Con ello recibirán la absolución de sus pecados, el hombre se liberará de la maldición y condena de la ley, y Dios lo redimirá. En aquel tiempo, muchos judíos presenciaron los milagros llevados a cabo por el Señor Jesús. Asimismo, se percataron de la autoridad y el poder de la palabra del Señor, de tal envergadura que pudo alimentar a 5000 personas con cinco panes y dos peces. Con una sola palabra, el Señor Jesús también pudo calmar el viento y el mar y hacer que Lázaro se levantara de la tumba cuando llevaba cuatro días muerto… Todo cuanto decía el Señor Jesús se cumplía y realizaba, con lo cual comprobamos la autoridad y el poder de la palabra del Señor. Las palabras con las que el Señor Jesús enseñaba a la gente y las que empleaba para reprender a los fariseos eran la verdad, no unas palabras que los seres humanos seamos capaces de proferir. Las palabras del Señor Jesús y las cosas que hacía revelaban el carácter de Dios y lo que Dios tiene y es. Manifestaban la autoridad y el poder de Dios y hacían temblar el corazón del hombre. Podría afirmarse que los judíos de aquella época ya habían oído que el Señor estaba llamando, pero ¿qué consideración le dieron al Señor?

Los sacerdotes, escribas y fariseos judíos de aquel tiempo tenían claro que la totalidad de las palabras y de los milagros del Señor Jesús provenían de Dios, pero en absoluto tenían un corazón que venerara a Dios. No buscaban ni investigaban la obra del Señor Jesús; por el contrario, se limitaban a aferrarse a pies juntillas a las palabras de las profecías bíblicas, creyendo que el que habría de venir se llamaría Emmanuel o Mesías y nacería de una virgen. Al ver que María tenía un esposo, concluyeron que el Señor Jesús no era la inmaculada concepción del Espíritu Santo ni había nacido de una virgen. Asimismo, juzgando de forma arbitraria, afirmaron que el Señor Jesús era hijo de un carpintero y nada más que una persona totalmente corriente. Utilizaron estos juicios para negar y condenar al Señor Jesús. Incluso llegaron a blasfemar contra Él y a alegar que expulsaba a los demonios por Belcebú, príncipe de los demonios. Acabaron confabulándose con el Gobierno romano para crucificarlo. La mayoría de los judíos creían que el Señor Jesús debería haber nacido en un palacio, que sería su rey y los lideraría para echar al régimen romano. Cuando los fariseos difundían rumores y calumnias y condenaban al Señor Jesús, ellos obedecían ciegamente sin el menor discernimiento. Entre la salvación del Señor Jesús y las calumnias que decían los fariseos, la mayoría de los judíos optaron por hacer caso a las falsedades y rotundas mentiras de aquellos y rechazar el camino predicado por el Señor Jesús. Cuando el Señor llamó a su puerta, le bloquearon el acceso a sus corazones. Tal como expresó el Señor Jesús: “Y en ellos se cumple la profecía de Isaías que dice: ‘Al oir oireis, y no entendereis; y viendo vereis, y no percibireis; porque el corazon de este pueblo se ha vuelto insensible y con dificultad oyen con sus oidos; y sus ojos han cerrado, no sea que vean con los ojos, y oigan con los oidos, y entiendan con el corazon, y se conviertan, y yo los sane’” (Mateo 13:14–15). Como se negó a escuchar la voz del Señor y no aceptó Su obra de redención, el pueblo judío perdió la ocasión de seguir al Señor Jesús. A consecuencia de su oposición a Dios, recibió Su castigo, que le acarreó a la nación de Israel dos mil años de subyugación. Por el contrario, los discípulos que siguieron al Señor Jesús en aquel tiempo, como Pedro, Juan, Santiago y Bartolomé, tenían un corazón amante de la verdad. No se amparaban en sus nociones y fantasías en sus consideraciones sobre la palabra y la obra del Señor Jesús, sino que buscaban concienzudamente, las estudiaban con detenimiento y recibían el esclarecimiento del Espíritu Santo. Oyeron la voz de Dios y reconocieron que el Señor Jesús era el Mesías que había de venir, por lo que fueron al compás de las huellas del Señor y recibieron Su salvación. Es evidente que el fracaso de los fariseos y los judíos radicó en el hecho de que se basaron exclusivamente en el sentido literal de las profecías bíblicas para entender y reconocer la manifestación y obra de Dios. En consecuencia, eran personas que creían en Dios, pero se oponían a Él. Con ello comprobamos que si aquellos que creen en Dios consideran la nueva obra de Dios en función de sus nociones y fantasías, no sólo no podrán recibir la venida de Dios, sino que, además, se convertirán muy fácilmente en creyentes en Dios opuestos a Él. ¿Cuán lamentable sería eso? El Señor Jesús declaró: “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. […] Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados” (Mateo 5:3,6). En este punto entendemos que solamente podemos recibir el regreso del Señor si somos capaces de ser como por ejemplo Pedro y Juan, de tener un corazón sediento y hambriento de justicia cuando oigamos la voz del Señor y de buscarla e investigarla activamente.

En la actualidad, las profecías de la segunda venida del Señor se han cumplido en lo esencial. Cuando vuelva el Señor en los últimos días, debemos estar más vigilantes y preparados, prestar atención a la voz de Dios y tener un corazón que busque y tenga sed de justicia para aguardar la llamada del Señor a nuestra puerta, que podría llegar en cualquier momento. Esta es la única manera en que podemos recibir la segunda venida del Señor. El Señor Jesús dijo: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad,” (Juan 16:12–13). Y en Apocalipsis, capítulos 2 y 3, se profetiza en numerosas ocasiones que: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. En la Biblia apreciamos que, cuando regrese el Señor Jesús, expresará Su palabra y realizará una nueva obra. Esta es la llamada del Señor a nuestra puerta: el Señor llama con Su palabra a la puerta de nuestro corazón. Todos los que oyen las palabras del Señor, buscan activamente y escuchan Su voz con atención son las vírgenes prudentes. En cuanto reconocen la voz del Señor son capaces de recibir Su regreso y de aceptar el riego y la provisión de la palabra de Dios. Con ello se cumple la palabra de Dios: “Y aun sobre los siervos y las siervas derramaré mi Espíritu en esos días” (Joel 2:29). El Señor es fiel y seguro que esta vez permitirá que oigan Su voz todos aquellos que lo anhelan y buscan. Sin embargo, es difícil que los seres humanos comprendamos la sabiduría de Dios y la manera en que el Señor llamará a la puerta a Su regreso no será como nos parece en nuestras nociones y fantasías. Quizá alguien nos avise “¡Ha regresado el Señor!”, tal como nos advirtió el Señor Jesús: “Pero a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo’” (Mateo 25:6). También es posible que oigamos la voz de Dios proveniente de las iglesias que difunden el evangelio del regreso del Señor o a través de Internet, la radio, Facebook u otro medio, y que veamos que Dios habla a todas las iglesias. Pese a ello, sea cual sea la manera en que el Señor llame a nuestra puerta, de ningún modo hemos de dar a Su llamada la misma consideración que le dieron los judíos. No debemos negarnos a buscar e investigar Su llamada basándonos en nuestras nociones y fantasías; menos aún hacer caso ciegamente a las mentiras y los rumores y creérnoslos. Al hacerlo rechazaríamos la llamada del Señor y perderíamos la oportunidad de recibirlo y ser elevados al reino celestial. El Apocalipsis lo profetiza: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). El Señor Jesús señala: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). La voluntad del Señor es que todos lleguemos a ser vírgenes prudentes y velemos siempre para escuchar Su voz. Cuando oigamos la voz del Señor hemos de examinarla con una mentalidad abierta y estudiarla con ahínco, y cuando reconozcamos la voz de Dios debemos salir a toda prisa a recibir al Señor. Mientras tengamos un corazón de búsqueda, no cabe duda de que Dios nos abrirá los ojos del espíritu. Así podremos ser elevados ante el trono de Dios ¡y asistir al banquete del Cordero!

¡Toda la gloria le pertenece a Dios!

Scripture quotations taken from LBLA Copyright by The Lockman Foundation

Película cristiana completa en español | “El peligroso camino al reino celestial” Dios es mi refugio

Película cristiana completa en español | “El peligroso camino al reino celestial” Dios es mi refugio

El cristiano Zhong Xin es predicador en una iglesia clandestina en la China continental. Guía a sus hermanos y hermanas a que estudien el camino verdadero y comprueba que Dios Todopoderoso es el regreso del Señor Jesús. Sin embargo, algunos están perplejos ante la resistencia y condena frenéticas del Gobierno del PCCh y los círculos religiosos hacia la Iglesia de Dios Todopoderoso. Leyendo las palabras de Dios Todopoderoso y escuchando las enseñanzas de unos testigos de la Iglesia de Dios Todopoderoso, entienden el origen de la rebeldía de la humanidad contra Dios, ven con claridad por qué el camino al reino de los cielos está lleno de dificultades y llegan a discernir la esencia, de odio a la verdad y oposición a Dios, del régimen satánico del PCCh y de los líderes del mundo religioso. Al final, personas como Zhong Xin han aceptado firmemente el evangelio del reino de Dios Todopoderoso.

Recomendación: Película cristiana en español latino | La fe en Dios II: Tras la caída de la iglesia

Músicas cristianas | La obra del juicio de los últimos días terminará la Era

Músicas cristianas |  La obra del juicio de los últimos días terminará la era

I

Los últimos días es el nombre de una era,

como las Eras de la Ley y de la Gracia,

no de los últimos años o meses,

y difiere mucho de esas dos eras.

La obra de los últimos días no se hace en Israel,

sino entre los gentiles.

Es la conquista de todas las naciones ante el trono de Dios.

Y la gloria de Dios llenará todo el cosmos.

Se proclamará a las naciones, y a las generaciones.

Todas las criaturas verán la gloria de Dios sobre la tierra.

II

Los últimos días son un tiempo de conquista,

no son para guiar la vida del hombre.

Es en cambio la conclusión

del sufrimiento eterno y sin fin de la humanidad.

Los últimos días no son como los años,

cuando Dios obraba en Judea e Israel

por varios miles de años hasta Su segunda encarnación,

sino que son breves.

La gente de los últimos días encuentra

al Redentor que regresa encarnado,

y recibe las palabras y obras personales de Dios,

en los últimos días antes del fin.

Los últimos días, el fin de una era,

el final del plan de 6.000 años de Dios.

Los últimos días, el fin del camino,

el fin del sufrimiento del hombre.

Pero en la nueva era no entran todos.

La vida humana no seguirá igual.

Porque no es nada en los planes de Dios.

Pues si el hombre siguiese, el diablo lo devoraría,

y su alma caería en las manos de Satán.

III

Los últimos días, el tiempo se acaba.

Dios no seguirá más tiempo, no se demorará.

Los últimos días, la derrota de Satán.

Dios recobrará toda Su gloria, no se demorará.

La obra de Dios dura sólo 6.000 años.

El control de Satán sobre la humanidad perdura

sólo por esos seis milenios.

Todas las almas que pertenecen a Dios, del sufrimiento se librarán,

y toda la obra de Dios en la tierra finalizará.

Dios no volverá a encarnarse nunca más,

ni Su Espíritu volverá en la tierra a obrar.

Él rehará al hombre, un santo hombre,

que será Su fiel morada en la tierra.

Los últimos días, el fin de una era,

el final del plan de 6.000 años de Dios.

Los últimos días, el fin del camino,

el fin del sufrimiento del hombre.

Pero en la nueva era no entran todos.

La vida humana no seguirá igual.

Porque no es nada en los planes de Dios.

Pues si el hombre siguiese, el diablo lo devoraría,

y su alma caería en las manos de Satán.

Los últimos días, el fin de una era,

el final del plan de 6.000 años de Dios.

Los últimos días, el fin del camino,

el fin del sufrimiento del hombre.

Los últimos días. Los últimos días. Los últimos días.

De “La Palabra Manifestada En Carne

El misterio de la “resurrección de un hombre muerto”

Li Cheng

Hermanos y hermanas, ¡paz a vosotros! Gracias al Señor por Sus preparativos que nos han permitido comunicar las verdades de las Escrituras aquí. Que el Señor nos guíe. Hoy, quiero hablaros a todos sobre el tema de la “resurrección de un hombre muerto”.

Como saben todas las personas que creen en el Señor, la “resurrección de un hombre muerto” se refiere al tiempo en el que el Señor Jesús regresa. Es también una situación que nosotros como cristianos esperamos ver con impaciencia. Ahora bien, ¿cómo puede resucitar un “hombre muerto”? Muchas personas pensarían en el capítulo 37, versículos 5-6 del libro de Ezequiel: “Así dijo el Señor Jehová a estos huesos: Mirad, haré que entre el aliento en vosotros y viviréis. Y Yo pondré tendones sobre vosotros y haré crecer carne sobre vosotros, y os cubriré con piel, y pondré aliento en vosotros y viviréis; y sabréis que Yo soy Jehová”.* En el Evangelio de Juan capítulo 6, versículo 39, el Señor Jesús dijo: “Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que Él me ha dado yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final”. En el capítulo 15 del libro de 1 Corintios, los versículos 52-53 dicen: “En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad”. Además, si las personas leen el significado literal de la Biblia, creerán: en los últimos días, cuando el Señor esté a punto de descender, ocurrirán muchas cosas grandes y milagrosas. Con Su omnipotencia, Él resucitará los cuerpos de los santos que han estado durmiendo durante generaciones. Él los resucitará de sus tumbas, de debajo de la tierra o del mar. Se dará nueva vida inmediatamente a los miles de esqueletos que ya se han descompuesto debajo de la tierra o del mar. La descomposición desaparecerá mágicamente y ellos entrarán en la gloria. ¡Qué espectacular sería esta escena! […] Estas son también nuestras perspectivas e imaginaciones sobre la “resurrección de un hombre muerto”. ¿Cómo se cumplirá esta profecía? ¿Va a ser realmente tan milagrosa como imaginamos que va a ser? ¿Cumplirá el Señor este asunto conforme a nuestras imaginaciones?

Todos sabemos que la sabiduría de Dios es más alta que los cielos. Lo que Dios hace sobrepasa nuestros pensamientos e imaginaciones. En la Biblia, se ha registrado: “Ya que Mis pensamientos no son los de vosotros, ni vuestros caminos son los míos, dijo Jehová. Ya que los cielos son más altos que la tierra y Mis caminos más altos que los de vosotros y Mis pensamientos que los de vosotros” (Isaías 55:8-9).* Como creaciones delante de Dios, somos insignificantes e inferiores como el polvo. Nunca podremos comprender la obra de Dios. Esto es parecido a los registros en la Biblia del Señor Jesús hablando con Nicodemo sobre la verdad del nuevo nacimiento: “El que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). Nicodemo entendió las palabras del Señor Jesús en un sentido literal. Creyó que “nuevo nacimiento” significaba salir de nuevo del vientre de la madre. Al usar su cerebro e imaginación, entendió un asunto espiritual como si fuera un asunto del mundo material. Esta clase de aceptación es muy errónea. Además, cuando el Señor Jesús habló con una mujer samaritana, le dijo: “Pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás” (Juan 4:14). En ese momento, la mujer samaritana no entendió lo que el Señor Jesús estaba diciendo. Ella pensó que el agua que el Señor estaba ofreciendo era la misma que los hombres bebían. Como consecuencia, ella dijo: “Señor, dame esa agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacarla” (Juan 4:15). Realmente, el “agua” a la que el Señor Jesús estaba refiriéndose era la palabra del Señor. Él se estaba refiriendo al agua de vida. La mujer samaritana sólo entendió el significado literal de lo que el Señor Jesús dijo y de esta forma, malinterpretó el significado. A partir de esto podemos ver que la palabra de Dios es la verdad. Esta oculta el misterio de la obra de Dios. Si Dios no revelara estos misterios, nuestro entendimiento sería muy limitado. De igual manera, si sólo entendemos el significado literal de la profecía de la “resurrección de un hombre muerto”, ¿no estaríamos cometiendo el mismo error que Nicodemo y la mujer samaritana? Por tanto, cuando se trata de profecías, debemos mantener la reverencia, buscar más, no interpretar el texto literalmente, no apoyarnos en nuestras imaginaciones y nociones para decidir y además, no apoyarnos en nuestro propio significado personal para explicarlas.

Ahora bien, ¿a qué se refiere la “resurrección de los muertos”? ¿A qué se refieren “hombre muerto” y “hombre vivo”? Durante miles de años, ni una sola persona ha podido responder claramente a esta pregunta. Sólo Dios puede abrir estos misterios. Ahora, Dios ya ha regresado en la forma de Dios Todopoderoso encarnado. Él ha expresado millones de palabras y revelado todos los misterios que están dentro de la Biblia. Echemos un vistazo juntos a las palabras de Dios Todopoderoso. Él dice: “Dios creó al hombre, después de esto Satanás lo corrompió, y esta corrupción ha convertido a las personas en ‘cuerpos muertos’, y así, después de que hayas cambiado, serás diferente a esos cuerpos muertos. Son las palabras de Dios las que dan vida a los espíritus de las personas y hacen que vuelvan a nacer, y cuando los espíritus de las personas vuelvan a nacer habrán cobrado vida. La mención a ‘muertos’ se refiere a los cadáveres que no tienen espíritu, a personas en quienes su espíritu ha muerto. Cuando a los espíritus de las personas se les da vida, ellas cobran vida. Los santos de los que antes se hablaba se refieren a las personas que han cobrado vida, aquellas que estuvieron bajo la influencia de Satanás pero que lo derrotaron. […] Originalmente el hombre que Dios hizo estaba vivo, pero debido a la corrupción de Satanás, el hombre vive en medio de la muerte, y vive bajo la influencia de Satanás, y así estas personas se han convertido en los muertos que no tienen espíritu, se han convertido en enemigos que se oponen a Dios, se han convertido en las herramientas de Satanás, y se han convertido en los cautivos de Satanás. […] Los muertos son los que no tienen espíritu, que son insensibles en extremo y que se oponen a Dios. Además, son los que no conocen a Dios. Estas personas no tienen la más mínima intención de obedecer a Dios, sólo se rebelan contra Él y se oponen a Él y no tienen la más mínima lealtad. Los vivos son aquellos cuyos espíritus han vuelto a nacer, que saben obedecer a Dios y que son leales a Dios. Poseen la verdad y el testimonio y sólo estas personas son agradables a Dios en Su casa. Dios salva a los que pueden cobrar vida, que pueden ver la salvación de Dios, que pueden ser leales a Dios y que están dispuestos a buscar a Dios. Él salva a los que creen en la encarnación de Dios y creen en Su aparición” (‘¿Eres alguien que ha cobrado vida?’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Las palabras de Dios Todopoderoso nos han explicado qué significan “persona muerta” y “persona viva”. En el principio, Dios creó a los antepasados de la humanidad, Adán y Eva. Ellos eran seres humanos con espíritu. Eran personas meticulosas e inteligentes y podían manifestar a Dios y honrarlo. Después, fueron tentados por Satanás para que comieran del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Como consecuencia, se llenaron del veneno de Satanás. Ya no se dedicaron a Dios ni le obedecieron. Habían perdido la imagen del hombre que Dios había creado en el principio. Aunque sus cuerpos seguían vivos, a ojos de Dios, ellos ya se habían convertido en personas muertas sin espíritu. Actualmente, estamos siendo corrompidos de una forma cada vez más profunda por Satanás. Estamos llenos de caracteres corruptos satánicos como arrogancia, egoísmo, traición, malicia y avaricia. Se ha llegado al punto en el que nos enfrentamos a algo que no es conforme a nuestras nociones, nos quejamos a Dios, lo juzgamos, nos resistimos a Él y lo traicionamos a Dios. A ojos de Dios, somos personas muertas sin espíritu. A partir de esto, podemos ver que “persona muerta” se refiere a los que están viviendo bajo la influencia de Satanás, a los que tienen naturalezas corruptas que se resisten a Dios y a los que son enemigos de Dios. Alternativamente, “persona viva” se refiere a los que se han desprendido del carácter satánico corrupto, los que han restaurado su conciencia y sentido, los que entienden a Dios, los que obedecen a Dios y los que aman a Dios. Estas personas tienen un lugar para Dios en su corazón. En todos los asuntos, pueden buscar la verdad, comprender las intenciones de Dios, poner en práctica la verdad de las palabras de Dios y no confiar más en las reglas de vida de Satanás. Son personas que han triunfado sobre la influencia de Satanás y han regresado a Dios. Son personas vivas con espíritu y que han sido verdaderamente resucitadas de los muertos.

Después de entender la diferencia entre “persona muerta” y “persona viva”, algunos hermanos y hermanas pueden preguntar: ¿cómo se cumplirá la profecía de la “resurrección de un hombre muerto”? Antes de responder a esta pregunta, echemos un vistazo a un ejemplo. Aunque nuestros pecados hayan sido expiados y perdonados por el Señor Jesús, la raíz de nuestro pecado aún no ha sido resuelta. Seguimos viviendo dentro de un carácter corrupto satánico. Cometemos pecados y los admitimos un día sí y otro también. Por ejemplo: somos incapaces de acatar los mandamientos de Dios y de poner en acción las palabras de Dios. Somos como esas personas en el mundo secular que siguen las tendencias del mundo, deseando riqueza y placer carnal. Somos arrogantes y engreídos, deshonestos y traicioneros, y egoístas y vulgares. Estamos controlados por nuestra naturaleza satánica. Frecuentemente contradecimos a Dios y nos resistimos a Él. Nos gusta revelarnos a nosotros mismos en medio de las multitudes. Damos testimonio de nosotros mismos de forma que los demás nos consideren muy bien y competimos por estatus con Dios. Para nuestro beneficio personal, podemos hacer cosas traicioneras, mentir para engañar a las personas y luchar abiertamente y manipular encubiertamente con otros. Incluso podemos jurar en falso y hacer promesas vacías delante del Señor. Aunque nuestra boca dice que amamos al Señor, esencialmente, estamos negociando con el Señor. Externamente, estamos trabajando duro, desechando y gastando, pero estamos haciendo estas cosas con la esperanza de negociar el otorgamiento y la bendición de Dios. Creemos en Dios, pero no lo honramos como grande. No tenemos un lugar para el Señor en nuestro corazón. En su lugar, adoramos a las celebridades, a grandes personas, pastores y ancianos, etc. Si no podemos purificar nuestro carácter corrupto, ¿cómo podemos convertirnos en personas vivas y cómo podemos alcanzar la aprobación de Dios y entrar en el reino de los cielos? Como consecuencia, seguimos requiriendo que Dios represente un paso más de la salvación.

El Señor Jesús dijo: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). Claramente, Dios regresará en los últimos días para expresar la verdad y llevar a cabo la etapa final de Su obra de conceder vida al hombre. Las palabras de Dios Todopoderoso dicen: “Si las personas quieren convertirse en seres vivientes, y dar testimonio de Dios, y que Dios los apruebe, deben aceptar la salvación de Dios, se deben someter gustosamente a Su juicio y castigo y deben aceptar gustosamente la poda y el trato de Dios. Sólo entonces podrán poner en práctica todas las verdades que Dios exige, y sólo entonces obtendrán la salvación de Dios y verdaderamente se convertirán en seres vivientes” (‘¿Eres alguien que ha cobrado vida?’ en “La Palabra manifestada en carne”). En los últimos días, con el fin de salvarnos de la influencia de Satanás, Dios se ha encarnado de nuevo. Él usa el nombre de Dios Todopoderoso para desarrollar Su obra de juicio que empieza desde Su casa. Nosotros hemos experimentado el juicio y la reprensión, el trato y la poda, y las pruebas y el refinamiento de las palabras de Dios. Entendemos verdaderamente el hecho de nuestra propia resistencia y contradicción de Dios y nuestra naturaleza y esencia satánicas. Al mismo tiempo, tenemos un poco de entendimiento del carácter justo y santo de Dios. Vemos que la salvación de Dios es muy práctica. Además, odiamos y traicionamos nuestro propio carácter corrupto. Estamos dispuestos a poner la verdad en acción, confiar en las palabras de Dios para vivir como seres humanos, desechar nuestro carácter corrupto y satisfacer las intenciones de Dios. Hemos recibido las verdades que Dios expresa y las hemos convertido en nuestra vida. Hemos alcanzado la verdadera obediencia a Dios, el amor por Dios y vivimos una forma verdaderamente humana. Así es como una “persona muerta” puede cambiar en una “persona viva”. Esta es la resurrección de los muertos. Esto también cumple las palabras del Señor Jesús: “Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que Él me ha dado yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final” (Juan 6:39). Claramente, la “resurrección” se cumple mediante la obra de juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días y no es tan sobrenatural como las personas imaginan que es. Hermanos y hermanas, lo que Dios quiere son personas vivas y no muertas. Sólo las personas vivas pueden honrar a Dios y dar testimonio de Él. Sólo las personas vivas son aptas para heredar la promesa de Dios –entrar en el reino de los cielos–. ¡Siempre que aceptemos la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días, experimentemos las palabras de juicio y reprensión de Dios y aceptemos la verdad como nuestras vidas, podemos ser resucitados de los muertos!

¡Gracias a Dios! ¡Toda la gloria pertenece a Dios!

Some Scriptures taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation

 

Canción cristiana | Dios es el apoyo eterno del hombre

Canción cristianaDios es el apoyo eterno del hombre

Verso 1

Aunque Jesús había resucitado,

no habían abandonado al hombre, Su corazón y obra.

Con Su aparición le dijo

que Él está ahí, en cualquier forma en la que esté.

Él caminaba con la gente,

estaba siempre en todo lugar,

proveía, guiaba, los dejaba verlo y tocarlo

para que no volviesen a estar indefensos.

Coro

Lo que Jesús hizo después de resucitar

mostró el interés y la esperanza de Dios,

el cuidado y aprecio que tiene por el hombre.

Nunca ha cambiado, es siempre igual.

Vreso 2

Jesús quería que la gente supiese

que no están solos en la vida en este mundo.

Dios cuida de ellos, Él está con ellos,

la gente se puede apoyar en Él.

Sus seguidores son Su familia.

Al apoyarse en Dios, el hombre no es débil ni está solo.

Los que lo aceptan como ofrenda por el pecado

serán libres de pecado.

Coro

Lo que Jesús hizo después de resucitar

mostró el interés y la esperanza de Dios,

el cuidado y aprecio que tiene por el hombre.

Nunca ha cambiado, es siempre igual.

Verso 3

La obra de Jesús tras la resurrección,

para el hombre, eran cosas muy pequeñas.

Pero para Dios eran relevantes

y muy importantes.

Dios termina lo que empieza.

Hay etapas, planes, que muestran Su sabiduría,

Su omnipotencia y grandes actos,

también Su amor y misericordia.

Coro

Lo que Jesús hizo después de resucitar

mostró el interés y la esperanza de Dios,

el cuidado y aprecio que tiene por el hombre.

Nunca ha cambiado, es siempre igual.

Puente

El hilo principal de la obra de Dios

es que Él quiere profundamente al hombre

y se preocupa realmente por él.

Estos sentimientos no puede ignorar.

Coro

Lo que Jesús hizo después de resucitar

mostró el interés y la esperanza de Dios,

el cuidado y aprecio que tiene por el hombre.

Nunca ha cambiado, es siempre igual.

Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso

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El objetivo y el significado de cada una de las tres etapas de la obra de Dios

(1) El objetivo y el significado de la obra de Dios en la Era de la Ley

Las palabras relevantes de Dios:

La obra que hizo Jehová en los israelitas estableció en la humanidad el lugar de origen terrenal de Dios, así como el lugar sagrado de Su presencia. Limitó Su obra al pueblo de Israel. Al principio, no obró fuera de Israel, sino que escogió un pueblo que Él consideró apropiado para limitar el alcance de Su obra. Israel es el lugar donde Dios creó a Adán y Eva, y del polvo de aquel lugar Jehová hizo al hombre; este lugar se convirtió en la base de Su obra en la tierra. Los israelitas, descendientes de Noé y de Adán, fueron el fundamento humano de la obra de Jehová en la tierra.

La relevancia, el propósito y las etapas de la obra de Jehová en Israel en este tiempo eran el de iniciar Su obra en la tierra entera, la cual, tomando a Israel como su centro, paulatinamente se fue extendiendo entre las naciones gentiles. Este es el principio según el cual Él obra en todo el universo: el establecimiento de un modelo, seguido por su ampliación hasta que toda la gente en el universo haya recibido Su evangelio. Los primeros israelitas fueron los descendientes de Noé. A estas personas se les dotó solamente del aliento de Jehová y entendían lo suficiente como para ocuparse de las necesidades básicas de la vida, pero no sabían qué clase de Dios era Jehová, ni cuál era Su voluntad para el hombre, mucho menos sabían cómo debían reverenciar al Señor de toda la creación. En cuanto a si había normas o leyes que debían ser obedecidas, o si existía alguna obra que los seres creados debían llevar a cabo para el Creador, los descendientes de Adán nada sabían de tales cosas. Lo único que sabían era que el marido debía sudar y trabajar para mantener a su familia, y que la esposa debía someterse a su marido y perpetuar la raza humana que Jehová había creado. En otras palabras, este pueblo, que tenía solamente el aliento y la vida de Jehová, no sabía nada de cómo seguir las leyes de Dios o cómo satisfacer al Señor de toda la creación. Entendía demasiado poco. Así que aunque no había nada torcido ni deshonesto en sus corazones, y pocas veces surgían los celos o los conflictos entre ellos, no obstante carecían del conocimiento y entendimiento de Jehová, Señor de toda la creación. Estos antepasados del hombre sólo sabían comer y disfrutar las cosas de Jehová, pero no sabían reverenciarlo; no sabían que Jehová es el único a Quien debían adorar postrados. ¿Cómo, entonces, podían ser llamados Sus criaturas? Siendo esto así, las palabras: “Jehová es el Señor de toda la creación” y “Él creó al hombre para que este lo manifestara, lo glorificara y lo representara”, ¿no se habrían pronunciado en vano? ¿Cómo podría un pueblo sin reverencia hacia Jehová convertirse en un testimonio de Su gloria? ¿Cómo podría convertirse en manifestaciones de Su gloria? ¿No se convertirían entonces las palabras de Jehová —“Yo creé al hombre a Mi imagen”— en un arma en las manos de Satanás, el maligno? ¿No se convertirían estas palabras en una señal de humillación sobre la creación de Jehová del hombre? Para poder completar esa etapa de Su obra, después de crear a los hombres, Jehová no les instruyó ni les guio desde el tiempo de Adán hasta el de Noé. Antes bien, no fue hasta que el diluvio destruyó al mundo que Él comenzó a guiar formalmente a los israelitas, quienes eran los descendientes de Noé, así como de Adán. Su obra y Sus palabras en Israel dirigieron a todo el pueblo de Israel mientras transcurrían sus vidas en toda la tierra de Israel y, de esta manera, Jehová mostró a la humanidad que no sólo podía soplar aliento al hombre para que recibiera vida de Él y se levantara del polvo como un ser creado, sino que también podía incinerar a la humanidad, maldecirla y utilizar Su vara para manejarla. Así también vieron que Jehová podía guiar la vida del hombre en la tierra, y hablar y obrar entre los seres humanos conforme a las horas del día y la noche. Hizo esta obra solamente para que Sus criaturas conociesen que el hombre vino del polvo, recogido por Él, y hecho, además, por Él. No sólo eso, sino que la obra que comenzó en Israel se llevó a cabo para que otros pueblos y naciones (que de hecho no eran independientes de Israel, sino ramas de los israelitas y que seguían siendo descendientes de Adán y Eva) pudieran recibir el evangelio de Jehová desde Israel, para que todos los seres creados en el universo pudiesen reverenciar a Jehová y engrandecerlo. Si Jehová no hubiera comenzado Su obra en Israel, sino que habiendo creado a los hombres, les hubiese permitido llevar vidas despreocupadas en la tierra, en ese caso, debido a la naturaleza física del hombre (una naturaleza que significa que el hombre jamás podrá conocer lo que no puede ver, cosa igual a decir que no sabría que fue Jehová quien creó a la humanidad y, aún menos, sabría por qué lo hizo), jamás conocería que fue Jehová quien creó a la humanidad y que Él es el Señor de toda la creación. Si Jehová hubiera creado al hombre y lo hubiera colocado en la tierra, y simplemente se hubiera sacudido el polvo de las manos y se hubiese ido, en lugar de quedarse entre los hombres para darles guía durante un periodo de tiempo, entonces la humanidad entera hubiese regresado a la nada; incluso el cielo y la tierra y toda la miríada de cosas que Él hizo, así como toda la humanidad, hubiesen regresado a la nada y, además, hubiese sido pisoteada por Satanás. Así, el deseo de Jehová —que “Sobre la tierra, esto es, en medio de Su creación, Él tuviese un lugar donde poner Sus pies, un lugar santo”— habría sido destrozado. Así fue que, después de crear a la humanidad, Él pudo quedarse en medio de ella para guiar sus vidas y hablarles estando entre ellos, todo para realizar Su deseo y cumplir Su plan. La obra que Él llevó a cabo en Israel fue sólo para ejecutar el plan que había establecido antes de crear todas las cosas, de manera que la obra que hizo primero entre los israelitas y Su creación de todas las cosas no se contradecían, sino que ambas eran por el bien de Su gestión, de Su obra y de Su gloria, como también para profundizar el significado de Su creación de la humanidad. Él guio la vida del hombre en la tierra durante dos mil años después de Noé, tiempo durante el cual le enseñó a los hombres a entender cómo reverenciar a Jehová, el Señor de toda la creación, cómo llevar y conservar sus vidas, y ante todo, cómo actuar como testigos de Jehová, rindiéndole obediencia y reverenciándolo, incluso alabándolo con música como hicieron David y sus sacerdotes.

de ‘La obra en la Era de la Ley’ en “La Palabra manifestada en carne”

de ‘La visión de la obra de Dios (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Así pues, habéis leído estas normativas y principios de la Era de la Ley, ¿verdad? ¿Abarcan las regulaciones un amplio espectro? Primero, cubren los Diez Mandamientos, tras los cuales aparecen las regulaciones sobre cómo edificar altares, etc. Después vienen las relativas a guardar el día de reposo y a observar las tres festividades, tras las cuales están las de las ofrendas. ¿Habéis visto cuántos tipos de ofrendas hay? Hay holocaustos, ofrendas de cereal, de paz, por el pecado, etc. seguidas por las normativas para las ofrendas de los sacerdotes, incluidos los holocaustos y las ofrendas de cereal de los sacerdotes, y otros tipos de ofrendas. La octava regulación está relacionada con la ingestión de las ofrendas por los sacerdotes. Y después están las que indican lo que las personas deben observar durante su vida. Hay estipulaciones para muchos aspectos de la forma de vivir de las personas, como las normativas respecto a lo que pueden o no comer, sobre la purificación de las mujeres tras el parto, y para los curados de la lepra. En estas regulaciones, Dios llega a hablar incluso de la enfermedad, y hasta existen normas para matar a las ovejas y al ganado, etc. Estos fueron creados por Dios, y deberías matarlos como Él te indica que lo hagas; existe, sin duda, una razón para las palabras divinas, es indudablemente correcto actuar tal como Él ha decretado, ¡y, con toda seguridad, es beneficioso para las personas! También existen festividades y normas a observar, como el día de reposo, la Pascua, y más; Dios habló de todos ellos. Veamos las últimas: otras normativas como encender las lámparas, el año de Jubileo, la redención de la tierra, hacer votos, la ofrenda del diezmo, etc. ¿Abarcan estas cosas un amplio espectro? Lo primero de lo que debemos hablar es el asunto de las ofrendas de las personas, después están las regulaciones para el robo y la compensación, así como la observancia del día de reposo…; todos los detalles de la vida están implicados. Es decir, cuando Dios empezó la obra oficial de Su plan de gestión, estableció muchas regulaciones que el hombre debía seguir. El fin de estas era permitirle llevar la vida normal del ser humano sobre la tierra, una vida normal inseparable de Dios y de Su dirección. Dios le instruyó primero cómo levantar altares, cómo establecerlos. Después de esto, le señaló cómo realizar las ofrendas y estableció cómo debía vivir: a qué debía prestar atención en la vida, qué tenía que cumplir, qué debía hacer y qué no. Lo que Dios estableció para el hombre lo englobaba todo, y con estas costumbres, regulaciones y principios, Él estandarizó el comportamiento de las personas, guió sus vidas, su iniciación a las leyes de Dios, las guió hasta llegar delante del altar de Dios, a tener una vida entre todas las cosas que Él había hecho para el hombre, con orden, regularidad y moderación. En primer lugar, Dios usó estas simples normativas y estos principios para establecer límites para el hombre, de forma que este tuviera una vida normal de adoración a Dios sobre la tierra, la vida normal del hombre; ese es el contenido específico del comienzo de Su plan de gestión de seis mil años. Las regulaciones y normas cubren un contenido muy amplio; son los detalles específicos de la dirección de la humanidad por parte de Dios, durante la Era de la Ley, y tenían que ser aceptadas y honradas por las personas que vivieron antes de la Era de la Ley. Son un registro de la obra llevada a cabo por Dios durante esa época, y son la prueba real del liderazgo de Dios y Su dirección de toda la humanidad.

de ‘La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II’ en “La Palabra manifestada en carne”

Los seres humanos más antiguos no sabían nada, por lo que Dios tuvo que empezar a enseñarles desde los principios más superficiales y básicos para la supervivencia, y las regulaciones necesarias para vivir. Infundió estas cosas poco a poco en el corazón del hombre, y a través de estas normativas y reglas orales le fue proporcionando un entendimiento gradual de Él, una apreciación y un entendimiento progresivos de Su liderazgo, y un concepto básico de la relación entre el ser humano y Dios. Después de lograr este efecto y sólo entonces, Dios pudo llevar a cabo, poco a poco, la obra que realizaría más adelante. Así, estas regulaciones y la obra realizada por Dios durante la Era de la Ley constituyen la base de Su obra salvífica de la humanidad, y la primera etapa de obra en el plan de gestión de Dios.

de ‘La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II’ en “La Palabra manifestada en carne”

Durante la Era de la Ley, Jehová estableció muchos mandamientos para que Moisés los promulgase a los israelitas que lo seguían para salir de Egipto. Estos mandamientos fueron dados por Jehová a los israelitas y no guardaban ninguna relación con los egipcios; tenían el propósito de refrenar a los israelitas. Él usó los mandamientos para exigirles. Bien sea que guardaran el día de reposo, que respetaran a sus padres, que no adoraran ídolos y demás, estos eran los principios por los que se les juzgaba como pecaminosos o justos. Entre ellos hubo algunos que fueron consumidos por el fuego de Jehová, otros que fueron apedreados, y algunos que recibieron la bendición de Jehová, todo esto determinado conforme a si obedecían o no estos mandamientos. Quienes no guardasen el día de reposo serían apedreados. Los sacerdotes que no guardasen el día de reposo serían consumidos por el fuego de Jehová. Quienes no mostrasen respeto a sus padres también serían apedreados. Todo esto fue encomendado por Jehová. Él estableció Sus mandamientos y leyes para que, al ser guiado por Él durante su vida, el pueblo escuchara y obedeciera Su palabra, y no se rebelara contra Él. Empleó estas leyes para mantener bajo control a la raza humana recién nacida, para crear las bases para Su obra futura. Así, con base en la obra que hizo Jehová, la primera era fue llamada la Era de la Ley. Aunque Jehová hizo muchas declaraciones y llevó a cabo mucha obra, Él sólo guio al pueblo de manera positiva, enseñando a esta gente ignorante cómo ser humana, cómo vivir y cómo entender el camino de Jehová. En la mayor parte, la obra que Él llevó a cabo fue provocar que el pueblo observara Su camino y siguiera Sus leyes. Esta obra se llevó a cabo en gente someramente corrompida; no se extendió al punto de transformar su carácter o progreso en la vida. Su único interés era usar leyes para restringir y controlar al pueblo. Para los israelitas de aquel tiempo, Jehová era solamente un Dios en el templo, un Dios en los cielos. Era una columna de nube, una columna de fuego. Lo único que les exigía Jehová era obedecer lo que la gente hoy día conoce como Sus leyes y mandamientos —que incluso se podrían llamar normas— porque lo que Jehová hizo no tenía el propósito de transformarlos, sino de darles más de lo que merecía tener el hombre, e instruirles con Su propia boca, pues después de haber sido creados, los hombres no tenían nada de lo que debían poseer. Así que Jehová le dio al pueblo lo que necesitaba para su vida en la tierra, haciendo que este pueblo que Él había guiado superara a sus antepasados, Adán y Eva, porque lo que Jehová le dio superaba lo que Él había dado a Adán y Eva en el principio. A pesar de eso, la obra que hizo Jehová en Israel fue sólo para guiar a la humanidad y hacer que esta reconociera a su Creador. No la conquistó ni la transformó; simplemente la guio. Este es el resumen de la obra de Jehová en la Era de la Ley. Es el trasfondo, la verdadera historia, la esencia de Su obra en la tierra entera de Israel y el comienzo de Su obra de seis mil años, para mantener a la humanidad bajo el control de la mano de Jehová. De esto nació más obra en Su plan de gestión de seis mil años.

de ‘La obra en la Era de la Ley’ en “La Palabra manifestada en carne”

Durante la Era de la Ley, la obra de guiar a la humanidad se realizó bajo el nombre de Jehová, y la primera etapa de la obra se llevó a cabo en la tierra. La obra de esta etapa fue edificar el templo y el altar, y usar la ley para guiar al pueblo de Israel y obrar en medio de él. Guiando al pueblo de Israel, Él lanzó una base para Su obra en la tierra. Desde allí expandió Su obra más allá de Israel, es decir que, comenzando desde Israel la difundió hacia fuera, de forma que generaciones posteriores llegaron gradualmente a saber que Jehová era Dios, y que Él había creado los cielos, la tierra y todas las cosas, que había hecho a todas las criaturas. Él difundió Su obra por medio del pueblo de Israel hacia afuera de sí mismo, cuya tierra fue el primer lugar santo de la obra terrenal de Jehová, y la primera obra de Dios sobre la tierra se realizó por todo el territorio de Israel. Esa fue la obra de la Era de la Ley.

de ‘La visión de la obra de Dios (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”

(2) El objetivo y el significado de la obra de Dios en la Era de la Gracia

Versículo bíblico como referencia:

Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El” (Juan 3:17).

Las palabras relevantes de Dios:

Jesús representa la totalidad de la obra de la Era de la Gracia; se hizo carne, fue crucificado en la cruz, y también inauguró la Era de la Gracia. Fue crucificado para completar la obra de la redención, para poner fin a la Era de la Ley y dar comienzo a la Era de la Gracia y, por ello, fue llamado el “Comandante Supremo”, la “Ofrenda por el Pecado”, el “Redentor”. Así pues, la obra de Jesús difirió en contenido de la obra de Jehová, aunque ambas tenían el mismo principio. Jehová inició la Era de la Ley, estableció la base de operaciones —el punto de origen— de Su obra en la tierra y promulgó los mandamientos; estos fueron dos de Sus logros, que representan la Era de la Ley. La obra que Jesús llevó a cabo en la Era de la Gracia no fue promulgar mandamientos, sino cumplir los Mandamientos, marcando así el inicio de la Era de la Gracia y concluyendo la Era de la Ley que había durado dos mil años. Él fue el pionero, el que vino para iniciar la Era de la Gracia y, sin embargo, la parte principal de Su obra radica en la redención. Así, Sus logros fueron también dobles: inaugurar una nueva era y completar la obra de la redención a través de Su crucifixión. Luego, Él partió. En este punto, la Era de la Ley llegó a su fin y la humanidad entró en la Era de la Gracia.

La obra que Jesús llevó a cabo fue de acuerdo con las necesidades del hombre en esa era. Su tarea fue redimir a la humanidad, perdonar sus pecados y, así, Su carácter fue plenamente de humildad, paciencia, amor, piedad, tolerancia, misericordia y bondad. Él bendijo a la humanidad con generosidad, le trajo la gracia en abundancia, y todas las cosas que los hombres podían disfrutar Él se las dio para su goce: paz y felicidad, Su tolerancia y Su amor, Su misericordia y Su bondad. En esos días, todo lo que el hombre encontró fue una abundancia de cosas para disfrutar: su corazón estaba en paz y en calma; su espíritu estaba consolado y era sostenido por el Salvador Jesús. Que la humanidad pudiera obtener estas cosas fue consecuencia de la era en la que vivía. En la Era de la Gracia, el hombre ya había experimentado la corrupción de Satanás y, así, la obra de redimir a toda la humanidad requería una abundancia de gracia, tolerancia y paciencia infinitas y, aún más, una ofrenda suficiente para expiar los pecados de la humanidad, a fin de poder lograr su efecto. Lo que la humanidad vio en la Era de la Gracia fue, simplemente, Mi ofrenda de expiación por los pecados de la humanidad; esto es, Jesús. Todo lo que la humanidad sabía era que Dios podía ser misericordioso y tolerante, y todo lo que vio fue la misericordia y la bondad de Jesús. Todo esto fue porque vivía en la Era de la Gracia. Y, así, antes de que los hombres pudieran ser redimidos, tenían que disfrutar de los muchos tipos de gracia que Jesús les concedió; sólo esto era beneficioso para ellos. De este modo, podrían ser perdonados por sus pecados a través del disfrute de la gracia, y también podían tener la oportunidad de ser redimidos al disfrutar de la tolerancia y la paciencia de Jesús. Sólo a través de la tolerancia y la paciencia de Jesús se ganaron el derecho a recibir el perdón y a disfrutar la abundancia de la gracia conferida por Jesús; tal y como Él dijo: Yo no he venido para redimir a los justos sino a los pecadores, permitiendo que sus pecados sean perdonados. Si Jesús se hubiera encarnado con un carácter de juicio, maldición e intolerancia hacia las ofensas del hombre, entonces el hombre jamás habría tenido la oportunidad de ser redimido y habría seguido siendo pecador por siempre. Si esto hubiera sido así, el plan de gestión de seis mil años se habría detenido en la Era de la Ley, y la Era de la Ley se habría prolongado por seis mil años. Los pecados del hombre habrían sido más numerosos y más graves, y la creación de la humanidad no habría servido para nada. Los hombres sólo habrían podido servir a Jehová bajo la ley, pero sus pecados habrían excedido a los de los primeros humanos creados. Cuanto más amó Jesús a la humanidad, perdonándole sus pecados y trayéndole suficiente misericordia y bondad, más se ganó la humanidad la capacidad de salvarse, de ser llamados los corderos perdidos que Jesús rescató a un precio enorme. Satanás no podía entrometerse en esta obra, porque Jesús trataba a Sus seguidores como una madre amorosa trata al niño que tiene en su seno. No se enfureció con ellos ni los aborreció, sino que estaba lleno de consolación; Él jamás se llenó de ira cuando estaba entre ellos, sino que toleró sus pecados y pasó por alto su insensatez y su ignorancia, al punto de decir: “Perdonad a otros setenta veces siete”. Así, Su corazón transformó el corazón de otros. Fue de esta forma que las personas recibieron el perdón de los pecados a través de Su indulgencia.

de ‘La verdadera historia detrás de la obra en la Era de la Redención’ en “La Palabra manifestada en carne”

Aunque en Su encarnación Jesús estaba completamente desprovisto de emociones, Él siempre consoló a Sus discípulos, los proveyó, los ayudó y los sostuvo. A pesar del mucho trabajo que realizó o el mucho sufrimiento que soportó, jamás hizo exigencias excesivas a las personas, sino que siempre fue paciente y tolerante con sus pecados, tanto así, que las personas en la Era de la Gracia lo llamaban afectuosamente “el amable Salvador Jesús”. Para las personas de ese tiempo —para todas las personas—, lo que Jesús tenía y era, era misericordia y bondad. Él nunca recordaba las transgresiones de las personas, y el trato que les daba no se basaba en sus transgresiones. Como se trataba de una era diferente, Él a menudo otorgaba abundante alimento y bebida a las personas de modo que pudieran comer hasta saciarse. Trataba a todos Sus seguidores con gracia, sanando a los enfermos, expulsando demonios, resucitando a los muertos. Para que las personas pudieran creer en Él y ver que todo lo que Él hacía era con sinceridad y de todo corazón, llegó incluso a resucitar un cadáver en descomposición, mostrándoles que en Sus manos incluso los muertos podían regresar a la vida. De esta forma, soportó en silencio y llevó a cabo Su obra de redención en medio de ellos. Incluso antes de ser clavado en la cruz, Jesús ya había asumido los pecados de la humanidad y se había convertido en una ofrenda por los pecados del hombre. Incluso antes de ser crucificado, Él ya había allanado el camino hacia la cruz para redimir a la humanidad. Al final, fue clavado en la cruz, sacrificándose a sí mismo por la cruz, y le concedió a la humanidad toda Su misericordia, Su bondad y Su santidad. Siempre fue tolerante con la humanidad, jamás fue vengativo, y le perdonó sus pecados, la exhortó a arrepentirse y le enseñó a tener paciencia, tolerancia y amor, a seguir Sus pasos y a sacrificarse por la cruz. Su amor por los hermanos y hermanas excedía Su amor por María. El principio de la obra que Él llevó a cabo fue sanar a las personas y expulsar demonios, todo en aras de Su redención. Sin importar a dónde iba, trataba con gracia a todos los que lo seguían. Hizo rico al pobre, hizo caminar al lisiado, hizo ver al ciego e hizo oír al sordo; incluso invitó a los más desfavorecidos, a los desposeídos, es decir, a los pecadores, a que se sentaran a la misma mesa con Él, jamás evitándolos sino siendo siempre paciente. Incluso dijo: Cuando un pastor pierde a una de sus cien ovejas, dejará detrás a las noventa y nueve para buscar a la oveja perdida, y cuando la encuentra, se regocija enormemente. Él amaba a Sus seguidores como una oveja hembra ama a sus corderos. Aunque eran necios e ignorantes, y pecadores a Sus ojos y, además, eran los miembros más humildes de la sociedad, Él consideraba a estos pecadores —hombres a quienes otros despreciaban— como la niña de Sus ojos. Puesto que los favorecía, dio Su vida por ellos, como un cordero que es ofrecido en el altar. Estuvo entre ellos como si Él fuera su sirviente, permitiéndoles usarlo y sacrificarlo, sometiéndose a ellos de forma incondicional. Para Sus seguidores, Él era el amable Salvador Jesús, pero a los fariseos —que sermoneaban a las personas desde un pedestal alto— no les mostró misericordia ni bondad, sino aversión y resentimiento. No hizo mucha obra entre los fariseos, sino que sólo los sermoneó y reprendió ocasionalmente. No estuvo entre ellos haciendo la obra de la redención ni ejecutando señales y milagros. Él concedió toda Su misericordia y Su bondad a Sus seguidores, padeciendo por estos pecadores hasta el final, cuando fue clavado en la cruz, y sufrió todo tipo de humillación hasta que hubo redimido por completo a toda la humanidad. Esta fue la suma total de Su obra.

Sin la redención de Jesús, los hombres habrían vivido por siempre en el pecado y se habrían vuelto hijos del pecado, descendientes de los demonios. Continuando de esta manera, la tierra entera se habría vuelto un lugar de alojamiento para Satanás, un lugar para que él habitara. Sin embargo, la obra de la redención requería mostrar misericordia y bondad hacia la humanidad; sólo por este medio la humanidad podía recibir el perdón y, al final, ganarse el derecho a ser hechos completos y plenamente obtenidos. Sin esta etapa de la obra, el plan de gestión de seis mil años no habría podido avanzar. Si Jesús no hubiera sido crucificado, si sólo hubiera sanado a las personas y exorcizado a los demonios, las personas no podrían haber sido completamente perdonadas por sus pecados. En los tres años y medio que Jesús pasó haciendo Su obra en la tierra, completó sólo la mitad de Su obra de redención; luego, al ser clavado en la cruz y al convertirse en la semejanza de la carne pecadora, al ser entregado al maligno, Él completó la obra de la crucifixión y dominó el destino de la humanidad. Sólo después de ser entregado en manos de Satanás, redimió a la humanidad. Sufrió en la tierra durante treinta y tres años y medio, siendo ridiculizado, difamado y abandonado, incluso al punto en el que no tenía un lugar donde posar Su cabeza, ningún lugar para descansar, y fue crucificado después, y todo Su ser —un cuerpo inmaculado e inocente— fue clavado en la cruz. Experimentó todos los tipos de sufrimientos que existen. Quienes estaban en el poder se burlaron de Él y lo flagelaron e, incluso, los soldados escupieron en Su rostro; sin embargo, Él permaneció en silencio y soportó hasta el final, sometiéndose incondicionalmente hasta el punto de la muerte, con lo cual redimió a toda la humanidad. Sólo entonces se le permitió descansar. La obra que Jesús realizó representa sólo la Era de la Gracia; no representa la Era de la Ley ni tampoco sustituye la obra de los últimos días. Esta es la esencia de la obra de Jesús en la Era de la Gracia, la segunda era por la que la humanidad ha pasado: la Era de la Redención.

de ‘La verdadera historia detrás de la obra en la Era de la Redención’ en “La Palabra manifestada en carne”

En la Era de la Gracia Jesús vino a redimir a toda la humanidad caída (no sólo a los israelitas). Él mostró compasión y misericordia al hombre. El Jesús que el hombre vio en la Era de la Gracia estaba lleno de misericordia y siempre era amoroso, porque Él había venido a salvar al hombre del pecado. Él podía perdonar al hombre sus pecados hasta que Su crucifixión liberó completamente a la humanidad del pecado. Durante esa época, Dios se apareció al hombre en compasión y misericordia; es decir, Él se convirtió en una ofrenda por el pecado para el hombre y fue crucificado por los pecados del hombre de forma que él fuera perdonado para siempre. Él era misericordioso, compasivo, paciente y amoroso y todos los que seguían a Jesús en la Era de la Gracia también buscaban ser pacientes y amorosos en todas las cosas. Soportaban todo sufrimiento y nunca se defendían aunque les apalearan, maldijeran o apedrearan.

de ‘Las dos encarnaciones completan el sentido de la encarnación’ en “La Palabra manifestada en carne”

Cuando Jesús vino, también llevó a cabo parte de la obra de Dios, y pronunció algunas palabras; pero ¿cuál fue la obra principal que Él realizó? Lo que Él realizó principalmente fue la obra de la crucifixión. Se hizo igual a la carne pecaminosa para completar la obra de la crucifixión y redimir a toda la humanidad, y por el pecado de toda la humanidad Él sirvió como ofrenda por el pecado. Esta es la obra principal que realizó. En última instancia, proporcionó la senda de la cruz para que guiara a los que vinieran más tarde. Cuando Jesús vino, fue principalmente para completar la obra de la redención. Redimió a toda la humanidad y trajo el evangelio del reino de los cielos al hombre. Además, creó el sendero que lleva al reino de los cielos. Como resultado, todos los que vinieron después dijeron: “Deberíamos caminar por la senda de la cruz y sacrificarnos por ella”. Por supuesto, en el principio Jesús también hizo alguna otra obra y habló algunas palabras para hacer que el hombre se arrepintiera y confesara sus pecados. Pero Su ministerio seguía siendo la crucifixión, y los tres años y medio que pasó predicando el camino fueron en preparación para la crucifixión que vino después. Las diversas ocasiones en que Jesús oró también fueron por la crucifixión. La vida de hombre común y corriente que llevó y los treinta y tres años y medio que vivió en la tierra fueron, principalmente, para completar la obra de la crucifixión; debían darle fuerza para acometer esta obra, y, como resultado, Dios le encomendó a Él la obra de la crucifixión.

de ‘Todo se realiza por la palabra de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

En la obra de la Era de la Gracia, Jesús fue el Dios que salvó al hombre. Lo que Él tenía y era, era gracia, amor, compasión, templanza, paciencia, humildad, cuidado y tolerancia, y gran parte de la obra que Él hizo fue en aras de la redención del hombre. En cuanto a Su carácter, era de compasión y amor, y por ser compasivo y amoroso, tuvo que ser clavado en la cruz por el hombre, a fin de mostrar que Dios amaba al hombre como a sí mismo, hasta el punto de sacrificarse en Su totalidad. Satanás dijo: “Si amas al hombre, debes amarle hasta el último extremo: debes ser clavado en la cruz, para liberar al hombre de ella, del pecado, y debes ofrecerte a cambio de toda la humanidad”. Satanás hizo la siguiente apuesta: “Si eres un Dios amoroso y compasivo, debes amar al hombre hasta el último extremo: debes ofrecerte en la cruz”. Jesús dijo: “Siempre que sea por la humanidad, estoy dispuesto a entregar Mi todo”. Y luego Él subió a la cruz sin la menor preocupación por sí mismo y redimió a la humanidad entera. Durante la Era de la Gracia, el nombre de Dios fue Jesús, que indica que Dios era un Dios que salvó al hombre, y que era compasivo y amoroso. Él estaba con el hombre. Su amor, Su compasión y Su salvación acompañaron a cada persona. El hombre sólo podía obtener paz y gozo, recibir Su bendición, Sus inmensas y numerosas gracias, y Su salvación si aceptaba el nombre de Jesús y Su presencia. A través de la crucifixión de Jesús, todos aquellos que lo siguieron recibieron la salvación y se les perdonaron sus pecados. Durante la Era de la Gracia, el nombre de Dios fue Jesús. En otras palabras, la obra de la Era de la Gracia se realizó principalmente bajo el nombre de Jesús. Durante la Era de la Gracia, a Dios se le llamó Jesús. Él hizo nueva obra más allá del Antiguo Testamento, y esta terminó con la crucifixión; esa fue la totalidad de Su obra.

de ‘La visión de la obra de Dios (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”

En ese momento, la obra de Jesús era la redención de toda la humanidad. Los pecados de todos los que creían en Él eran perdonados; mientras creyeras en Él, Él te redimiría; si creías en Él, dejabas de ser un pecador y eras liberado de tus pecados. Esto es lo que significaba ser salvo y ser justificado por fe. Sin embargo, seguía habiendo en quienes creían algo rebelde y opuesto a Dios, y que había que seguir quitando lentamente. La salvación no significaba que el hombre hubiera sido ganado por completo por Jesús, sino que ya no pertenecía al pecado, que sus pecados habían sido perdonados: si creías, ya no pertenecías al pecado.

de ‘La visión de la obra de Dios (2)’ en “La Palabra manifestada en carne”

(3) El objetivo y el significado de la obra de Dios en la Era del Reino

Las palabras relevantes de Dios:

Cuando Jesús vino al mundo del hombre, trajo la Era de la Gracia y terminó la de la Ley. Durante los últimos días, Dios se hizo carne una vez más y, esta vez acabó la Era de la Gracia y trajo la del Reino. Todos aquellos que acepten la segunda encarnación de Dios serán conducidos a la Era del Reino, y podrán aceptar personalmente Su dirección. Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad, se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre, pero no lo libró de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió a Jesús cargar con los pecados del hombre como la ofrenda por el pecado, sino también que Dios realizara una obra mayor para librar completamente al hombre de su carácter, que ha sido corrompido por Satanás. Y así, después de que los pecados del hombre fueron perdonados, Dios volvió a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio, que llevó al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida.

de ‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”

La obra en los últimos días es pronunciar palabras. Estas pueden dar lugar a grandes cambios en el hombre. Los cambios efectuados ahora en estas personas al aceptar estas palabras son mucho mayores que los de las personas en la Era de la Gracia al aceptar aquellas señales y maravillas. Porque, en la Era de la Gracia, los demonios salían del hombre con la imposición de manos y la oración, pero los caracteres corruptos del hombre permanecían. El hombre fue curado de su enfermedad y se le perdonaron sus pecados, pero no se hizo en él la obra para poder expulsar los caracteres satánicos corruptos. El hombre sólo fue salvo y se le perdonaron sus pecados por su fe, pero su naturaleza pecaminosa no le fue quitada y permaneció en él. Los pecados del hombre fueron perdonados a través del Dios encarnado, pero eso no significa que el hombre no tenga pecado en él. Los pecados del hombre podían ser perdonados por medio de una ofrenda por el pecado, pero el hombre ha sido incapaz de resolver el problema de cómo no pecar más y cómo poder desechar completamente su naturaleza pecaminosa y ser transformado. Los pecados del hombre fueron perdonados gracias a la obra de la crucifixión de Dios, pero el hombre siguió viviendo en el viejo carácter satánico y corrupto. Así pues, el hombre debe ser completamente salvo de este carácter satánico corrupto para que la naturaleza pecadora del hombre sea del todo desechada y no se desarrolle más, permitiendo así que el carácter del hombre cambie. Esto requiere que el hombre entienda la senda del crecimiento en la vida, el camino de la vida, y el camino del cambio de su carácter. También necesita que el hombre actúe de acuerdo con esa senda, de forma que su carácter pueda ser cambiado gradualmente y él pueda vivir bajo el brillo de la luz y que pueda hacer todas las cosas de acuerdo con la voluntad de Dios, desechar el carácter satánico corrupto, y liberarse de la influencia satánica de las tinieblas, aflorando de este modo totalmente del pecado. Sólo entonces recibirá el hombre la salvación completa.

de ‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

La obra de los últimos días es separar a todos según su tipo, concluir el plan de gestión de Dios, porque el tiempo está cerca y el día de Dios ha llegado. Dios trae a todos los que han entrado en Su reino, es decir, a todos los que le han sido leales hasta el final, a la era de Dios mismo. Sin embargo, hasta la llegada de la era de Dios mismo la obra que Dios debe hacer no es la de observar las acciones del hombre ni indagar sobre la vida del hombre, sino juzgar su rebelión, porque Dios purificará a todos los que vengan ante Su trono. Todos los que han seguido los pasos de Dios hasta el día de hoy son los que han venido ante el trono de Dios, y siendo esto así, cada persona que acepta la obra de Dios en su fase final es el objeto de la purificación de Dios. En otras palabras, todo el que acepta la obra de Dios en su fase final es el objeto del juicio de Dios.

de ‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

Cuando Dios se hace carne esta vez, Su obra es expresar Su carácter, principalmente por medio del castigo y el juicio. Usando esto como el fundamento, trae más verdad al hombre, muestra más formas de práctica, y por tanto logra Su objetivo de conquistar al hombre y salvarlo de su carácter corrupto. Esto es lo que hay detrás de la obra de Dios en la Era del Reino.

de ‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”

En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios.

de ‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

Antes de que el hombre fuera redimido, muchos de los venenos de Satanás ya fueron plantados dentro de él. Después de miles de años de corrupción de Satanás, el hombre ya tiene dentro de sí una naturaleza que resiste a Dios. Por tanto, cuando ha sido redimido, no es nada más que una redención en la que se le ha comprado por un alto precio, pero la naturaleza venenosa de su interior no se ha eliminado. El hombre que está tan inmundo debe pasar por un cambio antes de ser digno de servir a Dios. Por medio de esta obra de juicio y castigo, el hombre llegará a conocer plenamente la esencia inmunda y corrupta de su interior, y podrá cambiar completamente y ser purificado. Sólo de esta forma puede ser el hombre digno de regresar delante del trono de Dios. Toda la obra realizada este día es con el fin de que el hombre pueda ser purificado y cambiado; por medio del juicio y el castigo por la palabra, así como del refinamiento, el hombre puede desechar su corrupción y ser hecho puro. En lugar de considerar que esta etapa de la obra es la de la salvación, sería más apropiado decir que es la obra de purificación. En verdad, esta etapa es la de conquista así como la segunda etapa de la salvación. Dios gana al hombre por medio del juicio y el castigo por la palabra; por medio del uso de la palabra para refinar, juzgar y revelar, todas las impurezas, las nociones, los motivos y las esperanzas individuales dentro del corazón del hombre se revelan completamente.

de ‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Dios realiza la obra de juicio y castigo para que el hombre pueda conocerle, y por amor a Su testimonio. Sin Su juicio sobre el carácter corrupto del ser humano, el hombre no conocería Su carácter justo que no permite ofensa alguna, y no podría apartarse de su viejo conocimiento de Dios para adoptar el nuevo. Por amor a Su testimonio y a Su gestión, Él hace pública Su totalidad, capacitando así al hombre para lograr el conocimiento de Dios, cambiar su carácter y dar un resonante testimonio de Él por medio de Su aparición pública. El cambio se logra en el carácter del hombre a través de distintos tipos de la obra de Dios; sin estos cambios en el carácter del hombre, este sería incapaz de dar testimonio de Dios y no podría ser conforme a Su corazón. Los cambios en el carácter del hombre significan que se ha liberado de la atadura de Satanás, de la influencia de la oscuridad, y que se ha convertido de verdad en un modelo y una muestra de la obra de Dios, que de verdad ha llegado a ser un testigo suyo y alguien que es conforme a Su corazón. Hoy, el Dios encarnado ha venido a hacer Su obra en la tierra, y exige que el hombre logre conocerle, obedecerle, y dé testimonio de Él; que conozca Su obra práctica y normal, que obedezca todas Sus palabras y Su obra que no concuerdan con los conceptos del hombre, y dé testimonio de toda Su obra de salvación del hombre, y todos los hechos que Él hace y que vencen al hombre. Los que dan testimonio de Dios tienen que poseer un conocimiento de Él; sólo este tipo de testimonio es preciso, práctico y el único que puede avergonzar a Satanás. Dios usa a aquellos que han llegado a conocerle pasando por Su juicio y Su castigo, por Su trato y Su poda, para que lleven testimonio de Él; Él usa a los que han sido corrompidos por Satanás para que den testimonio de Él; así también usa a aquellos cuyo carácter ha cambiado y que se han ganado, así, Sus bendiciones, para que den testimonio de Él. No necesita que el hombre lo alabe sólo de palabras ni la alabanza y el testimonio del tipo de Satanás, que no ha sido salvada por Él. Sólo aquellos que conocen a Dios, y cuyo carácter ha cambiado, están cualificados para dar testimonio de Él, y Él no permitirá que el hombre acarree vergüenza deliberadamente sobre Su nombre.

de ‘Sólo aquellos que conocen a Dios pueden dar testimonio de Él’ en “La Palabra manifestada en carne”

Durante la Era del Reino, el Dios encarnado pronuncia palabras para conquistar a todos los que creen en Él. Esto es “la Palabra que aparece en la carne”; Dios ha venido durante los últimos días para hacer esta obra, lo que significa que ha venido a efectuar el significado práctico de la Palabra que aparece en la carne. Él sólo habla palabras y rara vez se producen hechos. Es la esencia misma de la Palabra que aparece en la carne y cuando el Dios encarnado pronuncia Sus palabras, es la aparición de la Palabra en la carne y la Palabra que se hizo carne. “En el comienzo existía el Verbo y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios, y la Palabra se hizo carne”. Esto (la obra de la aparición de la Palabra en la carne) es la obra que Dios llevará a cabo en los últimos días, y es el capítulo final de todo Su plan de gestión; así, Dios tiene que venir a la tierra y manifestar Sus palabras en la carne. Lo que se hace hoy, lo que se hará en el futuro, lo que Dios perfeccionará, el destino final del hombre, los que serán salvos, los que serán destruidos, etc., esta obra que debe realizarse al final se ha declarado con toda claridad, y su total propósito es realizar el significado práctico de la Palabra que aparece en la carne. Los decretos y la constitución administrativos que se emitieron anteriormente, los que serán destruidos, los que entrarán en el reposo, todas esas palabras deben cumplirse. Es la obra realizada por el Dios encarnado principalmente durante los últimos días. Él hace que las personas comprendan adónde pertenecen los que fueron predestinados por Dios, y adónde pertenecen los que no son predestinados por Él; cómo serán clasificados Su pueblo y Sus hijos, lo que le ocurrirá a Israel y a Egipto. En el futuro, cada una de esas palabras se cumplirá. Los pasos de la obra de Dios se van acelerando. Dios usa la palabra como medio para revelarle al hombre lo que se debe hacer en cada era, lo que el Dios encarnado de los últimos días hará, y el ministerio que Él llevará a cabo; y todas estas palabras tienen el propósito de lograr el significado real de la Palabra que aparece en la carne.

de ‘Todo se realiza por la palabra de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

En la Era del Reino, Dios usa la palabra para iniciar una nueva era, para cambiar el método de Su obra y para realizar la obra de la era entera. Este es el principio por el cual Dios obra en la Era de la Palabra. Él se hizo carne para hablar desde diferentes perspectivas, permitiendo que el hombre pueda en verdad ver a Dios –quien es la Palabra manifestada en la carne–, Su sabiduría y Su maravilla. Este tipo de obra se realiza para lograr mejor los objetivos de conquistar al hombre, perfeccionar al hombre y eliminar al hombre. Este es el verdadero significado del uso de la palabra para obrar en la Era de la Palabra. A través de la palabra, el hombre llega a conocer la obra de Dios, el carácter de Dios, la esencia del hombre y aquello a lo que el hombre debe entrar. A través de la palabra, la obra que Dios quiere realizar en la Era de la Palabra fructifica en su totalidad. A través de la palabra, el hombre es revelado, eliminado y probado. El hombre ha visto la palabra, ha oído la palabra y ha tomado conciencia de la existencia de la palabra. Como resultado, cree en la existencia de Dios, en la omnipotencia y la sabiduría de Dios, así como en el amor de Dios por el hombre y Su deseo de salvarlo. Aunque la palabra “palabra” es simple y ordinaria, la palabra procedente de la boca del Dios encarnado sacude todo el universo; transforma el corazón, las nociones y el antiguo carácter del hombre, y la apariencia que el mundo entero solía tener. A través de las eras, sólo el Dios de la actualidad obra de esta manera, y sólo Él habla así y viene a salvar al hombre de ese modo. A partir de este momento, el hombre vive bajo la guía de la palabra, pastoreado y provisto por la palabra. La humanidad entera ha llegado a vivir en el mundo de la palabra, dentro de las maldiciones y bendiciones de la palabra de Dios, y aún más seres humanos han llegado a vivir bajo el juicio y el castigo de la palabra. Estas palabras y esta obra son todas en aras de la salvación del hombre, en aras del cumplimiento de la voluntad de Dios, y en aras del cambio del aspecto original del mundo de la antigua creación. Dios creó el mundo con la palabra, guía a los hombres de todo el universo con la palabra, y, una vez más, los conquista y los salva con la palabra. Al final, Él utilizará la palabra para llevar a la totalidad del mundo antiguo a su fin. Sólo entonces el plan de gestión está totalmente completo.

de ‘La Era del Reino es la Era de la Palabra’ en “La Palabra manifestada en carne”

En los últimos días, Dios usa, principalmente, la palabra para perfeccionar al hombre. No usa señales y prodigios para oprimir o convencer al hombre. Esto no puede manifestar con claridad el poder de Dios. Si Él sólo mostrara señales y prodigios, sería imposible dejar clara Su realidad y, por tanto, sería imposible perfeccionar al hombre. Dios no hace al hombre perfecto con señales y prodigios, sino que usa la palabra para regarlo y pastorearlo; después de esto se logra la completa obediencia del ser humano y su conocimiento de Dios. Este es el objetivo de la obra que Él hace y de las palabras que Él pronuncia. Dios no usa el método de la demostración de señales y prodigios para perfeccionar al hombre, sino que usa palabras y muchos métodos diferentes en Su obra para tal menester. Ya sea el refinamiento, el trato, la poda o la provisión de palabras, Dios habla desde muchas perspectivas diferentes para hacer al hombre perfecto y darle un mayor conocimiento de la obra, de la sabiduría y la maravilla de Dios.

de ‘Todo se realiza por la palabra de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

En esta etapa final de la obra, los resultados se obtienen a través de la palabra. A través de la palabra, el hombre llega a entender muchos misterios y la obra de Dios a lo largo de generaciones pasadas; el Espíritu Santo esclarece al hombre; este llega a entender los misterios nunca antes desvelados por las generaciones pasadas, así como la obra de los profetas y apóstoles de tiempos pasados, y los principios por los que obraron; el hombre también llega a conocer el carácter de Dios mismo, así como la rebeldía y la resistencia del hombre, y llega a conocer su propia esencia. A través de estos pasos de la obra y todas las palabras habladas, el hombre llega a conocer la obra del Espíritu, de la carne encarnada de Dios, y además, todo Su carácter. Tu conocimiento de la obra de gestión de Dios durante seis mil años también lo obtuviste a través de la palabra. ¿No conseguiste también tu conocimiento de tus antiguas nociones y el éxito al dejarlas de lado a través de la palabra?

de ‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

El mayor significado de la obra de las palabras es permitirles a las personas poner la verdad en práctica después de haber entendido la verdad, lograr cambios en su carácter y alcanzar el conocimiento de ellas mismas y de la obra de Dios. Sólo el medio de obrar a través del habla puede permitir la comunicación entre Dios y el hombre; sólo las palabras pueden explicar la verdad. Obrar de esta manera es el mejor medio para conquistar al hombre, aparte de la declaración de las palabras, ningún otro método puede darle al hombre un entendimiento más claro de la verdad y de la obra de Dios y así, en Su última etapa de la obra, Dios le habla al hombre con el fin de hacerle accesible todas las verdades y los misterios que no entiende, permitiéndole conseguir el verdadero camino y la vida de Dios y así satisfacer la voluntad de Dios.

de ‘Deberías desechar las bendiciones del estatus y entender la voluntad de Dios para la salvación del hombre’ en “La Palabra manifestada en carne”

El hombre será hecho completamente perfecto en la Era del Reino. Después de la obra de conquista, el hombre estará sujeto al refinamiento y la tribulación. Los que puedan vencer y mantenerse el testimonio durante esta tribulación son los que al final serán hechos completos; son los vencedores. Durante esta tribulación al hombre se le exige aceptar este refinamiento y este refinamiento es la última vez de la obra de Dios. Es la última vez que el hombre será refinado antes de la consumación de toda la obra de la gestión de Dios y todos los que sigan a Dios deben aceptar esta prueba final, deben aceptar este último refinamiento.

de ‘La obra de Dios y la práctica del hombre’ en “La Palabra manifestada en carne”

Después de la obra conquistadora llega la de recompensar el bien y castigar el mal: las personas que obedecen completamente, las totalmente conquistadas, serán colocadas en el siguiente paso de la difusión de la obra a todo el universo; los no conquistados serán puestos en las tinieblas y encontrarán calamidad. Así, el hombre se clasificará según su tipo, los hacedores de maldad agrupados con el mal, para nunca más ver la luz del sol, y los justos agrupados con el bien, para recibir luz y vivir eternamente en la luz. El fin está cerca para todas las cosas, el final del hombre se ha mostrado claramente a sus ojos, y todas las cosas se clasificarán según su tipo. ¿Cómo pueden las personas escapar de sufrir esta clasificación?

de ‘La verdad interna de la obra de conquista (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Los últimos días ya han llegado. Todas las cosas se clasificarán según su tipo, y se dividirán en diferentes categorías en base a su naturaleza. Este es el tiempo cuando Dios revela el final y el destino del hombre. Si este no pasa por el castigo y el juicio, no habrá forma de revelar su desobediencia y su injusticia. Sólo por este medio se puede manifestar el final de todas las cosas. El hombre sólo muestra realmente lo que es cuando es castigado y juzgado. El mal se pondrá con el mal, el bien con el bien, y toda la humanidad será clasificada según sus tipos. A través del castigo y del juicio se revelará el final de todas las cosas, de forma que los malos serán castigados y los buenos recompensados, y todas las personas se someterán al dominio de Dios. Toda la obra debe lograrse por medio del castigo y del juicio justos. Como la corrupción del hombre ha alcanzado su punto culminante y su desobediencia ha sido demasiado grave, sólo el carácter justo de Dios, que es principalmente de castigo y juicio, y se revela durante los últimos días, puede transformar y completar totalmente al hombre. Sólo este carácter puede dejar el mal al descubierto y castigar así con severidad a todos los injustos.

de ‘La visión de la obra de Dios (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Los últimos días son aquellos en los que se clasificarán todas las cosas de acuerdo a su tipo por medio de la conquista. La conquista es la obra de los últimos días; en otras palabras, juzgar los pecados de cada persona es la obra de los últimos días. De lo contrario, ¿cómo podrían clasificarse las personas? La obra de clasificación que se está haciendo entre vosotros es el comienzo de esa obra en todo el universo. Después de esto, personas de todas las nacionalidades, en todas partes, también estarán sujetas a la obra de conquista. Esto significa que cada persona de la creación será clasificada según su tipo, compareciendo ante el trono de juicio para ser juzgada. Ninguna persona o cosa puede escapar del sufrimiento de este castigo y juicio ni puede eludir esta clasificación según el tipo; todos los hombres estarán organizados por clases. Esto se debe a que el final está cerca para todas las cosas, y los cielos y la tierra llegan a su conclusión. ¿Cómo puede el hombre escapar del final de su existencia?

de ‘La verdad interna de la obra de conquista (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”

¿Entiendes ahora lo que es el juicio y lo que es la verdad? Si lo has entendido, entonces te exhorto a someterte obedientemente a ser juzgado, de lo contrario nunca tendrás la oportunidad de ser elogiado por Dios o de ser llevado por Él a Su reino. Aquellos que sólo acepten el juicio, pero que nunca puedan ser purificados, es decir, los que huyan en medio de la obra de juicio, serán detestados y rechazados para siempre por Dios. Sus pecados son más numerosos y más graves que los de los fariseos, ya que han traicionado a Dios y son rebeldes contra Dios. Tales hombres, los cuales no son dignos de realizar servicio, recibirán un castigo más severo, un castigo que es, además, eterno. Dios no eximirá a ningún traidor que alguna vez evidenció lealtad con palabras, pero que luego lo traicionó. Hombres como estos recibirán retribución por medio del castigo del espíritu, del alma y del cuerpo. ¿Acaso no es esta precisamente una revelación del carácter justo de Dios? ¿Acaso no es esto el propósito de Dios al juzgar al hombre y revelarlo? Dios consigna a todos aquellos que realizan todo tipo de acciones perversas durante el tiempo del juicio a un lugar infestado de espíritus malignos, dejando que estos espíritus malignos destruyan sus cuerpos carnales a voluntad. Sus cuerpos despiden el hedor de los cadáveres y tal es su apropiada retribución. Dios escribe en sus libros de registro todos y cada uno de los pecados de aquellos falsos creyentes desleales, falsos apóstoles y falsos colaboradores; entonces, cuando llegue el momento apropiado, Él los arrojará en medio de los espíritus inmundos, dejando que estos espíritus inmundos contaminen sus cuerpos enteros a voluntad para que nunca puedan ser reencarnados y nunca más vean la luz. Aquellos hipócritas que realizaron servicio en algún momento, pero que son incapaces de permanecer leales hasta el final, son contados por Dios entre los malvados a fin de que caminen en el consejo de los malvados y se conviertan en parte de su desordenada chusma; al final, Dios los aniquilará. Dios echa a un lado y no presta atención a aquellos que nunca han sido leales a Cristo ni han dedicado esfuerzo alguno, y los aniquilará a todos en el cambio de las eras. Ya no existirán en la tierra ni mucho menos obtendrán paso al reino de Dios. Aquellos que nunca han sido sinceros con Dios pero que han sido obligados por las circunstancias a lidiar con indiferencias con Él, serán contados entre los que realizan servicio para Su pueblo. Solamente un pequeño número de tales hombres podrán sobrevivir mientras que la mayoría perecerá junto con los que ni siquiera son calificados para realizar servicio. Finalmente, Dios llevará a Su reino a todos aquellos que son de la misma mente que Él, el pueblo y los hijos de Dios, así como también los predestinados por Él para ser sacerdotes. Tal es la síntesis obtenida por Dios a través de Su obra. En cuanto a los que no puedan entrar en ninguna de las categorías establecidas por Dios, serán contados entre los incrédulos. Y con toda seguridad os imaginaréis cómo terminarán. Ya os he dicho todo lo que debo decir; el camino que elijáis será vuestra decisión. Lo que debéis entender es esto: la obra de Dios nunca espera por nadie que no pueda seguir Su ritmo y el carácter justo de Dios no le muestra misericordia a ningún hombre.

de ‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

Cuando las naciones y los pueblos del mundo regresen todos delante de Mi trono, tomaré de inmediato toda la abundancia del cielo y la concederé al mundo humano, de manera que, gracias a Mí, rebosará de una abundancia sin igual. No obstante, mientras el viejo mundo continúe existiendo, lanzaré Mi furia sobre sus naciones, promulgando abiertamente Mis decretos administrativos por todo el universo, y enviaré castigo a quien los viole:

Cuando vuelvo Mi rostro al universo para hablar, toda la humanidad oye Mi voz, y ve inmediatamente todas las obras que en todo el universo Yo he forjado. Los que van en contra de Mi voluntad, es decir, los que se oponen a Mí con los hechos del hombre, caerán bajo Mi castigo. Yo tomaré las numerosísimas estrellas de los cielos y las haré de nuevo; gracias a Mí el sol y la luna serán renovados, los cielos ya no serán más como eran; las innumerables cosas sobre la tierra serán renovadas. Todos serán completados por medio de Mis palabras. Las muchas naciones del universo serán divididas de nuevo y sustituidas por la mía, de forma que las naciones sobre la tierra desaparecerán para siempre y serán una sola que me adore; todas las naciones de la tierra serán destruidas, y dejarán de existir. De los seres humanos del universo, todos los pertenecientes al diablo serán exterminados; Mi fuego ardiente abatirá a todos los que adoran a Satanás, es decir que, excepto los que están ahora dentro de la corriente, el resto quedará reducido a cenizas. Cuando Yo castigue a los muchos pueblos, los del mundo religioso regresarán en grados diferentes a Mi reino, conquistados por Mis obras, porque habrán visto la llegada del Santo cabalgando sobre una nube blanca. Toda la humanidad seguirá a su propia especie, y recibirá castigos que variarán según lo que hayan hecho. Aquellos que se han opuesto a Mí perecerán; en cuanto a aquellos cuyos actos en la tierra no me han involucrado, seguirán existiendo en la tierra bajo el gobierno de Mis hijos y de Mi pueblo debido a la forma como se han comportado. Yo me revelaré a las innumerables personas y naciones, resonando con Mi propia voz sobre la tierra para proclamar la terminación de Mi gran obra, para que toda la humanidad la vea con sus propios ojos.

de ‘Capítulo 26’ de Las palabras de Dios al universo entero en “La Palabra manifestada en carne”

Su obra última de castigar el mal y recompensar el bien se hace por completo con el fin de purificar totalmente a toda la humanidad para que Él pueda llevar a una humanidad completamente santa al reposo eterno. Esta etapa de Su obra es Su obra más crucial. Es la etapa final de toda Su obra de gestión. Si Dios no destruyera al malvado, sino que lo dejara permanecer, entonces toda la humanidad todavía no podría entrar en el reposo y Dios no podría llevar a toda la humanidad a un reino mejor. Esta clase de obra no estaría completamente terminada. Cuando Él termine Su obra, toda la humanidad será completamente santa. Sólo de esta manera Dios puede vivir con tranquilidad en el reposo.

de ‘Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo’ en “La Palabra manifestada en carne”

Ya que Dios creó al hombre, Él hará que el hombre lo adore; ya que desea restaurar la función original del hombre, la va a restaurar por completo y sin ninguna adulteración. Restaurar Su autoridad quiere decir hacer que el hombre lo adore y hacer que el hombre lo obedezca; quiere decir que Él va a hacer que el hombre viva por Él y que perezcan Sus enemigos debido a Su autoridad; quiere decir que hará que hasta la última parte de Él continúe entre la humanidad sin ninguna resistencia por parte del hombre. El reino que anhela establecer es Su propio reino. La humanidad que espera es una que lo adore y lo obedezca por completo y tenga Su gloria. Si no salva a la humanidad corrupta, la relevancia de Su creación del hombre quedará en nada; no tendrá más autoridad entre los hombres y Su reino ya no será capaz de existir en la tierra. Si no destruye a esos enemigos que le son desobedientes, no podrá obtener toda Su gloria ni tampoco podrá establecer Su reino sobre la tierra. Estos son los símbolos de la terminación de Su obra y los símbolos de la terminación de Su gran logro: destruir completamente a aquellos entre la humanidad que lo desobedecen y llevar al reposo a los que han sido perfeccionados.

de ‘Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo’ en “La Palabra manifestada en carne”

Como Mis palabras están consumadas, el reino se forma poco a poco en la tierra y el hombre regresa gradualmente a la normalidad, y por ende se establece en la tierra el reino que yace en Mi corazón. En el reino, todo el pueblo de Dios recupera la vida del hombre normal. Se ha ido el invierno helado, reemplazado por un mundo de ciudades primaverales, donde la primavera perdura todo el año. Ya la gente no se enfrenta con el mundo sombrío y miserable del hombre, ya no sufre el frío escalofriante del mundo del hombre. La gente ya no pelea entre sí, los países ya no se enfrentan en guerras, ya no hay más matanza y la sangre que fluye de la matanza; todas las tierras están llenas de felicidad, y en todas partes rebosa el calor entre los hombres.

de ‘Capítulo 20’ de Las palabras de Dios al universo entero en “La Palabra manifestada en carne

Scripture quotations taken from LBLA Copyright by The Lockman Foundation

Película cristiana en español latino | La fe en Dios II: Tras la caída de la iglesia

Película cristiana en español latino | “La fe en Dios II: Tras la caída de la iglesia” Las historias reales de cristianos en China

Desde que llegó al poder, el Partido Comunista de China ha reprimido y perseguido continuamente el cristianismo y el catolicismo, con el fin de erradicar por completo todas las creencias religiosas e implantar el ateísmo en territorio chino. Especialmente desde que Xi Jinping se convirtiera en presidente, los ataques del PCCh a la fe han alcanzado cotas máximas y hasta la Iglesia de las Tres Autonomías, autorizada oficialmente, está siendo erradicada y se están derribando cruces. Yu Congguang es un predicador que escapa peligrosamente a una detención masiva del PCCh. Posteriormente llega a casa de Chen Song’en, un cristiano del Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías. El PCCh derriba la iglesia del Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías de Chen Song’en y algunos miembros de la iglesia, tras escuchar las enseñanzas de sus pastores y ancianos, oran por el régimen del PCCh, creyendo que así cumplen con estas palabras del Señor Jesús: “Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen” (Mateo 5:44). Sin embargo, muchos creyentes están confundidos, ya que, pese a haber pedido en oración bendiciones para el PCCh durante muchos años, el PCCh no solo no se ha arrepentido, sino que incluso ha derribado su iglesia. Se preguntan si realmente orar por el PCCh respeta la voluntad de Dios. La congregación lo discute sin llegar a ninguna conclusión. Luego, gracias a la lectura de las palabras de Dios y las enseñanzas de Yu Congguang y su colaborador, Chen Song’en y los demás aprenden el verdadero significado de la enseñanza del Señor Jesús, “amad a vuestros enemigos”. También aprenden a discernir la esencia satánica del PCCh, que consiste en oponerse a Dios y detestar la verdad, y ven claramente las peligrosas consecuencias de seguir a los pastores y ancianos por la senda de las Tres Autonomías y de confiar en la protección de un poder dominante satánico…

Recomendación: La fe en Dios | Película cristiana en español latino

¿A qué personas salva Dios? ¿A qué personas elimina Él?

2018-06-0360

 

Las palabras relevantes de Dios:

Los que pertenecen a Satanás no entienden las palabras de Dios, y los que pertenecen a Dios pueden oír Su voz. Todos los que son conscientes de las palabras que hablo y las entienden son los que se salvarán, y darán testimonio de Dios; todos aquellos que no entienden las palabras que hablo no pueden dar testimonio de Él, y son los que serán eliminados.

de ‘Conocer las tres etapas de la obra de Dios es la senda para conocer a Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

Los muertos son los que no tienen espíritu, que son insensibles en extremo y que se oponen a Dios. Además, son los que no conocen a Dios. Estas personas no tienen la más mínima intención de obedecer a Dios, sólo se rebelan contra Él y se oponen a Él y no tienen la más mínima lealtad. Los vivos son aquellos cuyos espíritus han vuelto a nacer, que saben obedecer a Dios y que son leales a Dios. Poseen la verdad y el testimonio y sólo estas personas son agradables a Dios en Su casa. Dios salva a los que pueden cobrar vida, que pueden ver la salvación de Dios, que pueden ser leales a Dios y que están dispuestos a buscar a Dios. Él salva a los que creen en la encarnación de Dios y creen en Su aparición. Algunas personas pueden cobrar vida y algunas personas no; esto depende de si su naturaleza puede ser salvada o no. Muchas personas han escuchado un montón de palabras de Dios pero no entienden la voluntad de Dios, han escuchado muchas palabras de Dios pero todavía no son capaces de ponerlas en práctica, son incapaces de vivir cualquier verdad y también interfieren deliberadamente con la obra de Dios. Son incapaces de hacer ninguna obra de Dios, no pueden consagrar nada a Él, y también en secreto gastan el dinero de la iglesia y comen en la casa de Dios gratis. Estas personas están muertas y no serán salvas. Dios salva a todos los que están en medio de Su obra. Pero hay una parte de ellos que no puede recibir Su salvación; sólo un pequeño número puede recibir Su salvación porque la mayoría de las personas están demasiado muertas, están tan muertas que no pueden ser salvadas, Satanás las ha explotado totalmente y, por naturaleza, son demasiado maliciosas. Ese pequeño número de personas tampoco fue completamente capaz de obedecer a Dios. No fueron esos que habían sido absolutamente fieles a Dios desde el principio, ni que tenían el mayor amor por Dios desde el principio; en cambio, se han vuelto obedientes a Dios gracias a Su obra de conquista, ven a Dios gracias a Su amor supremo, hay cambios en su carácter gracias al justo carácter de Dios, y han llegado a conocer a Dios gracias a Su obra que es tanto práctica como normal.

de ‘¿Has cobrado vida?’ en “La Palabra manifestada en carne”

Dios siempre ha perfeccionado a los que le sirven. Él no los expulsa con ligereza. Si tú realmente aceptas el juicio y el castigo de la palabra de Dios, si puedes dejar de lado tus viejas prácticas y reglas religiosas, y dejar de usar las antiguas nociones religiosas como la medida de la palabra de Dios de hoy, sólo entonces habrá un futuro para ti. Pero si tú te aferras a cosas viejas, si aún las atesoras, entonces no hay manera de que puedas ser salvado. Dios no les presta atención a personas como esas.

de ‘La forma religiosa de servicio debe prohibirse’ en “La Palabra manifestada en carne”

Quienes auténticamente creen en Dios son aquellos que están dispuestos a poner en práctica la palabra de Dios, y son aquellos que están dispuestos a practicar la verdad. Aquellos que auténticamente pueden ser testigos de Dios son también aquellos que están dispuestos a poner Su palabra en práctica, y son aquellos que pueden realmente estar del lado de la verdad. Aquellos que emplean engaños y que hacen injusticia son todas personas que no tienen verdad y todas traen vergüenza a Dios. Aquellos en la iglesia que participan en disputas son lacayos de Satanás, y son la incorporación de Satanás. Este tipo de persona es demasiado malvada. Aquellos que no tienen discernimiento y son incapaces de ponerse de parte de la verdad, albergan malas intenciones y manchan la verdad. Estas personas son aún representantes más típicos de Satanás; están más allá de la redención y no hace falta decir que son todos objetos de eliminación. A los que no practican la verdad no se les debe permitir permanecer en la familia de Dios, ni tampoco a los que deliberadamente destruyen a la iglesia. Pero este no es el momento de hacer la obra de expulsión. Ellos simplemente serán expuestos y eliminados al final. No se debe hacer más obra inútil sobre estas personas; aquellos que pertenecen a Satanás son incapaces de permanecer en el lado de la verdad, mientras que aquellos que buscan la verdad pueden estar del lado de la verdad. Aquellos que no practican la verdad son indignos de oír el camino de la verdad e indignos de dar testimonio de la verdad. La verdad básicamente no es para sus oídos, sino más bien se habla para los oídos de aquellos que la practican. Antes de que se revele el fin de cada persona, aquellos que molestan a la iglesia e interrumpen la obra serán dejados a un lado. Una vez que la obra esté completa, estas personas serán expuestas una tras otra antes de ser eliminadas. Mientras sea el tiempo de proporcionar la verdad, no se les tomará en cuenta por el momento. Cuando toda la verdad se revele al hombre esas personas deben ser eliminadas, ya que también será el momento en que todas las personas se clasificarán según su especie. Debido a su mezquina inteligencia, aquellos que no tienen discernimiento vendrán a la ruina en manos de personas malvadas y serán desviados por personas malvadas y no podrán regresar. Estas personas deben ser manejadas de esta manera, ya que no aman la verdad, porque son incapaces de ponerse del lado de la verdad, porque siguen a las personas malvadas, porque están del lado de las personas malvadas, y porque están aliados con malvados y desafían a Dios. Saben perfectamente que esas personas malvadas irradian el mal, pero endurecen sus corazones y las siguen, y se mueven en contra de la verdad. ¿No están haciendo el mal estas personas que no practican la verdad, sino que hacen cosas destructivas y abominables? Aunque hay entre ellos los que se llaman “reyes” y los que les siguen su rastro, ¿no son todas sus naturalezas igualmente desafiantes para Dios? ¿Qué excusa pueden tener para decir que Dios no los salva? ¿Qué excusa pueden tener para decir que Dios no es justo? ¿No es su propio mal el que los destruirá? ¿No es su propia rebeldía la que los arrastrará al infierno? Aquellos que practican la verdad, al final, serán salvos y perfeccionados a través de la verdad. Aquellos que no practican la verdad al final invitarán a la ruina a través de la verdad. Estos son los fines que esperan a los que practican la verdad y a los que no la practican.

de ‘Una advertencia a los que no practican la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

Algunos se comportan mojigata y decentemente en presencia de Dios, y, particularmente, “con buenos modales”, pero se vuelven desafiantes y desenfrenados en presencia del Espíritu. ¿Contaríais a un hombre así en las filas de los honestos? Si eres un hipócrita y experto en socializar, entonces Yo te digo que definitivamente eres uno de los que juega con Dios. Si tus palabras están llenas de excusas y justificaciones que nada valen, entonces Yo te digo que eres alguien muy poco dispuesto a practicar la verdad. Si tienes muchas confidencias que eres reacio a compartir y estás muy poco dispuesto a dejar al descubierto tus secretos —es decir, tus dificultades— ante los demás con el fin de buscar el camino de la luz, entonces digo que eres alguien que no recibirá la salvación fácilmente y que no saldrá fácilmente de las tinieblas. Si buscar el camino de la verdad te causa placer, entonces eres alguien que vive siempre en la luz. Si te sientes muy contento de ser un hacedor de servicio en la casa de Dios, trabajando de forma diligente y concienzuda en la oscuridad, siempre dando y nunca quitando, entonces Yo te digo que eres un santo leal, porque no buscas ninguna recompensa y estás simplemente siendo un hombre honesto. Si estás dispuesto a ser franco, si estás dispuesto a esforzarte al máximo, si eres capaz de sacrificar tu vida por Dios y mantener el testimonio, si eres honesto hasta el punto en que sólo sabes satisfacer a Dios y no considerarte o tomar las cosas para ti mismo, entonces Yo digo que este tipo de persona es la que se alimenta en la luz y vivirá para siempre en el reino.

de ‘Tres advertencias’ en “La Palabra manifestada en carne”

Algunas personas abandonan cuando algunas cosas negativas les sobrevienen, y son incapaces de levantarse después de cada revés. Todas estas personas son necios que no aman la verdad y no obtendrán la verdad aun si viven toda una vida de fe. ¿Cómo podrían seguir hasta el final tales necios? Las personas astutas y las que tienen de verdad la cualidad interior y entienden los asuntos espirituales son buscadoras de la verdad, y ocho de cada diez veces son capaces de lograr alguna inspiración, alguna lección, algún esclarecimiento y algún progreso. Cuando a un necio que no entiende los asuntos espirituales le ocurre diez veces lo mismo, ni una sola vez obtendrá un beneficio de vida y ni una sola vez efectuará un cambio ni entenderá su naturaleza. Fracasa diez veces, se tropieza diez veces, pero sigue sin despertar y tampoco busca la verdad para encontrar la raíz del problema. Sin importar cuántos sermones pueda escuchar ese tipo de persona, nunca entenderá la verdad: es una causa perdida. Cada vez que se tropieza necesita a alguien más para que lo ayude a volver a levantarse, para persuadirlo. Si no es persuadido o no se le extiende la mano, simplemente no vuelve a levantarse. Cada vez que ocurre, hay peligro de que caiga, y cada vez existe el peligro de que degenere. ¿No es esto el final para esa persona? ¿Sigue existiendo alguna razón para que estas personas inútiles sean salvas? La salvación de Dios hacia la humanidad es la salvación para aquellos que aman la verdad. Es la salvación para aquellos que tienen fuerza de voluntad y determinación, aquellos que aspiran a la verdad y la justicia. Decir que alguien tiene determinación significa que anhela la justicia, la bondad y la verdad, y que tiene conciencia. Dios obra en estas personas para que puedan comprender y obtener la verdad, para que su corrupción pueda ser limpiada y su carácter de vida pueda transformarse. Si dentro de ti no existe amor por la verdad y si no aspiras a la justicia y a la luz, entonces, cuandoquiera que te encuentres con el mal no tendrás la voluntad para desechar las cosas malignas ni la determinación para padecer dificultades, y si tu conciencia está adormecida, tu capacidad de recibir la verdad también lo está; no eres sensible a la verdad ni a las cosas que ocurren; no eres capaz de distinguir nada y no tienes la capacidad de manejar o resolver las cosas; por tanto, no hay forma de ser salvo. Esta clase de persona no tiene nada por lo que se la pueda recomendar, nada con lo que merezca la pena obrar. No responde, sin importar con cuánta claridad o con cuánta transparencia Dios hable acerca de la verdad, como si la persona estuviera muerta. ¿Acaso no ha acabado todo para ella? Cualquiera que tenga aliento puede salvarse mediante la respiración artificial. Pero si la persona ya ha muerto y su alma ha partido, la respiración artificial será inútil. Una vez que te ocurre algo te encoges y no das testimonio; por tanto, nunca puedes ser salvado, y estás completamente acabado.

de ‘Las personas confundidas no pueden ser salvas’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

Tales hombres no entienden la nueva obra, sino que están llenos de conceptos interminables. No cumplen con ninguna función en la iglesia; más bien, siembran cizaña y esparcen negatividad por todas partes, incluso al punto de participar de toda clase de mal comportamiento y disturbios en la iglesia, arrojando así a la confusión y el desconcierto a aquellos que carecen de discernimiento. Estos demonios vivos, estos espíritus malignos, deberían irse de la iglesia lo antes posible, no sea que la iglesia quede arruinada por su culpa. Tal vez no le temas a la obra del presente, pero ¿no le temes acaso al castigo justo del mañana? Hay una gran cantidad de personas en la iglesia que son parásitos, así como también una gran cantidad de lobos que buscan trastornar la obra normal de Dios. Son demonios enviados por el Diablo, lobos feroces que buscan devorar a los corderos ignorantes. Si estos supuestos hombres no son expulsados, se transforman en parásitos en la iglesia y en polilla que devoran las ofrendas. Un día, ¡todos estos gusanos despreciables, ignorantes, ruines y repulsivos serán castigados!

de ‘Los que obedecen a Dios con un corazón verdadero, con seguridad serán ganados por Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

Aquellos que sólo piensan en su carne y les gusta la comodidad, aquellos cuya fe es ambigua, aquellos que se involucran en la medicina de brujería y la hechicería, aquellos que son promiscuos y andrajosos y harapientos, aquellos que le roban los sacrificios a Jehová y Sus posesiones, aquellos que aman los sobornos, aquellos que ociosamente sueñan con ir al cielo, aquellos que son arrogantes y engreídos y sólo luchan por la fama personal y la fortuna, aquellos que esparcen palabras impertinentes, aquellos que blasfeman a Dios mismo, aquellos que no hacen nada sino hacer juicios contra Dios mismo y lo calumnian, aquellos que se agrupan con otros y tratan de formar un grupo independiente, aquellos que se exaltan más alto que Dios, aquellos hombres y mujeres jóvenes frívolos y hombres y mujeres de edad media y avanzada que son atrapados en el libertinaje, aquellos hombres y mujeres que disfrutan de la fama y la fortuna personales y buscan el estatus personal entre los demás, aquellas personas impenitentes que están atrapadas en el pecado, ¿no están todos más allá de la salvación? Libertinaje, pecaminosidad, medicina de brujería, hechicería, obscenidad y palabras impertinentes, todos desenfrenados entre vosotros mientras las palabras de verdad y vida son pisoteadas entre vosotros y el lenguaje santo es profanado entre vosotros. ¡Vosotros prole de gentiles, hinchados de inmundicia y desobediencia! ¿En dónde terminaréis? ¿Cómo se atreven aquellos que aman la carne, que cometen actos malvados de la carne y están atrapados en pecados de libertinaje a tener el descaro de seguir viviendo? ¿No sabes que tales personas como vosotros sois gusanos que estáis más allá de la salvación? ¿Qué os califica para demandar esto y aquello? A la fecha no ha habido el menor cambio en aquellos que no aman la verdad y sólo aman la carne, así que, ¿cómo pueden tales personas ser salvas? Incluso hoy, aquellos que no aman el camino de vida, que no exaltan a Dios y no dan testimonio de Él, que planean por el bien de su propio estatus, que se ensalzan, ¿no siguen siendo los mismos? ¿Dónde está el valor de salvarlos? Si el hombre puede ser salvo no depende de qué tan bien calificado estés o cuántos años has estado trabajando, mucho menos en cuántas credenciales tienes. Depende de si tu búsqueda ha dado fruto. Debes saber que los que son salvados son los “árboles” que dan fruto, no los árboles con un follaje exuberante y abundantes flores que no dan fruto. Incluso si has pasado muchos años vagando por las calles, ¿entonces qué? ¿Dónde está tu testimonio? Tu reverencia por Dios es mucho más baja que tu amor por ti mismo y tus deseos lujuriosos, ¿no es alguien así un degenerado? ¿Cómo podrían ser un espécimen y modelo para la salvación? ¡Tu naturaleza es inalterable, eres demasiado rebelde, estás más allá de la salvación! ¿No son esos el tipo de personas que será eliminado? ¿El tiempo cuando Mi obra termine no es el tiempo de la llegada de tu último día? He hecho tanta obra y he hablado tantas palabras entre vosotros, ¿qué tanto de esto ha entrado en vuestros oídos? ¿Qué tanto de esto habéis alguna vez obedecido? Cuando Mi obra termine también será cuando dejes de oponerte a Mí y de estar contra Mí. Durante la duración de Mi obra, siempre actuáis contra Mí, nunca cumplís con Mis palabras. Hago Mi obra y tú haces tu propia “obra”, haces tu propio reinito, vosotros jauría de zorras y perros, ¡todo lo que hacéis es contra Mí! Siempre estáis tratando de traer a vuestro abrazo a aquellos que sólo os aman, ¿dónde está vuestra reverencia? ¡Todo lo que hacéis es engañoso! ¡No tenéis obediencia ni reverencia, todo lo que hacéis es engañoso y blasfemo! ¿Pueden tales personas ser salvadas? Los hombres sexualmente inmorales y lascivos siempre quieren atraer hacia ellos, para su propio placer a esas rameras coquetas. De ninguna manera salvaré a tales demonios sexualmente inmorales. Os odio demonios inmundos, vuestra lascivia y coquetería os sumergirán en el infierno, ¿qué tenéis que decir por vosotros mismos? ¡Vosotros demonios inmundos y espíritus malvados sois tan repulsivos! ¡Sois repugnantes! ¿Cómo puede ser salva esa basura? ¿Podrían ellos que están atrapados en el pecado todavía ser salvados? El día de hoy, esta verdad, este camino y esta vida no tienen ningún atractivo para vosotros; sois atraídos a la pecaminosidad, al dinero, a la posición, a la fama y la ganancia, a los disfrutes de la carne, a la guapura de los hombres y a la coquetería de las mujeres. ¿Qué os califica para entrar a Mi reino? Vuestra imagen es incluso mayor que la de Dios, vuestro estatus es mayor que el de Dios, por no decir nada de vuestro prestigio entre los hombres, os habéis convertido en un ídolo que las personas adoran. ¿No te has convertido en el arcángel? Cuando se revelen los resultados de las personas, que es también cuando la obra de salvación se acerque a su fin, muchos de aquellos entre vosotros seréis cadáveres que estáis más allá de la salvación y debéis ser eliminados.

de ‘Práctica (7)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Las personas que más tarde sobrevivan al reposo, todas habrán soportado el día de la tribulación y también habrán dado testimonio de Dios; todas serán personas que cumplen su deber y tienen la intención de obedecer a Dios. Los que simplemente desean usar la oportunidad de servir para evitar practicar la verdad no van a poder permanecer. Dios tiene estándares apropiados para el arreglo de los resultados de todas las personas; Él no simplemente toma estas decisiones de acuerdo a las palabras y conductas de alguien, ni tampoco las toma de acuerdo con su comportamiento durante un solo periodo de tiempo. Para nada va a ser indulgente con toda la conducta malvada de alguien debido al servicio pasado que haya hecho para Dios, ni tampoco va a perdonar de la muerte a alguien por un gasto momentáneo para Dios. Nadie puede evadir la retribución debida a su maldad y nadie puede cubrir su malvada conducta y, por lo tanto, evadir el tormento de la destrucción. Si alguien puede hacer en verdad su propio deber, entonces esto quiere decir que es eternamente fiel a Dios y no busca recompensas, independientemente de si recibe bendiciones o sufre desgracias. Si las personas son fieles a Dios cuando ven bendiciones, pero pierden su fidelidad cuando no pueden ver bendiciones, y al final todavía son incapaces de dar testimonio de Dios e incluso son incapaces de hacer su deber como deberían, estas personas que una vez prestaron servicio a Dios fielmente aun así van a ser destruidas. En resumen, las personas malvadas no pueden sobrevivir a la eternidad ni tampoco pueden entrar en el reposo; sólo los justos son los maestros del reposo.

de ‘Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo’ en “La Palabra manifestada en carne

Palabra de vida eterna | El hombre sólo puede salvarse en medio de la gestión de Dios

Palabra de vida eterna | El hombre sólo puede salvarse en medio de la gestión de Dios

Dios Todopoderoso dice: “No tiene entendimiento del sentido de la salvación de la humanidad por parte de Dios y de Su obra de gestión ni comprende cómo desea Él que sea la humanidad en última instancia. ¿Es una humanidad parecida a Adán y Eva, no corrompida por Satanás? ¡No! La gestión de Dios tiene el fin de ganar a un grupo de personas que adoren a Dios y se sometan a Él. Esta humanidad ha sido corrompida por Satanás, pero ya no lo ve como su padre; reconoce el feo rostro de Satanás, y lo rechaza, y viene delante de Dios para aceptar Su juicio y castigo. Sabe lo que es feo, y cómo contrasta con lo que es santo, y reconoce la grandeza de Dios y la maldad de Satanás. Una humanidad como esta ya no trabajará más para él ni lo adorará, ni lo consagrará. Es porque es un grupo de personas a las que Dios ha ganado de verdad. Este es el sentido de la gestión de la humanidad por parte de Dios”.

Recomendación: Palabras diarias de Dios | Sólo el que experimenta la obra de Dios verdaderamente cree en Dios (Fragmento 4)