Música cristiana 2020|Cantamos tantas canciones de amor para Dios|Hermosa alabanza de adoración(MV)

Música cristiana 2020|Cantamos tantas canciones de amor para Dios|Hermosa alabanza de adoración(MV)

Cantamos tantas canciones de amor para Dios.

Cuanto más cantamos, más disfrutamos.

Cuanto más cantamos para Dios, ¡más lo amamos!

Cantamos sobre Su encarnación.

Somos elevados ante Su trono

y ya no miramos con anhelo al cielo.

Estamos con Dios Todopoderoso.

Él nos guía con verdades, es real y está a nuestro lado.

Sus palabras disfrutamos cada día.

¡Qué dulce es conocer la verdad!

Nuestro corazón ama a Dios,

ya que vemos Su hermoso semblante.

Cantamos y bailamos con alabanza,

no hay palabras para describirlo.

Cantamos tantas canciones de amor para Dios.

Cuanto más cantamos, más disfrutamos.

Cuanto más cantamos para Dios, ¡más lo amamos!

Cantamos sobre el juicio de Dios.

Sus palabras purifican y salvan,

revelan la naturaleza satánica y la corrupción del hombre.

Sus palabras purifican nuestros caracteres satánicos,

nos convierten en nuevas personas.

Nos libramos de la fuerza de Satanás. Vemos que el amor de Dios es real.

Su justicia es hermosa, Su santidad, tan dulce.

No podemos parar de amarlo.

Alabamos a Dios; nos desbordan nuestros sentimientos.

Nada puede interponerse entre nosotros y Dios.

Cantamos tantas canciones de amor para Dios.

Cuanto más cantamos, más disfrutamos.

Cuanto más cantamos para Dios, ¡más lo amamos!

La palabra de Dios dirige en la vida del reino.

Vivimos dentro de la luz.

La verdad nos ha hecho libres.

Veneramos a Dios con el corazón y con honestidad.

Nos convertimos en Sus confidentes, fieles lo servimos.

Llevamos una carga por Él, cumplimos con nuestros deberes,

siempre avanzando por el sendero de amar a Dios.

Ahora podemos amar y entregarnos a Dios;

vivir por Él es la alegría más grande.

¡Dios Todopoderoso, te alabamos!

¡Te veneramos por toda la eternidad!

Cantamos tantas canciones de amor para Dios.

Cuanto más cantamos, más disfrutamos.

Cuanto más cantamos para Dios, ¡más lo amamos!

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

Dios Todopoderoso me guio hacia el camino de obtener la purificación

Por Gangqiang, Estados Unidos

Fui a Singapur yo solo en 2007 para tratar de ganarme la vida. En ese país hace mucho calor durante todo el año, así que todos los días sudaba a mares en el trabajo. Me sentía muy desdichado, y además estaba en un lugar completamente desconocido, sin familia ni amigos. La vida me parecía muy aburrida y tediosa. Un día de agosto, de vuelta a casa del trabajo, me dieron un folleto del evangelio que decía: “Y después de que hayáis sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que os llamó a su gloria eterna en Cristo, Él mismo os perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá” (1 Pedro 5:10). Sentí calidez en el corazón al leer estas palabras. Después de aquello, acudí a la iglesia con un hermano y allí, el entusiasta recibimiento de los hermanos y hermanas, que se interesaron por mi bienestar, me hizo sentir el calor familiar que no había experimentado en mucho tiempo. De repente, mis ojos se llenaron de lágrimas, era como si hubiera vuelto a casa. Desde entonces, todos los domingos visitaba sin falta la iglesia.

Me bauticé en diciembre, entrando así oficialmente en el camino de la fe. En un servicio de la iglesia, oí al predicador leer el capítulo 18, versos 21-22 de San Mateo: “Entonces se le acercó Pedro, y le dijo: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. Al oír esto, pensé para mis adentros: “¿Cómo puede ser tan grande el perdón y la paciencia del Señor Jesús? Perdona a la gente setenta veces siete. Si los hombres pudieran hacer lo mismo, no habría peleas, solo amor y ternura”. Me conmovieron mucho las palabras del Señor, y decidí actuar de acuerdo con Sus enseñanzas.

Dos o tres años después, mi jefe me puso a cargo de la gestión de una obra de construcción, así que dediqué toda mi energía al trabajo y dejé de asistir a las reuniones con la misma regularidad. Más tarde, un amigo me presentó al señor Li, un hombre de negocios, y fundamos una empresa de construcción juntos. Estaba muy contento, decidido a lanzarme de cabeza al asunto. Entonces, entré de lleno en la espiral del dinero y dejé de ir a las reuniones de la iglesia. Quería hacer bien los proyectos para ganarme el elogio de los demás por mis aptitudes, así que me volví cada vez más exigente con los trabajadores. Los regañaba cuando notaba que no hacían algo bien o que no estaba a la altura de mis necesidades. El jefe de equipo lloraba a menudo a causa de mi maltrato. Los trabajadores sentían miedo al verme y hasta se escondían de mí. Incluso los que solían ser buenos amigos míos se volvieron fríos conmigo y ya no querían confiar en mí. Darme cuenta de aquello me resultó muy angustioso. El Señor Jesús nos enseña a perdonar a los demás setenta veces siete y a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sin embargo, no lo había puesto en práctica en absoluto, ni siquiera una vez. ¿Qué tenía eso de cristiano? Yo sabía que estaba pecando y a menudo oraba al Señor, me confesaba y me arrepentía. Decidí cambiar. Pero cada vez que surgía algo, seguía pecando aunque no quisiera. Estaba muy molesto.

En agosto de 2015, suspendimos las operaciones comerciales porque la empresa no estaba funcionando bien, y volví a casa. Deprimido y triste, bebía y jugaba todo el día. Cuando mi esposa me pedía que dejara de beber, le gritaba: “Es mi dinero, lo gané yo y lo gasto como quiero…”. No podía hacer nada, así que se sentaba a llorar. Cada vez que daba rienda suelta a mi ira, sentía remordimientos y me odiaba a mí mismo, pero no podía contenerme. Para entonces había perdido completamente toda decencia cristiana; mi comportamiento y conducta eran completamente iguales a los de un incrédulo.

En mi dolor e impotencia, volví a la iglesia para acudir de nuevo a las reuniones. Durante ese período, oré constantemente al Señor Jesús: “¡Oh, Señor! He hecho tantas cosas que no quería, he dicho tantas cosas que hicieron daño a otros. He vivido en pecado y rebelándome contra Ti. Cada vez que peco, me arrepiento y me odio con todas mis fuerzas, ¡pero nunca puedo controlarme! Confieso mis pecados de noche, pero de día vuelvo a caer en lo mismo y peco de nuevo. ¡Oh, Señor! Te suplico que me salves, ¿qué puedo hacer para liberarme del pecado?”.

El día de Año Nuevo de 2016, pisé suelo estadounidense cuando me mudé a Nueva York para hacer algo de dinero. Seguía yendo a la iglesia en mi tiempo libre y también me uní a un grupo de oración, donde leía la Biblia y oraba con otros hermanos y hermanas. Allí conocí a una hermana llamada Qinglian. Un día, la hermana Qinglian me llamó para decirme que tenía una buena noticia que quería compartir conmigo. Le pregunté: “¿Cuál es la buena noticia?”. Me contestó: “Hay una misionera de visita. ¿Quieres ir a escucharla hablar?”. “¡Genial! ¿Dónde está?”, dije yo. Entonces arreglamos el momento en el que iría a su casa.

Fui a casa de la hermana Qinglian el día acordado. Varios otros hermanos y hermanas estaban allí, y después de conocernos e intercambiar saludos, comenzamos a debatir sobre la Biblia. La comunicación de la hermana Zhao fue muy esclarecedora y realmente edificante para mí. Entonces le hablé de mis constantes pecados y confesiones, del dolor de no poder librarme del pecado, y busqué su ayuda. En comunicación, ella me dijo que aún después de comenzar a creer en el Señor, seguimos pecando todo el tiempo, no podemos librarnos de vivir la vida en el ciclo interminable de pecar de día y confesar de noche; no era algo que solo me preocupara a mí. Por el contrario, era un problema compartido por todos los creyentes. La hermana Zhao nos puso un vídeo con algunas recitaciones de las palabras de Dios. Eran estas: “El carácter del hombre debe ser cambiado comenzando por el conocimiento de su esencia, y a través de cambios en su pensamiento, su naturaleza y su perspectiva mental, por medio de cambios fundamentales. Sólo así se lograrían cambios verdaderos en el carácter del hombre. El carácter corrupto del hombre proviene de haber sido envenenado y pisoteado por Satanás, del daño atroz que Satanás ha infligido a su pensamiento, su moral, su percepción y su sentido. Es precisamente debido a que estas cosas fundamentales del hombre han sido corrompidas por Satanás, y que son diametralmente distintas a cómo Dios las creó originalmente, que el hombre se opone a Dios y no entiende la verdad. Por ende, los cambios en el carácter del hombre deben comenzar con cambios en su pensamiento, percepción y sentido que cambien su conocimiento de Dios y su conocimiento de la verdad” (‘Tener un carácter inalterable es estar en enemistad con Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Me conmovió mucho, pensé: “¿Acaso no hablan de mí? Siempre desprecio a los demás, los regaño por esto o les grito por aquello. Carezco de moral y de razón, y no me queda rastro de santo decoro”. Todas estas palabras me calaron hasta lo más profundo de mi ser. Nunca había leído algo así ni había oído a ningún predicador pronunciar esa clase de sermón. Me angustiaba pecar constantemente, pero aún no había sido capaz de liberarme de las restricciones del pecado. Estas palabras me mostraron el camino para dejar el pecado atrás, y me maravillaron. Está muy bien planteado. ¿Quién las habría escrito?

La hermana Zhao me dijo que esta era la palabra de Dios, que el Señor Jesús ya había regresado en la carne y que Él estaba haciendo la obra de juzgar y purificar a la gente a través de Su palabra en los últimos días. Simplemente no daba crédito a mis oídos. ¿Qué creyente no anhela Su regreso? De repente, al escuchar la noticia del regreso del Señor, estaba tan emocionado que me sentí un poco perdido: ¿Había regresado realmente el Señor? Ansioso, le pedí que continuara con su comunicación. La hermana Zhao dijo: “El Señor Jesús ha regresado de verdad, y Él es Dios Todopoderoso, Cristo encarnado en los últimos días. Él ha expresado todas las verdades para purificar y salvar a la humanidad, y ha comenzado a hacer la obra de juicio comenzando por la casa de Dios. Él nos salvará completamente del campo de acción de Satanás, de las ataduras de nuestra naturaleza satánica y de la vida de pecado de la que nos resulta imposible escapar. Al final, alcanzaremos la completa salvación y seremos ganados por Dios. En la Era de la Gracia, el Señor Jesús solo realizó la obra de redención; Él nos redimió y absolvió nuestros pecados para que la ley ya no nos condenara. Aunque el Señor absolvió nuestros pecados, no perdonó nuestra naturaleza satánica ni nuestro carácter satánico. La arrogancia, la astucia, el egoísmo, la codicia, la malicia y el carácter corrupto aún perduran dentro del hombre. Son cosas que van más allá, más tercas que el pecado. Precisamente porque este carácter y naturaleza satánicos no han sido resueltos, continuamos pecando en contra de nuestra voluntad, e incluso cometemos pecados más serios que infringir la ley. En cuanto a los fariseos de entonces, ¿acaso el hecho de que su naturaleza pecaminosa no fuera resuelta no fue la razón por la que se opusieron y condenaron al Señor, hasta el punto de crucificarlo? De hecho, todos tenemos un profundo conocimiento sobre esto porque nosotros mismos estamos controlados por este carácter corrupto. Así que, a menudo decimos mentiras, actuamos mediante engaños, somos arrogantes y engreídos, y reprendemos a otros condescendientemente. Sabemos claramente que el Señor exige que perdonemos a los demás y amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y sin embargo no ponemos esto en práctica. La gente se confabula entre sí, luchan por la fama y la ganancia, y son incapaces de llevarse bien, armoniosamente. Durante los momentos de enfermedad, desastres naturales o sucesos provocados por el hombre, seguimos culpando a Dios, e incluso lo negamos o traicionamos. Estos hechos muestran que si no resolvemos nuestra naturaleza y carácter satánico, entonces nunca podremos escapar de esta vida circular de pecar y confesar, confesar y pecar. Por lo tanto, para salvar completamente al hombre del pecado, es necesario que Dios realice una etapa de Su obra de juicio y purificación para resolver nuestra naturaleza pecaminosa. Es la única manera en que podemos ser purificados, completamente salvados por Dios y obtenidos por Él. Leamos algunos fragmentos más de las palabras de Dios Todopoderoso y lo entenderás”.

La hermana Zhao abrió el libro de la palabra de Dios y comenzó a leer: “Aunque el hombre ha sido redimido y se le han perdonado sus pecados, sólo se considera que Dios no recuerda sus transgresiones y no lo trata de acuerdo con estas. Sin embargo, cuando el hombre vive en la carne y no ha sido liberado del pecado, sólo puede continuar pecando, revelando interminablemente el carácter satánico corrupto. Esta es la vida que el hombre lleva, un ciclo sin fin de pecado y perdón. La mayoría de los hombres pecan durante el día y se confiesan por la noche. Así, aunque la ofrenda por el pecado siempre sea efectiva para ellos, no podría salvarlos del pecado. Sólo se ha completado la mitad de la obra de salvación, porque el hombre sigue teniendo un carácter corrupto” (‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad, se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre, pero no lo libró de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió a Jesús cargar con los pecados del hombre como la ofrenda por el pecado, sino también que Dios realizara una obra mayor para librar completamente al hombre de su carácter, que ha sido corrompido por Satanás” (‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Los pecados del hombre fueron perdonados gracias a la obra de la crucifixión de Dios, pero el hombre siguió viviendo en el viejo carácter satánico y corrupto. Así pues, el hombre debe ser completamente salvo de este carácter satánico corrupto para que la naturaleza pecadora del hombre sea del todo desechada y no se desarrolle más, permitiendo así que el carácter del hombre cambie. Esto requiere que el hombre entienda la senda del crecimiento en la vida, el camino de la vida, y el camino del cambio de su carácter. También necesita que el hombre actúe de acuerdo con esa senda, de forma que su carácter pueda ser cambiado gradualmente y él pueda vivir bajo el brillo de la luz y que pueda hacer todas las cosas de acuerdo con la voluntad de Dios, desechar el carácter satánico corrupto, y liberarse de la influencia satánica de las tinieblas, aflorando de este modo totalmente del pecado. Sólo entonces recibirá el hombre la salvación completa” (‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”). La hermana Zhao dijo en la comunicación: “Ahora que hemos leído estas palabras de Dios, entendemos por qué siempre estamos atados por nuestra naturaleza satánica y somos incapaces de librarnos del pecado, ¿verdad? Durante la Era de la Gracia, Dios solo realizó la obra de redención, no la obra de juzgar al fin de los tiempos, purificar y salvar completamente a las personas. Así que nada importa que confesemos nuestros pecados y nos arrepintamos, que tratemos de conquistarnos a nosotros mismos, que ayunemos y oremos, no seremos capaces de lograr librarnos del pecado. Esto significa que si queremos liberarnos de la esclavitud y el control de nuestra naturaleza pecaminosa, no basta con someternos a la obra de redención del Señor Jesús. Debemos aceptar la obra de juicio realizada por el Señor Jesús regresado. Esto se debe a que al hacer Su obra de juicio de los últimos días, Dios expresa muchos aspectos de la verdad para juzgar y exponer la naturaleza satánica del hombre de oponerse y traicionar a Dios. Él revela el carácter justo, santo y que no tolera ofensa de Dios, permitiendo a la humanidad ver claramente la verdad de Su profunda corrupción por parte de Satanás a través del juicio y castigo de las palabras de Dios, con el fin de conocer realmente Su carácter justo, que no tolera la ofensa del hombre, para desarrollar un corazón temeroso de Dios, transformando y purificando así el carácter satánico del hombre y salvándolo de la influencia de Satanás. En el majestuoso e iracundo juicio y castigo de Dios, lo vemos cara a cara. Como una espada de doble filo, la palabra de Dios atraviesa nuestros corazones, revela nuestra naturaleza satánica de oposición y traición a Dios, además de ese carácter corrupto que no somos capaces de descubrir en lo más profundo de nuestros corazones. Nos hace ver que la esencia de nuestra naturaleza está llena de caracteres satánicos tales como la arrogancia, la vanidad, el egoísmo, la bajeza, la evasividad y la astucia, que sencillamente no poseemos ni una pizca de semejanza humana, y que somos completamente la encarnación de Satanás. Es solo entonces cuando nos postramos ante Dios, comenzamos a odiarnos y a maldecirnos. Al mismo tiempo, también sentimos profundamente que toda la palabra de Dios es la verdad, todo es la revelación de Su carácter, además de lo que es la vida de Dios. Somos conscientes de que el carácter justo de Dios no tolera ofensa, y que Su esencia santa no será manchada. El resultado es desarrollar un corazón de reverencia a Dios; comenzamos a buscar la verdad con todas nuestras fuerzas y a comportarnos de acuerdo a la palabra de Dios. A medida que gradualmente lleguemos a entender la verdad, tendremos cada vez más entendimiento de nuestra propia naturaleza y carácter satánico e iremos ganando más discernimiento. Nuestro conocimiento de Dios también aumentará. Nuestro carácter corrupto interno se purificará lentamente y seremos liberados de los lazos del pecado. Obtendremos una verdadera liberación y viviremos en libertad ante Dios. Este es precisamente el resultado que logra en la humanidad la obra de juicio de Dios en los últimos días. Por lo tanto, se puede ver que la obra de “redención” en la Era de la Gracia y la obra de “librar al hombre del pecado” en los últimos días son dos etapas diferentes de la obra. La ‘Redención’ consistía en que el Señor Jesús cargara con los pecados del hombre y le permitiera escapar del castigo que debería sufrir por esos pecados. Pero eso no significaba que la gente estuviera libre de pecado, menos áun que nunca volvieran a pecar o estuvieran totalmente purificados. Mientras que ‘librar al hombre del pecado’ es exponer completamente la naturaleza pecaminosa de la humanidad para que podamos vivir sin depender de nuestra naturaleza corrupta, lograr un cambio en nuestro carácter de vida y purificarnos totalmente. Por lo tanto, solo aceptando la obra de juicio de Dios en los últimos días podemos resolver completamente nuestro carácter corrupto, librarnos de la influencia de Satanás y ser salvados y guiados al reino de Dios para alcanzar las promesas y bendiciones de Dios”.

Al oír la palabra de Dios y la comunicación de las hermanas, sentí que se ceñía por completo a la realidad y era muy práctica. Pensé en mis muchos años como hombre de fe: no solo mentía y engañaba a menudo, además era arrogante y estaba descontrolado, era grosero e irracional, malintencionado. La gente que trabajaba para mí me tenía miedo y se mantenía a distancia, e incluso en mi propia casa mi esposa y mi hija también me tenían un poco de miedo. Nadie quería abrirse a mí y ni siquiera tenía un amigo íntimo en quien confiar. Era doloroso y me sentía impotente. Aunque a menudo leía la Biblia, oraba, confesaba mis pecados al Señor e incluso me despreciaba a mí mismo, seguía haciendo las mismas cosas terribles. No podía cambiar nada. Alguien como yo que está constantemente pecando y oponiéndose al Señor, ¡está muy necesitado de la obra de juicio de Dios en los últimos días! Ahora, el Señor Jesús ha regresado: Él es el Dios Todopoderoso encarnado. Ahora tenemos la oportunidad de escuchar la voz de Dios y de aprender que el Señor Jesús ha venido de nuevo para mostrarnos la verdad y emprender la obra de juzgar, purificar y salvar al hombre, ¡sin duda soy extremadamente afortunado! La hermana notó que rebosaba de anhelo, así que me dio una copia de un libro de la palabra de Dios: Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. ¡Lo acepté con alegría y decidí practicar mi fe en Dios Todopoderoso!

Leí muchas de las palabras de Dios después de aceptar la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días. Leí acerca de las tres etapas de Su obra, el misterio de la encarnación, el significado del nombre de Dios y la historia interior de la Santa Biblia, sobre cómo se crean los vencedores, cómo se hace realidad el reino de Cristo, cómo se determina el desenlace y el destino de cada clase de persona, y otros aspectos de la verdad, de los que poco a poco obtuve cierta comprensión. También gané más fe en Dios.

Al principio, cuando leía las palabras de Dios que juzgan y exponen al hombre con tanta dureza, me sentía angustiado e incómodo y tenía algunas nociones sobre ellas; me parecía que las palabras de Dios eran demasiado severas. ¿No podía ser un poco más amable? Si Dios juzga al hombre de esta manera, ¿acaso no está condenado? ¿Cómo puede entonces ser verdaderamente salvado? Más adelante, leí en la palabra de Dios: “En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios” (‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”). “¿A través de qué se alcanza la perfección que Dios tiene para el hombre? A través de Su justo carácter. El carácter de Dios consiste principalmente de la justicia, la ira, la majestad, el juicio y la maldición y Su perfección para el hombre es principalmente por medio del juicio. Algunas personas no entienden y preguntan por qué es que Dios sólo puede perfeccionar al hombre por medio del juicio y la maldición. Dicen: ‘Si Dios maldijera al hombre, ¿no moriría el hombre? Si Dios juzgara al hombre, ¿el hombre no sería condenado? Entonces, ¿cómo puede todavía ser perfeccionado?’. Esas son las palabras de la gente que no conoce la obra de Dios. Lo que Dios maldice es la desobediencia del hombre y lo que Él juzga son los pecados del hombre. Aunque Él habla severamente y sin la menor sensibilidad, Él revela todo lo que hay dentro del hombre y a través de estas palabras severas revela lo que es esencial dentro del hombre pero a través de ese juicio le da al hombre un conocimiento profundo de la esencia de la carne y, por lo tanto, el hombre se somete a la obediencia frente a Dios. La carne del hombre es de pecado y de Satanás, es desobediente y el objeto del castigo de Dios, en consecuencia, para permitirle al hombre que se conozca, las palabras del juicio de Dios le deben suceder y todo tipo de refinamiento se debe emplear; sólo entonces puede ser efectiva la obra de Dios” (‘Sólo al experimentar pruebas dolorosas puedes conocer el encanto de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”). A partir de las palabras de Dios me di cuenta de que Dios realiza Su obra de juicio en los últimos días al expresar la verdad, y que juzga, expone y condena severamente el carácter corrupto del hombre, la naturaleza satánica y las malas obras que se oponen a Dios. Él hace esto para que veamos claramente la verdad de nuestra propia corrupción, entendamos completamente la esencia de nuestro carácter corrupto, y conozcamos nuestra propia naturaleza satánica y el origen de nuestra corrupción. Esta es la única manera en que podemos despreciarnos a nosotros mismos y abandonar la carne. Además, como Dios muestra Su carácter justo, majestuoso e iracundo a través de Su juicio y castigo, somos capaces de ver Su justicia y santidad, además de percibir claramente nuestra propia inmundicia, fealdad y maldad. Dios también hace esto para que podamos conocer nuestra propia naturaleza satánica y la verdad de nuestra corrupción. Si Dios no juzgara al hombre tan severamente, si Dios no expusiera la corrupción del hombre dando justo en el clavo, ni revelara Su carácter justo y majestuoso, entonces nosotros los humanos, que hemos sido corrompidos tan profundamente por Satanás, seríamos incapaces de reflexionar sobre nosotros mismos o de conocernos. Seríamos incapaces de conocer la verdad de nuestra propia corrupción o de nuestra naturaleza satánica. Si ese fuera el caso, entonces ¿cómo nos libraríamos de nuestra naturaleza pecaminosa y seríamos purificados? De los resultados obtenidos a partir de las palabras severas de Dios, nos damos cuenta de que en ellas se esconde Su verdadero amor hacia el hombre y el esfuerzo que Él hace para salvarlo. Cuanto más leo las palabras de Dios, más siento lo maravillosa que es Su obra de juicio. ¡Es tan práctica! Solo el juicio severo de Dios puede purificar, transformar y salvar al hombre. ¡La obra de juicio de Dios en los últimos días es justo lo que necesitamos!

Debido a mi naturaleza arrogante y extremadamente santurrona, cuando hablaba con otros, a menudo les daba lecciones de una manera condescendiente, y para mí mis actos eran mi propia ley. Siempre me gustó que los demás me escucharan y era propenso a alardear. Comuniqué varias veces en las reuniones sobre cómo había gestionado los problemas de mi equipo de trabajo, cómo había reprendido y sometido al personal que no había seguido las instrucciones y cómo mi esposa y mi hija habían hecho lo que yo les decía. En concreto, cuando compartía la comunicación de las palabras de Dios, decía cosas como: “Creo que este pasaje de las palabras de Dios significa esto”, y “esto es lo que pienso”. Un hermano se dio cuenta de que siempre revelaba un carácter arrogante y santurrón sin ser consciente de ello. Señaló el asunto en una reunión, me comentó que hablar y actuar de esta manera era una expresión de arrogancia, santurronería y ser poco razonable. Si alguien me hubiera expuesto de esa manera en el pasado, y delante de tanta gente, sin duda habría contraargumentado y le habría refutado de inmediato. Pero en ese momento, elegí guardar silencio sin discutir ni justificarme, porque las palabras de un sermón me vinieron a la mente: “Si ante cualquier asunto siempre dices ‘creo que’, entonces más te vale renunciar a tus opiniones. Te insto a que renuncies a tus opiniones y busques la verdad. Mira lo que dicen las palabras de Dios. ¡Tu ‘opinión’ no es la verdad! […] ¡Eres demasiado arrogante y santurrón! Ante la verdad, ni siquiera eres capaz de renunciar o renegar de tus nociones e imaginaciones. ¡No quieres obedecer a Dios en lo más mínimo! Entre aquellos que realmente buscan la verdad y veneran sinceramente a Dios de corazón, ¿quién sigue diciendo ‘creo que’? Ya han eliminado esta palabra, pues al pronunciarla se revela el propio carácter satánico”. (‘Comunicación y predicación sobre la Palabra de Dios “Es muy importante establecer una relación normal con Dios” (III)’ en “Sermones y enseñanzas sobre la entrada a la vida XIV”) Esta comunicación me recordó que, cada vez que me topaba con un problema, las palabras “pienso”, “mantengo” y “creo” estaban generalmente en mi boca, siempre empezaba con un “yo” y tenía la última palabra para todo. Me creía capaz de ver más allá de las cosas y que podía lidiar yo solo con los problemas. Siempre obligaba a otros a hacer lo que yo decía, a que obedecieran. Al considerarme a mí mismo tan importante, ¿acaso no revelaba eso un carácter arrogante? El hermano tenía razón al señalar aquello sobre mi carácter, y debía aceptarlo. Las cosas que yo creía emanaban de mis nociones e imaginaciones, provenían de Satanás, y desde luego no eran la verdad. Ya fuera en casa, en el trabajo o entre colegas, siempre me comportaba como si fuera el número uno. Si alguien no me escuchaba o hacía algo contrario a mis puntos de vista, me enfadaba y le regañaba. El hecho de que fuera capaz de revelar estas cosas significaba que no había lugar para Dios en mi corazón, que no honraba la grandeza de Dios, sino la mía propia. Así era cómo hablaba y me comportaba todo el tiempo, demostrando tener un carácter increíblemente arrogante.

Más tarde leí estas palabras de Dios: “Si realmente posees la verdad en ti, la senda por la que transitas será, de forma natural, la senda correcta. Sin la verdad es fácil hacer el mal, y no podrás evitar hacerlo. Por ejemplo, si albergaras arrogancia y engreimiento, te resultaría imposible evitar desafiar a Dios; sentirías la necesidad de desafiarlo. No lo haces intencionalmente, sino que esto lo dirige tu naturaleza arrogante y engreída. Tu arrogancia y engreimiento te harían despreciar a Dios y verlo como algo insignificante; causarían que hagas alarde de ti mismo en todas las cosas, que te exhibas constantemente y que al final te sentaras en el lugar de Dios y dieras testimonio de ti mismo. Finalmente, considerarías tus propias ideas, pensamientos y nociones como si fueran la verdad a adorar. ¡Ve cuántas cosas malas te lleva a hacer esta naturaleza arrogante y engreída! Para resolver los actos de su maldad, primero deben resolver el problema de su naturaleza. Sin un cambio de carácter, no sería posible obtener una resolución fundamental a este problema” (‘Sólo puedes obtener cambios en tu carácter buscando la verdad’ en “Registros de las pláticas de Cristo”). Cada palabra pronunciada por Dios es la verdad: estaba totalmente convencido. Pensé en cómo solía sermonear condescendientemente a otros en las obras de construcción, entre mis colegas y cuando estaba en casa. El motivo era que estaba dominado por mi naturaleza satánica y arrogante; no porque fuera una persona malcarada, tuviera mal genio o careciera de autocontrol. Creía que tenía calibre, talento y buen poder adquisitivo, lo que alimentaba mi arrogancia y se convirtió en la moneda de mi vida, de tal modo que me consideraba mejor que los demás. Miraba por encima del hombro al resto, pensaba que era mejor que ellos y siempre me imponía a todo el mundo. Había encontrado el origen de mi pecado y había visto las peligrosas consecuencias de dejar sin resolver mi carácter satánico y corrupto. Así que hice un esfuerzo por buscar y leer muchas palabras de Dios que juzgaban y exponían la naturaleza arrogante del hombre, y reflexioné sobre mí mismo de manera comparativa. A través de las palabras de juicio y revelación de Dios, así como de la comunicación de los hermanos y hermanas en las reuniones, empecé a obtener un entendimiento superficial de mi propia naturaleza arrogante. Me di cuenta de que en realidad no era mejor que los demás, y que mis aptitudes y riquezas habían sido otorgadas por Dios, así que no tenía nada de qué jactarme. Si Dios no me hubiera concedido sabiduría e inteligencia, si Dios no me hubiera bendecido, ¿qué hubiera conseguido solo confiando en mí mismo? Hay tantas personas con talento en el mundo; ¿por qué se esfuerzan y viven toda la vida con prisa para terminar con las manos vacías? También encontré el camino para resolver mi naturaleza arrogante dentro de las palabras de Dios, que consistía en aceptar más de la poda y el trato de los hermanos y hermanas, aceptar más del juicio, el castigo, las pruebas y el refinamiento de Dios, reflexionar sobre mí mismo a la luz de Sus palabras, lograr un verdadero conocimiento de mí mismo, odiarme y no actuar de acuerdo a mi carácter satánico sino a las palabras de Dios. Posteriormente, experimenté muchos casos en los que fui juzgado y castigado, podado y tratado, y sufrí muchos reveses y fracasos. Mi conocimiento de mi naturaleza satánica y esencia corrupta se fue profundizando poco a poco, y también obtuve un entendimiento superficial de la grandeza, justicia y santidad de Dios. Cuanto más las conocía, más era consciente de mi propia inmundicia, bajeza, insignificancia e infamia. Cosas que antes me parecían importantes o de las que me había jactado, ahora sentía que ni siquiera valía la pena mencionarlas. Antes de darme cuenta, mi carácter arrogante comenzó a cambiar. Aceptaba cualquier cosa correcta que dijeran los hermanos y hermanas, mis colegas o mi familia. Ya no hablaba a los demás con condescendencia, sino que actuaba con humildad y no consideraba mi palabra como ley. Cada vez que surgía un problema, lo discutía con los demás y tenía en consideración sus sugerencias y actuaba en consecuencia. Poco a poco, mi relación con los que me rodeaba comenzó a normalizarse. Tenía paz y alegría en mi corazón, y sentía que al fin vivía un poco a semejanza humana.

Al leer constantemente la palabra de Dios y vivir la vida de la iglesia, sentía cada vez más cuán verdaderamente grande fue el haber podido aceptar la obra de juicio de Dios en los últimos días. Experimenté realmente que no tendría forma de resolver mi carácter corrupto por mí cuenta. Solo a través del juicio y castigo de las palabras de Dios, poco a poco he sido cambiado y purificado. En la Iglesia de Dios Todopoderoso, veo a muchos hermanos y hermanas obrando duro en la búsqueda de la verdad, y aceptando el juicio y castigo de las palabras de Dios Todopoderoso. Siempre que alguien revela corrupción, otros lo señalan y todos se ayudan mutuamente. Reflexionamos sobre nosotros mismos, nos conocemos a la luz de las palabras de Dios y buscamos la verdad para resolver nuestra corrupción. Todos practicamos ser gente honesta, ser puros y abiertos; aceptamos y nos sometemos a cualquier comunicación que esté de acuerdo con la verdad y nuestro carácter corrupto cambia cada vez más. Las palabras de Dios Todopoderoso pueden purificar y cambiar a la gente. Dios encarnado ha venido entre nosotros, expresa personalmente Sus palabras para juzgarnos y purificarnos, y nos conduce a desechar el pecado y ser plenamente salvados; ¡somos tan afortunados! Al pensar en todos esos verdaderos creyentes que están esperando impacientes Su regreso, que anhelan deshacerse de las ataduras del pecado y ser purificados, pero que viven con dolor sin un camino que seguir, oré a Dios y tomé una determinación: “Deseo predicar el evangelio de Tu reino a otras personas para que puedan ser como yo, que sigan Tus pasos y se embarquen en el camino de la purificación y la completa salvación”.

Recomendación:  Un corazón errante vuelve a casa

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Un corazón errante vuelve a casa

Por Novo, Filipinas

Me llamo Novo y soy de Filipinas. He compartido la fe en Dios de mi madre desde que era niño y solía ir a la iglesia a escuchar sermones con mis hermanos. Aunque había creído en el Señor durante muchos años, sentía que yo no había cambiado y era un incrédulo. En el fondo de mi corazón, pensaba en todo momento en la manera de hacer más dinero, cómo pasar mis días cómodamente y disfrutar la buena vida. Además, salía a beber con mis amigos y siempre que me sobraba dinero, lo jugaba. Sabía que esas cosas iban en contra de la voluntad del Señor. Solía rezarle para confesarle mis pecados y ante Él decidía con firmeza que a partir de ese día renunciaría a las malas costumbres y no volvería a pecar. Pero con el engatusamiento y la tentación de mis amigos, simplemente no podía controlarme. Así fue como me volví cada vez más degenerado y mi corazón se alejó más y más de Dios, ya no era sincero en mis oraciones. Cada semana decía unas cuantas plegarias sencillas para cumplir. A veces me sentía muy desesperado porque sabía que a la venida del Señor, Él juzgaría a todas y cada una de las personas según sus actos y su comportamiento, y así decidiría si subirían al cielo o bajarían al infierno. Sentía que era tan degenerado que Dios no me perdonaría de nuevo. Tiempo después me casé, tuve hijos y ellos y mi esposa ocupaban todos mis pensamientos. Había dejado olvidada mi fe en el fondo de mi mente mucho antes. Como deseaba brindar un futuro mejor a mis hijos y cumplir mi deseo de aumentar mi fortuna, decidí ir a trabajar al extranjero, por eso llegué a Taiwán. Encontré un empleo, pero todavía no había cambiado mi estilo de vida. En mi tiempo libre iba con mis compañeros de trabajo a beber y cantar en el karaoke, llevaba una vida de fiesta. Hacía tiempo que había enterrado mi fe en Dios en mi mente.

En 2011, empecé a trabajar como soldador en una fábrica en Taiwán. Un día de 2012, le dije a una compañera que yo era católico y me invitó a asistir a un servicio en su iglesia. Un domingo por la mañana me recogió en la fábrica y me llevó a la casa de su amigo. Allí conocí al hermano Joseph, quien me preguntó: “Hermano, ¿crees en la segunda venida del Señor Jesús?”. Le dije que sí creía. Entonces me preguntó: “¿Sabes qué obra hará Él cuando vuelva?”. Yo le respondí: “Creo que cuando el Señor Jesús vuelva, se sentará en un gran trono blanco y juzgará a la humanidad. Cada uno responderá por sus pecados, arrodillándose ante el asiento del juicio, y entonces Él decidirá si subirán al cielo o bajarán al infierno según sus acciones y obras”. El hermano Joseph continuó y me preguntó: “Si te dijéramos que el Señor Jesús ya ha venido y está haciendo Su obra de juicio de los últimos días, cumpliendo así la profecía de que ‘El juicio comience por la casa de Dios’, ¿lo creerías?”. Me sorprendió mucho oír esas palabras y pensé: “¿El Señor Jesús ya ha vuelto? ¿Cómo es posible eso? No he visto el gran trono blanco aparecer en el cielo ni al Señor descender en una nube blanca. Sin embargo, el hermano dice que Él ha vuelto para hacer Su obra de juicio, cumpliendo así la profecía de que ‘El juicio comience por la casa de Dios’. Tiene sentido. La sabiduría de Dios es insondable para el hombre, así que mejor sigo con la búsqueda”. Entonces le respondí: “Hermano, no me atrevería a afirmar si el Señor Jesús ha vuelto o no, así que por favor, comparte esto conmigo”. Encontraron varios pasajes de la Biblia que hablan de las profecías de la venida del Señor y de la realización de Su obra de juicio y me los leyeron. Por ejemplo, el capítulo 4, versículo 17 de la Primera Epístola de Pedro que dice: “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios”. Y también el capítulo 16, versículos 12-13 del Evangelio según Juan: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir”. El hermano Joseph dijo que este “Espíritu de verdad” se refiere a la venida del Señor, Su expresión de la verdad y Su obra de juicio. Dios de los últimos días ha vuelto hecho carne como el Hijo del hombre. Sobre la base de Su obra de redención en la Era de la Gracia, Él expresa la verdad y realiza la etapa de Su obra de juicio comenzando por la casa de Dios. En realidad, la obra de juicio es una obra para purificar y salvar al hombre por completo. Esto cumple con precisión las profecías del Señor Jesús: “Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:47-48). “Porque ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha confiado al Hijo […]. Y le dio autoridad para ejecutar juicio, porque es el Hijo del Hombre” (Juan 5:22-27). Escuché con avidez la enseñanza del hermano y creí que todos estos mensajes que estaba compartiendo conmigo eran verdad porque creo que todas las profecías del Señor tienen que cumplirse y llevarse a cabo.

Después, el hermano Joseph me leyó otros dos pasajes de la palabra de Dios Todopoderoso de “Cristo hace la obra de juicio con la verdad”: “La obra de juicio es la propia obra de Dios, por lo que, naturalmente, debe ser hecha por Dios mismo; no puede ser hecha por el hombre en Su lugar. Puesto que el juicio es la conquista de la raza humana por medio de la verdad, es incuestionable que Dios todavía aparezca como la imagen encarnada para hacer esta obra entre los hombres. Es decir, en los últimos días Cristo usará la verdad para enseñar a los hombres alrededor de la tierra y hacer que todas las verdades sean conocidas por ellos. Esta es la obra de juicio de Dios”. “En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios” (“La Palabra manifestada en carne”).

Después de leer estas palabras, el hermano Joseph compartió conmigo muchas verdades sobre la obra de juicio de Dios de los últimos días. Llegué a comprender que Su obra es muy práctica y que no es sobrenatural en absoluto. La obra de juicio de Dios de los últimos días no era como la había supuesto. Había imaginado que Dios colocaba una mesa gigantesca en el aire, a Él sentado en un gran trono blanco y a toda la humanidad arrodillada ante Su presencia. Entonces Dios enumeraría nuestros pecados uno por uno para determinar si hemos sido buenos o malos, y decidiría si subíamos al cielo o bajábamos al infierno. En cambio, Él ha encarnado y ha venido al mundo para expresar la verdad de manera práctica, para juzgar los pecados del hombre, para exponer la verdad de la corrupción del hombre, así como su naturaleza y esencia. El hermano Joseph continuó comunicando que nuestras actitudes satánicas, como nuestra arrogancia y soberbia, nuestra corrupción y astucia, y nuestro egoísmo y mezquindad, deben ser sometidas al juicio de Dios para que podamos ser purificados. El resultado final de la obra de juicio de Dios es para que podamos ver nuestra inmundicia y corrupción, nuestra fealdad y maldad, para que veamos nuestra esencia que desafía y traiciona a Dios, para que sepamos que hemos sido corrompidos en lo más profundo por Satanás, que estamos llenos de carácter satánico, que somos la encarnación de Satanás y que deberíamos perecer. Solo de esta manera podemos llegar a odiarnos y maldecirnos a nosotros mismos y renunciar a Satanás de una vez por todas. Además, es de tal forma que dentro del juicio y el castigo de las palabras de Dios, podemos llegar a conocer Su carácter justo y santo que no admite ofensa. Así creamos inconscientemente un corazón temeroso de Dios, ya no nos atrevemos a desobedecerlo y desafiarlo de manera imprudente nunca más, y somos capaces de renunciar a nuestra carne y practicar la verdad. Una vez que nuestro carácter vital haya cambiado, seremos capaces de obedecer y adorar a Dios realmente. Y cuando hayamos entendido varios aspectos de la verdad expresada por Dios en los últimos días, seremos completamente purificados y salvados por Él, y estaremos calificados para que nos lleve a Su reino. Aquellos que rehúsan aceptar la obra de juicio de Dios de los últimos días son incapaces de obtener Su purificación, al final sólo pueden ser eliminados por la obra de Dios y habrán perdido la oportunidad de ser salvados y entrar en el reino de los cielos. Al escuchar la comunicación del hermano Joseph, sentí que la obra de Dios para salvar al hombre era muy cierta y práctica.

Pensé en cómo había creído en el Señor durante tantos años y aunque a menudo le confesaba mis pecados y me arrepentía, continuaba pecando, mintiendo, engañando, siendo deshonesto y astuto, e incluso con frecuencia revelaba mi carácter satánico salvajemente soberbio, arrogante y santurrón. Vivía en un constate ciclo de pecado y confesión, y sufría muchísimo. Dios ha venido ahora a hacer Su obra de juicio y purificación de los últimos días, y esto es muy necesario para la humanidad corrupta. Aquellos que creen en el Señor y han sido absueltos de sus pecados, todavía necesitan la purificación de la obra de juicio de Dios de los últimos días. La Biblia dice: “La santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). El Señor es santo. Si sólo nos absuelven los pecados, pero nuestra naturaleza pecaminosa y nuestro carácter satánico no son purificados, entonces en cualquier momento seguiríamos siendo capaces de pecar y desafiar a Dios, de quejarnos con frecuencia o incluso de traicionarlo. ¿Cómo podríamos nosotros, llenos de tanta corrupción e inmundicia, estar calificados para mirar al Señor a la cara? ¡Justo entonces sentí en mi corazón lo necesaria que es la obra de juicio de Dios de los últimos días! ¡Sería poco realista y muy poco práctico si el Señor viniera y ascendiera a todos en el aire para encontrarse con Él, según las nociones e imaginaciones de la gente! Entonces el hermano Joseph compartió conmigo sus experiencias y su testimonio sobre cómo aceptó el juicio y castigo de Dios. Realmente sentí que su comunicación contenía la iluminación y el esclarecimiento del Espíritu Santo. Al escucharla, me sentí edificado y creí que el Señor Jesús realmente había vuelto. Así que decidí buscar y estudiar la obra de Dios de los últimos días para no perder la oportunidad de recibir la venida del Señor.

Después, el hermano Joseph me dio un ejemplar de La Palabra manifestada en carne y quedé muy entusiasmado. Cuando volví a mi dormitorio ese día, empecé a leer las palabras de Dios y lo hice durante toda la noche. Leí estas palabras de Dios Todopoderoso: “Vuestras bocas están llenas de palabras de engaño y suciedad, de traición y arrogancia. Nunca me habéis dirigido palabras de sinceridad, ni palabras santas, ni palabras de sumisión ante Mí después de experimentar Mi palabra. ¿Cómo es vuestra fe al fin y al cabo? Vuestros corazones están llenos de deseos y de riquezas, vuestras mentes de cosas materiales. A diario calculáis cómo conseguir algo de Mí, cuánta riqueza y cuántas cosas materiales habéis recibido de Mí. Cada día esperáis que desciendan más bendiciones sobre vosotros para poder disfrutar más y mejor las cosas que se pueden disfrutar. Lo que hay en vuestros pensamientos en todo momento no soy Yo, ni la verdad que proviene de Mí, sino vuestros maridos (o esposas), hijos, hijas, o lo que coméis o vestís, y cómo disfrutar más y mejor. Aun cuando llenéis vuestros estómagos hasta reventar, ¿acaso no sois poco más que cadáveres? Aunque os adornéis por fuera con esplendor, ¿acaso no seguís siendo cadáveres ambulantes sin vida? Trabajáis para llenar el estómago hasta que tenéis los cabellos salpicados de blanco, pero ninguno de vosotros sacrifica ni un solo pelo por Mi obra. Estáis constantemente caminando de un lado a otro, agotando el cuerpo y devanándoos los sesos por el bien de vuestra carne, y por vuestros hijos e hijas, pero ninguno de vosotros muestra ninguna preocupación o interés por Mi voluntad. ¿Qué es lo que todavía esperáis obtener de Mí?” (‘Muchos son llamados, pero pocos son escogidos’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Lo que estas palabras revelaban era exactamente la situación de mi vida, lo que en realidad sentía en mi corazón. Fueron como una espada de doble filo que atravesaba mi corazón insensible. Sabía que sólo Dios podía examinar la profundidad del corazón del hombre y que nada más Él podía revelar la verdad de la corrupción de la humanidad y de lo que está escondido en lo profundo del hombre. Sentí que estas palabras eran las declaraciones expresadas por el Espíritu Santo y que eran la voz de Dios. De Sus palabras, llegué a saber que aunque había creído en el Señor durante muchos años y a menudo confesaba y me arrepentía ante Él, mi naturaleza pecadora y mi carácter satánico no habían sido purificados y no habían cambiado en absoluto. Sólo estaba reconociendo el nombre del Señor, pero no había lugar para Él en mi corazón, ni me gastaba ni obraba para el Señor. Únicamente me ocupaba en hacer más dinero, disfrutar más de mi carne y lograr que mi familia viviera de manera más próspera, sin preocuparme jamás por la voluntad de Dios. Incluso sabía que mentía y pecaba a menudo, pero no me importaba. Siempre había creído que Dios era el Dios eternamente amoroso y misericordioso y que, incluso si pecaba, Él absolvería mis pecados, sería misericordioso conmigo y me bendeciría. Sólo después de leer esas declaraciones expresadas por Dios en los últimos días, vi el carácter justo y santo de Dios y supe que Su carácter es algo que nadie puede ofender. El juicio y castigo de las palabras de Dios provocaron que surgiera en mí una veneración por Él y lamenté mi pasado. Me postré ante Dios y lloré amargamente: “Oh Dios, me he rebelado contra Ti, te he engañado y te he desafiado en muchas cosas, y no soy digno de ir ante Ti. Sólo debería ser castigado por todo lo que he hecho. Oh Dios, gracias por darme la oportunidad de arrepentirme y ser salvado. De ahora en adelante, haré todo lo que esté en mis manos para buscar la verdad, desempeñar bien mi deber y compensar Tu amor”. Después de orar, tomé una decisión firme: Debo aceptar el juicio de Dios y cambiar mi vida de pecado y confesión, debo leer más Sus palabras y reflexionar sobre ellas con más asiduidad para que pueda entender mejor la verdad y tener fuerzas para renunciar a mi carne, practicar la verdad y cumplir la voluntad de Dios.

A partir de ese momento, llevé La Palabra manifestada en carne conmigo al trabajo para poder leer y reflexionar sobre las palabras de Dios durante los descansos. En las palabras de Dios Todopoderoso, vi que mi comportamiento y mi pensamiento eran muy corruptos y rebeldes. Más tarde, leí estas palabras de Dios que dicen: “Debes orar, paso a paso, de acuerdo a tu verdadero estado y a aquello que será hecho por el Espíritu Santo, y debes hablar con Dios de acuerdo con la voluntad de Dios y Sus exigencias para el hombre. Cuando comiences a practicar tus oraciones, primero entrégale tu corazón a Dios. No intentes entender la voluntad de Dios; sólo trata de decirle a Dios las palabras que están dentro de tu corazón. Cuando te presentes delante de Dios, habla así: ‘¡Oh Dios! Sólo hoy me doy cuenta de que solía desobedecerte. Soy realmente corrupto y despreciable. Antes, estaba perdiendo el tiempo; a partir de hoy, voy a vivir para Ti, voy a vivir una vida que tenga sentido y voy a satisfacer Tu voluntad. Quisiera que Tu Espíritu siempre obrara en mi interior y que siempre me iluminara y me esclareciera, para que pueda dar un testimonio fuerte y rotundo delante de Ti, permitiendo que Satanás vea Tu gloria, Tu testimonio y la prueba de Tu triunfo dentro de nosotros’. Cuando ores de esta manera, tu corazón será completamente liberado, y después de haber orado así, tu corazón estará más cerca de Dios, y al orar con frecuencia de esta manera, el Espíritu Santo inevitablemente obrará dentro de ti” (‘Acerca de la práctica de la oración’ en “La Palabra manifestada en carne”). En las palabras de Dios encontré la manera de practicar para resolver mi carácter corrupto, y comencé a orar honestamente a Dios con un corazón sincero, abrí mi carácter corrupto a Él y le dije que esperaba alcanzar lo que estaba en mi corazón. Le pedí que me guiara para poder vivir según Sus palabras. Cuando oraba así, solía sentir que Dios me guiaba y esclarecía y que mi corazón se llenaba de fe y fortaleza. Nunca más volví a vivir como antes y dejé de actuar según los pensamientos e ideas corruptos que tenía en mi corazón. Mi vida había cambiado, ya no era la vida degenerada de pecado y confesión de antes, ahora vivía verdaderamente en la presencia de Dios, tenía Su cuidado y protección.

En julio de 2014, volví a Filipinas y sólo entonces me di cuenta de que Dios también había elegido a muchos hermanos y hermanas filipinos. Eso me puso muy feliz. Ahora comparto las palabras de Dios con mis hermanos y hermanas en la iglesia, vivimos una vida de iglesia y nos ayudamos y apoyamos unos a otros. Todos buscamos la verdad, cambiar nuestros caracteres y ser salvados por Dios. También damos testimonio de la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días a la gente de nuestro país y a la de otros países para que sepan que el Señor Jesús ya ha vuelto y puedan, como nosotros, ganarse la salvación de Dios de los últimos días. ¡Gracias a Dios Todopoderoso! Ahora vivo una vida muy rica y feliz. Me he librado por completo de la clase de vida degenerada y decadente que llevaba antes. Dios Todopoderoso es quien me ha guiado para encontrar mi meta y mi sendero. ¡Siento que esta es la única manera de vivir una vida significativa!

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

3. Mi descubrimiento del misterio del juicio

Por Enhui, Malasia

Me llamo Enhui y tengo 46 años. Vivo en Malasia y soy creyente en el Señor desde hace 27 años. En octubre de 2015 me trasladé a otra ciudad para trabajar. A mis nuevos compañeros les gustaba mucho Facebook, que utilizaban para chatear, hacer nuevos amigos y colgar publicaciones. Al saber que no tenía cuenta en Facebook, me crearon una, y poco a poco aprendí a conectarme para usarla. Cuando tenía tiempo, echaba un vistazo a las publicaciones de algunos hermanos y hermanas en el Señor, las compartía y les daba un “Me gusta”. A veces publicaba alabanzas al Señor o compartía Su gracia con mi grupo de amigos. Cada día era verdaderamente pleno para mí.

Un día de febrero de 2016, mirando el perfil de uno de mis amigos de Facebook vi esta publicación: “Hoy hemos debatido la cuestión del juicio en nuestro grupo. Cada cual dijo una cosa, pero estuvimos de acuerdo en los puntos principales. Dijo uno: ‘Si no entiendo algo, no me atrevo a soltar una tontería de las de siempre; eso es algo que Dios llevará a cabo en el futuro y no deberíamos tratar de hacer conjeturas a lo loco’. Otro comentó: ‘Salmos 75:2 afirma: «Cuando yo escoja el tiempo oportuno, seré yo quien juzgará con equidad». Dios toma nota de todo lo que hace cada persona, así que cuando regrese el Señor Jesús para juzgar a los seres humanos, nos revelará nuestros actos a todos como si estuviera reproduciendo una película. Por tanto, siempre debemos comportarnos con rectitud y nunca jamás hemos de hacer el mal para que así Dios no nos juzge y arroje al infierno’. Otra persona dijo: ‘La Biblia manifiesta lo siguiente: «Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, que es el libro de la vida, y los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras» (Apocalipsis 20:11-12). De las escrituras se desprende que, cuando el Señor Jesús regrese en los últimos días, instalará un escritorio gigante en el cielo, se sentará ante él y abrirá los libros. Entonces, con toda la humanidad arrodillada en el suelo, llamará a cada individuo por su nombre y juzgará a todos uno por uno según sus actos. El Señor elevará a los buenos al reino de los cielos y arrojará al infierno a los malvados’”.

Tras leer esta publicación, me quedé sentada en la silla y esbocé una imagen mental del Señor Jesús juzgando a la humanidad: el Señor sentado en un trono, todas las personas arrodilladas ante Su escritorio y confesando todos sus pecados para que Dios los juzgue y el Señor enviando a cada cual al cielo o al infierno en función de sus actos. Pensé que había seguido lealmente al Señor durante más de veinte años y había hecho todo lo posible por poner en práctica Sus enseñanzas. Creía que el Señor vería mi piedad y me elevaría al reino de los cielos. Sin embargo, conforme lo pensaba más y más, de repente tuve una idea: ahora que sabía utilizar Internet, ¿por qué no buscar “juicio”, a ver qué salía? Abrí un navegador y tecleé la palabra; no recuerdo en qué enlace hice clic, pero, para mi sorpresa, apareció esta frase: “El castigo y el juicio de Dios son la luz de la salvación del hombre”. Me picó inmediatamente la curiosidad, por lo que me dirigí al sitio web para leer más. Mientras se cargaba la página, oí este himno, tan agradable como conducente a la reflexión: “El castigo y el juicio de Dios son la luz de la salvación del hombre”. La letra decía: “[…] En su vida, si el hombre quiere ser limpiado y lograr cambios en su carácter, si quiere vivir una vida que tenga sentido y cumplir su deber como criatura, entonces debe aceptar el castigo y el juicio de Dios, y no debe dejar que se aparten de él la disciplina de Dios ni los golpes de Dios, para que se pueda liberar de la manipulación y la influencia de Satanás, y pueda vivir en la luz de Dios. Sabes que el castigo y el juicio de Dios son la luz, y la luz de la salvación del hombre, y que no hay mejor bendición, gracia o protección para el hombre” (“Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”).

Cuando acabó el himno, medité la letra y me pareció muy conmovedora. Me puse a pensar: “¿Es el castigo y juicio de Dios la luz de nuestra salvación? ¿Es la máxima protección y gracia para la humanidad? ¿Cómo debemos entenderlo? Si la gente quiere purificarse y vivir con sentido, ¿eso implica que tiene que aceptar el castigo y juicio de Dios?”. Mientras reflexionaba sobre esta letra, mi cerebro daba vueltas a muchas preguntas. También pensé: “Si Dios juzgara al hombre, ¿no lo condenaría? ¿Y cómo es que el juicio llega a ser luz de salvación?”. Sentía tanta curiosidad como emoción porque nunca había oído algo así. Aunque el juicio del que hablaba el himno no se ajustaba a mi entendimiento del juicio, aún tenía una vaga sensación de que el mismo posee una relevancia muy profunda y tiene importancia para el futuro y el destino de una persona. Cuando consulté la fuente del himno comprobé que se trataba de la Iglesia de Dios Todopoderoso, por lo que me dirigí a su sitio web. Vi que no solo la página de inicio era novedosa y estéticamente agradable, sino que el contenido también era abundante y variado. Había audios, lecturas, cánticos, debates y muchas cosas más. Pensé para mis adentros: “¿Por qué nadie me ha hablado nunca de este sitio web? Está muy bien, pero ¿acaso nadie lo ha compartido porque aún no lo han descubierto?”. Hice click sobre el enlace “Libros” y, a medida que me desplazaba por la lista, vi este título: Testimonios de experiencias de adentrarse en la vida. Al pulsar sobre él, encontré, sobre todo, testimonios del juicio de Dios. Por ejemplo, “El Juicio y Castigo de Dios me salvó”, “El juicio y el castigo de Dios supusieron una grandiosa salvación para mí”, “He visto el amor de Dios en Su castigo y juicio”, “El juicio y el castigo de Dios despertaron mi corazón pecaminoso” y “El juicio y el castigo de Dios me llevan al camino correcto”. Era casi la hora de irme a trabajar, así que solo me dio tiempo a hojear rápidamente algunos de estos testimonios. Todos estaban redactados por creyentes que describían cómo se purificó su carácter corrupto y, asimismo, hablaban de sus defectos, su corrupción, sus puntos de vista erróneos sobre la fe, etc., y de cómo las palabras de juicio de Dios Todopoderoso los transformaron de algún modo. Esto me hizo sentir aún más curiosidad acerca de “El castigo y el juicio de Dios son la luz de la salvación del hombre”. ¿Acaso el juicio no consistía en ser condenados? ¿No consistía en decidir el final de cada persona? Comencé a sentir verdadera inquietud y sabía que tenía que profundizar en lo que se decía en “El castigo y el juicio de Dios son la luz de la salvación del hombre”. Llegué a la conclusión de que Testimonios de experiencias de adentrarse en la vida era, probablemente, un libro extremadamente útil para la gente de su fe y que debía mirarlo con detenimiento. No obstante, me estaba quedando sin tiempo, por lo que apagué la computadora y me fui a trabajar.

Aquella noche daba vueltas en la cama sin poder dormir; no hacían más que venirme a la cabeza imágenes del sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Sobre todo, no comprendía la frase “El castigo y el juicio de Dios son la luz de la salvación del hombre” y tenía muchas ganas de saber qué quería decir “juicio”.

A la mañana siguiente madrugué, abrí el sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso y me puse a buscar la palabra “juicio”. Vi un artículo titulado “Cristo hace la obra de juicio con la verdad”, lo abrí y leí estas palabras: “El ‘juicio’ en las palabras anteriormente habladas —el juicio comenzará por la casa de Dios— se refiere al juicio que Dios pasa hoy sobre aquellos que vienen ante Su trono en los últimos días. Tal vez hay quienes creen en imaginaciones sobrenaturales como la de que, cuando hayan llegado los últimos días, Dios erigirá una gran mesa en los cielos sobre la cual se extenderá un mantel blanco y, luego, sentado en un gran trono con todos los hombres de rodillas sobre el suelo, Él revelará los pecados de cada hombre y así determinará si van a ascender al cielo o a ser enviados al lago de fuego y azufre. No importa cuáles sean las imaginaciones del hombre, la esencia de la obra de Dios no puede ser alterada. Las imaginaciones del hombre no son sino los constructos de los pensamientos del hombre y provienen del cerebro del hombre, resumidas y juntadas a partir de lo que el hombre ha visto y oído. Digo, por lo tanto, que por más brillantes que sean las imágenes concebidas, estas siguen siendo nada más que un esbozo y no pueden sustituir el plan de la obra de Dios. A fin de cuentas, el hombre ha sido corrompido por Satanás, así que, ¿cómo puede comprender los pensamientos de Dios? El hombre concibe que la obra de juicio de parte de Dios es particularmente fantástica. Cree que puesto que es Dios mismo quien hace la obra de juicio, entonces que esta debe ser de la más colosal escala e incomprensible para los mortales, y que debe resonar a través de los cielos y sacudir la tierra; de lo contrario, ¿cómo podría ser la obra de juicio de Dios? Cree que como esta es la obra de juicio, entonces Dios debe ser particularmente imponente y majestuoso a medida que obra, y los que están siendo juzgados deben gritar con lágrimas y suplicar de rodillas por misericordia. Tal escena debe ser un gran espectáculo y profundamente enardecedora… Todos imaginan que la obra de juicio de Dios debe ser preternaturalmente maravillosa. ¿Sabes, sin embargo, que Dios comenzó la obra de juicio entre los hombres desde hace mucho tiempo y todavía estabas acurrucado en el nido acogedor? ¿Que el momento en el que piensas que la obra de juicio de Dios está comenzando oficialmente, ya es el momento en el que Dios haga de nuevo el cielo y la tierra? En ese momento, tal vez sólo habrás acabado de entender el significado de la vida, pero la implacable obra de castigo de Dios te llevará, todavía profundamente dormido, al infierno. Sólo entonces te darás cuenta repentinamente de que la obra de juicio de Dios ya habrá concluido”. Estas palabras me dejaron verdaderamente atónita. Revelaban con gran precisión los pensamientos y puntos de vista más íntimos de las personas sobre la obra del juicio de Dios de los últimos días; eran, además, muy reales y prácticas. Me pregunté: “¿Acaso es una simple imaginación mía esa idea, a la que me he aferrado, de un juicio en el cielo? Este pasaje muestra que todas las personas imaginan que la obra del juicio de Dios es misteriosa y sobrenatural. También indica que la obra del juicio comenzó hace mucho y concluirá pronto y exhorta a la gente a buscar la manifestación de Dios sin perder más tiempo. ¿Tal vez se trata de la voz de Dios?”. Ese pensamiento me dejó intranquila y realmente quería conocer, de forma clara e inmediata, la verdadera relevancia del juicio de Dios. Sin embargo, había demasiados contenidos en el sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso y en ese momento no sabía por dónde empezar a buscar, así que decidí localizar a los propios miembros de la Iglesia para ver si podían ayudarme a entender las cosas.

Mediante la función de chat en línea del sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso, les envié un mensaje para expresarles mi interés por saber más sobre el juicio. Enseguida me respondió una persona y me presentó a dos hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso que se conectaron conmigo: Liu Hui y Li Mei. En el transcurso de nuestra conversación descubrí que estas dos hermanas tenían un enfoque abierto y honesto y eran muy directas; quería charlar con ellas de corazón a corazón. Les dije: “Me gusta mucho el sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Hay todo tipo de libros espirituales, himnos de alabanza, videos musicales, películas evangélicas, recitaciones de las palabras de Dios y más cosas. Hay muchísimo contenido, pero es que no entiendo lo que quieren decir con el juicio de Dios. Acabo de leer “Cristo hace la obra de juicio con la verdad”, que parece manifestar que la obra del juicio de Dios ya ha comenzado y que la idea del juicio en el cielo no es sino fruto de las nociones y fantasías humanas. Esto difiere bastante de lo que suelo entender por ‘juicio’. ¿Podrían hablarme de cómo lo entienden ustedes?”.

La hermana Liu Hui respondió: “¡Alabado sea Dios! ¡Compartamos la búsqueda y las enseñanzas! Yo también pensaba así y creía que Dios llevaría a cabo en el cielo Su obra del juicio de los últimos días. Sin embargo, tras leer las palabras de Dios Todopoderoso y hablar con los hermanos y hermanas, me di cuenta de que, en realidad, esta era tan solo una noción, una fantasía mía. Algunas profecías de la Biblia indican claramente si la obra del juicio de Dios se va a llevar a cabo en el cielo o en la tierra. Por ejemplo, Apocalipsis 14:6-7: ‘Y vi volar en medio del cielo a otro ángel que tenía un evangelio eterno para anunciarlo a los que moran en la tierra, y a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas’. Salmos 96:13: ‘Porque Él viene; porque Él viene a juzgar la tierra: juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con su fidelidad’. Juan 9:39: ‘Yo vine a este mundo para juicio; para que los que no ven, vean’. Estos versículos bíblicos citan ‘tenía un evangelio eterno para anunciarlo a los que moran en la tierra’, ‘porque Él viene a juzgar la tierra’. y ‘Yo vine a este mundo para juicio’. Con ello vemos que, en los últimos días, Dios debe venir personalmente al mundo y vendrá a la tierra a realizar la obra del juicio para juzgar a todos los pueblos y naciones. Asimismo, gracias a la lectura de la Biblia sabemos que, antes de crear la humanidad, Dios creó los cielos, la tierra y todas las cosas para prepararnos unas condiciones de vida adecuadas. Después creó la humanidad y dispuso que viviéramos en la tierra, no en el cielo. Entonces, ¿cómo podríamos ascender al cielo? La humanidad corrupta no tiene más opción que aceptar el juicio de Dios aquí en la tierra. Además, el Libro de Apocalipsis relata que Juan vio un gran trono blanco en el cielo en la isla de Patmos. De hecho, esta fue solamente una de las visiones de Juan, pero algunos la han interpretado literalmente en el sentido de que, cuando regrese en los últimos días, Dios juzgará a la gente en el cielo. Estas no son sino nuestras nociones y fantasías, una interpretación errónea de las profecías y en absoluto la realidad de la obra de Dios”.

Me quedé anonadada con lo que oía: había leído todos los versículos bíblicos que la hermana estaba compartiendo conmigo, así que ¿cómo no había reparado en la verdadera relevancia de aquellas palabras? ¡Claro! Dios había creado la humanidad para que viviera en la tierra; entonces, ¿cómo podríamos ascender al cielo? ¡Cuán difusa e ignorante era mi fe!

A continuación, la Hermana Li Mei me enseñó lo siguiente: “En los últimos días, Dios no solo se ha encarnado para realizar la obra del juicio en la tierra, sino que Su obra comenzó hace mucho tiempo y pronto concluirá. La obra del juicio de Dios no se lleva a cabo en el cielo como la gente imagina ni se trata de condenar directamente a las personas como se cree. De hecho, antes de que concluya la obra del juicio de Dios, todos aquellos que se presenten ante Su trono serán los que podrán ser juzgados, probados y purificados por las palabras de Dios. A todos aquellos que acepten el juicio de Dios y sean purificados Dios los llevará a Su reino. Sin embargo, quienes se nieguen a aceptar el juicio de las palabras de Dios, como su naturaleza pecaminosa no habrá sido juzgada y purificada por Él, seguirán viviendo en pecado, pecando constantemente. Mentirán, engañarán, se rebelarán contra Dios y se opondrán a Él. Serán aniquilados en el infierno por sus pecados en una auténtica manifestación del carácter justo de Dios. Quienes llevamos muchos años siguiendo al Señor hemos experimentado en profundidad que, pese a haber sido redimidos de nuestros pecados por la fe, no se ha resuelto el problema de nuestra naturaleza pecaminosa. Seguimos al Señor, pero al mismo tiempo solemos contradecir Sus enseñanzas y dar rienda suelta a nuestros deseos carnales de cometer pecados tales como mentir, engañar, intrigar y luchar por la fama y la fortuna. Tenemos sed de vanidades vacías, perseguimos las malignas tendencias del mundo material y todo eso. Especialmente cuando nos enfrentamos a pruebas, accidentes y desastres, malinterpretamos a Dios, lo culpamos y hasta lo traicionamos. Podríamos decir que vivimos constantemente pecando y confesando los pecados sin sacudirnos jamás las cadenas de nuestra naturaleza pecaminosa. Dice la Biblia: ‘La santidad, sin la cual nadie verá al Señor’ (Hebreos 12:14). ¿Cómo pueden entrar en el reino de Dios personas tan corruptas como nosotros? Dios Todopoderoso ha manifestado: ‘Un pecador como alguno de vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado o perfeccionado por Dios, ¿puedes ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡tendrías que tener tanta suerte! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Y así, tú, un pecador que acaba de ser redimido, no puedes heredar directamente la herencia de Dios’ (‘Acerca de los apelativos y la identidad’ en “La Palabra manifestada en carne”). Por tanto, en los últimos días Dios está implantando Su plan de gestión al realizar la etapa de Su obra consistente en juzgar, castigar y purificar a las personas según las necesidades de la humanidad corrupta. Su propósito es salvarnos completamente del campo de acción de Satanás y eliminar las cadenas de nuestra naturaleza pecaminosa para que podamos purificarnos y salvarnos. De este modo comprobamos que la obra del juicio de Dios de los últimos días trata de purifica y salva, no de condenarnos, como la gente imagina”.

La Hermana Liu Hui prosiguió con sus enseñanzas: “Así es, hermana Enhui. Pensémoslo. Si la obra del juicio de Dios consistiera en condenarnos y castigarnos, ni uno solo de nosotros, hondamente corrompidos por Satanás, se salvaría ni podría entrar en el reino de Dios jamás. De ser así, ¿qué sentido tendría la obra del juicio de Dios? Las palabras de Dios Todopoderoso precisan claramente por qué realiza Dios la obra del juicio en los últimos días y qué relevancia tiene. Leamos dos pasajes de las palabras de Dios Todopoderoso: ‘Toda la vida del hombre se vive bajo el campo de acción de Satanás, y no hay ni una sola persona que por su cuenta se pueda liberar de la influencia de Satanás. Todas viven en un mundo asqueroso, en corrupción y vacío, sin el menor sentido o valor; viven unas vidas tan despreocupadas para la carne, para la lujuria y para Satanás. No le dan a su existencia el más mínimo valor. El hombre es incapaz de encontrar la verdad que lo libere de la influencia de Satanás. Aunque el hombre crea en Dios y lea la Biblia, no entiende cómo liberarse del control de la influencia de Satanás. A lo largo de las eras, muy pocas personas han descubierto este secreto y muy pocas lo han entendido. […] Si el hombre no es limpiado, entonces es de la inmundicia; si Dios no lo protege y lo cuida, entonces todavía es un cautivo de Satanás; si no es juzgado y castigado, entonces no tendrá los medios para escapar de la opresión de la oscura influencia de Satanás. El carácter corrupto que manifiestas, y el comportamiento desobediente que vives, son suficientes para probar que todavía estás viviendo bajo el campo de acción de Satanás. Si tu mente y tus pensamientos no han sido limpiados, y tu carácter no ha sido juzgado y castigado, entonces a todo tu ser todavía lo controla el campo de acción de Satanás, tu mente la controla Satanás, tus pensamientos los manipula Satanás, y todo tu ser lo controlan las manos de Satanás’ (‘Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio’ en “La Palabra manifestada en carne”). ‘Por medio de esta obra de juicio y castigo, el hombre llegará a conocer plenamente la esencia inmunda y corrupta de su interior, y podrá cambiar completamente y ser purificado. Sólo de esta forma puede ser el hombre digno de regresar delante del trono de Dios. Toda la obra realizada este día es con el fin de que el hombre pueda ser purificado y cambiado; por medio del juicio y el castigo por la palabra, así como del refinamiento, el hombre puede desechar su corrupción y ser hecho puro’ (‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”). Entonces, ¿qué podemos experimentar a partir de las palabras de Dios? Vistas desde un ángulo, las palabras de Dios son extremadamente prácticas y reflejan muy bien nuestra situación en la vida real. Desde otro ángulo, podemos apreciar que si queremos ser elevados ante el trono de Dios, primero tenemos que pasar por Su juicio y purificación para deshacernos de la inmundicia y la corrupción escapar de la oscura influencia de Satanás. Solo entonces seremos aptos para que Dios nos lleve a Su reino. Sin la obra del juicio de Dios de los últimos días no podríamos purificarnos lo suficiente para convertirnos en buscadores del corazón de Dios y, por supuesto, no podríamos entrar en Su reino. Sencillamente, nunca dejaríamos de pecar y oponernos a Dios y al final Él nos aniquilaría en el infierno. De hecho, con los testimonios reales de los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso podemos percibir que el juicio y castigo de Dios es la luz de la salvación para la humanidad. Satanás ha corrompido a cada uno de nosotros, pero dado que podemos presentarnos ante Dios Todopoderoso y recibir el juicio y castigo de las palabras de Dios, nuestro carácter de vida va transformándose. Pasamos de la rebelión y la oposición a la aceptación y la sumisión; de la arrogancia, la santurronería y la inflexibilidad hacia toda persona a estar dispuestos a dejar de lado el ego y a someternos a lo que es correcto, a la verdad. Además, todo cuanto se expresa en el juicio y castigo de Dios es la verdad, así como expresión del carácter justo y santo de Dios, por lo que, cuanto más experimentamos Su juicio y castigo, más lo conocemos a Él. Y cuanto más lo conocemos, con mayor nitidez vemos el interior de las personas, las cosas y los acontecimientos del mundo. En consecuencia, nuestros puntos de vista y valores cambian en mayor o menor medida. Adquirimos mayor veneración y sumisión a Dios. Esto es lo que el juicio y castigo de Dios Todopoderoso logran en nosotros. Sin el juicio de la luz de la verdad en las palabras de Dios, todos viviríamos en las tinieblas, cometiendo pecados y luego confesándolos, confesándolos y luego volviéndolos a cometer cada día sin sacudirnos jamás las cadenas del pecado. Así, ¿cómo habría de llevarnos Dios a Su reino?”.

Tras las enseñanzas de las hermanas Li y Liu sentí como si hubieran encendido una luz brillante en mi corazón. Lo que decían era cierto: el pastor, los ancianos y los hermanos y hermanas de mi iglesia eran incapaces de escapar de la esclavitud del pecado. Yo misma solía pecar a mi pesar y no sabía poner en práctica las palabras del Señor. Todos vivimos pecando y luego confesando; realmente necesitamos que Dios regrese para que realice la etapa de juicio y purificación de Su obra. Si no hubiera estudiado la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, nunca habría llegado a entender estas verdades. Me sentí muy agradecida por la guía de Dios. Leyendo las palabras de Dios Todopoderoso, escuchando las enseñanzas de las hermanas y leyendo los testimonios escritos de los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso, en los que describían la manera en que el juicio de las palabras de Dios purificó su carácter corrupto, había llegado a comprender un poco la obra del juicio de Dios de los últimos días. Se habían disipado mis nociones y ya sabía que el juicio y castigo de Dios son esenciales para que escapemos del pecado y recibamos la purificación.

Entonces dijo Liu Hui: “Leamos otros dos pasajes de palabras de Dios Todopoderoso. Dios Todopoderoso manifestó: ‘Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios’ (‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”). ‘Los que quieren obtener la vida sin confiar en la verdad de la que Cristo habló son las personas más absurdas de la tierra, y los que no aceptan el camino de la vida que Cristo trajo están perdidos en la fantasía. Y así digo que a las personas que no aceptan al Cristo de los últimos días Dios las detestará para siempre. Cristo es la puerta para que el hombre entre al reino durante los últimos días, que nadie puede evitar. Nadie puede ser perfeccionado por Dios excepto por medio de Cristo. Tú crees en Dios y por tanto debes aceptar Sus palabras y obedecer Su camino. No debes simplemente pensar en obtener bendiciones sin recibir la verdad o sin aceptar la provisión de la vida. Cristo viene en los últimos días para que a todos los que verdaderamente creen en Él les pueda proveer la vida. Su obra es en aras de concluir la era antigua y entrar en la nueva, y es el camino que deben tomar todos los que entrarán en la nueva era. Si no eres capaz de reconocerlo y en cambio lo condenas, blasfemas y hasta lo persigues, entonces estás destinado a quemarte por la eternidad y nunca entrarás en el reino de Dios’ (‘Sólo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”). De las palabras de Dios Todopoderoso se desprende que, en los últimos días, Dios se ha hecho carne al objeto de expresar todas las verdades para purificar y salvar a la humanidad según las sus necesidades. Revela Su carácter justo, que no tolera ninguna ofensa a la humanidad. Con Sus palabras, Dios revela la naturaleza y esencia de la gente y su verdadero estado de corrupción. Únicamente si aceptamos las palabras de juicio que Dios Todopoderoso ha expresado podemos conocer nuestra arrogancia, nuestra astucia, nuestro egoísmo, nuestra maldad, etc., que forman parte de nuestra naturaleza satánica y nuestro carácter corrupto. Solo si aceptamos el juicio y castigo de Dios podemos conocer Su carácter justoy cultivar a veneración de corazón hacia Él y el verdadero arrepentimiento. Así podemos lograr transformar y purificar nuestro carácter corrupto. Esta es la relevancia del juicio de Dios y también nuestra única vía de salvación. Hermana Enhui, siempre que leamos con ahínco las palabras de Dios en la medida de lo posible, tendremos cada vez más clara la relevancia de la obra del juicio de Dios de los últimos días y comprobaremos que solamente Cristo de los últimos días puede otorgar a las personas el camino de vida eterna”.

¡Alabado sea el Señor! Aprendí muchísimo comunicándome con las hermanas. Aunque aún tengo que experimentar el juicio y castigo de Dios, con sus enseñanzas y la lectura de Testimonios de experiencias de adentrarse en la vida he percibido que el juicio y castigo de Dios Todopoderoso pueden transformar realmente a las personas. También siento auténtica necesidad de que Dios lleve a cabo la etapa de juicio y castigo de Su obra para transformarme, purificarme y así ser apta para que me eleve al reino de los cielos. Posteriormente, tras unos días más de enseñanzas, llegué a comprender mejor la relevancia de la obra del juicio de Dios y la verdad de los nombres de Dios. También aprendí verdades con las que discernir al Cristo verdadero de los falsos y las iglesias verdaderas de las falsas. Aprendí verdades sobre la encarnación de Dios, la diferencia entre la obra de Dios y la del hombre, cómo Satanás corrompe a la humanidad, cómo Dios nos salva y mucho más. Llegué a la firme conclusión de que Dios Todopoderoso es realmente el Señor Jesús retornado y acepté Su obra de los últimos días con alegría en el corazón. ¡Alabado sea Dios! Desde entonces tengo una sed insaciable de leer las palabras de Dios. Viviendo una vida de iglesia, compartiendo verdades con los hermanos y hermanas y aceptando el riego y alimento de las palabras de Dios, siento que mi espíritu recibe gran cantidad de sustento. Esto me ha permitido ser testigo del cumplimiento total de esta profecía del Libro del Apocalipsis de la Biblia: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). También he notado que la misma se ha cumplido en mi persona. Las palabras de Dios Todopoderoso han abierto la puerta de mi corazón y me han permitido oír la voz de Dios, conocer Su obra del juicio y regresar ante Él. ¡Alabado sea Dios!

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Conocer a Dios es el camino hacia el temer a Dios y apartarse del mal (Fragmento 2)

     Palabras diarias de Dios | Conocer a Dios es el camino hacia el temer a Dios y apartarse del mal (Fragmento 2)

Todos deberían reexaminar su vida de creer en Dios. En el proceso de seguir a Dios, ¿tienen una verdadera comprensión, una verdadera comprensión y una verdadera comprensión de Dios? ¿Saben realmente cuál es la actitud de Dios hacia todo tipo de personas? Comprende lo que Dios te hace y lo que Dios te hace. ¿Cuánto sabes y sabes acerca de este Dios que está a tu lado para guiarte, guiar tu dirección, dominar tu destino, suplir al Dios que necesitas? ¿Sabes lo que te hace todos los días? ¿Conoces el principio y el propósito de todo lo que hace? ¿Sabes cómo te guió? ¿Sabes cómo te suministra? ¿Sabes cómo te guió? ¿Sabes lo que quiere lograr en ti? ¿Conoces su actitud hacia tus diversas actuaciones? ¿Sabes si eres su persona favorita? ¿Conoces el origen de su ira y tristeza, los pensamientos, pensamientos y esencia detrás de él? ¿Sabes en qué clase de dios crees? Espera, ¿son estas preguntas que nunca supiste y en las que nunca pensaste? En el proceso de creer en Dios, ¿alguna vez has eliminado el malentendido de Dios con tu propia experiencia real y la experiencia de la Palabra de Dios? ¿Alguna vez has aceptado la disciplina y la reprimenda de Dios para tener verdadera obediencia y consideración con Dios? ¿Alguna vez has conocido la santidad de Dios en los juicios de Dios, la rebelión del hombre y la naturaleza de Satanás? ¿Has comenzado una nueva perspectiva de la vida bajo la guía y apertura de la Palabra de Dios? ¿Sintió la indulgencia de Dios en las pruebas de Dios contra usted y su salvación? Si no sabe qué es un malentendido de Dios y cómo eliminarlo, se puede decir que nunca ha tenido una relación verdadera con Dios, nunca ha entendido a Dios, al menos nunca ha querido Entiende a Dios. Si no sabes cuál es la disciplina y el castigo de Dios, entonces ciertamente no sabes qué es la obediencia y la consideración, al menos nunca tienes verdadera obediencia y consideración hacia Dios. Si no has experimentado el castigo y el juicio de Dios, entonces no debes saber qué es la santidad de Dios y, lo que es más, qué es la rebelión humana. Si nunca ha tenido una visión verdaderamente correcta de la vida, no tiene objetivos de vida correctos y todavía está confundido, avergonzado o incluso estancado para el camino de la vida futura, entonces nunca debe haber sido abierto y guiado por Dios. Realmente nunca obtienes el suministro y el suministro de la Palabra de Dios. Si no ha sido probado por Dios, no hace falta decir que ciertamente no sabrá cuál es la intolerancia de Dios, o cuáles son los requisitos de Dios para usted, y mucho menos lo que Dios hace para salvar a las personas. ¿Qué es exactamente el trabajo? No importa cuántos años una persona ha creído en Dios, si no tiene experiencia o comprensión en la Palabra de Dios, entonces no debe haber tomado el camino de la salvación. Su fe en Dios no debe tener un contenido real, y su conocimiento de Dios también debe ser cero. No hace falta decir que no entendió lo que era temer a Dios.

Recomendación: La segunda venida de Cristo

El camino a la purificación

Por Christopher, Filipinas

Me llamo Christopher y soy pastor de una iglesia clandestina en Filipinas. En 1987, fui bautizado y me acerqué al Señor Jesús y, luego, por la gracia del Señor, en 1996 pasé a ser pastor de la iglesia local. En ese tiempo, además de obrar y predicar en muchos lugares de Filipinas, también predicaba en sitios como Hong Kong y Malasia. Gracias a la obra y la guía del Espíritu Santo, yo sentía que tenía una energía inagotable en mi obra para el Señor y una inspiración interminable en mis sermones. A menudo apoyaba a los hermanos y hermanas cuando estaban negativos y débiles. En ocasiones, cuando ciertos miembros de su familia que no eran creyentes se mostraban hostiles conmigo, yo de todos modos podía ser tolerante y paciente, no perdía la fe en el Señor y creía que Él podía cambiarlos. Así que sentía que yo había cambiado mucho desde que me convertí en creyente. Sin embargo, a partir de 2011, dejé de sentir la obra del Espíritu Santo tan fuertemente como antes. Poco a poco, dejé de tener nuevo esclarecimiento para mis sermones y fuerza para liberarme de vivir en pecado. No podía evitar enfadarme con mi esposa y mi hija ni darles una lección a través de mi mal genio cuando veía que no hacían lo que yo quería. Sabía que esto no era acorde con la voluntad del Señor, pero muchas veces no podía hacer nada para evitarlo. Me sentía particularmente angustiado por esto. Con el fin de liberarme de una vida de pecado y confesión, me esforcé más en leer la Biblia, ayunar y orar. También recurrí a pastores espirituales por todas partes para buscar y explorar esto juntos. Sin embargo, todos mis esfuerzos fueron inútiles y no marcaron ninguna diferencia en mi vida de pecado ni en la oscuridad de mi alma.

Entonces, una noche de primavera en 2016, mi esposa me preguntó: “Christopher, me he dado cuenta de que has estado muy preocupado últimamente. ¿Qué te sucede?”. Le dije lo que me estaba preocupando: “Me he estado preguntando estos últimos años por qué no puedo liberarme de vivir en pecado a pesar de ser pastor y haber creído en el Señor durante muchos años. Ya no logro sentir al Señor. Es como si Él me hubiera abandonado. Aunque predico por todas partes, en cuanto tengo un momento para mí, especialmente en mitad de la noche, siempre siento una especie de vacío y ansiedad y este sentimiento se vuelve cada vez más fuerte. Pienso en que he creído en el Señor durante muchos años, he leído mucho la Biblia, he escuchado muchos sermones del Señor y a menudo me he decidido a cargar la cruz y conquistarme a mí mismo, pero siempre estoy atado al pecado. Soy capaz de decir mentiras para proteger mis propios intereses y mi prestigio y no logro atenerme a las palabras ‘En su boca no fue hallado engaño’ (Apocalipsis 14:5). Cuando me enfrento a tribulaciones y refinamiento, aunque sé que ocurren con el consentimiento del Señor, aún no puedo dejar de quejarme de Él y malinterpretarlo y soy completamente incapaz de negarme a mí mismo voluntariamente. ¡Temo que, cuando el Señor vuelva, no podré entrar en el reino de los cielos por vivir en pecado de esta manera!”

Al oír esto, mi esposa me dijo: “Christopher, ¿cómo puedes pensar así? Debes tener fe; ¡eres pastor! Aunque vivamos en pecado y no nos hayamos librado de las ataduras del pecado, la Biblia dice ‘Que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo’ (Romanos 10:9). ‘Porque: Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo’ (Romanos 10:13). Mientras persistamos en leer la Biblia, reunirnos, orar al Señor, llevar la cruz y seguirlo siempre hasta Su segunda venida, podremos entrar en el reino de los cielos y recibir la bendición del Señor”.

Entonces le dije a mi esposa: “Yo pensaba así antes, pero 1 Pedro 1:16 dice: ‘Porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy santo’. He creído en el Señor durante treinta años, pero no puedo guardar el camino del Señor y, viviendo en pecado, a menudo aún soy capaz de resistirme a Él. No cumplo en lo más mínimo con los requisitos del Señor. ¡Uf! Cuántas veces me decidí a obedecer las enseñanzas del Señor, pero no pude practicar Sus palabras. ¿Cómo iba yo a ser digno de entrar en el reino de los cielos de esa manera? El Señor Jesús dijo: ‘No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos’ (Mateo 7:21). Según las palabras del Señor, entrar en el reino de los cielos no es tan simple como pensamos. El Señor es santo, así que ¿cómo pueden ser arrebatadas al reino de los cielos las personas que no pueden practicar Su palabra y que se resisten a Él a menudo? ¡Sólo quienes han cambiado y acatan la voluntad de Dios pueden entrar en el reino de los cielos!”.

Mi esposa pensó durante un momento y me dijo: “Lo que estás diciendo tiene sentido. El Señor es santo y aún somos pecadores. No somos dignos de entrar al reino de Dios. Es sólo que… de pronto recordé… ¿El pastor Liu no invitó a un pastor coreano llamado Kim a la iglesia? ¿Por qué no le consultamos acerca de este asunto?”. Le respondí: “Sí, buena idea. El Señor Jesús dijo: ‘Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá’ (Mateo 7:7). Mientras busquemos, creo que el Señor nos guiará. Como pastor, debo considerar la vida de los hermanos y hermanas. Si soy displicente en mi fe, flaco favor les haré a ellos y a mí mismo. Así que esperemos hasta que llegue el pastor Kim y consultémosle en relación con este asunto”.

Como yo quería consultar con el pastor Kim, quise conocer un poco sobre sus antecedentes. Así que investigué en internet sobre la iglesia coreana a la que él pertenecía. En las páginas que saltaron, vi la web https://www.holyspiritspeaks.org. La abrí y estas palabras me atrajeron: “El hombre recibió mucha gracia, como la paz y la felicidad de la carne, la bendición de toda la familia sobre la fe de uno, la curación de las enfermedades, etc. El resto era las buenas obras del hombre y su apariencia piadosa; si este podía vivir en base a eso, se le consideraba un buen creyente. Sólo tales creyentes podrían entrar en el cielo tras la muerte, lo que significa que fueron salvos. Pero durante su vida, no entendieron en absoluto el camino de la vida. Simplemente cometían pecados y después confesaban, en un ciclo continuo sin camino alguno hacia un carácter cambiado; así era la condición del hombre en la Era de la Gracia. ¿Ha recibido el hombre la salvación completa? ¡No!” (‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”). Estas palabras estaban tan bien expresadas que no pude evitar seguir leyendo: “Por tanto, después de completarse esa etapa, aún queda la obra de juicio y castigo. Esta etapa hace al hombre puro por medio de la palabra al darle una senda que seguir. La misma no sería fructífera ni tendría sentido si continuase con la expulsión de demonios, porque la naturaleza pecaminosa del hombre no sería abandonada y el hombre sólo se detendría tras el perdón de los pecados. A través de la ofrenda por el pecado, estos se le han perdonado al hombre, porque la obra de la crucifixión ya ha llegado a su fin y Dios ha vencido a Satanás. Pero el carácter corrupto del hombre sigue en él y este todavía puede pecar y resistir a Dios; Dios no ha ganado a la humanidad. Esa es la razón por la que en esta etapa de la obra Dios usa la palabra para revelar el carácter corrupto del hombre y pide a este que practique de acuerdo con el camino adecuado. Esta etapa es más significativa que la anterior y también más fructífera, porque, ahora, la palabra es la que provee directamente la vida del hombre, y permite que su carácter sea completamente renovado; es una etapa de obra más concienzuda” (‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”). Al leer esto, me entusiasmé muchísimo. Aunque no entendía completamente estas palabras y algunas de ellas incluso me desconcertaban, me dieron algo de esperanza. Sentía que ahí podía encontrar una forma de purificarme y cambiar. Di gracias a Dios desde el fondo de mi corazón por escuchar mi oración. Al continuar leyendo, sentí que eran unas palabras maravillosas que regaban y pastoreaban mi alma sedienta. En el sitio web vi esto: “Si no puedes encontrar la Línea del Evangelio en tu país o región, por favor déjanos un mensaje y contactaremos contigo lo más pronto posible”. Miré rápidamente, pero no había una Línea del Evangelio de Filipinas y, por tanto, dejé inmediatamente un mensaje y no dudé en escribir mi número de contacto y mi dirección de correo electrónico.

Al volver a casa esa noche, le conté sobre esto a mi esposa y, cuando ella oyó lo que dije, estuvo dispuesta a buscar también. Doy realmente gracias a Dios de que respondieran a mi mensaje el día siguiente y planearan hablar con nosotros online esa misma tarde. Esa tarde, hablamos con la hermana Liu y la hermana Su. Durante la conversación, sentía que hablaban con simpleza, destreza y perspicacia. Mi esposa estaba incluso más nerviosa que yo y les dijo: “Me gustaría preguntaros algo. ¿Está bien?”. Ellas respondieron con entusiasmo: “Por supuesto”. Mi esposa dijo: “En la web de vuestra iglesia dice: ‘Dios de los últimos días ha llevado a cabo una etapa de la obra de juicio y castigo’. Mi marido y yo sabemos que, sin santidad, nadie verá al Señor porque Él es santo, pero Romanos dice: ‘Que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo’ (Romanos 10:9). ‘Porque: Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo’ (Romanos 10:13). Si creemos en el Señor Jesús entonces ya estamos salvados y podemos entrar en el reino de los cielos, así que ¿por qué emprende Dios de los últimos días una etapa de la obra de juicio y castigo? No entiendo este asunto y espero que podáis hablar acerca de ello”.

La hermana Liu contestó: “¡Gracias a Dios! Hablemos y dejemos que Dios nos guíe. Echemos un vistazo primero a lo que ‘ser salvado’ significa aquí. En el último período de la Era de la Ley, todas las personas se habían apartado de Dios y ya no tenían temor de Dios en el corazón. Se volvieron cada vez más pecadoras y llegaron incluso al punto de ofrecer ganado y palomos ciegos, cojos y enfermos para los sacrificios. Las personas de esa era ya no guardaban la ley y todas ellas estaban en peligro de ser condenadas a muerte por quebrantar la ley. Bajo tales circunstancias, con el fin de salvar de una muerte segura a las personas que estaban bajo la ley, Dios se encarnó personalmente, emprendió la obra de redención y fue finalmente crucificado para redimir a toda la humanidad del pecado. Los pecados de las personas podían ser perdonados por creer en el Señor Jesús, convirtiéndose así en aptas para presentarse ante Dios por medio de la oración y disfrutar de las bendiciones y la gracia de Dios. Este es el verdadero significado de ‘ser salvado’ en la Era de la Gracia. En otras palabras, ‘ser salvado’ es simplemente un perdón de los pecados del hombre. Esto es, Dios ya no considera que las personas estén manchadas por el pecado, aunque esto no significa que no tengan una esencia pecaminosa. Por tanto, ser salvado no significa que seamos completamente purificados y que hayamos logrado la salvación plena. Si queremos ser purificados, tenemos que aceptar la obra de juicio de Dios de los últimos días”.

Al oír su comunicación, mi esposa y yo finalmente entendimos que “ser salvado”, tal como se habla de ello en la epístola a los Romanos, se refería a la aceptación de la salvación del Señor Jesús y a no ser ya condenado a muerte por quebrantar la ley. No era como habíamos imaginado: que “ser salvado” significa ser totalmente purificado. Lo que ellos decían tenía sentido. Esa explicación de “ser salvado” coincide con nuestra situación de vivir en el estado de cometer pecados y luego confesarlos. Por tanto, lo que el Señor Jesús llevó a cabo era simplemente la obra redentora, no la de purificar y salvar completamente al hombre. Aunque cuando las personas creen en el Señor son salvadas, esto no significa que hayan sido totalmente purificadas. Al escuchar su comunicación, sentí que había verdad a buscar en ella, así que expresé mi disposición a escuchar más. Dije: “¡Gracias al Señor! Lo que decís es maravilloso. Hablando así con vosotras, entendemos el verdadero significado de ‘ser salvado’. Por favor continuad con vuestra comunicación y que el Señor nos guíe”. La hermana Su prosiguió diciendo: “Bien, leamos algunos pasajes de la palabra de Dios Todopoderoso y todo quedará más claro. Dios Todopoderoso dijo: ‘En ese momento, la obra de Jesús era la redención de toda la humanidad. Los pecados de todos los que creían en Él eran perdonados; mientras creyeras en Él, Él te redimiría; si creías en Él, dejabas de ser un pecador y eras liberado de tus pecados. Esto es lo que significaba ser salvo y ser justificado por fe. Sin embargo, seguía habiendo en quienes creían algo rebelde y opuesto a Dios, y que había que seguir quitando lentamente. La salvación no significaba que el hombre hubiera sido ganado por completo por Jesús, sino que ya no pertenecía al pecado, que sus pecados habían sido perdonados: si creías, ya no pertenecías al pecado’ (‘La visión de la obra de Dios (2)’ en “La Palabra manifestada en carne”). ‘La obra en los últimos días es pronunciar palabras. Estas pueden dar lugar a grandes cambios en el hombre. Los cambios efectuados ahora en estas personas al aceptar estas palabras son mucho mayores que los de las personas en la Era de la Gracia al aceptar aquellas señales y maravillas. Porque, en la Era de la Gracia, los demonios salían del hombre con la imposición de manos y la oración, pero los caracteres corruptos del hombre permanecían. El hombre fue curado de su enfermedad y se le perdonaron sus pecados, pero no se hizo en él la obra para poder expulsar los caracteres satánicos corruptos. El hombre sólo fue salvo y se le perdonaron sus pecados por su fe, pero su naturaleza pecaminosa no le fue quitada y permaneció en él. Los pecados del hombre fueron perdonados a través del Dios encarnado, pero eso no significa que el hombre no tenga pecado en él. Los pecados del hombre podían ser perdonados por medio de una ofrenda por el pecado, pero el hombre ha sido incapaz de resolver el problema de cómo no pecar más y cómo poder desechar completamente su naturaleza pecaminosa y ser transformado. Los pecados del hombre fueron perdonados gracias a la obra de la crucifixión de Dios, pero el hombre siguió viviendo en el viejo carácter satánico y corrupto. Así pues, el hombre debe ser completamente salvo de este carácter satánico corrupto para que la naturaleza pecadora del hombre sea del todo desechada y no se desarrolle más, permitiendo así que el carácter del hombre cambie. Esto requiere que el hombre entienda la senda del crecimiento en la vida, el camino de la vida, y el camino del cambio de su carácter. También necesita que el hombre actúe de acuerdo con esa senda, de forma que su carácter pueda ser cambiado gradualmente y él pueda vivir bajo el brillo de la luz y que pueda hacer todas las cosas de acuerdo con la voluntad de Dios, desechar el carácter satánico corrupto, y liberarse de la influencia satánica de las tinieblas, aflorando de este modo totalmente del pecado. Sólo entonces recibirá el hombre la salvación completa’ (‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”). ‘Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad, se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre, pero no lo libró de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió a Jesús cargar con los pecados del hombre como la ofrenda por el pecado, sino también que Dios realizara una obra mayor para librar completamente al hombre de su carácter, que ha sido corrompido por Satanás. Y así, después de que los pecados del hombre fueron perdonados, Dios volvió a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio, que llevó al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida’ (‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”). Podemos ver en las palabras de Dios Todopoderoso que si sólo respetamos la obra redentora de Dios de la Era de la Gracia y no aceptamos Su obra de juicio de los últimos días, entonces el problema del origen de nuestro pecado no se resolverá. Dios Todopoderoso de los últimos días ha llegado y está llevando a cabo una etapa de la obra sobre la base de la obra de redención, juzgando y purificando al hombre. Él está declarando verdades para revelar la verdad de la corrupción del hombre, juzgando la naturaleza satánica del hombre. Él ha venido a cambiar el carácter satánico de las personas y a liberarlas completamente de la influencia de Satanás para que puedan alcanzar la salvación plena. Es evidente que la obra de juicio de Dios Todopoderoso de los últimos días es la más crítica y fundamental para purificar, salvar y perfeccionar a las personas. Así pues, sólo aceptando la obra de juicio de Dios Todopoderoso de los últimos días podemos tener un verdadero entendimiento de nuestra propia esencia corrupta y del carácter justo de Dios, liberarnos completamente de la influencia de Satanás, ser plenamente salvados por Dios y convertirnos en personas que obedecen a Dios, lo adoran y son compatibles con Él”.

Al leer estas comunicaciones, mi corazón se alegró y yo sentía que las confusiones que tenía desde mucho tiempo atrás finalmente se habían resuelto. Dios simplemente llevaba a cabo la obra de redención en la Era de la Gracia, no la de librar a las personas de su carácter satánico corrupto. La obra de juicio de Dios de revelar la verdad a través de Su encarnación en los últimos días es la obra de purificación y salvación total de la humanidad. Por tanto, ¿cómo purifica y cambia Dios a las personas y las salva completamente? Yo estaba ansioso por saber la respuesta a esta pregunta. Así que no pude esperar a preguntar: “Entendí lo que acabáis de hablar y ahora sé que solo podemos alcanzar la purificación por medio del Señor retornado que lleva a cabo la etapa de la obra de juicio. Esto es realmente lo que he anhelado durante mucho tiempo. Lo que quiero saber realmente ahora es cómo Dios Todopoderoso lleva a cabo la obra de juicio para purificar y salvar a las personas. Por favor compartid vuestra comunicación”.

La hermana Su prosiguió diciendo: “La pregunta de cómo Dios Todopoderoso lleva a cabo la obra de juicio para purificar y salvar a las personas es particularmente importante para cualquiera que quiera lograr el cambio y la purificación. Las palabras de Dios Todopoderoso aportan una claridad particular sobre este aspecto de la verdad. Te las enviaré. Hermano, ¡por favor léelas!”.

Leí con entusiasmo las palabras de Dios Todopoderoso: “En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios” (‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Cuando terminé de leer las palabras de Dios, la hermana Su continuó con su comunicación: “Las palabras de Dios Todopoderoso explican muy claramente cómo Dios juzga y purifica a las personas. Dios en los últimos días está principalmente declarando verdades con respecto al carácter corrupto del hombre y la naturaleza satánica de resistirse a Dios, con el fin de juzgar, purificar y salvar a la humanidad. Dios Todopoderoso ha declarado verdades sobre muchos aspectos: cómo Satanás corrompe a las personas, cómo Dios salva a las personas, qué es seguir al hombre y qué es obedecer a Dios, qué puntos de vista debemos tener en nuestra fe, qué es el cambio del carácter, qué es temer a Dios y apartarse del mal, qué es ofender el carácter de Dios, cómo ser una persona honesta, etc. Todas estas verdades tienen autoridad y poder y pueden proveer sustento para la vida de las personas. Son la senda a la vida eterna que Dios ha concedido a la humanidad. Mientras las personas acepten y practiquen la palabra de Dios, pueden alcanzar la purificación y la salvación. Tras experimentar algunos años de la obra de juicio de Dios Todopoderoso, hemos tenido una experiencia personal de todo esto. Cuando leemos las palabras de Dios Todopoderoso de juicio, de castigo y de exposición del hombre, sentimos que son como una espada de dos filos, que revela nuestra rebeldía, corrupción, resistencia, intenciones incorrectas, nociones e imaginaciones, e incluso las toxinas de Satanás ocultas en lo profundo de nuestro corazón. Nos hacen ver que de verdad estamos muy profundamente corrompidos por Satanás y que estamos plagados de caracteres satánicos, como ser arrogantes y santurrones, deshonestos y astutos, egoístas y miserables y ciegos ante todo lo que no sean nuestros intereses, sin temor alguno de Dios. Vemos que estamos llenos de inmundicia y corrupción en nuestros actos, nuestro corazón y nuestra mente, sin ninguna semejanza humana. Nos da demasiada vergüenza mostrar nuestro rostro y somos conscientes de que si seguimos viviendo según nuestro carácter satánico corrupto, siempre seremos personas que repugnan a Dios, nunca seremos capaces de obtener Su elogio y estaremos destinados a la eliminación y el castigo. El juicio de las palabras de Dios Todopoderoso y lo que ellas revelan nos hacen reconocer el carácter majestuoso, iracundo y justo de Dios, así como desarrollar gradualmente un corazón temeroso de Dios y un arrepentimiento verdadero para poder cambiar. Ahora parece como si estuviéramos viviendo ligeramente en la semejanza humana y vemos que hemos alcanzado realmente la gran salvación de Dios. Si el juicio de Dios no hubiera recaído sobre nosotros, no habríamos tenido la oportunidad de conocer el carácter justo de Dios que no tolera las ofensas del hombre y Su esencia santa y benevolente. No podríamos llegar a odiar nuestra propia rebeldía y corrupción ni podríamos dejar a un lado nuestra corrupción y ser purificados. Por tanto, ¡cuanto más experimentamos el juicio y el castigo de Dios, más vemos que son nuestra mejor protección, la bendición más grande para nosotros y la salvación más real!”.

La hermana Liu también comunicó: “La obra de juicio y castigo de Dios Todopoderoso de los últimos días es la de purificar, salvar y perfeccionar totalmente a las personas. Si no aceptamos el juicio ante el trono de Cristo de los últimos días, no podremos lograr la purificación ni cambios en nuestro carácter vital. El resultado será sin duda el rechazo y la eliminación por parte de Dios, con lo que sufriremos la perdición y pereceremos. Nunca tendremos una oportunidad de recibir la salvación ni de entrar en el reino de los cielos. Esto es incuestionable”.

Yo dije con alegría: “¡Gracias a Dios! Se me alegró el corazón después de escuchar vuestra comunicación. He creído en el Señor durante muchos años pero realmente he vivido en el pecado y he sido incapaz de liberarme. Ahora entiendo que si no experimento el juicio y el castigo de Dios en los últimos días no podré liberarme de la esclavitud y la limitación del pecado. Ahora he encontrado la senda hacia la purificación y la salvación plena”. Después de varios días de comunicación, mi esposa y yo entendimos algunas verdades y aceptamos la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días.

¡Doy gracias a Dios Todopoderoso por amarme y salvarme! Como pastor, tengo la responsabilidad y la obligación de llevar ante Dios a todos los demás pastores y los hermanos y hermanas que conozco. Tras trabajar con estos hermanos y hermanas durante un tiempo, no sólo aceptaron a Dios Todopoderoso docenas de hermanos y hermanas de la iglesia que asistían a menudo a las reuniones, sino que también traje a la familia de Dios a otro pastor de una iglesia clandestina y la mayoría de los hermanos y hermanas de su iglesia también se volvieron hacia Dios. Yo estaba encantado de ver que esos hermanos y hermanas habían aceptado la salvación de Dios de los últimos días y habían sido elevados ante el trono de Dios. Todo esto es el fruto de la obra de Dios Todopoderoso. ¡Sea toda la gloria para Dios Todopoderoso!

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Película cristiana en español latino | “Qué voz más hermosa” ¿Cómo recibir el regreso del Señor?

Película cristiana en español latino | “Qué voz más hermosa” ¿Cómo recibir el regreso del Señor?

Dong Jingxin es predicadora de una iglesia clandestina en China. Hace treinta años que cree en el Señor y ama la verdad; suele leer las palabras del Señor, que son su impulso. Se dedica al Señor con entusiasmo. Por su trabajo predicando, la policía del Gobierno comunista chino la detuvo y la envió a la cárcel, donde soportó crueldad y tortura. Fueron las palabras del Señor las que la guiaron para soportar siete años de vida inhumana en la cárcel. Cuando sale en libertad, su compañera Chenguang va a verla y le lee unas palabras de Dios Todopoderoso que dan testimonio de que Dios ha aparecido y está obrando en los últimos días. También le regala un ejemplar de La Palabra manifestada en carne. Tras leer bastante de las palabras de Dios Todopoderoso, Dong Jingxin siente que tienen autoridad y que provienen de Dios. Cultiva un corazón deseoso de buscar. Dong Jingxin y su marido devoran con fruición las palabras de Dios Todopoderoso y descubren que son toda la verdad y la voz de Dios. Comprueban que Dios Todopoderoso realmente es el regreso del Señor Jesús que han esperado por años. En el preciso momento en que les inunda el gozo de recibir el regreso del Señor, el comisario de policía les hace una visita para advertirles que no asistan a reuniones ni prediquen. Concretamente, les advierte que deben denunciar a todo aquel que predique el Relámpago Oriental, lo cual pone muy nerviosa a Dong Jingxin. Más tarde, cuando el pastor descubre que Dong Jingxin lleva a hermanos y hermanas a estudiar la obra de Dios en los últimos días, también interviene y se lo prohíbe. Confundida y alterada por las fuerzas de Satanás, Dong Jingxin logra ver con claridad el verdadero rostro de los pastores y ancianos del mundo religioso por medio de la oración, la búsqueda y las enseñanzas. No se echa atrás, sino que continúa llevando a hermanos y hermanas a estudiar el camino verdadero e invita a gente de la Iglesia de Dios Todopoderoso a que comparta sus enseñanzas y dé testimonio de la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días. Al final, todos reconocen que las palabras pronunciadas por Dios Todopoderoso son realmente la voz de Dios y que Él es la aparición de Dios. Todos están profundamente emocionados. ¡Qué voz más hermosa es la palabra de Dios Todopoderoso!