La niebla se disipa y encuentro el camino al reino de los cielos

Por Chen Ai, China

Seguí a mis padres en su creencia en el Señor desde que era pequeño, y ahora estoy cerca de alcanzar la vejez. Aunque he creído en el Señor toda mi vida, el problema de cómo librarme del pecado y entrar en el reino de los cielos era un misterio irresoluble que me causaba una constante consternación, me dejaba perdido y apenado. Albergaba el gran deseo de averiguar en vida cómo librarme del pecado y entrar en el reino de los cielos, para que cuando llegara mi hora pudiera enfrentarme a la muerte con el conocimiento de que mi vida era completa, y así poder al fin reunirme con el Señor con paz en mi corazón.

Para intentar resolver este dilema, consulté la Biblia con avidez, me leí el Antiguo Testamento y el Nuevo, luego volví a empezar por el Antiguo, y así una y otra vez. Pero al final, no pude encontrar una respuesta correcta. Sin más opciones, lo único que me quedaba era esforzarme por comportarme lo mejor posible, de acuerdo con las enseñanzas del Señor, pues Él dijo: “El reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo conquistan por la fuerza” (Mateo 11:12). Pero descubrí que, por mucho que lo intentara, en la vida real no estaba a la altura de lo que el Señor me pedía. Como Él dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37-39). El Señor nos exige que amemos a Dios con nuestras mentes y nuestros corazones, y que los hermanos y hermanas se amen los unos a los otros. Pero daba igual lo que hiciera, no podía alcanzar ese tipo de amor, porque mi amor por mi familia era más grande que por el Señor, y era incapaz de amar de verdad a mis hermanos y hermanas en la iglesia como me amaba a mí mismo. Al contrario, a menudo era mezquino y calculador con los demás cuando mis propios intereses estaban en juego, hasta el punto de que se despertaba en mí el resentimiento. ¿Cómo podría salvarse alguien como yo y entrar en el reino de los cielos? El Señor Jesús también dijo muchas cosas acerca de la entrada en el reino de los cielos, por ejemplo: “En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). “Porque os digo que si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 5:20). No pude poner en práctica ninguna de estas exigencias del Señor. A menudo decía mentiras, y culpaba al Señor cada vez que me topaba con algo que no era de mi agrado. En mis pensamientos había engaño y deshonestidad, y languidecía constantemente en el pecado: pecaba y me arrepentía, me arrepentía y pecaba, una y otra vez. El Señor es santo, y en la Biblia dice: “La santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). ¿Cómo iba alguien tan sucio como yo a ser apto para entrar en el reino de los cielos? Aquello me resultaba muy molesto. Pero cada vez que leía sobre el camino de la justificación por la fe me sentía desbordado de alegría, pues tal como propugnaba Pablo en Romanos, Gálatas y Efesios, tener fe y ser bautizado ya implica sin lugar a la duda que una persona se salva. Si creemos en el Señor en nuestros corazones y lo reconocemos de palabra, entonces somos justificados por la fe, estamos salvados para siempre, y cuando el Señor venga de nuevo nos arrebatará con toda seguridad al reino de los cielos. Me parecía que no debía preocuparme respecto al asunto de entrar en el reino de los cielos. Pero luego recordaba lo que el Señor dijo acerca de que la gente solo puede entrar en el reino de los cielos mediante sus propios esfuerzos, y me sentía incómodo. Ser justificado por la fe y luego entrar en el reino de los cielos, ¿podía ser así de sencillo? Sobre todo cuando veía que los creyentes viejos y piadosos, al acercarse al final de sus vidas, parecían inquietos y preocupados, hasta el punto de llorar a mares, y ninguno de ellos parecía contento de partir. No podía evitar preguntarme: si dicen que basta con la justificación por la fe para entrar en el reino de los cielos, entonces ¿por qué están tan aterrorizados en sus lechos de muerte? Parecía como si no tuvieran idea de si serían salvados o no, ni de a dónde irían después de la muerte. Reflexioné sobre las palabras del Señor Jesús una y otra vez, y también contemplé las palabras de Pablo, y descubrí que las palabras de Jesús y las palabras de Pablo diferían mucho en cuanto a quién podía entrar en el reino de los cielos. Según Pablo, una persona es justificada por la fe con solo creer en el Señor; si ese fuera el caso, todos estaríamos salvados. Entonces, ¿por qué dijo el Señor Jesús: “El reino de los cielos también es semejante a una red barredera que se echó en el mar, y recogió peces de toda clase; y cuando se llenó, la sacaron a la playa; y se sentaron y recogieron los peces buenos en canastas, pero echaron fuera los malos” (Mateo 13:47-48)? Cuando el Señor regresa en los últimos días, ¿por qué necesita separar el trigo de la cizaña, las ovejas de las cabras y los siervos buenos de los malos? De estas palabras pronunciadas por el Señor Jesús, está claro que no todos los que creen en Él pueden entrar en el reino de los cielos. Así que me pregunté: ¿Estoy salvado? ¿Podré entrar en el reino de los cielos cuando muera? Estas preguntas se repetían en mi mente como misterios que era incapaz de resolver.

En un intento por resolver este problema, consulté obras escritas por personajes espirituales de sobra conocidos a lo largo de la historia, pero la mayoría de lo que leí eran interpretaciones de la justificación por la fe como aparece en Romanos, Gálatas y Efesios, y ninguno de esos libros pudo disipar mi confusión. Entonces visité a todos los ancianos versados en el Señor y asistí a reuniones de muchas denominaciones diferentes, pero descubrí que todas decían prácticamente lo mismo y nadie podía explicarme claramente el misterio de cómo entrar en el reino de los cielos. Más tarde, encontré una nueva y prometedora denominación extranjera, y pensé que ese tipo de iglesia tal vez podría arrojar nueva luz. Así que, ilusionado, acudí a una de sus reuniones. Al principio de su sermón, me pareció que era en cierto modo esclarecedor, pero al final me acabé dando cuenta de que ellos también predicaban el camino de la justificación por la fe, y me sentí abrumado por la decepción. Después de la reunión, busqué al pastor principal y le pregunté: “Pastor, me temo que no entendí cuando dijiste: ‘Una vez salvo, siempre salvo’. ¿Puedes compartir más conmigo sobre esto?” El pastor dijo: “Esto es muy fácil de entender. En Romanos dice: ‘¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena?’ (Romanos 8:33-34). El Señor Jesucristo ya nos absolvió de todos nuestros pecados al ser crucificado. Es decir, todos nuestros pecados, ya sean los que hemos cometido en el pasado, los que cometemos ahora o los que cometeremos en el futuro, están todos perdonados. Siempre estamos justificados por la fe en Cristo, y si el Señor no nos condena por nuestros pecados, ¿quién podría acusarnos? Por lo tanto, no debemos perder la fe en entrar en el reino de los cielos”. La respuesta del pastor me confundió aún más, así que le seguí preguntando: “¿Cómo explicas lo que está escrito en Hebreos, ‘Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados’ (Hebreos 10:26)?” El pastor se sonrojó, no dijo nada más y mi pregunta quedó sin respuesta. Esta reunión no solo no había logrado resolver mi confusión, sino que había aumentado mi desconcierto. Pensé: “He creído en el Señor durante décadas, pero si ni siquiera tengo claro si mi alma irá con Él o no cuando muera, ¿no significa eso que mi fe ha sido confusa durante toda mi vida?”. Entonces me lancé a la senda de buscar absolutamente en todas partes la respuesta a mi problema.

En marzo de 2000, fui a estudiar a un seminario dirigido por extranjeros, confiando en que los sermones que predicaban fueran superiores y seguramente resolverían mi confusión. Sin embargo, para mi sorpresa, tras pasar estudiando allí dos meses, durante los cuales estuve rebosante de fe, descubrí que todos los pastores predicaban lo mismo de siempre, no había ninguna nueva luz en sus sermones. Mientras estuve allí, no escuché ni un solo sermón que aportara vida, ni siquiera leí un solo ensayo espiritual. No solo no se disipó mi confusión, sino que, además, el tiempo que pasé allí me hizo sentir aún más intranquilo. No pude evitar sentirme confundido, y pensé: “Llevo aquí más de dos meses, ¿pero qué he ganado? Si aquí no puedo conseguir provisión, entonces, ¿qué sentido tiene continuar con estos estudios?”

Una noche, después de cenar, le pregunté a un pastor: “Pastor, como estudiantes de teología, ¿esto es lo único que estudiamos? ¿No podemos hablar del camino de la vida?”. El pastor respondió con solemnidad: “Si no discutimos estas cosas en nuestros estudios teológicos, entonces ¿sobre qué debemos hablar? ¡Relájate y sigue estudiando! Somos la organización religiosa más grande del mundo y somos reconocidos internacionalmente. Te formaremos aquí tres años y luego serás un pastor con un certificado internacional. Llegado ese punto, podrás usar ese certificado en cualquier parte del mundo para predicar el evangelio y fundar iglesias”. La respuesta del pastor me causó una gran decepción. No quería ser pastor, solo quería saber cómo entrar en el reino de los cielos. Entonces le pregunté: “Pastor, ya que ese certificado me abre tantas puertas, ¿podré usarlo para entrar en el reino de los cielos?”. Al oír esto, el pastor guardó silencio. Continué. “Pastor, he oído que crees en el Señor desde niño. Ya han pasado muchas décadas, así que me pregunto, ¿estás salvado?”. Él respondió: “Sí, lo estoy”. Le pregunté: “¿Así que podrás entrar en el reino de los cielos?”. Seguro de sí mismo, dijo: “¡Por supuesto que sí!”. Entonces quise saber: “¿Puedo preguntarte en qué te basas para asegurar que podrás entrar en el reino de los cielos? ¿Eres más justo que los escribas y fariseos? ¿Amas a tu prójimo como a ti mismo? ¿Eres santo? Piensa en ello: seguimos sin evitar pecar todo el tiempo e ir en contra de las enseñanzas del Señor, y vivimos cada día en el estado de pecar de día y confesar de noche. Dios es santo, ¿realmente crees que podremos entrar en el reino de los cielos estando tan llenos de pecado?”. El pastor estaba perplejo, se puso rojo como un tomate y no dijo palabra durante un buen rato. Su reacción me pareció muy decepcionante, y sentí que si continuaba mis estudios allí no sería capaz de entender el misterio de cómo obtener vida y entrar en el reino de los cielos. Por lo tanto, dejé mis estudios en el seminario y regresé a mi ciudad.

Durante mi viaje de regreso a casa, me sentí peor que nunca; me parecía que mi última esperanza había quedado destrozada. Pensé: “Incluso en un seminario dirigido por pastores extranjeros, mi búsqueda no me proporcionó el camino para librarme del pecado y entrar en el reino de los cielos. ¿Adónde más puedo ir en busca de ese camino?”. Sentí que había llegado al final del viaje. En ese mismo momento, la imagen de mi anciano padre y la de un viejo pastor llorando mientras se acercaban a la muerte volvió a aparecer ante mis ojos. Pensé en que habían pasado toda su vida predicando el camino de la justificación por la fe, que la gente entraría en el reino de los cielos después de la muerte, pero al final murieron llenos de remordimientos. Yo había creído toda mi vida en el Señor y le había estado diciendo todos los días a la gente que entraría en el reino de los cielos cuando muriera, y sin embargo yo mismo nunca había tenido realmente claro cómo entrar. ¿Abandonaría esta vida lleno de remordimientos, como mi padre y el pastor? En medio de mi dolor, estas palabras del Señor de pronto vinieron a mi mente: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). “Así es”, pensé. “El Señor es fiel, y mientras busque con un corazón sincero, Él me guiará. No puedo rendirme. Mientras me quede una bocanada de aliento en el cuerpo, ¡seguiré buscando el camino al reino de los cielos!”. Entonces me presenté ante el Señor para orar: “Querido Señor, he buscado por todas partes la manera de librarme del pecado y entrar en el reino de los cielos, pero nadie ha podido resolver mi problema. Querido Señor, ¿qué debo hacer? Como predicador, les digo a mis hermanos y hermanas todos los días que deben ser buscadores diligentes y tener paciencia hasta el final, y que Tú vendrás para llevarnos al reino de los cielos después de nuestra muerte. Pero en este momento, no tengo ni idea de cómo librarme del pecado y entrar en el reino de los cielos. ¿Acaso no soy un ciego guiando a otros ciegos, llevando a mis hermanos y hermanas directo al abismo? Querido Señor, ¿adónde debo ir para buscar el camino hacia el reino de los cielos? ¡Por favor, guíame!”

Después de regresar a mi ciudad, escuché que muchas buenas ovejas y ovejas líderes de nuestra iglesia habían sido robadas por el Relámpago Oriental. Mucha gente decía que el camino del Relámpago Oriental proporcionaba una nueva luz y comprensión, e incluso los pastores experimentados admiraban sus sermones. Cada vez que oía estas cosas, pensaba: “Parece que los sermones del Relámpago Oriental son muy elevados. Es una pena que no me haya cruzado con nadie del Relámpago Oriental. ¡Sería genial conocerlos algún día! Si ese día llega, sin duda escucharé y buscaré en serio para ver por qué razón concreta son tan buenos sus sermones, y si pueden o no disipar esta confusión que he cargado conmigo durante años”.

Un día, un líder de la iglesia me dijo: “El Relámpago Oriental le ha robado a tal o cual iglesia muchas buenas ovejas. Todas las denominaciones están cerrando ahora sus iglesias, y tenemos que instar a nuestros hermanos y hermanas a que no tengan absolutamente nada que ver con nadie del Relámpago Oriental, y sobre todo a que no escuchen sus sermones. Si todos nuestros fieles empiezan a creer en el Relámpago Oriental, ¿quién nos quedará para predicar?”. Me desagradó oír al líder de la iglesia decir aquello, y pensé: “Nuestra iglesia está abierta a todos, así que ¿por qué tenemos que cerrarla? ¿Por qué no le darías la bienvenida a un extraño que viene de un lugar lejano? Dice en la Biblia: ‘No os olvidéis de mostrar hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles’ (Hebreos 13:2). Abraham acogió a unos extraños y por ello fue bendecido por Dios y tuvo un hijo a la edad de cien años; Lot acogió a dos ángeles y así fue salvado de la destrucción de Sodoma; Rahab, la prostituta, acogió a espías de Israel y toda su familia fue salvada; y una viuda pobre recibió al profeta Elías y así evitó pasar hambre durante tres años y medio. De entre tanta gente, ni uno solo sufrió daño por acoger a extraños procedentes de un lugar lejano, sino que, por el contrario, todos fueron bendecidos por Dios. Por lo tanto, está claro que acoger a los extraños se conforma a la voluntad del Señor. Entonces, ¿por qué contradirías la voluntad del Señor cerrando la iglesia y no dejando entrar a ningún extraño?”. Mientras pensaba esto, negué con la cabeza y le dije: “Hacer esto va contra la voluntad del Señor. Nuestra iglesia pertenece a Dios y está abierta a todos. Mientras su comunicación trate sobre la fe en el Señor, debemos dar la bienvenida a cualquiera, no importa quién sea, y debemos buscar con la mente abierta y explorar ideas juntos. Solo así estaremos de acuerdo con las enseñanzas del Señor”.

Un día de julio de 2000, conocí a dos hermanas que predicaban el Relámpago Oriental en casa del hermano Wang. Después de saludarnos brevemente, les pregunté: “Siempre me he sentido desconcertado acerca de si puedo o no ser salvado y entrar en el reino de los cielos. Todo el mundo religioso se adhiere ahora a las palabras de Pablo en la creencia de que seremos salvados si creemos y somos bautizados, y que al creer en el Señor en tu corazón y reconocerlo de palabra, eres justificado por la fe, quedas salvado para siempre y sin duda serás arrebatado al reino de los cielos cuando el Señor regrese. Pero personalmente, no creo que entrar en el reino de los cielos sea tan simple. Como dice la Biblia: ‘La santidad, sin la cual nadie verá al Señor’ (Hebreos 12:14). Ya se trate de mí o de los hermanos y hermanas que están a mi alrededor languideciendo día a día en el pecado, no creo que la gente como nosotros que vivimos diariamente en pecado pueda entrar en el reino de los cielos. Me gustaría saber exactamente cómo ganar la entrada. ¿Puedes compartir conmigo sobre este tema?”.

La hermana Zhou sonrió y dijo: “Hermano, esa pregunta que haces es crucial. Cómo entrar en el reino de los cielos es una preocupación importante para todo creyente. Obtener claridad en este asunto implica saber primero que los creyentes en el Señor siempre deben conducirse de acuerdo con las palabras del Señor Jesús, y no de acuerdo con las que han dicho los seres humanos. El Señor Jesús nos dijo claramente: ‘No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos’ (Mateo 7:21). El Señor nunca dijo que pudiéramos entrar en el reino de los cielos con solo confiar en ser salvados por la gracia o justificados por la fe. Esas fueron las palabras de Pablo, que decía que al ser justificados por la fe, estamos ya salvados para siempre y seremos arrebatados al reino de los cielos. Pablo era solo un apóstol, parte de la humanidad corrupta, y también necesitaba la salvación del Señor Jesús. ¿Cómo podía él determinar si otras personas entrarían o no en el reino de los cielos? Solo el Señor Jesús es el Señor del reino de los cielos, su Rey; solo las palabras del Señor son la verdad y son las únicas con autoridad. Por lo tanto, respecto al asunto de entrar en el reino de los cielos, debemos escuchar solo las palabras del Señor; ¡eso es incuestionable!

“Además hay otras cuestiones: ‘¿Qué es eso de la justificación por la fe y de ser salvado mediante la fe?’ Y, ‘¿puedes entrar en el reino de los cielos una vez que has sido salvado?’ Se explican muy claramente en las palabras de Dios Todopoderoso, así que vamos a leer un par de pasajes de las palabras de Dios. Dios Todopoderoso dice: ‘Tú sólo sabes que Jesús descenderá durante los últimos días, pero ¿cómo lo hará exactamente? Un pecador como alguno de vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado o perfeccionado por Dios, ¿puedes ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡tendrías que tener tanta suerte! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Y así, tú, un pecador que acaba de ser redimido, no puedes heredar directamente la herencia de Dios’ (‘Acerca de los apelativos y la identidad’ en “La Palabra manifestada en carne”). ‘Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad, se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre, pero no lo libró de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió a Jesús cargar con los pecados del hombre como la ofrenda por el pecado, sino también que Dios realizara una obra mayor para librar completamente al hombre de su carácter, que ha sido corrompido por Satanás. Y así, después de que los pecados del hombre fueron perdonados, Dios volvió a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio, que llevó al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida’ (‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”)”.

La hermana Wang continuó su comunicación diciendo: “En la Era de la Gracia, el Señor Jesús realizó la obra de redención de la humanidad, se convirtió en una ofrenda por el pecado para la humanidad mediante la crucifixión y nos redimió de las garras de Satanás. Mientras aceptemos la salvación del Señor y confesemos y nos arrepintamos de nuestros pecados ante el Señor, entonces estos serán perdonados y seremos aptos para disfrutar de la gracia y las bendiciones del Señor. Lo que quiero decir con ‘nuestros pecados son perdonados’ es que ya no somos condenados ni sentenciados a muerte bajo la ley por infringirla, eso es lo que significa realmente la justificación por la fe y ser salvados mediante la fe. Pero esto no significa que carezcamos de pecado o inmundicia, ni que podamos entrar en el reino de los cielos. Esto se debe a que, aunque nuestros pecados pueden ser perdonados, nuestra naturaleza pecaminosa permanece profundamente arraigada dentro de nosotros, y al vernos en problemas a menudo decimos mentiras y engañamos a otros para proteger nuestras propias posiciones e intereses. Cuando disfrutamos de la gracia del Señor, le damos las gracias y le alabamos, y nos entregamos fervorosamente a Él. Pero en cuanto ocurre una catástrofe o algo malo le sucede a nuestra familia, malinterpretamos al Señor y lo culpamos, hasta el punto de que incluso podemos negarlo y traicionarlo. Entonces, ¿cómo pueden las personas como nosotros, que han sido redimidas pero que a menudo pecan y se oponen a Dios, estar cualificadas para entrar en el reino de los cielos? Dios es justo y santo, y nunca permitiría que gente sucia y corrupta entrara en Su reino. Para salvarnos de una vez por todas de la influencia de Satanás, Él obra de acuerdo con Su plan de gestión y a nuestras necesidades como humanidad corrupta, realizando Su obra de juzgar y purificar al hombre en los últimos días. Dios encarnado ha expresado millones de palabras para juzgar nuestra corrupción, nuestra inmundicia, nuestra injusticia y oposición, y para mostrarnos el camino para desechar nuestro carácter corrupto. Cuando nosotros, al experimentar el juicio y castigo de las palabras de Dios, nos despojamos de nuestro carácter satánico corrupto, somos capaces de poner en práctica las palabras de Dios y cuando nos hayamos convertido en personas que realmente lo obedecen y adoran, solo entonces seremos aptos para entrar en el reino de Dios. De hecho, el Señor Jesús profetizó hace mucho que Él regresaría en los últimos días para realizar la obra de juicio. Y dijo: ‘Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final’ (Juan 12:47-48). ‘Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio’ (Juan 16:8). Por lo tanto, está claro que solo aceptando la obra de juicio de Dios de los últimos días, desechando nuestro carácter corrupto y alcanzando la purificación podemos entrar en el reino de Dios”.

Después de escuchar a las hermanas, todo se aclaró y la luz llenó instantáneamente mi corazón. “¡Ah, así es como se entra en el reino de los cielos!” Pensé. “Al fin entiendo que el Señor Jesús realizó la obra de redimir a la humanidad, no la obra de librarnos del pecado. Ciertamente, el Señor nos absolvió de nuestros pecados, pero nuestra naturaleza pecaminosa permanece profundamente arraigada dentro de nosotros, y todavía pecamos con frecuencia e involuntariamente y nos oponemos al Señor. No es de extrañar que nunca haya podido liberarme de las ataduras y cadenas del pecado; resulta que es porque no he aceptado la obra de juicio de Dios Todopoderoso de los últimos días”. Entonces, les dije a las dos hermanas: “¡Gracias al Señor! Al escuchar las palabras de Dios Todopoderoso y su comunicación, al fin sé que esa creencia que siempre hemos tenido, que todo aquel que cree en el Señor en su corazón y lo reconoce verbalmente puede ser arrebatado al reino de los cielos, solo forma parte de nuestras nociones e imaginaciones. Ahora entiendo que la obra que realizó el Señor Jesús fue la obra de redención, y que el Señor retornado realizará la obra de juicio. Es decir, Él purificará y transformará completamente nuestro carácter corrupto, y solo entonces podremos entrar en el reino de los cielos. No es de extrañar que leyera tantos libros espirituales pero nunca encontrara la solución al problema de los pecados del hombre. Hermanas, ¿cómo realiza Dios la obra de juicio y castigo en los últimos días? ¿Podéis compartir más conmigo?”.

La hermana Wang dijo entonces: “La respuesta a esta pregunta se expresa claramente en las palabras de Dios, así que vamos a leer un pasaje. Dios Todopoderoso dice: ‘En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios’ (‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”).

“Las palabras de Dios nos dicen claramente que, en los últimos días, Dios expresa todas las verdades que necesitamos para alcanzar la plena salvación, juzgando y exponiendo nuestra naturaleza satánica opuesta a Dios y nuestra esencia corrupta. Todas estas palabras son la verdad, llevan la autoridad y el poder de Dios, y nos revelan lo que Dios tiene y es, así como su carácter justo que no admite ofensa. Mediante el juicio y castigo de las palabras de Dios, y por la revelación de los hechos, llegamos a tener algún entendimiento de nuestra naturaleza satánica y la verdad de nuestra corrupción por parte de Satanás. Vemos que hemos sido tan profundamente corrompidos por Satanás, que somos por naturaleza arrogantes, engreídos, deshonestos, astutos, egoístas, egocéntricos, codiciosos, malvados, estamos ansiosos por prevalecer sobre los demás, y lo único que revelamos es nuestro profundo carácter satánico. Dominados por este carácter corrupto, nos oponemos y rebelamos constantemente contra Dios aunque no queramos. Por ejemplo, cuando obramos y predicamos sermones en nuestras iglesias, divagamos con discursos grandilocuentes y nos mostramos y nos exaltamos a nosotros mismos para que otros nos admiren y nos tengan en alta estima. A menudo decimos mentiras y engañamos a los demás para proteger nuestros propios intereses, incluso llegando a involucrarnos en intrigas y a competir unos con otros. Cuando nos encontramos con personas, eventos, cosas o situaciones que no concuerdan con nuestras propias nociones, siempre le hacemos a Dios demandas nada razonables o albergamos deseos extravagantes, y somos incapaces de someternos a las orquestaciones y arreglos de Dios. Al experimentar el juicio y castigo de las palabras de Dios, poco a poco llegamos a entender algunas verdades, obtenemos un entendimiento verdadero de nuestra naturaleza satánica y sentimos un odio genuino hacia ella, y también llegamos a tener un entendimiento verdadero del carácter justo de Dios. Sabemos a qué tipo de personas ama Dios y a cuáles detesta, y también qué tipo de búsqueda está de acuerdo con Su voluntad. Aprendemos a discernir entre lo positivo y lo negativo. Una vez que entendemos estas cosas, estamos dispuestos a abandonar nuestra carne desde el fondo de nuestros corazones y a practicar de acuerdo con las palabras de Dios. Poco a poco, con el tiempo, el deseo de venerar y amar a Dios surge dentro de nosotros, somos liberados de algunas de las ataduras y cadenas de nuestro corrupto carácter satánico, y le hacemos menos demandas irrazonables a Dios. Llegamos a ser capaces de ocupar nuestro lugar como seres creados y cumplir con nuestro deber, nos sometemos a las orquestaciones y arreglos de Dios y comenzamos a vivir asemejándonos a un auténtico ser humano. A medida que experimentamos la obra de Dios, llegamos a tener un profundo aprecio por el hecho de que el único camino para entrar en el reino de los cielos es aceptar la obra de juicio y castigo de Dios Todopoderoso de los últimos días, buscar la verdad, lograr conocer a Dios y a nosotros mismos y hacer que cambie nuestro carácter corrupto”.

Escuchar estas palabras de Dios Todopoderoso y la comunicación de la hermana me proporcionó aún más claridad en mi interior. Las verdades expresadas por Dios Todopoderoso son muy prácticas y de hecho son las que necesitamos los seres humanos corruptos. Solo aceptando y experimentando la obra de juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días podemos deshacernos de las ataduras y cadenas de nuestro carácter corrupto de una vez por todas. No pude evitar suspirar y dije: “He creído en el Señor durante muchos años y, sin embargo, siempre peco de día y luego confieso los mismos pecados de noche, vivo una vida en la que languidezco en el pecado. Si Dios no hubiera expresado todas las verdades para purificar a la humanidad, si no nos hubiera mostrado el camino para librarnos de nuestro carácter corrupto, sin duda habría estado atado con tanta fuerza por el pecado que nunca habría encontrado el camino de la libertad. No es de extrañar que el Señor dijera: ‘Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir’ (Juan 16:12-13). El Señor Jesús nos dijo hace mucho que tenía más palabras que expresar en los últimos días y que Él nos guiaría para entrar en todas las verdades. Las palabras de Dios Todopoderoso tienen autoridad y poder, han revelado todas las verdades y misterios que siempre quise comprender pero no podía y me han convencido plenamente. ¡Por fin he encontrado el camino para entrar en el reino de los cielos!”. Las dos hermanas asintieron felices.

Entonces dije con entusiasmo: “Esta es la voz del Señor. ¡Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado! Algo que he deseado durante mucho tiempo ha sucedido al fin, ¡tengo tanta suerte! ¡Estoy tan bendecido! Cuando nació el Señor Jesús, Simeón sintió una alegría increíble al ver al niño Jesús, que solo tenía ocho días. Al poder darle la bienvenida al regreso del Señor y escuchar las propias declaraciones de Dios en vida, soy incluso más afortunado de lo que fue Simeón, ¡le estoy tan agradecido al Señor!”. Mientras hablaba, me invadió la emoción y derramé sentidas lágrimas. Me arrodillé en el suelo para orar a Dios, pero estaba llorando tanto que no podía hablar; las hermanas también lloraron conmigo, conmovidas.

La angustia que me había asolado durante tantos años finalmente encontró su resolución en las palabras de Dios Todopoderoso. Pensé en cómo había buscado por todas partes, sin encontrar nunca el camino de la purificación que me llevaría al reino de los cielos, pero ahora, por fin, lo he encontrado. ¡Sé que esta es la gracia de Dios y mi salvación! Después, al asistir a reuniones y tener comunicación con hermanos y hermanas sobre las palabras de Dios Todopoderoso, llegué a entender cada vez más verdades, y gané algo de comprensión de la voluntad de Dios para salvarnos. Ahora deseo aceptar más del juicio y castigo de las palabras de Dios, experimentar Su obra, librarme poco a poco de mi carácter corrupto y ser purificado. ¡Gracias a Dios!

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

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Dios te habla | Dios mismo, el único (III) La autoridad de Dios (II) Parte 6

Dios te habla | Dios mismo, el único (III) La autoridad de Dios (II) Parte 6

Las palabras de Dios del vídeo son del libro “La Palabra manifestada en carne”. El contenido del vídeo: 4.

Ven bajo el dominio del Creador y afronta la muerte con tranquilidad 5.

Las búsquedas y los logros de Job en la vida le permiten afrontar la muerte con calma 6.

Sólo aceptando la soberanía del Creador puede uno regresar a Su lado No pierdas la oportunidad de conocer la soberanía del Creador

También pasamos al tema del único Dios. Sobre este tema, hablé dos veces dos veces: la primera es sobre la autoridad de Dios y la segunda es sobre la justicia de Dios. Después de escuchar estas dos partes, ¿tiene alguna nueva comprensión de la identidad de Dios, el estado de Dios y la esencia de Dios? ¿Esta comprensión te ayuda a tener una comprensión y autenticidad más sustanciales de la verdadera existencia de Dios? Hoy estoy aquí sobre el tema de la “autoridad de Dios”.

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XI Palabras clásicas sobre la entrada en la realidad de la verdad

(II) Palabras sobre orar y adorar a Dios

11. La oración no es un tipo de ritual; es una verdadera comunión entre las personas y Dios y conlleva un significado profundo. A partir de las oraciones de las personas podemos ver que están sirviendo a Dios directamente; si consideras a la oración como un ritual, ciertamente no servirás bien a Dios. Si tus oraciones no son serias o sinceras, puede decirse que, desde el punto de vista de Dios, no existes como persona; si ese es el caso, ¿cómo puedes hacer que el Espíritu Santo obre en ti? El resultado será que, después de trabajar durante un tiempo, quedarás exhausto. De ahora en adelante, sin la oración, no podrás trabajar. Es la oración la que produce el trabajo y la que produce el servicio. Si eres una persona que funge como líder y sirve a Dios, pero nunca te has entregado a la oración o nunca has sido serio en tus oraciones, entonces la manera en la que sirves terminará haciéndote fracasar. […] Si puedes ir a menudo ante la presencia de Dios y puedes orarle con frecuencia, esto demuestra que tratas a Dios como Dios. Si descuidas a menudo la oración y, en cambio, haces cosas por tu cuenta y a Sus espaldas, entonces no sirves a Dios; más bien, simplemente estás haciéndote cargo de tus propios asuntos. Por tanto, ¿no serás condenado? Visto desde fuera, no parecerá que hayas hecho nada perturbador ni que hayas cometido blasfemia contra Dios, sino que estás haciéndote cargo de tus cosas. ¿Acaso no estás provocando una interrupción al hacer esto? Aunque, a primera vista, parece como si no estuvieras haciéndolo, en esencia, te estás resistiendo a Dios.

de ‘El significado y la práctica de la oración’ en “Registros de las pláticas de Cristo

12. Después de que creara a los hombres y les diera espíritus, Dios les ordenó que si no lo invocaban, no serían capaces de conectar con Su Espíritu y, por tanto, la “estación satélite” del cielo no se recibiría en la tierra. Cuando Dios ya no está en el espíritu de las personas hay un sitio libre para otras cosas, y así es como Satanás aprovecha la oportunidad de entrar. Cuando las personas contactan a Dios con el corazón, Satanás entra inmediatamente en pánico y se apresura a escapar. A través del clamor de la humanidad, Dios les da a las personas lo que necesitan, pero Él no “reside” en ellas al principio. Él les brinda ayuda de continuo a causa de su clamor, y las personas obtienen resistencia de esa fuerza interna de forma que Satanás no se atreve a venir aquí a “jugar” como se le antoje. De este modo, si las personas conectan continuamente con el Espíritu de Dios, Satanás no se atreve a venir a interrumpir. Sin la interrupción de Satanás, la vida de todas las personas es normal y Dios tiene la oportunidad de obrar en ellas sin obstrucciones. De esta manera, lo que Dios quiere hacer puede lograrse a través de los seres humanos

de ‘Capítulo 17’ de Interpretaciones de los misterios de las palabras de Dios al universo entero en “La Palabra manifestada en carne”

13.

(Pasaje selecto de la Palabra de Dios)

Acerca de la práctica de la oración

Vosotros no prestáis atención a la oración en vuestra vida diaria. Las personas siempre han pasado por alto la oración. En sus oraciones anteriores sólo lo estaban haciendo de una forma superficial, a manera de juego, y nadie nunca le ha dado completamente su corazón ante Dios y ha orado verdaderamente a Dios. Las personas sólo oran a Dios cuando algo les pasa. Durante todo este tiempo, ¿alguna vez has orado verdaderamente a Dios? ¿Alguna vez has derramado lágrimas de dolor delante de Dios? ¿Alguna vez has llegado a conocerte delante de Dios? ¿Alguna vez has tenido una oración íntima con Dios? La oración se practica gradualmente: si por lo general no oras en casa, entonces no vas a tener manera de orar en la iglesia, y si por lo general no oras durante las pequeñas reuniones, entonces no vas a ser capaz de orar durante las grandes reuniones. Si normalmente no te acercas a Dios ni meditas en Sus palabras, entonces no vas a tener nada que decir cuando sea hora de orar, e incluso si oras, sólo estarás orando de boca para afuera; no vas a estar orando verdaderamente.

¿Qué significa orar realmente? Quiere decir hablar con Dios las palabras que están dentro de tu corazón y tener comunión con Dios después de que comprendiste Su voluntad, basándote en Sus palabras; quiere decir sentirte particularmente cerca de Dios, sentir que Él está enfrente de ti y que tienes algo que decirle; y quiere decir estar especialmente radiante dentro de tu corazón y sentir que Dios es especialmente precioso. Te sentirás especialmente inspirado y, después de escuchar tus palabras, los hermanos y hermanas se sentirán complacidos, sentirán que las palabras que hablas son las que están dentro de sus corazones, las que quieren pronunciar, y que lo que dices representa lo que ellos quieren decir. Esto es lo que significa orar verdaderamente. Después de que has orado verdaderamente, te sentirás en paz y complacido en tu corazón; la fuerza para amar a Dios crecerá y sentirás que nada en toda tu vida es más valioso o significativo que amar a Dios, y todo esto probará que tus oraciones han sido efectivas. ¿Alguna vez has orado de esta manera?

¿Y qué hay en cuanto al contenido de las oraciones? Debes orar, paso a paso, de acuerdo a tu verdadero estado y a aquello que será hecho por el Espíritu Santo, y debes hablar con Dios de acuerdo con la voluntad de Dios y Sus exigencias para el hombre. Cuando comiences a practicar tus oraciones, primero entrégale tu corazón a Dios. No intentes entender la voluntad de Dios; sólo trata de decirle a Dios las palabras que están dentro de tu corazón. Cuando te presentes delante de Dios, habla así: “¡Oh Dios! Sólo hoy me doy cuenta de que solía desobedecerte. Soy realmente corrupto y despreciable. Antes, estaba perdiendo el tiempo; a partir de hoy, voy a vivir para Ti, voy a vivir una vida que tenga sentido y voy a satisfacer Tu voluntad. Quisiera que Tu Espíritu siempre obrara en mi interior y que siempre me iluminara y me esclareciera, para que pueda dar un testimonio fuerte y rotundo delante de Ti, permitiendo que Satanás vea Tu gloria, Tu testimonio y la prueba de Tu triunfo dentro de nosotros”. Cuando ores de esta manera, tu corazón será completamente liberado, y después de haber orado así, tu corazón estará más cerca de Dios, y al orar con frecuencia de esta manera, el Espíritu Santo inevitablemente obrará dentro de ti. Si siempre clamas a Dios de esta manera, y tomas tu determinación delante de Dios, llegará el día en que tu determinación pueda ser aceptada delante de Dios, cuando Él reciba tu corazón y todo tu ser, y finalmente Dios te hará perfecto. La oración es de suma importancia para vosotros. Cuando oras, recibes la obra del Espíritu Santo, Dios toca así tu corazón y surge la fuerza del amor por Dios dentro de ti. Si no oras con el corazón, si no abres tu corazón para tener comunión con Dios, entonces Dios no va a tener forma de obrar en ti. Si, habiendo orado, has dicho todas las palabras que están dentro de tu corazón y el Espíritu de Dios no ha obrado, si no te sientes inspirado en tu interior, entonces esto demuestra que tu corazón no es sincero, que tus palabras no son ciertas y que siguen siendo impuras. Si, habiendo orado, te sientes complacido, entonces Dios ha aceptado tus oraciones y el Espíritu de Dios ha obrado dentro de ti. Como alguien que sirve delante de Dios, no puedes estar sin orar. Si verdaderamente ves la comunión con Dios como algo significativo y valioso, ¿podrías abandonar la oración? Nadie puede estar sin comunión con Dios. Sin la oración, vives en la carne, vives en la esclavitud de Satanás; sin la oración verdadera, vives bajo la influencia de la oscuridad. Espero que los hermanos y hermanas puedan orar verdaderamente todos y cada uno de los días. Sin embargo, esto no es observancia de la doctrina, sino un efecto que se debe lograr. ¿Estás dispuesto a renunciar a un poco de sueño y gratificación haciendo oraciones matutinas al amanecer y después disfrutar de las palabras de Dios? Si oras, comes y bebes las palabras de Dios de esta manera, con un corazón puro, entonces Dios te aceptará más. Si lo haces cada día, si practicas darle tu corazón a Dios cada día y tienes comunión con Él, entonces tu conocimiento de Dios seguro aumentará y estarás mejor capacitado para captar la voluntad de Dios. Debes decir: “¡Oh Dios! Quiero cumplir mi deber. Con el fin de que Tú seas glorificado en nosotros, y de que puedas disfrutar del testimonio en nosotros, este grupo de personas, no puedo sino consagrarte todo mi ser. Te suplico que obres dentro de nosotros para que yo pueda amarte y satisfacerte verdaderamente y convertirte en el objeto de mi búsqueda”. Cuando tengas esta carga, con toda seguridad Dios te perfeccionará; no sólo oras por tu bien sino también por el bien de llevar a cabo la voluntad de Dios y por el bien de amarlo a Él. Esa es la clase de oración más verdadera. ¿Oras con el propósito de llevar a cabo la voluntad de Dios?

Antes, no sabíais cómo orar y pasabais por alto la oración; hoy, debéis hacer vuestro mejor esfuerzo por entrenaros a orar. Si no puedes reunir las fuerzas dentro de ti para amar a Dios, entonces ¿cómo puedes orar? Debes decir: “¡Oh Dios! Mi corazón es incapaz de amarte verdaderamente, quiero amarte pero me hace falta la fuerza. ¿Qué debo hacer? Quiero que Tú abras los ojos de mi espíritu, quiero que Tu Espíritu toque mi corazón para que delante de Ti sea despojado de todos los estados pasivos y que ninguna persona, cuestión o cosa me restrinja; pongo al descubierto completamente mi corazón delante de Ti para que todo mi ser se consagre delante de Ti y me puedas probar como quieras. Ahora bien, no pienso en mis perspectivas ni la muerte me limita. Usando mi corazón que te ama, quiero buscar el camino de la vida. Todas las cosas y todos los eventos están en Tus manos, mi destino está en Tus manos y, además, mi vida es controlada por Tus manos. Ahora, busco amar a Ti e, independientemente de si me dejas amarte, independientemente de cómo interfiera Satanás, estoy decidido a amarte”. Cuando te encuentras con esto, oras de esta manera. Si lo haces así todos los días, la fuerza para amar a Dios crecerá poco a poco.

¿Cómo se puede entrar en la oración verdadera?

Mientras oras, tu corazón debe estar en paz delante de Dios y debe ser sincero. Estás realmente teniendo comunión y orando con Dios; no debes engañar a Dios usando palabras elegantes. La oración se debe centrar en torno a aquello que Dios quiere completar hoy. Pídele a Dios que te ilumine y te esclarezca más, y lleva tu estado actual y tus problemas delante de Él para que ores y tomes una resolución ante Dios. Orar no es seguir un procedimiento sino buscar a Dios usando tu corazón sincero. Pide que Dios proteja tu corazón, capacitándolo para que con frecuencia esté en paz delante de Dios, capacitándote para que te conozcas y te desprecies y te abandones en el ambiente que Dios ha puesto para ti, permitiéndote así tener una relación normal con Dios y haciendo de ti alguien que verdaderamente ama a Dios.

¿Cuál es el significado de la oración?

La oración es una de las formas en las que el hombre coopera con Dios, es un modo por medio del cual el hombre invoca a Dios y es el proceso por medio del cual el Espíritu de Dios toca al hombre. Se puede decir que los que están sin oración son muertos que no tienen espíritu, lo que prueba que les hacen falta las facultades para que Dios los toque. Sin la oración, las personas no pueden alcanzar una vida espiritual normal, mucho menos seguir la obra del Espíritu Santo; sin la oración, rompen su relación con Dios y no pueden recibir la aprobación de Dios. Siendo que eres alguien que cree en Dios, entre más ores, más te toca Dios. Esas personas tienen una mayor determinación y pueden recibir más la iluminación más reciente de Dios; como resultado, el Espíritu Santo puede perfeccionar sólo a personas como estas tan pronto como sea posible.

¿Cuál es el efecto que se debe lograr por la oración?

Las personas pueden llevar a cabo la práctica de la oración y comprender el significado de la oración, pero el efecto que la oración debe lograr no es nada sencillo. La oración no es un proceso de pasar por las formalidades, de seguir un procedimiento o de recitar las palabras de Dios, es decir, la oración no implica repetir palabras como un perico y copiarles a los demás. En la oración, le debes dar tu corazón a Dios, compartiendo con Dios las palabras que están en tu corazón para que Él te pueda tocar. Si las oraciones han de ser efectivas, entonces se deben basar en la lectura de las palabras de Dios. Sólo orando en medio de las palabras de Dios se podrá recibir más esclarecimiento e iluminación. Una oración verdadera se demuestra cuando se tiene un corazón que anhela las exigencias que Dios le hace y se está dispuesto a cumplir estas exigencias; se podrá odiar todo lo que Dios odia y sobre esta base se tendrá conocimiento, se conocerá y se tendrá claras las verdades que Dios explica. Tener la determinación, la fe, el conocimiento y un camino por el cual practicar después de orar, sólo esto es orar verdaderamente y sólo la oración como esta puede ser efectiva. Sin embargo, la oración se debe construir sobre el fundamento del disfrute de las palabras de Dios y teniendo comunión con Dios en Sus palabras, y el corazón puede buscar a Dios y estar en paz ante Dios. Esa oración ya ha alcanzado el punto de la comunión verdadera con Dios.

Conocimiento básico acerca de la oración:

1. No digas a ciegas lo que venga a tu mente. En tu corazón debe haber una carga; es decir, debes tener un objetivo cuando ores.

2. Tus oraciones deben contener las palabras de Dios; se deben basar en las palabras de Dios.

3. Al orar, no puedes volver a lo mismo una y otra vez; no debes traer a colación cosas obsoletas. Especialmente te debes entrenar en hablar las palabras actuales del Espíritu Santo; sólo entonces podrás hacer una conexión con Dios.

4. La oración grupal se debe centrar alrededor de un núcleo, que debe ser la obra del Espíritu Santo hoy.

5. Todas las personas deben aprender cómo orar por los demás. En las palabras de Dios, deben encontrar la porción por la que quieren orar, sobre la que tengan una carga y por la cual deban orar con frecuencia. Esta es una manifestación del cuidado que se tiene de la voluntad de Dios.

La vida de oración personal se basa en entender el significado de la oración y el conocimiento básico de la oración. El hombre a menudo debe orar por sus deficiencias en su vida diaria y debe orar sobre el fundamento del conocimiento de las palabras de Dios con el propósito de lograr los cambios en su carácter de vida. Todos deben establecer su propia vida de oración, deben orar por el conocimiento que se basa en las palabras de Dios, deben orar con el fin de buscar el conocimiento de la obra de Dios. Pon tus circunstancias presentes delante de Dios y sé pragmático y no prestes atención al método; la clave es lograr un conocimiento verdadero y experimentar realmente las palabras de Dios. Cualquiera que busque la entrada a la vida espiritual debe ser capaz de orar de múltiples maneras. Orar en silencio, ponderar las palabras de Dios, llegar a conocer la obra de Dios, etc., esta obra orientada de comunión tiene el propósito de lograr la entrada a la vida espiritual normal, mejorando cada vez más tu propia condición ante Dios y produciendo un progreso cada vez mayor en tu vida. En resumen, todo lo que hagas —ya sea comer y beber las palabras de Dios u orar en silencio o declarar en voz alta— es con el fin de ver claramente las palabras de Dios y Su obra y aquello que Él desea lograr en ti. Lo que es más importante, es con el objetivo de alcanzar los estándares que Dios exige y llevar tu vida al siguiente nivel. El estándar más bajo que Dios exige de las personas es que le puedan abrir sus corazones. Si el hombre le da a Dios su corazón sincero y le dice lo que realmente hay dentro de su corazón, entonces Dios estará dispuesto a obrar en el hombre; Dios no quiere el corazón torcido del hombre sino su corazón puro y honesto. Si el hombre no le dice a Dios lo que de verdad hay en su corazón, entonces Dios no toca el corazón del hombre ni obra dentro de él. Por lo tanto, lo más crucial acerca de la oración es decirle a Dios las palabras de tu auténtico corazón, hablarle a Dios de tus defectos o de tu carácter rebelde y abrirte completamente a Él. Sólo entonces Dios estará interesado en tus oraciones; si no, Él ocultará Su rostro de ti. El criterio mínimo para la oración es que puedas guardar tu corazón en paz ante Dios y que no se aparte de Él. Tal vez, durante este periodo, no has obtenido una visión más nueva o más alta, pero debes usar la oración para mantener las cosas como están; no puedes retroceder. Esto es lo mínimo que debes alcanzar. Si no puedes lograr ni siquiera esto, entonces esto prueba que tu vida espiritual no ha entrado en la senda correcta; como resultado, no podrás aferrarte a tu visión original y serás despojado de la fe en Dios y por consiguiente tu determinación desaparecerá. Lo que marca tu entrada en la vida espiritual es si tus oraciones han entrado o no en la senda correcta. Todas las personas deben entrar en esta realidad, todas deben hacer la obra de entrenarse de manera consciente en la oración, no esperando con pasividad sino buscando conscientemente que el Espíritu Santo las toque. Sólo entonces serán personas que efectivamente buscan a Dios.

Cuando comiences a orar, debes ser realista, y no intentes hacer demasiado; no puedes hacer demandas extravagantes esperando que tan pronto como abras tu boca el Espíritu Santo te tocará, te esclarecerá, te iluminará y te concederá mucha gracia. Eso es imposible, Dios no hace cosas sobrenaturales. Dios lleva a término las oraciones de las personas en Su propio tiempo y a veces prueba tu fe para ver si eres leal delante de Él. Cuando oras, debes tener fe, perseverancia y determinación. Cuando comienzan a entrenarse en la oración, la mayoría de las personas no sienten que el Espíritu Santo las haya tocado y se desaniman. ¡Esto no puede ser! Debes ser persistente, te debes enfocar en sentir el toque del Espíritu Santo y en buscar y explorar. A veces, la senda por la que actúas es la equivocada; a veces, tus motivaciones y conceptos no pueden permanecer firmes ante Dios y por eso el Espíritu de Dios no te conmueve; también hay veces en las que Dios se fija en si eres leal o no. En resumen, debes dedicar más esfuerzo a entrenarte. Si descubres que la senda sobre la que actúas está desviada, puedes cambiar la forma en la que oras. Con tal de que verdaderamente busques y anheles recibir, entonces el Espíritu Santo con toda seguridad te llevará a esta realidad. A veces oras con un corazón sincero, pero no sientes que hayas sido tocado de manera especial. En momentos como estos, debes confiar en tu fe y en que Dios observa tus oraciones; debes perseverar en tus oraciones.

Debes ser honesto y debes orar con el fin de deshacerte de la astucia que hay en tu corazón. A medida que uses la oración para purificarte siempre que lo necesites, y la uses para que el Espíritu de Dios te toque, tu carácter cambiará gradualmente. La verdadera vida espiritual es una vida de oración y es una vida que el Espíritu Santo toca. El proceso de ser tocado por el Espíritu Santo es el proceso de cambiar el carácter del hombre. Una vida que no ha sido tocada por el Espíritu Santo no es una vida espiritual, sigue siendo un ritual religioso; sólo aquellas a quienes el Espíritu Santo toca con frecuencia, y que el Espíritu Santo ha esclarecido e iluminado, son las personas que han entrado en la vida espiritual. El carácter del hombre cambia constantemente cuando ora, y entre más es movido por el Espíritu de Dios, más proactivo y obediente será. Así también, su corazón será purificado poco a poco y después de esto su carácter cambiará gradualmente. Ese es el efecto de la oración verdadera.

de “La Palabra manifestada en carne”

14. Aunque cuando las personas se arrodillan para orar hablan a Dios en un reino intangible, debes entender claramente que sus oraciones son también una especie de conducto a través del cual pueden recibir la obra del Espíritu Santo. Cuando las personas oran y buscan mientras se encuentran en el estado correcto, el Espíritu Santo también obra al mismo tiempo. Esta es una especie de cooperación armoniosa entre Dios y la humanidad desde dos perspectivas diferentes; en otras palabras, es Dios ayudando a las personas a lidiar con ciertos asuntos. Este es un tipo de cooperación por parte de los humanos cuando van ante Dios; también es un tipo de método a través del cual Dios salva y purifica a las personas. Además, es la senda para la entrada apropiada de las personas a la vida y no es un tipo de ceremonia. La oración no consiste simplemente en estimular el entusiasmo de las personas; si eso fuera todo, bastaría con actuar por inercia y gritar algunos eslóganes y no habría necesidad de pedir nada ni de adorar, ni de tener piedad. ¡El significado de la oración es muy profundo! Si oras con frecuencia y si sabes cómo hacerlo –y oras a menudo de forma sumisa y razonable– entonces tu estado interno será siempre apropiado. Si frecuentemente expresas esos eslóganes al orar sin tener una carga y sin reflexionar sobre si lo que dices en oración es razonable, cuáles de tus palabras son inadmisibles y qué forma de hablar no es verdadera adoración, y si nunca te tomas en serio estos asuntos, entonces tus oraciones no tendrán éxito y siempre tendrás un estado interno anormal; nunca ahondarás en las lecciones de qué es la razón normal, la sumisión verdadera, la verdadera adoración, y dónde deberías estar en la oración. Todos estos asuntos son sutiles.

de ‘El significado y la práctica de la oración’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

15. Tus oraciones a Dios carecen de razón con demasiada frecuencia; siempre oras con el siguiente tono: “¡Oh, Dios! Como me has permitido llevar a cabo este deber, debes hacer que todo lo que yo haga sea adecuado para que Tu obra no sea interrumpida y que los intereses de la familia de Dios no sufran pérdidas. Debes protegerme…”. Esta oración es verdaderamente irracional ¿no es así? […] Observa las oraciones del Señor Jesús (aunque Sus oraciones no se mencionan aquí para hacer que las personas se apropien de Su lugar o posición): en el Huerto de Getsemaní Él oró “Si es posible…”. Es decir, “si puede hacerse”. Esto se dijo en un diálogo; Él no dijo: “Te imploro”. Con un corazón sumiso y en un estado de sumisión, oró: “Si es posible, pase de Mí esta copa; pero no sea como Yo quiero, sino como Tú quieres” (Mateo 26:39). Él oró así las primeras dos veces y, la tercera, oró: “Que se haga Tu voluntad”. Habiendo comprendido las intenciones de Dios Padre, dijo: “Que se haga Tu voluntad”. Él fue capaz de someterse por completo sin tomar absolutamente ninguna decisión personal. Él dijo: “Si es posible, pase de Mí esta copa”. ¿Qué significaba eso? Oró de esta forma porque pensaba en el enorme sufrimiento de desangrarse en la cruz hasta Su último hálito de vida –y esto aludía al tema de la muerte– y porque Él todavía no había comprendido por completo las intenciones de Dios Padre. Dado que pudo orar de esa forma a pesar de pensar en el sufrimiento de la crucifixión, Él fue, ciertamente, muy sumiso. Su modo de orar fue normal; no propuso ninguna condición en Su oración y tampoco dijo que la copa debía eliminarse. Más bien, su propósito era buscar las intenciones de Dios en una situación que Él no entendía. La primera vez que Él oró, Él no entendía por completo las intenciones de Dios Padre, y dijo: “Si es posible… pero sea como Tú quieras”. Él oró a Dios en un estado de sumisión. La segunda vez, oró de la misma forma. En total, oró tres veces (por supuesto, estas tres oraciones no se produjeron simplemente en tres días), y, en Su oración final, entendió completamente las intenciones de Dios, después de lo cual ya no imploró nada más. En Sus dos primeras oraciones, Él buscó en un estado de sumisión. Sin embargo, simplemente, las personas no oran así. En sus oraciones, las personas dicen: “Dios, te ruego que hagas esto y aquello, y te ruego que me guíes en esto y aquello, y te imploro que prepares condiciones para mí…”. Quizás Él no preparará condiciones adecuadas para ti y permitirá que sufras dificultades. Si las personas dijeran siempre: “Dios, te pido que hagas preparativos para mí y me des fuerzas”, ¡la oración sería verdaderamente inadmisible! Debes ser razonable cuando ores y debes hacerlo bajo la premisa de que estás sometiéndote. No limites tus oraciones. Antes de que comiences siquiera a orar, ya te estás limitando de esa manera: Debo implorar a Dios y hacer que haga tal y tal cosa. ¡Esta clase de oración es verdaderamente inadmisible!

de ‘El significado y la práctica de la oración’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

16. A veces, cuando estás disfrutando las palabras de Dios, tu espíritu es tocado y sientes que no puedes dejar de amar a Dios, que hay una gran fuerza dentro de ti y que no hay nada que no puedas desechar. Si te sientes así, entonces el Espíritu de Dios te ha tocado y tu corazón se ha vuelto por completo a Dios y vas a orar a Dios y le vas a decir: “¡Oh Dios! Tú realmente nos has predestinado y escogido. Tu gloria me llena de orgullo y para mí es glorioso ser uno de Tu pueblo. Voy a erogar todo y dar todo para cumplir Tu voluntad y te voy a dedicar todos mis años y toda una vida de esfuerzos”. Cuando oras de esta manera, en tu corazón habrá un amor que no tiene fin y una obediencia verdadera hacia Dios. ¿Alguna vez has tenido una experiencia como esta? Si el Espíritu de Dios toca a las personas con frecuencia, entonces están especialmente dispuestas a consagrarse a Dios en sus oraciones: “¡Oh Dios! Quiero contemplar Tu día de gloria y quiero vivir para Ti, nada es más valioso o importante que vivir para Ti y no tengo el más mínimo deseo de vivir para Satanás y la carne. Me levantaste cuando me capacitaste para vivir para Ti hoy”. Cuando hayas orado de esta manera, vas a sentir que no puedes dejar de darle tu corazón a Dios, que debes ganar a Dios y que odiarías morirte sin haber ganado a Dios mientras estás vivo. Después de haber orado tal oración, habrá dentro de ti una fuerza inagotable que no sabrás de dónde proviene; dentro de ti habrá un poder sin límite y tendrás un gran sentimiento de que Dios es maravilloso y que es digno de que lo ames. Así será cuando Dios te haya tocado. Todos los que han tenido esa experiencia es porque Dios los ha tocado. Para aquellos a quienes Dios toca con frecuencia, en sus vidas ocurren los cambios, pueden tomar su resolución, están dispuestos a ganar por completo a Dios, el amor por Dios en sus corazones es más fuerte, sus corazones se han vuelto por completo a Dios, no tienen en cuenta a la familia, el mundo, las complicaciones o su futuro y están dispuestos a dedicarle a Dios una vida de esfuerzos. A todos aquellos a quienes el Espíritu de Dios ha tocado son los que están en busca de la verdad y que tienen la esperanza de que Dios los perfeccione.

de ‘Conoce la nueva obra de Dios y sigue Sus huellas’ en “La Palabra manifestada en carne”

17. Este hombre, Pedro, era de excelente calibre, pero sus circunstancias eran diferentes a las de Pablo. Sus padres me persiguieron, pertenecían a los demonios poseídos por Satanás, y por esta razón no puede decirse que transmitieron el camino a Pedro. Pedro tenía un ingenio agudo, estaba dotado de una inteligencia innata y sus padres lo mimaban profundamente desde la infancia; cuando creció, sin embargo, se convirtió en su enemigo, porque él siempre buscó conocerme y esto lo llevó a darles la espalda. Esto se debió, en primer lugar, a que él creía que los cielos y la tierra y todas las cosas están en las manos del Todopoderoso, y que todas las cosas positivas se originan en Dios y provienen directamente de Él, sin pasar por ningún procesamiento por parte de Satanás. Gracias al ejemplo contrario de sus padres como complemento, fue capaz de reconocer Mi amor y misericordia más fácilmente, encendiendo dentro de él una pasión aún mayor por buscarme. Prestó especial atención no sólo a comer y beber Mis palabras, sino, aún más, a comprender Mis intenciones, y fue constantemente prudente y cauteloso con sus pensamientos, por lo que siempre fue muy sagaz en su espíritu y, por ende, capaz de complacerme en todo lo que hacía. En la vida cotidiana, puso especial atención a integrar las lecciones de quienes habían fracasado en el pasado con el fin de incentivarse a sí mismo a poner mayor esfuerzo, profundamente temeroso de poder caer en las redes del fracaso. También puso especial empeño en asimilar la fe y el amor de todos aquellos que a través de los tiempos habían amado a Dios. De este modo, no sólo en los aspectos negativos, sino mucho más importante, en los aspectos positivos, aceleró el progreso de su crecimiento, hasta que se convirtió, en Mi presencia, en el ser humano que mejor me conoció. Por esta razón, no es difícil imaginar cómo pudo poner en Mis manos todo lo que tenía, dejando de ser dueño de sí mismo, incluso en lo referente a qué comer, cómo vestirse, dónde dormir o dónde alojarse, e hizo de satisfacerme en todas las cosas la base sobre la cual disfrutaba de Mi riqueza. Lo puse a prueba muchas veces –lo cual, por supuesto, lo dejó medio muerto– pero aun en medio de estos cientos de pruebas, ni una sola vez perdió la fe en Mí o se sintió desilusionado de Mí. Incluso cuando dije que ya lo había hecho a un lado, no fue débil de corazón ni cayó en la desesperación, sino que continuó como siempre, cumpliendo con sus principios para amarme de una manera práctica. Cuando le dije que, a pesar de que me amaba, Yo no lo elogiaría, sino que al final lo arrojaría a las manos de Satanás. En medio de estas pruebas, que no llegaron a tocar su carne, sino que fueron pruebas por medio de palabras, él continuó orándome: “¡Oh, Dios! Entre los cielos y la tierra y todas las cosas, ¿hay algún hombre, alguna criatura o alguna cosa que no esté en Tus manos, las del Todopoderoso? Cuando deseas mostrarme Tu compasión, mi corazón se regocija a causa de Tu misericordia; cuando deseas juzgarme, aunque yo pueda ser indigno, siento mucho más aún el misterio profundo de Tus obras, porque estás lleno de autoridad y sabiduría. Aunque mi carne pueda sufrir, soy consolado en mi espíritu; ¿cómo podría yo no ensalzar Tu sabiduría y Tus obras? Incluso si muriese después de llegar a conocerte, siempre estaría listo y dispuesto. ¡Oh, Todopoderoso! ¿Acaso no es porque no deseas que yo te vea? ¿Acaso no es que soy verdaderamente indigno de recibir Tu juicio? ¿Es acaso posible que haya algo en mí que no desees ver?”. En medio de este tipo de pruebas, a pesar de que Pedro no fue capaz de captar Mis intenciones con exactitud, es evidente que él consideraba cuestión de orgullo y gloria personal ser usado por Mí (aunque fuera sólo para recibir Mi juicio para que la humanidad pudiese ver Mi majestad y Mi ira) y se sintió todo, menos abatido, a causa de haber sido sometido a juicio. Por su lealtad en Mi presencia y debido a Mis bendiciones sobre él, se ha convertido en un ejemplo y un modelo para la humanidad durante miles de años. ¿No es este precisamente el ejemplo que deberíais seguir?

de ‘Capítulo 6’ de Las palabras de Dios al universo entero en “La Palabra manifestada en carne”

18. Cuando Dios lo estaba castigando, Pedro oró, “¡Oh Dios! Mi carne es desobediente y Tú me castigas y me juzgas. Me gozo en Tu castigo y en Tu juicio, e incluso si no me quieres, en Tu juicio contemplo Tu justo y santo carácter. Cuando me juzgas para que los demás puedan contemplar Tu justo carácter en Tu juicio, me siento contento. Sólo deseo que Tu carácter pueda mostrarse de modo que todas las creaturas puedan ver Tu carácter justo y yo pueda amarte de una manera más pura a través de Tu juicio y lograr la semejanza de alguien que es justo. Tu juicio como este es bueno porque así es Tu voluntad misericordiosa. Sé que todavía hay mucha rebeldía en mí y que todavía no soy digno de venir delante de Ti. Quiero que me juzgues aún más, ya sea a través de un ambiente hostil o de grandes tribulaciones; no importa qué haces, para mí es precioso. Tu amor es tan profundo y estoy dispuesto a ponerme a merced Tuya sin la más mínima queja”. Este es el conocimiento que Pedro tiene después de haber experimentado la obra de Dios, y también es un testimonio de su amor por Dios.

de ‘Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio’ en “La Palabra manifestada en carne

Nota al pie:

The Bible quotation in this article are translated from AKJV.

La Palabra de Dios | “El suspiro del Todopoderoso” Las palabras del Espíritu Santo

La Palabra de Dios | “El suspiro del Todopoderoso” Las palabras del Espíritu Santo

Hay un gran secreto en tu corazón que nunca has notado, porque vives en un mundo sin luz. El malvado quita tu corazón y tu espíritu; tus ojos están cubiertos por la oscuridad, no puedes ver el sol en el cielo, no puedes ver la estrella centelleante en el cielo nocturno; tus oídos son palabras engañadas Estaba bloqueado, y no se escuchó el sonido del trueno del Señor, ni el sonido del agua que fluía desde arriba del trono. Has perdido todo lo que deberías haber perdido, todo lo que el Todopoderoso te ha dado, y entraste en el mar ilimitado de sufrimiento, sin el poder de rescatar, la esperanza de sobrevivir, pero solo luchando, corriendo … desde ese momento, Estás destinado a ser torturado por el maligno, lejos de la bendición del Todopoderoso, lejos del suministro del Todopoderoso, y emprender un camino sin retorno. Miles de voces dicen que es difícil despertar tu corazón, tu espíritu, y estás durmiendo en manos del maligno, tentado por el maligno para entrar en un estado sin fin, sin dirección, sin señales de tráfico. Desde entonces, has perdido tu inocencia e inocencia al principio, y has comenzado a evitar el cuidado del Todopoderoso. El maligno guía todo en tu corazón y se convierte en tu vida. Ya no tienes miedo de él, ya no lo esquivas o dudas, sino que lo tratas como el dios de tu corazón. Empiezas a adorarlo y adorarlo. Inseparable de él, y le prometió vida y muerte. No tienes idea de dónde vienes, por qué naciste, por qué moriste. Usted considera que el Todopoderoso es extraño, y usted no conoce su origen, ni siquiera lo que le ha hecho. Todo lo que proviene de él es considerado como algo que odias. No sabes apreciarlo, ni sabes su valor. Caminas con el maligno, comenzando el día en que recibes el suministro del Todopoderoso, miles de años de viento y lluvia, te unes con el maligno y juntos “contrarrestas” al Dios que fue la fuente de tu vida, no conozco el arrepentimiento y no me conozco a mí mismo. Es hora de perecer. Has olvidado que el maligno te ha seducido y torturado, y has olvidado tu comienzo. Así que el maligno te ha mutilado paso a paso hasta el día de hoy. Tu corazón y tu espíritu están entumecidos y podridos, y ya no te quejas de los sufrimientos del mundo. Ya no pienses en las injusticias del mundo, ni les importa la existencia del Todopoderoso, porque el maligno ha sido considerado como tu padre biológico y ya no puedes dejarlo, este es el “secreto” en tu corazón.

Cuando amaneció, una estrella de la mañana se iluminó en el este. Era una estrella nunca antes vista. Encendió el cielo estrellado silencioso y encendió las luces apagadas en los corazones de las personas. Esta luz hace que la gente ya no esté sola, te ilumina y lo ilumina a él. Pero solo tú aún duermes en esa noche oscura, no puedes escuchar el sonido, no puedes ver la luz, no puedes detectar la llegada del nuevo cielo, la nueva tierra y la nueva era, porque tu padre te dice: “Hija, no te levantes, es temprano, el clima Hace frío, no salgas, para que no te atraviese un cuchillo y una pistola. “Solo crees en el juguete de tu padre, porque crees que solo el padre tiene razón, porque el padre es mayor que tú y el padre realmente te ama”. Este tipo de ding, tal amor, hace que ya no creas que hay una leyenda brillante en el mundo, ya no te importa si hay verdad en este mundo, ya no esperas la ayuda del Todopoderoso, solo descansa en el status quo, ya no esperas la llegada de la luz, Ya no mires el advenimiento del legendario Todopoderoso. Todas las cosas que son hermosas no pueden revivirse y existir en tus ojos. El mañana humano y el futuro humano desaparecerán y caerán en tus ojos. Agarras con fuerza la camisa de tu padre y estás dispuesto a sufrir con él, temeroso de perder a tu compañero y de perder tu “dirección”. El mundo confuso te ha creado uno tras otro, tenaz, y más bien lleno de los diferentes roles de este mundo, ha creado un “guerrero” tras otro que no tiene miedo a la muerte en absoluto, y ha creado lote tras lote El que está entumecido y que no sabe lo que fue creado, está paralizado. Los ojos del Todopoderoso inspeccionaron a los seres humanos que más habían sufrido, escucharon el lamento de las personas que sufrían, vieron la desvergüenza de las víctimas y sintieron la impotencia y el miedo de los seres humanos que perdieron su salvación. Los seres humanos rechazaron su cuidado de seguir su propio curso, evitando su vista, y preferirían probar la amargura de las profundidades del mar con el enemigo. El suspiro del Todopoderoso ya no es audible, y las manos del Todopoderoso son reacias a tocar a este miserable humano. Recuperado una y otra vez, perdido una y otra vez, y solo repitiendo su trabajo. Desde ese momento, estaba cansado y cansado, y detuvo su trabajo, ya no caminaba entre la gente … Los seres humanos no son conscientes de todos estos cambios, y no son conscientes de la venida y el regreso del Todopoderoso, Él y Él.

Todo en el mundo está cambiando en las mentes del Todopoderoso y bajo los ojos. Las cosas de las que los humanos nunca han oído hablar de repente vienen, y las cosas que los humanos han tenido durante mucho tiempo desaparecerán sin saberlo. Nadie puede detectar el paradero del Todopoderoso, y nadie puede sentir la extraordinaria y grandeza del poder vital del Todopoderoso. Su carácter extraordinario radica en el hecho de que puede sentir lo que los humanos no pueden detectar, y su grandeza radica en que él es el que es rechazado por la humanidad pero salva a la humanidad. Sabía el significado de la vida y la muerte, y sabía más sobre las reglas de supervivencia de los seres humanos creados, era la base de la existencia humana y el redentor de la resurrección humana. Él convertirá el corazón alegre en tristeza, y el corazón triste en felicidad, por su trabajo y por su plan.

Los seres humanos han dejado el suministro de vida del Todopoderoso, y no saben qué es la vida, pero tienen miedo a la muerte, sin confianza ni ayuda, pero aún no están dispuestos a cerrar los ojos, sostener sus cuerpos y mantener el cuerpo inconsciente en este mundo. Estás tan desesperado, también está viviendo sin una meta. Solo el santo en la leyenda salvará a aquellos que gimen de sufrimiento y esperan que él venga. Esta fe está en el inconsciente. La vacilación no se puede realizar, pero la gente todavía lo espera. El Todopoderoso tiene compasión de aquellos que han sufrido profundamente y está cansado de aquellos que no tienen conciencia en absoluto, porque tiene que esperar mucho tiempo para obtener respuestas de la gente. Él está buscando, buscando tu corazón, buscando tu espíritu, dándote agua y comida para que despiertes, ya no tengas sed, ya no tengas hambre. Cuando te sientas cansado, cuando sientas un poco de desolación en este mundo, no te confundas, no llores, Dios Todopoderoso: el observador te abrazará en cualquier momento. Él está esperando a tu lado, esperando tu turno, esperando el día en que de repente recuperes la memoria: sabiendo que saliste de Dios, no sé cuándo te perdiste y no sabes cuándo estabas inconsciente en el camino, y No sé cuándo hay un “padre”, y sé que el Todopoderoso ha estado esperando su regreso allí durante mucho tiempo. Miró desesperado, esperando una respuesta sin una respuesta. Su espera no tiene precio para el corazón humano, para el espíritu humano. Quizás esta espera sea indefinida, o tal vez esta espera haya llegado a su fin, pero debes saber dónde están ahora tu corazón y tu espíritu.

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Película cristiana completa en español | “Reeducación roja en casa” Dios es mi Salvador

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Zheng Yi es cristiano. Cuando se enteró de la brutal persecución del Gobierno del Partido Comunista de China al Relámpago Oriental y de la detención de cristianos mientras trabajaba en Estados Unidos, reflexionó lo siguiente: “El Partido Comunista de China es un partido ateo, un régimen satánico que se opone a Dios al máximo. Bajo la furibunda persecución y represión del Partido Comunista de China, el Relámpago Oriental ha seguido floreciendo cada vez más. Lo más probable es que sea el camino verdadero”. Así pues, investigó el Relámpago Oriental en la página web de la Iglesia de Dios Todopoderoso y descubrió que la palabra de Dios Todopoderoso es la verdad y la voz de Dios. Concluyó que Dios Todopoderoso es el regreso del Señor Jesús, por lo que pronto aceptó Su obra en los últimos días. Cuatro años después, Zheng Yi volvió a China y le transmitió a su hermana, la periodista Zheng Rui, la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días. El padre de Zheng Yi, Zheng Weiguo, es delegado del Departamento de Trabajo del Frente Unido en una ciudad china. Cuando supo que sus hijos creían en Dios Todopoderoso, se opuso rotundamente y empleó reiteradamente los rumores y falacias del Gobierno del Partido Comunista de China para impedirles creer en Dios. Zheng Yi y su hermana debatieron con su padre en muchas ocasiones. ¡Esta guerra espiritual en la familia terminó con el triunfo de la verdad sobre las falacias y de los hechos sobre los rumores! Temeroso del malvado poder del Partido Comunista de China y decidido a conservar su puesto oficial y su sustento, Zheng Weiguo se empeñó en alinearse con el Partido Comunista de China y obligó a sus hijos a renunciar a su fe en Dios Todopoderoso, pero fue en vano. Al final los echó de casa… Zheng Yi y su hermana tomaron la firme decisión de dejar a su familia y seguir a Cristo para predicar y dar testimonio de la aparición y la obra de Dios en los últimos días.

Música cristiana | Dios se encarna para derrotar a Satanás y salvar a la humanidad

Música cristiana | Dios se encarna para derrotar a Satanás y salvar a la humanidad

I
En esta encarnación de Dios en la tierra, Él hace Su obra entre los hombres.
Toda esta obra tiene un propósito: derrotar al diablo Satanás.
Lo derrotará conquistando al hombre, y haciéndoos completos.
Cuando deis resonante testimonio,
también será señal de la derrota de Satanás.
Dios se encarna para derrotar a Satanás y salvar a la humanidad.
Para que Satanás sea derrotado,
primero el hombre ser conquistado, luego completado.
II
Pero en esencia, al derrotarlo, Dios salva al hombre del dolor.
No importa que esta obra se realice en China o por todo el universo,
es para derrotar a Satanás, salvar al mundo,
y que el hombre entre en un lugar de reposo.
Y derrotar al diablo Satanás.
Dios se encarna para derrotar a Satanás y salvar a la humanidad.
La encarnación de Dios en la carne común es para derrotar a Satanás.
La obra del Dios de carne es salvar a los que le aman bajo el cielo.
Es para conquistar a toda la humanidad, y también para derrotar a Satanás.
III
El núcleo de esa obra está ligado a la derrota de Satanás por la salvación.
Dios se encarna para derrotar a Satanás y salvar a la humanidad.
Dios se encarna para vencer a Satanás y salvar a la humanidad,
salvar a la humanidad. Salva a toda la humanidad.
Salva a la humanidad. Salva a toda la humanidad.
De “La Palabra Manifestada En Carne

 

I Palabras clásicas sobre las tres etapas de la obra de Dios para salvar a la humanidad

Palabras de Dios |  (I) Palabras sobre revelar la obra de la Era de la Ley

16. La obra que hizo Jehová en los israelitas estableció en la humanidad el lugar de origen terrenal de Dios, así como el lugar sagrado de Su presencia. Limitó Su obra al pueblo de Israel. Al principio, no obró fuera de Israel, sino que escogió un pueblo que Él consideró apropiado para limitar el alcance de Su obra. Israel es el lugar donde Dios creó a Adán y Eva, y del polvo de aquel lugar Jehová hizo al hombre; este lugar se convirtió en la base de Su obra en la tierra. Los israelitas, descendientes de Noé y de Adán, fueron el fundamento humano de la obra de Jehová en la tierra.

La relevancia, el propósito y las etapas de la obra de Jehová en Israel en este tiempo eran el de iniciar Su obra en la tierra entera, la cual, tomando a Israel como su centro, paulatinamente se fue extendiendo entre las naciones gentiles. Este es el principio según el cual Él obra en todo el universo: el establecimiento de un modelo, seguido por su ampliación hasta que toda la gente en el universo haya recibido Su evangelio. Los primeros israelitas fueron los descendientes de Noé. A estas personas se les dotó solamente del aliento de Jehová y entendían lo suficiente como para ocuparse de las necesidades básicas de la vida, pero no sabían qué clase de Dios era Jehová, ni cuál era Su voluntad para el hombre, mucho menos sabían cómo debían reverenciar al Señor de toda la creación. En cuanto a si había normas o leyes que debían ser obedecidas, o si existía alguna obra que los seres creados debían llevar a cabo para el Creador, los descendientes de Adán nada sabían de tales cosas. Lo único que sabían era que el marido debía sudar y trabajar para mantener a su familia, y que la esposa debía someterse a su marido y perpetuar la raza humana que Jehová había creado. En otras palabras, este pueblo, que tenía solamente el aliento y la vida de Jehová, no sabía nada de cómo seguir las leyes de Dios o cómo satisfacer al Señor de toda la creación. Entendía demasiado poco. Así que aunque no había nada torcido ni deshonesto en sus corazones, y pocas veces surgían los celos o los conflictos entre ellos, no obstante carecían del conocimiento y entendimiento de Jehová, Señor de toda la creación. Estos antepasados del hombre sólo sabían comer y disfrutar las cosas de Jehová, pero no sabían reverenciarlo; no sabían que Jehová es el único a Quien debían adorar postrados. ¿Cómo, entonces, podían ser llamados Sus criaturas? Siendo esto así, las palabras: “Jehová es el Señor de toda la creación” y “Él creó al hombre para que este lo manifestara, lo glorificara y lo representara”, ¿no se habrían pronunciado en vano? ¿Cómo podría un pueblo sin reverencia hacia Jehová convertirse en un testimonio de Su gloria? ¿Cómo podría convertirse en manifestaciones de Su gloria? ¿No se convertirían entonces las palabras de Jehová —“Yo creé al hombre a Mi imagen”— en un arma en las manos de Satanás, el maligno? ¿No se convertirían estas palabras en una señal de humillación sobre la creación de Jehová del hombre? Para poder completar esa etapa de Su obra, después de crear a los hombres, Jehová no les instruyó ni les guio desde el tiempo de Adán hasta el de Noé. Antes bien, no fue hasta que el diluvio destruyó al mundo que Él comenzó a guiar formalmente a los israelitas, quienes eran los descendientes de Noé, así como de Adán. Su obra y Sus palabras en Israel dirigieron a todo el pueblo de Israel mientras transcurrían sus vidas en toda la tierra de Israel y, de esta manera, Jehová mostró a la humanidad que no sólo podía soplar aliento al hombre para que recibiera vida de Él y se levantara del polvo como un ser creado, sino que también podía incinerar a la humanidad, maldecirla y utilizar Su vara para manejarla. Así también vieron que Jehová podía guiar la vida del hombre en la tierra, y hablar y obrar entre los seres humanos conforme a las horas del día y la noche. Hizo esta obra solamente para que Sus criaturas conociesen que el hombre vino del polvo, recogido por Él, y hecho, además, por Él. No sólo eso, sino que la obra que comenzó en Israel se llevó a cabo para que otros pueblos y naciones (que de hecho no eran independientes de Israel, sino ramas de los israelitas y que seguían siendo descendientes de Adán y Eva) pudieran recibir el evangelio de Jehová desde Israel, para que todos los seres creados en el universo pudiesen reverenciar a Jehová y engrandecerlo.

de ‘La obra en la Era de la Ley’ en “La Palabra manifestada en carne”

17. Jehová creó a la humanidad, es decir, creó a los ancestros de la misma: Eva y Adán. Pero no les concedió ningún intelecto ni sabiduría adicionales. Aunque ya estaban viviendo en la tierra, no entendían casi nada. Así pues, la obra de Jehová de crear a la humanidad sólo estaba a medias. No estaba en absoluto completa. Él sólo había formado un modelo de hombre a partir del barro y le había dado Su aliento, pero no le había concedido suficiente determinación para venerarlo. Al principio, el hombre no tenía mentalidad de venerarlo, o temerlo. El hombre sólo sabía cómo escuchar Sus palabras, pero ignoraba el conocimiento básico para la vida sobre la tierra y las reglas apropiadas para la vida. Y así, aunque Jehová creó al hombre y a la mujer y terminó el proyecto de los siete días, de ninguna manera completó la creación del hombre, porque el hombre no era sino una cáscara y le faltaba la realidad de ser un humano. El hombre sólo sabía que fue Jehová quien había creado a la humanidad, pero no tenía idea de cómo guardar Sus palabras y Sus leyes. Por ello, después de la creación de la humanidad, la obra de Jehová estaba lejos de terminarse. Él aún no había guiado por completo a la humanidad para que viniera ante de Él, con el fin de que ella fuese capaz de vivir juntos en la tierra y reverenciarlo, y por consiguiente ella pudiera, con Su guía, entrar en la vía correcta de una vida humana normal en la tierra. Sólo de esta forma se completó del todo la obra que se había llevado a cabo principalmente bajo el nombre de Jehová; esto es, sólo de esta forma concluyó la obra de Jehová de crear el mundo. Y así, como creó a la humanidad, tuvo que guiar su vida en la tierra durante varios miles de años, de forma que esta fuera capaz de guardar Sus decretos y leyes, así como de participar en todas las actividades de una vida humana apropiada sobre la tierra. Sólo entonces se completó del todo la obra de Jehová.

de ‘La visión de la obra de Dios (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”

18. Si Jehová no hubiera comenzado Su obra en Israel, sino que habiendo creado a los hombres, les hubiese permitido llevar vidas despreocupadas en la tierra, en ese caso, debido a la naturaleza física del hombre (una naturaleza que significa que el hombre jamás podrá conocer lo que no puede ver, cosa igual a decir que no sabría que fue Jehová quien creó a la humanidad y, aún menos, sabría por qué lo hizo), jamás conocería que fue Jehová quien creó a la humanidad y que Él es el Señor de toda la creación. Si Jehová hubiera creado al hombre y lo hubiera colocado en la tierra, y simplemente se hubiera sacudido el polvo de las manos y se hubiese ido, en lugar de quedarse entre los hombres para darles guía durante un periodo de tiempo, entonces la humanidad entera hubiese regresado a la nada; incluso el cielo y la tierra y toda la miríada de cosas que Él hizo, así como toda la humanidad, hubiesen regresado a la nada y, además, hubiese sido pisoteada por Satanás. Así, el deseo de Jehová —que “Sobre la tierra, esto es, en medio de Su creación, Él tuviese un lugar donde poner Sus pies, un lugar santo”— habría sido destrozado. Así fue que, después de crear a la humanidad, Él pudo quedarse en medio de ella para guiar sus vidas y hablarles estando entre ellos, todo para realizar Su deseo y cumplir Su plan.

de ‘La obra en la Era de la Ley’ en “La Palabra manifestada en carne”

19. Cuando Dios empezó la obra oficial de Su plan de gestión, estableció muchas regulaciones que el hombre debía seguir. El fin de estas era permitirle llevar la vida normal del ser humano sobre la tierra, una vida normal inseparable de Dios y de Su dirección. Dios le instruyó primero cómo levantar altares, cómo establecerlos. Después de esto, le señaló cómo realizar las ofrendas y estableció cómo debía vivir: a qué debía prestar atención en la vida, qué tenía que cumplir, qué debía hacer y qué no. Lo que Dios estableció para el hombre lo englobaba todo, y con estas costumbres, regulaciones y principios, Él estandarizó el comportamiento de las personas, guió sus vidas, su iniciación a las leyes de Dios, las guió hasta llegar delante del altar de Dios, a tener una vida entre todas las cosas que Él había hecho para el hombre, con orden, regularidad y moderación. En primer lugar, Dios usó estas simples normativas y estos principios para establecer límites para el hombre, de forma que este tuviera una vida normal de adoración a Dios sobre la tierra, la vida normal del hombre; ese es el contenido específico del comienzo de Su plan de gestión de seis mil años. Las regulaciones y normas cubren un contenido muy amplio; son los detalles específicos de la dirección de la humanidad por parte de Dios, durante la Era de la Ley, y tenían que ser aceptadas y honradas por las personas que vivieron antes de la Era de la Ley. Son un registro de la obra llevada a cabo por Dios durante esa época, y son la prueba real del liderazgo de Dios y Su dirección de toda la humanidad.

de ‘La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II’ en “La Palabra manifestada en carne”

20. Durante la Era de la Ley, Jehová estableció muchos mandamientos para que Moisés los promulgase a los israelitas que lo seguían para salir de Egipto. Estos mandamientos fueron dados por Jehová a los israelitas y no guardaban ninguna relación con los egipcios; tenían el propósito de refrenar a los israelitas. Él usó los mandamientos para exigirles. Bien sea que guardaran el día de reposo, que respetaran a sus padres, que no adoraran ídolos y demás, estos eran los principios por los que se les juzgaba como pecaminosos o justos. Entre ellos hubo algunos que fueron consumidos por el fuego de Jehová, otros que fueron apedreados, y algunos que recibieron la bendición de Jehová, todo esto determinado conforme a si obedecían o no estos mandamientos. Quienes no guardasen el día de reposo serían apedreados. Los sacerdotes que no guardasen el día de reposo serían consumidos por el fuego de Jehová. Quienes no mostrasen respeto a sus padres también serían apedreados. Todo esto fue encomendado por Jehová. Él estableció Sus mandamientos y leyes para que, al ser guiado por Él durante su vida, el pueblo escuchara y obedeciera Su palabra, y no se rebelara contra Él. Empleó estas leyes para mantener bajo control a la raza humana recién nacida, para crear las bases para Su obra futura. Así, con base en la obra que hizo Jehová, la primera era fue llamada la Era de la Ley.

de ‘La obra en la Era de la Ley’ en “La Palabra manifestada en carne”

21. Aunque Jehová hizo muchas declaraciones y llevó a cabo mucha obra, Él sólo guio al pueblo de manera positiva, enseñando a esta gente ignorante cómo ser humana, cómo vivir y cómo entender el camino de Jehová. En la mayor parte, la obra que Él llevó a cabo fue provocar que el pueblo observara Su camino y siguiera Sus leyes. Esta obra se llevó a cabo en gente someramente corrompida; no se extendió al punto de transformar su carácter o progreso en la vida. Su único interés era usar leyes para restringir y controlar al pueblo. Para los israelitas de aquel tiempo, Jehová era solamente un Dios en el templo, un Dios en los cielos. Era una columna de nube, una columna de fuego. Lo único que les exigía Jehová era obedecer lo que la gente hoy día conoce como Sus leyes y mandamientos —que incluso se podrían llamar normas— porque lo que Jehová hizo no tenía el propósito de transformarlos, sino de darles más de lo que merecía tener el hombre, e instruirles con Su propia boca, pues después de haber sido creados, los hombres no tenían nada de lo que debían poseer. Así que Jehová le dio al pueblo lo que necesitaba para su vida en la tierra, haciendo que este pueblo que Él había guiado superara a sus antepasados, Adán y Eva, porque lo que Jehová le dio superaba lo que Él había dado a Adán y Eva en el principio. A pesar de eso, la obra que hizo Jehová en Israel fue sólo para guiar a la humanidad y hacer que esta reconociera a su Creador. No la conquistó ni la transformó; simplemente la guio. Este es el resumen de la obra de Jehová en la Era de la Ley. Es el trasfondo, la verdadera historia, la esencia de Su obra en la tierra entera de Israel y el comienzo de Su obra de seis mil años, para mantener a la humanidad bajo el control de la mano de Jehová. De esto nació más obra en Su plan de gestión de seis mil años.

de ‘La obra en la Era de la Ley’ en “La Palabra manifestada en carne

Palabras de Dios | Tener un carácter inalterable es estar en enemistad con Dios

Palabras de Dios | Tener un carácter inalterable es estar en enemistad con Dios

Dios Todopoderoso dice: “El carácter del hombre debe ser cambiado comenzando por el conocimiento de su esencia, y a través de cambios en su pensamiento, su naturaleza y su perspectiva mental, por medio de cambios fundamentales. Sólo así se lograrían cambios verdaderos en el carácter del hombre. El carácter corrupto del hombre proviene de haber sido envenenado y pisoteado por Satanás, del daño atroz que Satanás ha infligido a su pensamiento, su moral, su percepción y su sentido. Es precisamente debido a que estas cosas fundamentales del hombre han sido corrompidas por Satanás, y que son diametralmente distintas a cómo Dios las creó originalmente, que el hombre se opone a Dios y no entiende la verdad. Por ende, los cambios en el carácter del hombre deben comenzar con cambios en su pensamiento, percepción y sentido que cambien su conocimiento de Dios y su conocimiento de la verdad”.

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