Me reuní con el Señor gracias a las notificaciones de YouTube

Por Li Lan, Corea del Sur

En la vida, a veces los hechos fortuitos pueden tener consecuencias imprevistas. Hace unos meses me sucedió algo inesperado y asombroso: me reuní con el Señor gracias a las notificaciones de YouTube.

Una mañana de junio, me desperté temprano, me puse a hojear sosegadamente la Biblia que mantenía cerca de la almohada y leí lo que dijo el Señor Jesús cuando reprendió a los fariseos: “‘Mi casa será llamada casa de oración’, pero vosotros la estáis haciendo cueva de ladrones” (Mateo 21:13). No pude evitar preocuparme al leerlo, pues la situación en mi iglesia había llegado a ser la misma que la del templo hacia el final de la Era de la Ley: en mi iglesia, los pastores y ancianos solían predicarnos que los creyentes teníamos que amarnos los unos a los otros, pero ellos, de hecho, aceptaban propinas cuando oraban por los miembros de la congregación y, en ocasiones, la cantidad de dinero que les daban determinaba cuánto tiempo oraban por el donante. Se suponía que la iglesia era un lugar donde la gente adoraba a Dios y, sin embargo, ahora se había convertido nada más que en un lugar donde los creyentes se casaban. Los fieles disminuían día a día y los pastores y ancianos no se esforzaban mucho en sus sermones ni buscaban la mejor manera de pastorear el rebaño del Señor, sino que hallaban infinito gozo en la celebración de bodas. No pude evitar pensar: “Los pastores y ancianos se han desviado del camino del Señor y la iglesia ya no difiere del mundo exterior. Se ha convertido en una cueva de ladrones, como el templo al final de la Era de la Ley. ¿Aparecerá el Señor en una iglesia así cuando regrese?”.

“Piiii, piiii, piiii…” Una alarma interrumpió mis pensamientos. Tomé el celular, apagué la alarma y casualmente me di cuenta de que tenía una notificación de YouTube en el teléfono. Las palabras “Iglesia de Dios Todopoderoso”, que me resultaban familiares, me llamaron la atención y creía haberlas oído antes en alguna parte, pero en ese preciso momento no recordaba dónde. Con gran perplejidad, pensé: “Yo no me he suscrito a los videos de la Iglesia de Dios Todopoderoso en YouTube, así que ¿por qué habría de enviarme YouTube una notificación de esta iglesia?”. De repente recordé que, aproximadamente un mes antes, una amiga me había llevado a la Iglesia de Dios Todopoderoso a oír uno de sus sermones. El sermón fue innovador y revelador y acorde con la Biblia, y me pareció muy renovador. Habría querido seguir estudiándolo, pero mi amiga me había dicho que la Iglesia de Dios Todopoderoso daba testimonio de que el Señor ya había regresado como Dios Todopoderoso encarnado y de que estaba realizando una nueva etapa de Su obra en los últimos días y expresando muchas verdades. También me había contado que todos los creyentes en la Iglesia de Dios Todopoderoso leían las palabras expresadas por Dios Todopoderoso, no la Biblia, por lo que pensé: “Los pastores y ancianos suelen decirnos en las reuniones que todas las palabras de Dios están en la Biblia y que no puede haber palabras ni obras de Dios fuera de esta. Es más, los creyentes de todas las épocas han creído en el Señor por medio de la Biblia. Tener fe en el Señor implica tener fe en la Biblia, así que ¿cómo podría una persona apartarse de ella y seguir creyendo en el Señor?”. Mi amiga me había invitado a ir a la Iglesia de Dios Todopoderoso a oír más sermones, pero siempre me había negado. Al ver esta notificación en el celular, no pude evitar preguntarme: “No me he suscrito a sus videos, y sin embargo he recibido una notificación de la Iglesia de Dios Todopoderoso. ¿Lo habrá dispuesto así el Señor?”. No obstante, aferrándome a mis nociones, no abrí el enlace para mirar el video de la Iglesia de Dios Todopoderoso.

Para mi sorpresa, sin embargo, en días posteriores recibí notificaciones frecuentes de YouTube recomendándome nuevos videos de películas e himnos subidos por la Iglesia de Dios Todopoderoso. Pensé para mis adentros: “¿Realmente me está guiando el Señor? ¿Es Su voluntad que mire los videos de la Iglesia de Dios Todopoderoso?”. Así pues, oré al Señor: “Oh, Señor, ¿por qué recibo notificaciones de la Iglesia de Dios Todopoderoso en el celular? Ellos dan testimonio de que ya has regresado, pero ¿es realmente cierto? ¿Debo mirar estos videos? Oh, Señor, por favor, guíame”. Después recordé las palabras del Señor Jesús: “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:3). “Sí”, pensé, “la venida del Señor es muy importante. Ahora que he oído la buena nueva del regreso del Señor, debo buscar con una actitud abierta, investigar concienzudamente y discriminar con sabiduría para comprobar si en verdad Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado. Si no lo busco ni estudio y resulta que el Señor ha regresado de verdad, ¿no habré perdido la oportunidad de reunirme con Él?”. Al pensarlo decidí mirar los videos de la Iglesia de Dios Todopoderoso. ¡Gracias al Señor! Si no los hubiera mirado, jamás lo habría sabido. Cuando miré los videos descubrí que el canal de YouTube de la Iglesia de Dios Todopoderoso tiene todo lo que se puede desear, ¡y en abundancia! Hay películas evangélicas, actuaciones corales, videos musicales, himnos y mucho más. Los distintos cánticos y películas evangélicas acapararon mi atención inmediatamente y, en concreto, me emocionó profundamente el video musical del himno “Mi amado, por favor, espérame”. Cuando lo vi no pude evitar recordar mis experiencias de los últimos años, en los que busqué por todas partes una iglesia que tuviera la obra del Espíritu Santo debido a la desolación de la mía. Cuantos más videos miraba, más quería ver. Recibí un increíble sustento y tuve unos deseos todavía mayores de comprender y estudiar la Iglesia de Dios Todopoderoso.

Un día miré ¿Qué relación hay entre Dios y la Biblia?, un maravilloso fragmento de la película evangélica ¿Quién es mi Señor?. Me impresionó muchísimo un pasaje de las palabras de Dios Todopoderoso en este video: “Creen en Mi existencia sólo dentro del alcance de la Biblia. Para ellos, Yo soy lo mismo que la Biblia; sin la Biblia Yo no existo y sin Mí no existe la Biblia. No prestan atención a Mi existencia o acciones, sino que dedican una atención extrema y especial a todas y a cada una de las palabras de las Escrituras, y muchos de ellos incluso creen que Yo no debería hacer nada que quisiera a menos que las Escrituras lo predijeran. Le atribuyen demasiada importancia a las Escrituras. Se puede decir que ven las palabras y expresiones como demasiado importantes, hasta el punto de que usan versículos de la Biblia para medir cada palabra que digo y para condenarme. Lo que buscan no es el camino de la compatibilidad conmigo, o el camino de la compatibilidad con la verdad, sino el camino de la compatibilidad con las palabras de la Biblia, y creen que cualquier cosa que no se ciña a la Biblia, sin excepción, no es Mi obra. ¿No son esas personas los descendientes sumisos de los fariseos? Los fariseos judíos usaron la ley de Moisés para condenar a Jesús. No buscaron la compatibilidad con el Jesús de ese tiempo, sino que diligentemente siguieron la ley al pie de la letra, hasta el grado de que finalmente clavaron en la cruz al Jesús inocente, habiéndolo acusado de no seguir la ley del Antiguo Testamento y de no ser el Mesías. ¿Cuál era su esencia? ¿No era que no buscaban el camino de la compatibilidad con la verdad? Se obsesionaron con todas y cada una de las palabras de las Escrituras mientras que no prestaron atención a Mi voluntad ni a los pasos ni métodos de Mi obra. No eran personas que buscaran la verdad, sino que eran personas que se aferraban a las palabras; no eran personas que creyeran en Dios, sino personas que creían en la Biblia. En esencia, eran los guardianes de la Biblia” (‘Deberías buscar el camino de la compatibilidad con Cristo’ en “La Palabra manifestada en carne”). Las palabras de Dios Todopoderoso revelaban nuestra actitud hacia la Biblia con perfecta claridad. En el fondo, claro que consideraba la Biblia por encima de todo; creía que todas las palabras del Señor estaban en ella y que, por lo tanto, la Biblia representaba al Señor, que tener fe en el Señor implicaba tener fe en la Biblia y que apartarse de ella significaba no poder creer en el Señor. Sin embargo, había algo que no entendía: la Biblia es testimonio del Señor, constituye la base de nuestra fe, los cristianos hemos basado nuestra fe en el Señor en la Biblia durante 2000 años y nadie ha desligado nunca la Biblia de la fe en el Señor. Entonces, ¿por qué decían las palabras de Dios Todopoderoso que la Biblia no podía equipararse a Dios? ¿Qué significaba esto?

Seguí mirando el video y, a continuación, un hermano de la Iglesia de Dios Todopoderoso impartió la siguiente enseñanza: “Reflexionemos: ¿Qué significa creer en Dios? ¿Qué significa creer en la Biblia? ¿Cuál es la relación entre la Biblia y el Señor? ¿Qué fue primero, la Biblia o el Señor? ¿Quién lleva a cabo la obra de salvación? ¿Puede la Biblia sustituir al Señor para hacer su obra? ¿Puede la Biblia representar al Señor? Si la gente tiene una fe ciega en la Biblia y la adora, ¿significa que creen y adoran a Dios? ¿Aferrarse a la Biblia es equivalente a practicar y experimentar la obra de Dios? ¿Aferrarse a la Biblia significa necesariamente seguir el camino del Señor? Así que si la gente antepone la Biblia a todo lo demás, ¿significa que adoran al Señor como lo más grande, que le reverencian y obedecen? […] Durante miles de años, la gente ha adorado ciegamente a la Biblia y han concedido a la Biblia el mismo estatus que al Señor. Algunos incluso han usado la Biblia como sustituto del Señor y de su obra, pero nadie conoce de verdad al Señor y le obedece. Los fariseos se aferraron a la Biblia, y sin embargo clavaron a Jesús Nuestro Señor en la cruz. ¿Cuál era el problema? ¿Entender la Biblia significa conocer a Dios? ¿Aferrarse a la Biblia significa seguir el camino del Señor? Los fariseos eran expertos en interpretar la Biblia, pero no conocían a Dios. Por el contrario, clavaron en la cruz a Jesús Nuestro Señor que expresó la verdad e hizo la obra de redención. ¿De verdad la gente lo ha olvidado? ¿Qué significa conocer verdaderamente a Dios? ¿Poder interpretar la Biblia y comprender la sabiduría de la Biblia capacita para conocer a Dios? En ese caso, ¿por qué los fariseos condenaron y se opusieron a Jesús Nuestro Señor a pesar de que interpretaban la Biblia? La clave para que uno sea capaz de conocer de verdad y obedecer a Dios es si conoce y obedece a Cristo encarnado o no”.

A medida que meditaba las preguntas del hermano, me las respondía para mis adentros: “Cierto es que primero vino el Señor y luego la Biblia y que la Biblia no puede realizar la obra de salvación de la humanidad. La Biblia es la Biblia y el Señor es el Señor. Siempre creí que la Biblia representaba al Señor, así que ¿no he considerado la Biblia por encima del Señor?”. Mientras lo reflexionaba, de repente me sobresalté y pensé: “Dado que el Señor es el Señor y la Biblia es la Biblia, ¿he practicado de acuerdo con la voluntad del Señor al seguir lo que dicen los pastores y ancianos, al idolatrar la Biblia y considerarla por encima de todo?”. Pero entonces pensé: “¿Cómo podría considerarse verdadera una fe en el Señor que se aparte de la Biblia? ¿Nos hemos equivocado aferrándonos a la Biblia dentro de nuestra fe en el Señor?”. En aquel momento me vinieron a la cabeza estas palabras del Señor Jesús: “Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Juan 5:39-40). Meditando estas palabras me di cuenta de que la Biblia era un mero testimonio de Dios y de que, para recibir la aprobación del Señor y la vida, ¡hay que buscar al Señor! “Al parecer, la Biblia realmente no puede representar al Señor”, pensé. “El que provee nuestra vida es el Señor, no la Biblia, y la fe en la Biblia no implica tener fe en el Señor ni seguir al Señor. Si simplemente sigo aferrándome a la Biblia e idolatrándola ciegamente y no busco ni me someto a la nueva obra de Dios, ¡es muy probable que termine como los fariseos y vuelva a crucificar a Dios! Las palabras de Dios Todopoderoso están en posesión de la verdad y pueden aclarar mis nociones y confusiones. Debo investigar y buscar concienzudamente para no perder la oportunidad de recibir la venida del Señor”. Al pensarlo, decidí pedirle a mi amiga que me llevara a la Iglesia de Dios Todopoderoso para poder investigarla.

Cuando mi amiga y yo llegamos a la Iglesia de Dios Todopoderoso, los hermanos y hermanas nos dieron una cálida bienvenida, tras la cual nos hablaron pacientemente. Yo pregunté: “Últimamente he aprendido mucho mirando las películas y los videos en el sitio web de la Iglesia y veo que las palabras de Dios Todopoderoso están en posesión de la verdad, que pueden resolver mis problemas y confusiones y que con ellas entiendo la verdad. Sin embargo, hay algo que todavía no comprendo. Los pastores y ancianos suelen decirnos que todas las palabras de Dios están en la Biblia, que la Biblia es el fundamento de nuestra fe en Dios y que los creyentes en el Señor no pueden apartarse de ella. Así y todo, ustedes dan testimonio de que el Señor Jesús ha regresado como Dios Todopoderoso y está realizando una nueva etapa de Su obra en los últimos días y expresando nuevas palabras. ¿Qué significa todo esto? Por favor, ¿nos podrían hablar de este asunto?”.

La hermana Zhou respondió entonces mi pregunta poniendo el maravilloso fragmento ¿Están en la Biblia toda la obra y todas las palabras de Dios?, de la película ¿Quién es mi Señor?. El predicador de la película impartía las siguientes enseñanzas: “Todos sabemos que el Nuevo y el Antiguo Testamento de la Biblia solo se refieren a dos etapas de la obra de Dios. ¿Alguien se atreve a decir que la Biblia contiene un relato completo de las palabras y la obra de Dios durante la Era de la Ley y la Era de la Gracia? ¿Alguien aquí se atreve a afirmar que la palabra de Dios expresada durante las profecías en la Era de la Ley y la palabra de Jesús Nuestro Señor durante la Era de la Gracia están reflejadas en la Biblia? De hecho, todos vosotros sois conscientes de que muchas palabras de Jesús Nuestro Señor no están reflejadas en la Biblia. ¡Las palabras de Jesús Nuestro Señor reflejadas en la Biblia son solo la punta del iceberg! Muchos de los libros de los profetas en la Era de la Ley tampoco se incluyen en la Biblia. ¡Esto es un hecho conocido! ¿Podríais afirmar que todas las palabras y obra de Dios están reflejadas en la Biblia? ¿No se contradice esto claramente con la realidad? ¿Esto no os convierte en mentirosos? Jesús Nuestro Señor predijo muchas veces que regresaría. ¿Cómo podría reflejarse en la Biblia la palabra de Jesús Nuestro Señor retornado con anterioridad! Deberíamos ser muy claros. La Biblia es un registro de la obra de Dios en el pasado. Tantos años después de que se escribiera el Antiguo Testamento, Jesús Nuestro Señor vino y llevó a cabo la obra de redención durante la Era de la Gracia. ¿Es eso verdad? Decidme, ¿la palabra de Jesús Nuestro Señor se escribe automáticamente en la Biblia? La palabra y obra de Dios tenían que ser recopiladas antes de poder incluirse en la Biblia. En los últimos días Dios Todopoderoso ha venido a hacer su juicio comenzando por la casa de Dios, y expresando todas las verdades para purificar y salvar a la humanidad. ¿Podían estas verdades aparecer de forma automática en la Biblia? La Iglesia de Dios Todopoderoso reúne todas las verdaderas expresadas por Dios Todopoderoso en la Biblia de la Era del Reino, o sea, La Palabra Aparece En Carne. Esta Biblia de la Era del Reino contiene solo la expresión de Dios. Se podría decir que La Palabra Aparece En Carne es el camino de vida eterna concedida al hombre por Dios en los últimos días. Así que la opinión de que la palabra y obra de Dios están reflejadas en la Biblia y que la palabra y obra de Dios no aparecen fuera de la Biblia es errónea, absurda y el resultado de las imaginaciones y fantasías del hombre”.

Tras escuchar las enseñanzas del predicador, me pareció que se ceñían a la realidad: la Biblia puede ser un libro de referencia para utilizarlo en nuestra fe en Dios, pero no puede representar al Señor y mucho menos las palabras o la obra del Señor. Sabía que debía adoptar el enfoque correcto hacia la Biblia y no dar el mismo estatus a la Biblia y al Señor; menos todavía limitar la obra y las palabras de Dios a las páginas de la Biblia. La Biblia es un mero relato de las dos etapas previas de la obra de Dios: Su obra en la Era de la Ley y la Era de la Gracia. No obstante, Dios es muy grande y abundante, así que ¿cómo es posible que este libro, la Biblia, sea el único que contenga todo lo relativo a Dios? El evangelio de Juan dice: “Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían” (Juan 21:25). Entonces, al parecer, la Biblia no registraba la totalidad de la obra y las palabras del Señor Jesús, pero yo había secundado las interpretaciones de los pastores y ancianos del mundo religioso y creído que no había más obras ni palabras de Dios aparte de las de la Biblia. ¡Qué ciega y necia había sido aferrándome a las nociones y fantasías del hombre! ¡Esa posición era sencillamente insostenible!

Seguí mirando el video y el predicador leyó varios pasajes de palabras de Dios Todopoderoso: “Todo lo que se registra en la Biblia es limitado e incapaz de representar toda la obra de Dios. Los Cuatro Evangelios tienen en total menos de cien capítulos, con un número limitado de sucesos como la maldición que Jesús hizo de la higuera, las tres negaciones de Pedro respecto al Señor, la aparición de Jesús a los discípulos después de Su crucifixión y resurrección, enseñanza sobre el ayuno, la oración, el divorcio, el nacimiento y la genealogía de Jesús, la elección de los discípulos por Jesús, etc. Sin embargo, el hombre los valora como tesoros, verificando incluso la obra actual frente a ellos. Creen incluso que Jesús sólo hizo eso en el tiempo posterior a Su nacimiento. Es como si creyeran que Dios sólo puede hacer eso, que no puede haber más obra adicional. ¿No es esto absurdo?” (‘El misterio de la encarnación (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”). “En su momento, Jesús sólo habló a Sus discípulos una serie de sermones en la Era de la Gracia, relativos a cómo practicar, cómo reunirse, cómo pedir en oración, cómo tratar a los demás, etc. La obra que Él llevó a cabo fue la de la Era de la Gracia y sólo explicó cómo debían practicar los discípulos y los que lo seguían. Él realizó únicamente la obra de la Era de la Gracia y ninguna de los últimos días. […] La obra de Dios en cada era tiene límites claros; Él sólo realiza la obra de la era presente y nunca la de la siguiente etapa de antemano. Sólo de esta forma puede Su obra representativa de cada era ponerse de manifiesto. Jesús sólo había hablado de las señales de los últimos días, de cómo ser paciente y cómo ser salvado, de cómo arrepentirse y confesar, y de cómo cargar la cruz y soportar el sufrimiento; Él nunca habló de cómo debería entrar el hombre en los últimos días o de cómo buscar satisfacer la voluntad de Dios. Por tanto, ¿acaso no sería un acto absurdo buscar en la Biblia la obra de Dios de los últimos días? ¿Qué puedes discernir simplemente sosteniendo la Biblia en tus manos? Ya sea un intérprete de la Biblia o un predicador, ¿quién puede conocer de antemano la obra de hoy?” (‘¿Cómo puede el hombre que ha definido a Dios en sus conceptos recibir Sus revelaciones?’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Si deseas ver la obra de la Era de la Ley, y cómo siguieron los israelitas el camino de Jehová, debes leer el Antiguo Testamento; si deseas entender la obra de la Era de la Gracia, debes leer el Nuevo Testamento. ¿Pero cómo ves la obra de los últimos días? Debes aceptar el liderazgo del Dios de hoy, y entrar en la obra de hoy, porque esta es la nueva obra, y nadie la ha registrado anteriormente en la Biblia. Hoy, Dios se ha hecho carne y ha seleccionado a otros escogidos en China. Él obra en estas personas, continúa Su obra en la tierra, continúa la obra de la Era de la Gracia. La obra de hoy es una senda por la que el hombre nunca ha caminado, y que nadie ha visto jamás. Es una obra que nunca se ha hecho antes; es la obra más reciente de Dios en la tierra. […] ¿Cómo podría contener la Biblia registros explícitos de tal obra? ¿Quién podría haber registrado cada pedazo de la obra de hoy, sin omisión, de antemano? ¿Quién podría registrar esta obra más poderosa y sabia, que desafía a las convenciones en el viejo libro enmohecido? La obra de hoy no es historia, y como tal, si deseas caminar por la nueva senda de hoy, debes salir de la Biblia, ir más allá de los libros de profecía o historia en ella. Sólo entonces serás capaz de caminar por la nueva senda apropiadamente, y sólo entonces serás capaz de entrar en la nueva esfera y en la nueva obra” (‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Cuando el predicador terminó de leer las palabras de Dios, un hermano que aparecía en la película dio la siguiente enseñanza: “La palabra de Dios Todopoderoso se encuentra totalmente en línea con la realidad. La Biblia es solamente un relato de la palabra y obra de Dios durante la Era de la Ley y la Era de la Gracia. La palabra y obra de Dios en los últimos días no podían haberse escrito en la Biblia con anterioridad. Asegurábamos que la palabra y obra de Dios se encontraban solamente dentro de la Biblia. Pero esto no se alinea con la realidad de la obra de Dios”. No pude evitar asentir con la cabeza tras escuchar las palabras de Dios y las enseñanzas del hermano. Pensé para mis adentros: “Exacto. ¿Cómo iba a estar escrita en la Biblia la obra que Dios aún tenía pendiente? Es ahora cuando entiendo lo que se afirma en Apocalipsis 5:5: “Entonces uno de los ancianos me dijo: No llores; mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos”. Aquí dice que el libro con los siete sellos solo se abrirá cuando regrese el Señor en los últimos días. Así pues, ¿no demuestra eso que el Señor aún tiene palabras por decir y una obra por realizar que la Biblia no registra?”. Mientras lo pensaba lamenté no haber estudiado antes la Iglesia de Dios Todopoderoso. ¡La verdad es que no debería haber seguido ciegamente a los pastores y ancianos ni delimitado la obra de Dios según mis nociones y fantasías!

La hermana Zhou nos enseñó lo siguiente: “Hermana, ahora que hemos mirado este video, entendemos que la Biblia es un mero relato de la obra previa de Dios y testimonio de Su obra y que no puede ocupar el lugar de Dios para llevar a cabo la obra de salvación de la humanidad en los últimos días. La obra de Dios siempre avanza y actualmente Dios Todopoderoso lleva a cabo una nueva etapa de Su obra, la del juicio y castigo por la palabra en la Era del Reino, sobre la base de la obra redentora del Señor Jesús. Esto cumple plenamente las profecías bíblicas: “Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:47-48). “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17). Las palabras y la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días no niegan la Biblia, sino que están en un nivel más elevado y profundo que las palabras y la obra de Dios en la Era de la Ley y la Era de la Gracia, y la obra de Dios Todopoderoso encaja mejor con nuestras necesidades actuales. Las palabras de Dios Todopoderoso conforman la Biblia de la Era del Reino, La Palabra manifestada en carne. Estas palabras son el camino de vida eterna que Dios otorga a la humanidad en los últimos días, revelan el misterio de las tres etapas de la obra de Dios y el misterio de Su encarnación y expresan el carácter de Dios y lo que Él tiene y es, además de Su omnipotencia y sabiduría. Entre otras cosas, también nos señalan la senda para enaltecer a Dios, dar testimonio de Él, servirlo, entrar en la realidad de la verdad, alcanzar la salvación plena y ser perfeccionados. Solo cuando aceptamos la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, vamos al compás de la obra de Dios y obtenemos la provisión de Sus palabras actuales podemos recibir la obra del Espíritu Santo. Si siempre nos aferramos a la Biblia y nos negamos a aceptar la obra y las declaraciones de Dios en los últimos días o a seguir las huellas de Su obra, no podremos recibir la provisión del agua viva de la vida que Dios nos otorga y Él nos descartará y abandonará. Hoy en día, todas las religiones y denominaciones afrontan una creciente desolación. Puesto que no han ido al compás de la obra de Dios de los últimos días, no han obtenido la provisión de las palabras actuales de Dios y, por lo tanto, se encuentran perdidas en el desierto sin salida…”.

Con las enseñanzas de los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso me di cuenta de que la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días concuerda plenamente con las profecías bíblicas y no se desvía de la Biblia en lo más mínimo. Por el contrario, Dios realiza una etapa más nueva y elevada de Su obra conforme a nuestras necesidades, de modo que podamos deshacernos de las ataduras del pecado de una vez por todas, ser purificados y salvados por Dios y recibir de Él la verdad y la vida. También logré comprender por qué el mundo religioso está cada vez más desolado y envilecido y por qué mi espíritu estaba siempre tan sediento: porque somos arrogantes y engreídos y nos aferramos a nuestras nociones, limitando las palabras y la obra de Dios a las páginas de la Biblia, sin buscar ni aceptar la nueva obra de Dios en los últimos días y sin seguir las huellas del Cordero. Los hermanos y hermanas me enseñaron después todo tipo de verdades y, una por una, las palabras de Dios resolvieron mis problemas y confusiones. Tuve la certeza absoluta de que Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado y mi corazón se llenó de gratitud hacia el Señor.

Tras aceptar la obra de Dios de los últimos días, participé activamente en la vida de iglesia y, con el riego y la provisión de las palabras de Dios y las enseñanzas de los hermanos y hermanas, logré entender multitud de verdades y misterios que nunca antes había comprendido y mi espíritu estaba alegre. Me sentía cada vez más cerca de Dios, mi corazón se iba llenando con más y más luz y cada día sentía paz y alegría en abundancia. A veces, cuando pensaba en cómo me había aferrado a la Biblia, en cómo había delimitado las palabras y la obra de Dios a las páginas de la Biblia y me había negado a buscar o investigar la obra de Dios de los últimos días, me sentía sumamente arrepentida y en una gran deuda con Dios; ¡veía lo ciega e ignorante que verdaderamente había sido! Si Dios no me hubiera mostrado misericordia y no me hubiera salvado utilizando YouTube para enviarme aquellas notificaciones de la Iglesia de Dios Todopoderoso que me llevaron a escuchar la voz de Dios, todavía estaría siguiendo ciegamente a los pastores y ancianos y no habría buscado ni investigado la obra de Dios de los últimos días. En ese caso, podría haber leído la Biblia durante cien años y, pese a ello, habría sido incapaz de recibir el regreso del Señor. Si hoy en día he podido recibir la salvación de Dios en los últimos días, se lo debo íntegramente a la dirección y la guía de Dios y esa es Su admirable salvación. ¡Gracias a Dios!

Scripture quotations taken from LBLA Copyright by The Lockman Foundation

El reino de los cielos está, en realidad, sobre la tierra

Por Chen Bo, China

El más grande anhelo que tenemos los creyentes es poder entrar en el reino de los cielos y disfrutar la dicha eterna que el Señor le otorga al hombre. Cada vez que oía a un pastor decir en un sermón que el lugar que el Señor preparará para nosotros en el futuro se encuentra arriba, en los cielos, que habrá campos de oro y paredes de jade, que por todas partes brillarán las piedras preciosas, que podremos comer del fruto del árbol de la vida y beber el agua del río de la vida, que no habrá más dolor, lágrimas o sufrimiento y que todos serán libres y liberados, sentía una increíble oleada de emoción y alegría. Es un lugar que he anhelado durante mucho tiempo y mi vida en la tierra de trabajo duro y sufrimiento me dejó el corazón verdaderamente agotado. Así pues, fui predicando el evangelio y esforzándome con gran entusiasmo por el Señor; difundía el evangelio y fundaba iglesias y nunca me detenía para tomar aire sin importar lo dolorosas o difíciles que fueran las cosas. Especialmente desde que me enteré de que estamos en los últimos días y que el Señor regresaría pronto para llevarnos a todos a nuestro hogar celestial, trabajé y me esforcé de una manera mucho más proactiva.

Un día, fui a la casa de mi hermana a visitar a nuestra madre y, justo cuando estaba a punto de marcharme, mi hermana me dio un libro y me instó a que lo leyera cuidadosamente. Pensé: “Este libro que me dio mi hermana debe ser algo espiritual y resulta que mi espíritu se siente en este momento muy reseco. No siento la presencia del Señor. Cuando leo la Biblia, no obtengo ningún tipo de iluminación. Cuando regrese tengo que darle una buena leída a este libro. Quizás obtenga algún sustento de él”. Después de regresar a casa, abrí el libro y comencé a leer; antes de que pudiera darme cuenta, la lectura ya me había atrapado. Cuanto más lo leía, más quería leer y más sentía que había luz en esas palabras, que contenían el esclarecimiento del Espíritu Santo y que no había forma de que pudiera pronunciarlas una persona común y corriente. Después de leer ese libro llegué a comprender verdades que no había entendido antes a partir de la lectura de la Biblia y tuve una sensación de claridad y gozo internos. Eso me hizo desear orar y acercarme más al Señor; mi fe creció y mi estado espiritual mejoró cada vez más. Pensé: “Solo la obra del Espíritu Santo puede brindarle al hombre fe y fortaleza y darle alimento y sustento para su espíritu. Las palabras contenidas en este libro ciertamente vienen del Espíritu Santo”. Como resultado, lo primero que hice cada mañana después de despertar fue leer este libro.

Un día, lo abrí y leí el siguiente pasaje: “Que Dios entre en el reposo quiere decir que ya no llevará a cabo Su obra de salvación de la humanidad. Que la humanidad entre en el reposo quiere decir que toda la humanidad va a vivir dentro de la luz de Dios y bajo Sus bendiciones; no habrá nada de la corrupción de Satanás ni tampoco ocurrirán cosas injustas. La humanidad vivirá normalmente sobre la tierra y vivirá bajo el cuidado de Dios” (‘Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo’ en “La Palabra manifestada en carne”). Sentí un vuelco en el corazón cuando leí esto y pensé: “¿Acaso en el futuro el hombre vivirá sobre la tierra? ¿No prometió el Señor Jesús que en el futuro viviríamos en el cielo? ¿Por qué dice aquí que estaremos en la tierra? ¿Cómo podría ser esto posible? ¿Acaso estoy malinterpretando esto?”. Así pues, volví a leer cuidadosamente el pasaje. En verdad decía que en el futuro el hombre viviría sobre la tierra. Me pregunté qué significaba eso realmente. Esto no sería suficiente: yo sabía que tenía que comprender lo que esto significaba realmente. Seguí leyendo: “Dios tiene el destino de Dios y el hombre tiene el destino del hombre. Mientras reposa, Dios seguirá guiando a toda la humanidad en sus vidas sobre la tierra. Mientras está en la luz de Dios, el hombre adorará al único Dios verdadero que está en el cielo. […] Cuando la humanidad entre en el reposo, esto querrá decir que el hombre se ha convertido en una verdadera creación; la humanidad adorará a Dios desde la tierra y tendrá vidas humanas normales. La gente ya no será desobediente a Dios o resistirá a Dios; regresará a la vida original de Adán y Eva” (‘Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo’ en “La Palabra manifestada en carne”). Cuanto más leía, más confundida me sentía: ¿Acaso el hombre adorará a Dios desde la tierra? ¿Cómo ocurrirá esto? ¿Acaso la Biblia no menciona estar en el cielo? ¿Cómo podría ser estar en la tierra? Me apresuré a consultar mi Biblia y la abrí en Juan 14:2-3 y leí estas palabras del Señor Jesús: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros”. El Señor Jesús claramente dice que Su resurrección y ascensión al cielo tuvo como objetivo preparar un lugar para nosotros, así que nuestro destino debía estar arriba en el cielo. ¡Esta es la promesa del Señor! Pensé: “Lo que este libro dice es diferente a lo que el Señor dice, así que no puedo seguir leyéndolo”. Tras cerrar el libro me encontré en un estado de gran confusión mental y no supe qué era lo correcto hacer, así que oré al Señor una y otra vez: “¡Oh, Señor! Por favor, guíame y dirígeme. ¿Debo leer este libro o no? ¡Oh, Señor! Por favor, esclaréceme y guíame”. […] Después de orar, pensé cómo, tras leer este libro, sentí que mi relación con el Señor era más cercana, me sentí más entusiasmada en lo relacionado con mi fe y que mi espíritu había obtenido sustento. Sentí que, si lo hacía a un lado y dejaba de leerlo, regresaría a sentirme espiritualmente reseca. Ya que ese libro había sido increíblemente edificante para mí y como yo podía confirmar que había venido del Espíritu Santo y que nada proveniente de Él podía estar equivocado, sabía que no debía rechazarlo ni rehusarme a leerlo, aunque parte de su contenido no estuviera alineado con mis nociones. Después de reflexionar sobre todo esto, decidí que debía seguir leyendo antes de tomar una decisión.

Así pues, tomé nuevamente el libro y seguí leyendo: “El lugar de reposo del hombre está en la tierra y el lugar de reposo de Dios está en el cielo. Mientras el hombre adora a Dios en reposo vivirá sobre la tierra, y mientras Dios guía a la porción restante de la humanidad que está en reposo, los guiará desde el cielo, no desde la tierra” (‘Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo’ en “La Palabra manifestada en carne”). Le di vueltas a esto en mi cabeza una y otra vez y pensé: “Este pasaje dice que el lugar de descanso de Dios está en el cielo y que, cuando el hombre descanse, adorará a Dios sobre la tierra. ¿Podría ser que el lugar de descanso del hombre realmente esté en la tierra, tal y como dice aquí? ¡Eso es imposible! El Señor Jesús ya dijo que debemos estar dondequiera que el Señor esté, y ya que el Señor Jesús resucitó y ascendió al cielo, ¡del mismo modo, seguramente nosotros también ascenderemos al cielo!”. Recordé cómo en los últimos años había estado recorriendo las calles para el Señor, cómo había soportado tanto sufrimiento. ¿Acaso todo ese sufrimiento no había sido para que yo pudiera subir al cielo y ya no experimentar el dolor del mundo? Si es como este libro dice, que en el futuro el hombre seguirá viviendo en la tierra, entonces ¿acaso no se vendrían abajo mis esperanzas? Me senté sobre la cama, incapaz de moverme, sintiéndome débil de pies a cabeza. Cuanto más pensaba en ello, más inquieta me sentía. Quise obtener algo de claridad sobre esto, así que corrí a casa de mi hermana.

Cuando llegué, vi a una mujer de mediana edad a quien mi hermana me presentó como la hermana Li. Poco después, les revelé lo que pensé tras haber leído este libro. Luego de escucharme, la hermana Li compartió esta enseñanza conmigo: “Hermana, todos los que creemos en el Señor, creemos que el Señor Jesús ha prometido prepararnos un lugar; que dondequiera que Él esté, nosotros estaremos también. Pensamos que, ya que el Señor regresó a los cielos, cuando Él regrese en el futuro, ciertamente nos recibirá en el cielo, donde viviremos junto a Él. Sin embargo, ¿alguna vez hemos pensado si este tipo de imaginación, este tipo de extrapolación es sostenible? Si fuera como lo imaginamos —que el Señor vendrá y nos llevará a vivir al cielo— entonces ¿no serían en vano las palabras del padrenuestro ‘Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo’ (Mateo 6:10) y la profecía que se encuentra en el Libro del Apocalipsis ‘He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos’ (Apocalipsis 21:3)? ¿Cómo podrían cumplirse? Si el destino final que Dios nos dará es el cielo, entonces, cuando Dios creó originalmente al hombre ¿qué significó que Él nos hiciera vivir en la tierra?” Yo no estaba ni remotamente convencida, y respondí: “Aunque esto es lo que se dijo en las Escrituras, el Señor mismo dijo: ‘Porque voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros’ (Juan 14:2-3). Después de que el Señor Jesús resucitó, ascendió al cielo, y aquí el Señor dice que irá a preparar un lugar para nosotros. Dice que donde Él esté, también nosotros podemos estar. Así pues, esto prueba que Dios nos prometió que ascenderemos al cielo para obtener la vida eterna y no que obtendremos la vida eterna sobre la tierra. ¡Esto es algo que nadie puede negar!” La hermana Li continuó pacientemente: “Hermana, es cierto que el Señor está preparando un lugar para aquellos que creen en Él, pero ¿este lugar está realmente en la tierra o arriba en el cielo? Eso no se menciona en estas palabras del Señor, así pues ¿en qué nos basamos cuando decimos que el lugar que Él está preparando para nosotros está en el cielo? ¿Es esta realmente la promesa del Señor o son nuestras nociones e imaginaciones? Para aquellos que creemos en el Señor, todas las cosas deben basarse en Su palabra; no debemos adulterar las palabras del Señor con nuestras propias nociones e imaginaciones y luego afirmar que eso es lo que Él quería decir. ¿No es esto explicar la palabra del Señor a través de nuestras ideas y motivos personales? ¿No es esto distorsionar la palabra del Señor? No podemos basarnos en lo que imaginamos en nuestra mente o en nuestros pensamientos y preferencias para explicar la palabra del Señor. Esto es un error. En Génesis 2:7-8, dice: “Y Jehová Dios formó al hombre a partir del polvo de la tierra e insufló en sus fosas nasales el aliento de vida, y el hombre se convirtió en un alma viva. Y Jehová Dios plantó un jardín en el Edén, al oriente, y puso ahí al hombre, a quien había formado”.* Queda claro que, en el principio, Dios creó al hombre en la tierra y, antes de que Dios creara al hombre, Él primero creó todas las cosas para preparar un ambiente apropiado para nuestra supervivencia. Podemos ver que la voluntad de Dios es que vivamos sobre la tierra. Además, en el padrenuestro, el Señor nos dice que oremos a Dios para que Su reino venga a la tierra. Está profetizado en el Libro del Apocalipsis: ‘El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo’ (Apocalipsis 11:15) y ‘El tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos’ (Apocalipsis 21:3). Podemos ver a partir de estos versículos y profecías que el lugar que Dios está preparando para nosotros está en la tierra y que nuestro destino futuro está en la tierra y no arriba en el cielo”. La enseñanza de la hermana Li era totalmente contraria a mis nociones. Simplemente no escuché lo que dijo. Me puse de pie y le expresé, muy enojada: “¡Ya he escuchado suficiente! ¡Durante todos estos años he estado recorriendo las calles, me he esforzado y he sufrido por el Señor para poder subir al cielo! Siempre he anhelado que el Señor me lleve a casa, en el cielo, para ya no sufrir en la tierra, pero tú estás diciendo que nuestro destino final está en la tierra. Esto es simplemente inaceptable para mí”. Después de decir esto, me di la vuelta para marcharme. Mi hermana menor corrió para tratar de hacerme entrar en razón: “Oye, ¿cómo puedes ser tan testaruda? ¿Está bien esta noción a la que te estás aferrando? No conoces el verdadero significado de que el Señor dijera ‘voy y preparo un lugar para vosotros’, sino que simplemente estás siguiendo tu propio parecer. ¿No es eso ser estúpido? ¡Esta no es la clase de actitud que los buscadores de la verdad deben tener! El Señor Jesús, a quien hemos estado anhelando, ya ha regresado: ¡Dios Todopoderoso es el Señor Jesús que ha regresado! ¡Ese libro que te di a leer contiene las declaraciones y palabras personales de Dios! El Señor, cuyo regreso hemos esperado todos los días para que pueda venir a recibirnos, ya ha regresado. Debemos escuchar atentamente. ¡Definitivamente, no podemos perdernos esta oportunidad única en la vida!”

Quedé impactada al oír a mi hermana decir todo esto. Simplemente no me atrevía a creer lo que oía: ¿el Señor ha regresado? ¿Es esto cierto? Luego, mi hermana dijo: “¿Acaso no dijiste antes que las palabras contenidas en este libro vienen del Espíritu Santo? Dijiste que leerlo te había traído un gran sustento, que obtuviste la obra del Espíritu Santo y que tu relación con el Señor fue más cercana. Ahora, piensa en esto: además de las propias palabras del Señor, ¿quién más puede hablar de una forma que logre este tipo de efecto? El Señor ha regresado ahora a llevar a cabo Su obra y a expresar nuevas palabras y podemos saborear la dulzura de las palabras de Dios. Si no buscamos y examinamos esto, si simplemente nos aferramos ciegamente a nuestras propias nociones e imaginaciones y al significado literal de la Biblia, con el tiempo eso nos arruinará. En su época, los fariseos, que eran bien versados en la Biblia, se aferraron ciegamente a la letra de esta, pero no trataron en absoluto de cuestionar si su propio entendimiento de la Biblia era correcto o si se ajustaba a la voluntad de Dios. En cambio, simplemente creyeron que cualquiera que no fuera llamado el Mesías no era el Salvador que habría de venir. Ellos simplemente no examinaron si el camino del Señor Jesús brindaba sustento a la vida del hombre o si podía proporcionar una senda de práctica. Simplemente se apegaron neciamente a sus nociones e imaginaciones y rechazaron ciegamente la salvación del Señor Jesús, y, finalmente, cometieron el atroz pecado de crucificar al Señor. ¡No podemos seguir los pasos de los fariseos y descender por su camino de resistencia a Dios!” Después de escuchar las palabras de mi hermana pensé que lo que ella decía era razonable. Solo las palabras del Señor son la solución a un espíritu reseco. Recordé cómo, desde que comencé a leer este libro, mi estado espiritual verdaderamente había mejorado cada vez más. Me dio fe en Dios y pude sentir la presencia del Señor. Incluso llegué a comprender algunas verdades. ¿Podría ser que las palabras de este libro verdaderamente fueran las declaraciones del Señor que ha regresado? El regreso del Señor es algo extraordinario. Yo sabía que no podía rechazar y juzgar esto ciegamente, sino que tenía que hacer un esfuerzo por estudiarlo y buscarlo. ¡No podía ser como aquellos fariseos que no buscaban la verdad sino que solo se aferraban a sus nociones y se resistían a Dios! En aquel momento me sentí tanto gratamente sorprendida como atemorizada. Gratamente sorprendida, porque creía en el Señor y anhelaba que regresara y me aceptara en el reino de los cielos donde pudiera vivir una vida libre de preocupaciones, donde ya no tuviera que vivir una vida de dificultades en la tierra, y ese día escuché la noticia del regreso del Señor. Fue algo verdaderamente gozoso y monumental. Tenía miedo porque si Dios Todopoderoso es el Señor que ha regresado, entonces mi sueño de esperar que el Señor me llevara al reino de los cielos se haría pedazos. […] Mi corazón estaba totalmente confundido: estaba plagado de distintas emociones. En esta impotencia, todo lo que pude hacer fue recurrir al Señor en oración: “¡Oh, Señor! Cada día he esperado que vengas para llevarme a Tu hogar celestial, pero ellos dicen que el lugar que Tú has preparado como mi destino final está aquí en la tierra. Yo verdaderamente soy incapaz de enfrentar este hecho. Realmente no quiero seguir viviendo una vida tan dura en la tierra. ¡Oh, Señor! En este momento mi corazón está sufriendo mucho; por favor, ayúdame y guíame de aquí en adelante”. Después de orar, vinieron a mi mente estas palabras del Señor Jesús: “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:3). ¡Es cierto! Al Señor le agradan aquellos que son pobres de espíritu, que buscan la verdad y solo ellos pueden entrar en el reino de los cielos. Yo debo ser pobre de espíritu: solo escuchar cuidadosamente su enseñanza está alineado con la voluntad del Señor.

Justo en ese momento, la hermana Li expresó: “El Señor dijo: ‘Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios’ (Mateo 5:8). Debemos escuchar la palabra del Señor; debemos ser puros de corazón para acoger el regreso del Señor. Aunque la obra que Dios lleva a cabo hoy no se ajuste a nuestras nociones o imaginaciones, todo lo que Dios hace es bueno; todo es por el bien de la humanidad y todo contiene la voluntad de Dios; en ella hay verdad que debemos buscar. Si no tenemos un entendimiento profundo, primero debemos hacernos a un lado y esforzarnos por buscar la verdad de modo que podamos recibir el esclarecimiento de Dios y comprender Su voluntad. Hermana, por favor, abre tu corazón y comparte cualquier cosa que todavía no tengas clara y podemos buscarlo juntas en comunión”. Sentí que lo que la hermana Li dijo tenía sentido y que debía calmarme y buscar, así que dije: “Hermana, hay una cosa que no comprendo. ¿Por qué nuestro destino final no estaría en el cielo sino, más bien, aquí en la tierra?” La hermana Li encontró Juan 3:13 “Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en el cielo” y Isaías 66:1 “El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies”, y me dio estos dos versículos para que los leyera. Luego dio enseñanza sobre el significado de estos dos pasajes. Su enseñanza trajo repentinamente luz a mi corazón: yo ya estaba familiarizada con estos versículos de la Biblia; así pues ¿realmente no había yo reflexionado antes en ellos? El Señor dice muy claramente que excepto por el Hijo del hombre que descendió del cielo, ningún hombre puede ascender a él, pues el cielo es el trono de Dios y la tierra es Su escabel; así pues, ¿cómo podría el hombre ser digno de subir al cielo? Dios creó al hombre en la tierra y hace que vivamos en ella. Desde el día mismo en el que Dios creó al hombre, este ha vivido y se ha multiplicado en la tierra, generación tras generación. Toda la obra de Dios de salvar a la humanidad también se ha llevado a cabo en la tierra. Esto fue predestinado por Dios hace mucho tiempo y es algo que nadie puede cambiar. Continuó y entrelazó la Biblia en su enseñanza y habló acerca de cómo el Señor dijo que Él prepararía un lugar para nosotros. Explicó que esto se refería a la aparición de Dios encarnado y a Su obra en la tierra en los últimos días y que Él había predestinado que naciéramos en los últimos días, que escucháramos Su voz, que fuéramos capturados delante del trono de Dios, que aceptáramos Su juicio y purificación de los últimos días y, finalmente, que fuéramos guiados hacia el reino de Dios. Este es el verdadero significado de las palabras “donde yo estoy, allí estéis también vosotros” (Juan 14:3). ¡Vi que el reino de Dios está, en realidad, sobre la tierra y que el destino final de la humanidad está en ella y no en el cielo! Todo ese tiempo había estado viviendo dentro de mis propias nociones e imaginaciones; había limitado el regreso de Dios a simplemente llevarme al cielo a vivir, ¡pero eso no estaba, en absoluto, alineado con la voluntad del Señor ni con los hechos! Sin embargo, como yo todavía no estaba dispuesta a vivir este tipo de vida en la tierra, siendo afligida por Satanás. Luego le expliqué a la hermana Li lo que pensaba.

Después de escucharme, la hermana Li abrió La Palabra manifestada en carne y me leyó un pasaje de la palabra de Dios Todopoderoso: “Una vida en el reposo es una vida sin guerra, sin inmundicia, sin una persistente injusticia. Es decir, sin el acoso de Satanás (aquí ‘Satanás’ se refiere a las fuerzas hostiles), ni la corrupción de Satanás, así como la invasión de cualquier fuerza que se oponga a Dios. Todos siguen a los de su propia especie y adoran al Señor de la creación. El cielo y la tierra están completamente tranquilos. Esta es la vida apacible de la humanidad. […] Después de que Dios y el hombre entren en el reposo, Satanás ya no existirá y, como Satanás, esa gente malvada tampoco existirá. Antes de que Dios y el hombre entren en el reposo, esos malvados individuos que una vez persiguieron a Dios sobre la tierra y los enemigos que fueron desobedientes a Él sobre la tierra ya habrán sido destruidos; los grandes desastres de los últimos días los habrán destruido. Después de que esos malvados individuos hayan sido destruidos por completo, la tierra nunca más volverá a conocer la persecución de Satanás. La humanidad obtendrá la salvación completa y sólo entonces será que la obra de Dios termine por completo. Estos son los prerrequisitos para que Dios y el hombre entren en el reposo” (‘Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo’ en “La Palabra manifestada en carne”).

A través de la lectura de las palabras de Dios Todopoderoso llegué a comprender que, aunque seguiremos viviendo en la tierra, una vez que Dios dé por concluida Su etapa final de la obra de salvar a la humanidad, Satanás será destruido, y, en nuestra vida terrenal, jamás volveremos a ser molestados por él, jamás volveremos a afanarnos ni estaremos angustiados y no habrá lágrimas ni suspiros. Será como cuando Adán y Eva vivían en el Jardín del Edén. Seremos libres de adorar a Dios y viviremos una vida hermosa y bendecida donde Dios está con el hombre. Este es el destino final de la humanidad y esto es lo que Dios finalmente llevará a cabo en Su obra de los últimos días. ¡Es fantástico, en verdad! En ese momento, exclamé: “¿Quién podría explicar tan claramente el destino final de la humanidad? ¿Quién podría planear el resultado de la humanidad? ¡Solo Dios podría hacer esto!” Reconocí la voz de Dios dentro de las palabras de Dios Todopoderoso ¡y vi que la obra de Dios Todopoderoso es la aparición y la obra de Dios! Las nociones que había dentro de mí finalmente se habían disipado y acepté alegremente la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, regresando ante el trono de Dios.

Some Scriptures taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation

3. Mi descubrimiento del misterio del juicio

Por Enhui, Malasia

Me llamo Enhui y tengo 46 años. Vivo en Malasia y soy creyente en el Señor desde hace 27 años. En octubre de 2015 me trasladé a otra ciudad para trabajar. A mis nuevos compañeros les gustaba mucho Facebook, que utilizaban para chatear, hacer nuevos amigos y colgar publicaciones. Al saber que no tenía cuenta en Facebook, me crearon una, y poco a poco aprendí a conectarme para usarla. Cuando tenía tiempo, echaba un vistazo a las publicaciones de algunos hermanos y hermanas en el Señor, las compartía y les daba un “Me gusta”. A veces publicaba alabanzas al Señor o compartía Su gracia con mi grupo de amigos. Cada día era verdaderamente pleno para mí.

Un día de febrero de 2016, mirando el perfil de uno de mis amigos de Facebook vi esta publicación: “Hoy hemos debatido la cuestión del juicio en nuestro grupo. Cada cual dijo una cosa, pero estuvimos de acuerdo en los puntos principales. Dijo uno: ‘Si no entiendo algo, no me atrevo a soltar una tontería de las de siempre; eso es algo que Dios llevará a cabo en el futuro y no deberíamos tratar de hacer conjeturas a lo loco’. Otro comentó: ‘Salmos 75:2 afirma: «Cuando yo escoja el tiempo oportuno, seré yo quien juzgará con equidad». Dios toma nota de todo lo que hace cada persona, así que cuando regrese el Señor Jesús para juzgar a los seres humanos, nos revelará nuestros actos a todos como si estuviera reproduciendo una película. Por tanto, siempre debemos comportarnos con rectitud y nunca jamás hemos de hacer el mal para que así Dios no nos juzge y arroje al infierno’. Otra persona dijo: ‘La Biblia manifiesta lo siguiente: «Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, que es el libro de la vida, y los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras» (Apocalipsis 20:11-12). De las escrituras se desprende que, cuando el Señor Jesús regrese en los últimos días, instalará un escritorio gigante en el cielo, se sentará ante él y abrirá los libros. Entonces, con toda la humanidad arrodillada en el suelo, llamará a cada individuo por su nombre y juzgará a todos uno por uno según sus actos. El Señor elevará a los buenos al reino de los cielos y arrojará al infierno a los malvados’”.

Tras leer esta publicación, me quedé sentada en la silla y esbocé una imagen mental del Señor Jesús juzgando a la humanidad: el Señor sentado en un trono, todas las personas arrodilladas ante Su escritorio y confesando todos sus pecados para que Dios los juzgue y el Señor enviando a cada cual al cielo o al infierno en función de sus actos. Pensé que había seguido lealmente al Señor durante más de veinte años y había hecho todo lo posible por poner en práctica Sus enseñanzas. Creía que el Señor vería mi piedad y me elevaría al reino de los cielos. Sin embargo, conforme lo pensaba más y más, de repente tuve una idea: ahora que sabía utilizar Internet, ¿por qué no buscar “juicio”, a ver qué salía? Abrí un navegador y tecleé la palabra; no recuerdo en qué enlace hice clic, pero, para mi sorpresa, apareció esta frase: “El castigo y el juicio de Dios son la luz de la salvación del hombre”. Me picó inmediatamente la curiosidad, por lo que me dirigí al sitio web para leer más. Mientras se cargaba la página, oí este himno, tan agradable como conducente a la reflexión: “El castigo y el juicio de Dios son la luz de la salvación del hombre”. La letra decía: “[…] En su vida, si el hombre quiere ser limpiado y lograr cambios en su carácter, si quiere vivir una vida que tenga sentido y cumplir su deber como criatura, entonces debe aceptar el castigo y el juicio de Dios, y no debe dejar que se aparten de él la disciplina de Dios ni los golpes de Dios, para que se pueda liberar de la manipulación y la influencia de Satanás, y pueda vivir en la luz de Dios. Sabes que el castigo y el juicio de Dios son la luz, y la luz de la salvación del hombre, y que no hay mejor bendición, gracia o protección para el hombre” (“Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”).

Cuando acabó el himno, medité la letra y me pareció muy conmovedora. Me puse a pensar: “¿Es el castigo y juicio de Dios la luz de nuestra salvación? ¿Es la máxima protección y gracia para la humanidad? ¿Cómo debemos entenderlo? Si la gente quiere purificarse y vivir con sentido, ¿eso implica que tiene que aceptar el castigo y juicio de Dios?”. Mientras reflexionaba sobre esta letra, mi cerebro daba vueltas a muchas preguntas. También pensé: “Si Dios juzgara al hombre, ¿no lo condenaría? ¿Y cómo es que el juicio llega a ser luz de salvación?”. Sentía tanta curiosidad como emoción porque nunca había oído algo así. Aunque el juicio del que hablaba el himno no se ajustaba a mi entendimiento del juicio, aún tenía una vaga sensación de que el mismo posee una relevancia muy profunda y tiene importancia para el futuro y el destino de una persona. Cuando consulté la fuente del himno comprobé que se trataba de la Iglesia de Dios Todopoderoso, por lo que me dirigí a su sitio web. Vi que no solo la página de inicio era novedosa y estéticamente agradable, sino que el contenido también era abundante y variado. Había audios, lecturas, cánticos, debates y muchas cosas más. Pensé para mis adentros: “¿Por qué nadie me ha hablado nunca de este sitio web? Está muy bien, pero ¿acaso nadie lo ha compartido porque aún no lo han descubierto?”. Hice click sobre el enlace “Libros” y, a medida que me desplazaba por la lista, vi este título: Testimonios de experiencias de adentrarse en la vida. Al pulsar sobre él, encontré, sobre todo, testimonios del juicio de Dios. Por ejemplo, “El Juicio y Castigo de Dios me salvó”, “El juicio y el castigo de Dios supusieron una grandiosa salvación para mí”, “He visto el amor de Dios en Su castigo y juicio”, “El juicio y el castigo de Dios despertaron mi corazón pecaminoso” y “El juicio y el castigo de Dios me llevan al camino correcto”. Era casi la hora de irme a trabajar, así que solo me dio tiempo a hojear rápidamente algunos de estos testimonios. Todos estaban redactados por creyentes que describían cómo se purificó su carácter corrupto y, asimismo, hablaban de sus defectos, su corrupción, sus puntos de vista erróneos sobre la fe, etc., y de cómo las palabras de juicio de Dios Todopoderoso los transformaron de algún modo. Esto me hizo sentir aún más curiosidad acerca de “El castigo y el juicio de Dios son la luz de la salvación del hombre”. ¿Acaso el juicio no consistía en ser condenados? ¿No consistía en decidir el final de cada persona? Comencé a sentir verdadera inquietud y sabía que tenía que profundizar en lo que se decía en “El castigo y el juicio de Dios son la luz de la salvación del hombre”. Llegué a la conclusión de que Testimonios de experiencias de adentrarse en la vida era, probablemente, un libro extremadamente útil para la gente de su fe y que debía mirarlo con detenimiento. No obstante, me estaba quedando sin tiempo, por lo que apagué la computadora y me fui a trabajar.

Aquella noche daba vueltas en la cama sin poder dormir; no hacían más que venirme a la cabeza imágenes del sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Sobre todo, no comprendía la frase “El castigo y el juicio de Dios son la luz de la salvación del hombre” y tenía muchas ganas de saber qué quería decir “juicio”.

A la mañana siguiente madrugué, abrí el sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso y me puse a buscar la palabra “juicio”. Vi un artículo titulado “Cristo hace la obra de juicio con la verdad”, lo abrí y leí estas palabras: “El ‘juicio’ en las palabras anteriormente habladas —el juicio comenzará por la casa de Dios— se refiere al juicio que Dios pasa hoy sobre aquellos que vienen ante Su trono en los últimos días. Tal vez hay quienes creen en imaginaciones sobrenaturales como la de que, cuando hayan llegado los últimos días, Dios erigirá una gran mesa en los cielos sobre la cual se extenderá un mantel blanco y, luego, sentado en un gran trono con todos los hombres de rodillas sobre el suelo, Él revelará los pecados de cada hombre y así determinará si van a ascender al cielo o a ser enviados al lago de fuego y azufre. No importa cuáles sean las imaginaciones del hombre, la esencia de la obra de Dios no puede ser alterada. Las imaginaciones del hombre no son sino los constructos de los pensamientos del hombre y provienen del cerebro del hombre, resumidas y juntadas a partir de lo que el hombre ha visto y oído. Digo, por lo tanto, que por más brillantes que sean las imágenes concebidas, estas siguen siendo nada más que un esbozo y no pueden sustituir el plan de la obra de Dios. A fin de cuentas, el hombre ha sido corrompido por Satanás, así que, ¿cómo puede comprender los pensamientos de Dios? El hombre concibe que la obra de juicio de parte de Dios es particularmente fantástica. Cree que puesto que es Dios mismo quien hace la obra de juicio, entonces que esta debe ser de la más colosal escala e incomprensible para los mortales, y que debe resonar a través de los cielos y sacudir la tierra; de lo contrario, ¿cómo podría ser la obra de juicio de Dios? Cree que como esta es la obra de juicio, entonces Dios debe ser particularmente imponente y majestuoso a medida que obra, y los que están siendo juzgados deben gritar con lágrimas y suplicar de rodillas por misericordia. Tal escena debe ser un gran espectáculo y profundamente enardecedora… Todos imaginan que la obra de juicio de Dios debe ser preternaturalmente maravillosa. ¿Sabes, sin embargo, que Dios comenzó la obra de juicio entre los hombres desde hace mucho tiempo y todavía estabas acurrucado en el nido acogedor? ¿Que el momento en el que piensas que la obra de juicio de Dios está comenzando oficialmente, ya es el momento en el que Dios haga de nuevo el cielo y la tierra? En ese momento, tal vez sólo habrás acabado de entender el significado de la vida, pero la implacable obra de castigo de Dios te llevará, todavía profundamente dormido, al infierno. Sólo entonces te darás cuenta repentinamente de que la obra de juicio de Dios ya habrá concluido”. Estas palabras me dejaron verdaderamente atónita. Revelaban con gran precisión los pensamientos y puntos de vista más íntimos de las personas sobre la obra del juicio de Dios de los últimos días; eran, además, muy reales y prácticas. Me pregunté: “¿Acaso es una simple imaginación mía esa idea, a la que me he aferrado, de un juicio en el cielo? Este pasaje muestra que todas las personas imaginan que la obra del juicio de Dios es misteriosa y sobrenatural. También indica que la obra del juicio comenzó hace mucho y concluirá pronto y exhorta a la gente a buscar la manifestación de Dios sin perder más tiempo. ¿Tal vez se trata de la voz de Dios?”. Ese pensamiento me dejó intranquila y realmente quería conocer, de forma clara e inmediata, la verdadera relevancia del juicio de Dios. Sin embargo, había demasiados contenidos en el sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso y en ese momento no sabía por dónde empezar a buscar, así que decidí localizar a los propios miembros de la Iglesia para ver si podían ayudarme a entender las cosas.

Mediante la función de chat en línea del sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso, les envié un mensaje para expresarles mi interés por saber más sobre el juicio. Enseguida me respondió una persona y me presentó a dos hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso que se conectaron conmigo: Liu Hui y Li Mei. En el transcurso de nuestra conversación descubrí que estas dos hermanas tenían un enfoque abierto y honesto y eran muy directas; quería charlar con ellas de corazón a corazón. Les dije: “Me gusta mucho el sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Hay todo tipo de libros espirituales, himnos de alabanza, videos musicales, películas evangélicas, recitaciones de las palabras de Dios y más cosas. Hay muchísimo contenido, pero es que no entiendo lo que quieren decir con el juicio de Dios. Acabo de leer “Cristo hace la obra de juicio con la verdad”, que parece manifestar que la obra del juicio de Dios ya ha comenzado y que la idea del juicio en el cielo no es sino fruto de las nociones y fantasías humanas. Esto difiere bastante de lo que suelo entender por ‘juicio’. ¿Podrían hablarme de cómo lo entienden ustedes?”.

La hermana Liu Hui respondió: “¡Alabado sea Dios! ¡Compartamos la búsqueda y las enseñanzas! Yo también pensaba así y creía que Dios llevaría a cabo en el cielo Su obra del juicio de los últimos días. Sin embargo, tras leer las palabras de Dios Todopoderoso y hablar con los hermanos y hermanas, me di cuenta de que, en realidad, esta era tan solo una noción, una fantasía mía. Algunas profecías de la Biblia indican claramente si la obra del juicio de Dios se va a llevar a cabo en el cielo o en la tierra. Por ejemplo, Apocalipsis 14:6-7: ‘Y vi volar en medio del cielo a otro ángel que tenía un evangelio eterno para anunciarlo a los que moran en la tierra, y a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas’. Salmos 96:13: ‘Porque Él viene; porque Él viene a juzgar la tierra: juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con su fidelidad’. Juan 9:39: ‘Yo vine a este mundo para juicio; para que los que no ven, vean’. Estos versículos bíblicos citan ‘tenía un evangelio eterno para anunciarlo a los que moran en la tierra’, ‘porque Él viene a juzgar la tierra’. y ‘Yo vine a este mundo para juicio’. Con ello vemos que, en los últimos días, Dios debe venir personalmente al mundo y vendrá a la tierra a realizar la obra del juicio para juzgar a todos los pueblos y naciones. Asimismo, gracias a la lectura de la Biblia sabemos que, antes de crear la humanidad, Dios creó los cielos, la tierra y todas las cosas para prepararnos unas condiciones de vida adecuadas. Después creó la humanidad y dispuso que viviéramos en la tierra, no en el cielo. Entonces, ¿cómo podríamos ascender al cielo? La humanidad corrupta no tiene más opción que aceptar el juicio de Dios aquí en la tierra. Además, el Libro de Apocalipsis relata que Juan vio un gran trono blanco en el cielo en la isla de Patmos. De hecho, esta fue solamente una de las visiones de Juan, pero algunos la han interpretado literalmente en el sentido de que, cuando regrese en los últimos días, Dios juzgará a la gente en el cielo. Estas no son sino nuestras nociones y fantasías, una interpretación errónea de las profecías y en absoluto la realidad de la obra de Dios”.

Me quedé anonadada con lo que oía: había leído todos los versículos bíblicos que la hermana estaba compartiendo conmigo, así que ¿cómo no había reparado en la verdadera relevancia de aquellas palabras? ¡Claro! Dios había creado la humanidad para que viviera en la tierra; entonces, ¿cómo podríamos ascender al cielo? ¡Cuán difusa e ignorante era mi fe!

A continuación, la Hermana Li Mei me enseñó lo siguiente: “En los últimos días, Dios no solo se ha encarnado para realizar la obra del juicio en la tierra, sino que Su obra comenzó hace mucho tiempo y pronto concluirá. La obra del juicio de Dios no se lleva a cabo en el cielo como la gente imagina ni se trata de condenar directamente a las personas como se cree. De hecho, antes de que concluya la obra del juicio de Dios, todos aquellos que se presenten ante Su trono serán los que podrán ser juzgados, probados y purificados por las palabras de Dios. A todos aquellos que acepten el juicio de Dios y sean purificados Dios los llevará a Su reino. Sin embargo, quienes se nieguen a aceptar el juicio de las palabras de Dios, como su naturaleza pecaminosa no habrá sido juzgada y purificada por Él, seguirán viviendo en pecado, pecando constantemente. Mentirán, engañarán, se rebelarán contra Dios y se opondrán a Él. Serán aniquilados en el infierno por sus pecados en una auténtica manifestación del carácter justo de Dios. Quienes llevamos muchos años siguiendo al Señor hemos experimentado en profundidad que, pese a haber sido redimidos de nuestros pecados por la fe, no se ha resuelto el problema de nuestra naturaleza pecaminosa. Seguimos al Señor, pero al mismo tiempo solemos contradecir Sus enseñanzas y dar rienda suelta a nuestros deseos carnales de cometer pecados tales como mentir, engañar, intrigar y luchar por la fama y la fortuna. Tenemos sed de vanidades vacías, perseguimos las malignas tendencias del mundo material y todo eso. Especialmente cuando nos enfrentamos a pruebas, accidentes y desastres, malinterpretamos a Dios, lo culpamos y hasta lo traicionamos. Podríamos decir que vivimos constantemente pecando y confesando los pecados sin sacudirnos jamás las cadenas de nuestra naturaleza pecaminosa. Dice la Biblia: ‘La santidad, sin la cual nadie verá al Señor’ (Hebreos 12:14). ¿Cómo pueden entrar en el reino de Dios personas tan corruptas como nosotros? Dios Todopoderoso ha manifestado: ‘Un pecador como alguno de vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado o perfeccionado por Dios, ¿puedes ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡tendrías que tener tanta suerte! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Y así, tú, un pecador que acaba de ser redimido, no puedes heredar directamente la herencia de Dios’ (‘Acerca de los apelativos y la identidad’ en “La Palabra manifestada en carne”). Por tanto, en los últimos días Dios está implantando Su plan de gestión al realizar la etapa de Su obra consistente en juzgar, castigar y purificar a las personas según las necesidades de la humanidad corrupta. Su propósito es salvarnos completamente del campo de acción de Satanás y eliminar las cadenas de nuestra naturaleza pecaminosa para que podamos purificarnos y salvarnos. De este modo comprobamos que la obra del juicio de Dios de los últimos días trata de purifica y salva, no de condenarnos, como la gente imagina”.

La Hermana Liu Hui prosiguió con sus enseñanzas: “Así es, hermana Enhui. Pensémoslo. Si la obra del juicio de Dios consistiera en condenarnos y castigarnos, ni uno solo de nosotros, hondamente corrompidos por Satanás, se salvaría ni podría entrar en el reino de Dios jamás. De ser así, ¿qué sentido tendría la obra del juicio de Dios? Las palabras de Dios Todopoderoso precisan claramente por qué realiza Dios la obra del juicio en los últimos días y qué relevancia tiene. Leamos dos pasajes de las palabras de Dios Todopoderoso: ‘Toda la vida del hombre se vive bajo el campo de acción de Satanás, y no hay ni una sola persona que por su cuenta se pueda liberar de la influencia de Satanás. Todas viven en un mundo asqueroso, en corrupción y vacío, sin el menor sentido o valor; viven unas vidas tan despreocupadas para la carne, para la lujuria y para Satanás. No le dan a su existencia el más mínimo valor. El hombre es incapaz de encontrar la verdad que lo libere de la influencia de Satanás. Aunque el hombre crea en Dios y lea la Biblia, no entiende cómo liberarse del control de la influencia de Satanás. A lo largo de las eras, muy pocas personas han descubierto este secreto y muy pocas lo han entendido. […] Si el hombre no es limpiado, entonces es de la inmundicia; si Dios no lo protege y lo cuida, entonces todavía es un cautivo de Satanás; si no es juzgado y castigado, entonces no tendrá los medios para escapar de la opresión de la oscura influencia de Satanás. El carácter corrupto que manifiestas, y el comportamiento desobediente que vives, son suficientes para probar que todavía estás viviendo bajo el campo de acción de Satanás. Si tu mente y tus pensamientos no han sido limpiados, y tu carácter no ha sido juzgado y castigado, entonces a todo tu ser todavía lo controla el campo de acción de Satanás, tu mente la controla Satanás, tus pensamientos los manipula Satanás, y todo tu ser lo controlan las manos de Satanás’ (‘Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio’ en “La Palabra manifestada en carne”). ‘Por medio de esta obra de juicio y castigo, el hombre llegará a conocer plenamente la esencia inmunda y corrupta de su interior, y podrá cambiar completamente y ser purificado. Sólo de esta forma puede ser el hombre digno de regresar delante del trono de Dios. Toda la obra realizada este día es con el fin de que el hombre pueda ser purificado y cambiado; por medio del juicio y el castigo por la palabra, así como del refinamiento, el hombre puede desechar su corrupción y ser hecho puro’ (‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”). Entonces, ¿qué podemos experimentar a partir de las palabras de Dios? Vistas desde un ángulo, las palabras de Dios son extremadamente prácticas y reflejan muy bien nuestra situación en la vida real. Desde otro ángulo, podemos apreciar que si queremos ser elevados ante el trono de Dios, primero tenemos que pasar por Su juicio y purificación para deshacernos de la inmundicia y la corrupción escapar de la oscura influencia de Satanás. Solo entonces seremos aptos para que Dios nos lleve a Su reino. Sin la obra del juicio de Dios de los últimos días no podríamos purificarnos lo suficiente para convertirnos en buscadores del corazón de Dios y, por supuesto, no podríamos entrar en Su reino. Sencillamente, nunca dejaríamos de pecar y oponernos a Dios y al final Él nos aniquilaría en el infierno. De hecho, con los testimonios reales de los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso podemos percibir que el juicio y castigo de Dios es la luz de la salvación para la humanidad. Satanás ha corrompido a cada uno de nosotros, pero dado que podemos presentarnos ante Dios Todopoderoso y recibir el juicio y castigo de las palabras de Dios, nuestro carácter de vida va transformándose. Pasamos de la rebelión y la oposición a la aceptación y la sumisión; de la arrogancia, la santurronería y la inflexibilidad hacia toda persona a estar dispuestos a dejar de lado el ego y a someternos a lo que es correcto, a la verdad. Además, todo cuanto se expresa en el juicio y castigo de Dios es la verdad, así como expresión del carácter justo y santo de Dios, por lo que, cuanto más experimentamos Su juicio y castigo, más lo conocemos a Él. Y cuanto más lo conocemos, con mayor nitidez vemos el interior de las personas, las cosas y los acontecimientos del mundo. En consecuencia, nuestros puntos de vista y valores cambian en mayor o menor medida. Adquirimos mayor veneración y sumisión a Dios. Esto es lo que el juicio y castigo de Dios Todopoderoso logran en nosotros. Sin el juicio de la luz de la verdad en las palabras de Dios, todos viviríamos en las tinieblas, cometiendo pecados y luego confesándolos, confesándolos y luego volviéndolos a cometer cada día sin sacudirnos jamás las cadenas del pecado. Así, ¿cómo habría de llevarnos Dios a Su reino?”.

Tras las enseñanzas de las hermanas Li y Liu sentí como si hubieran encendido una luz brillante en mi corazón. Lo que decían era cierto: el pastor, los ancianos y los hermanos y hermanas de mi iglesia eran incapaces de escapar de la esclavitud del pecado. Yo misma solía pecar a mi pesar y no sabía poner en práctica las palabras del Señor. Todos vivimos pecando y luego confesando; realmente necesitamos que Dios regrese para que realice la etapa de juicio y purificación de Su obra. Si no hubiera estudiado la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, nunca habría llegado a entender estas verdades. Me sentí muy agradecida por la guía de Dios. Leyendo las palabras de Dios Todopoderoso, escuchando las enseñanzas de las hermanas y leyendo los testimonios escritos de los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso, en los que describían la manera en que el juicio de las palabras de Dios purificó su carácter corrupto, había llegado a comprender un poco la obra del juicio de Dios de los últimos días. Se habían disipado mis nociones y ya sabía que el juicio y castigo de Dios son esenciales para que escapemos del pecado y recibamos la purificación.

Entonces dijo Liu Hui: “Leamos otros dos pasajes de palabras de Dios Todopoderoso. Dios Todopoderoso manifestó: ‘Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios’ (‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”). ‘Los que quieren obtener la vida sin confiar en la verdad de la que Cristo habló son las personas más absurdas de la tierra, y los que no aceptan el camino de la vida que Cristo trajo están perdidos en la fantasía. Y así digo que a las personas que no aceptan al Cristo de los últimos días Dios las detestará para siempre. Cristo es la puerta para que el hombre entre al reino durante los últimos días, que nadie puede evitar. Nadie puede ser perfeccionado por Dios excepto por medio de Cristo. Tú crees en Dios y por tanto debes aceptar Sus palabras y obedecer Su camino. No debes simplemente pensar en obtener bendiciones sin recibir la verdad o sin aceptar la provisión de la vida. Cristo viene en los últimos días para que a todos los que verdaderamente creen en Él les pueda proveer la vida. Su obra es en aras de concluir la era antigua y entrar en la nueva, y es el camino que deben tomar todos los que entrarán en la nueva era. Si no eres capaz de reconocerlo y en cambio lo condenas, blasfemas y hasta lo persigues, entonces estás destinado a quemarte por la eternidad y nunca entrarás en el reino de Dios’ (‘Sólo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”). De las palabras de Dios Todopoderoso se desprende que, en los últimos días, Dios se ha hecho carne al objeto de expresar todas las verdades para purificar y salvar a la humanidad según las sus necesidades. Revela Su carácter justo, que no tolera ninguna ofensa a la humanidad. Con Sus palabras, Dios revela la naturaleza y esencia de la gente y su verdadero estado de corrupción. Únicamente si aceptamos las palabras de juicio que Dios Todopoderoso ha expresado podemos conocer nuestra arrogancia, nuestra astucia, nuestro egoísmo, nuestra maldad, etc., que forman parte de nuestra naturaleza satánica y nuestro carácter corrupto. Solo si aceptamos el juicio y castigo de Dios podemos conocer Su carácter justoy cultivar a veneración de corazón hacia Él y el verdadero arrepentimiento. Así podemos lograr transformar y purificar nuestro carácter corrupto. Esta es la relevancia del juicio de Dios y también nuestra única vía de salvación. Hermana Enhui, siempre que leamos con ahínco las palabras de Dios en la medida de lo posible, tendremos cada vez más clara la relevancia de la obra del juicio de Dios de los últimos días y comprobaremos que solamente Cristo de los últimos días puede otorgar a las personas el camino de vida eterna”.

¡Alabado sea el Señor! Aprendí muchísimo comunicándome con las hermanas. Aunque aún tengo que experimentar el juicio y castigo de Dios, con sus enseñanzas y la lectura de Testimonios de experiencias de adentrarse en la vida he percibido que el juicio y castigo de Dios Todopoderoso pueden transformar realmente a las personas. También siento auténtica necesidad de que Dios lleve a cabo la etapa de juicio y castigo de Su obra para transformarme, purificarme y así ser apta para que me eleve al reino de los cielos. Posteriormente, tras unos días más de enseñanzas, llegué a comprender mejor la relevancia de la obra del juicio de Dios y la verdad de los nombres de Dios. También aprendí verdades con las que discernir al Cristo verdadero de los falsos y las iglesias verdaderas de las falsas. Aprendí verdades sobre la encarnación de Dios, la diferencia entre la obra de Dios y la del hombre, cómo Satanás corrompe a la humanidad, cómo Dios nos salva y mucho más. Llegué a la firme conclusión de que Dios Todopoderoso es realmente el Señor Jesús retornado y acepté Su obra de los últimos días con alegría en el corazón. ¡Alabado sea Dios! Desde entonces tengo una sed insaciable de leer las palabras de Dios. Viviendo una vida de iglesia, compartiendo verdades con los hermanos y hermanas y aceptando el riego y alimento de las palabras de Dios, siento que mi espíritu recibe gran cantidad de sustento. Esto me ha permitido ser testigo del cumplimiento total de esta profecía del Libro del Apocalipsis de la Biblia: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). También he notado que la misma se ha cumplido en mi persona. Las palabras de Dios Todopoderoso han abierto la puerta de mi corazón y me han permitido oír la voz de Dios, conocer Su obra del juicio y regresar ante Él. ¡Alabado sea Dios!

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Película documental cristiana en español | Crónicas de la persecución religiosa en China

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Desde que llegó al poder en China continental en 1949, el Partido Comunista de China ha sido incesante en su persecución de la fe religiosa. Ha detenido y asesinado frenéticamente a cristianos, ha expulsado a los misioneros que operan en China y los ha maltratado, ha confiscado y destruido innumerables ejemplares de la Biblia, ha clausurado y demolido edificaciones eclesiásticas y ha intentado en vano erradicar todas las iglesias clandestinas. En años recientes también se ha visto la introducción a gran escala de políticas dirigidas a la “sinificación” del cristianismo por parte del gobierno del PCCh. Miles de cruces de iglesias han sido demolidas, muchas edificaciones eclesiásticas han sido derribadas y un gran número de cristianos en iglesias clandestinas han sido arrestados y perseguidos. Las iglesias cristianas en China sufren una persecución cruel y sangrienta…

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