¿Cómo distinguir la voz de Dios?

Profecias Bíblicas: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13).

[…] mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos” (Apocalipsis 5:5).

Las palabras relevantes de Dios:

Cmo distinguir la voz de Dios

“Aquel que es la encarnación de Dios tendrá Su esencia, y Aquel que es la encarnación de Dios tendrá Su expresión. Haciéndose carne, Dios traerá la obra que debe hacer, y haciéndose carne expresará lo que Él es; será, asimismo, capaz de traer la verdad al hombre, de concederle la vida, y de mostrarle el camino. La carne que no contiene la esencia de Dios seguramente no es el Dios encarnado; de esto no hay duda. Para investigar si es la carne encarnada de Dios, el hombre debe determinarlo a partir del carácter que Él expresa y de las palabras que Él habla. Es decir, si es o no la carne encarnada de Dios, y si es o no el camino verdadero, debe discernirse a partir de Su esencia. Y así, para determinar si es o no la carne de Dios encarnado, la clave está en prestar atención a Su esencia (Su obra, Sus palabras, Su carácter, y mucho más), en lugar de fijarse en Su apariencia exterior. Si el hombre sólo ve Su apariencia exterior, y pasa por alto Su esencia, demostrará la ignorancia y la ingenuidad del hombre”.

De “Prefacio”

“Sean las palabras habladas por Dios, en su apariencia exterior, claras o incomprensibles, todas ellas son verdades indispensables para el hombre cuando entra en la vida; son la fuente de aguas vivas que le permiten sobrevivir tanto en espíritu como en carne. Proveen lo que el hombre necesita para seguir vivo; el dogma y el credo para conducir su vida cotidiana; la senda, la meta, y la dirección por donde debe pasar a fin de recibir la salvación; toda verdad que él debería poseer como un ser creado delante de Dios y toda verdad sobre cómo obedece y adora el hombre a Dios. Son la garantía que asegura la supervivencia del hombre, el pan diario del hombre, y también el apoyo robusto que le permite ser fuerte y mantenerse en pie. Son ricas en la realidad de la verdad de la humanidad normal tal como la viven los seres humanos creados, ricas en la verdad por la cual los seres humanos se liberan de la corrupción y eluden los lazos de Satanás, ricas en la enseñanza, la exhortación, el aliento y el consuelo diligentes que el Creador da a la humanidad creada. Son el faro que guía y esclarece a los hombres para que comprendan todo lo que es positivo, la garantía que asegura que los hombres vivirán y tomarán posesión de todo lo que es justo y bueno, el criterio por el que personas, acontecimientos y objetos son todos medidos, y también el indicador de navegación que lleva a los hombres hacia la salvación y la senda de la luz. Sólo en la experiencia práctica de las palabras de Dios se le provee al hombre la verdad y la vida; sólo aquí llega a entender lo que es la humanidad normal, lo que es una vida con sentido, lo que es un ser creado genuino, lo que es la obediencia real a Dios; sólo aquí llega a entender cómo debería preocuparse por Dios, cómo cumplir con la obligación de un ser creado, y cómo poseer la semejanza de un hombre real; sólo aquí llega a comprender lo que quieren decir fe y adoración genuinas; sólo aquí entiende quién es el Soberano de los cielos y la tierra y de todas las cosas; sólo aquí llega a comprender los medios por los cuales Aquel que es el Señor de toda creación gobierna, dirige, y provee para la creación; y sólo aquí llega a entender y comprender los medios por los cuales Aquel que es el Señor de toda la creación existe, se manifiesta, y obra… Separado de la experiencia real de las palabras deDios, el hombre no tiene un conocimiento real o una perspectiva de Sus palabras y de la verdad. Ese hombre es rotundamente un cadáver viviente, una concha cerrada, y todo conocimiento relativo al Creador no tiene absolutamente nada que ver con él. A los ojos de Dios, tal hombre nunca ha creído en Él ni lo ha seguido nunca, y por tanto Dios no lo reconoce como creyente en Él ni como Su seguidor, mucho menos un ser creado genuino”.

De “Conocer a Dios es el camino hacia el temer a Dios y apartarse del mal”

“Conocer a Dios debe hacerse a través de la lectura y la comprensión de la palabra de Dios. Algunas personas dicen: ‘Yo no he visto a Dios encarnado; así pues, ¿cómo podría conocer a Dios?’. De hecho, la palabra de Dios es una expresión del carácter de Dios. A partir de la palabra de Dios puedes ver el amor y la salvación de Dios hacia la humanidad y Su método para salvarla… Esto se debe a que la palabra de Dios la expresa Dios mismo en lugar de utilizar al hombre para escribirla. Dios la expresa personalmente: Él está expresando Sus propias palabras y Su voz interior. ¿Por qué decimos que son palabras sentidas? Porque se emiten desde lo profundo y expresan Su carácter, Su voluntad, Sus pensamientos, Su amor por la humanidad, Su salvación de la humanidad y las expectativas que tiene de la humanidad… Entre las palabras de Dios se encuentran palabras severas, palabras amables y palabras consideradas, y hay algunas palabras reveladoras que no están alineadas con los deseos humanos. Si sólo te fijas en las palabras reveladoras, sentirás que Dios es bastante estricto. Si sólo te fijas en las palabras amables, parece que Dios no tiene mucha autoridad. Por lo tanto, no debes sacar esto de contexto, sino verlo desde todos los ángulos. Algunas veces Dios habla desde una perspectiva amable y compasiva y las personas ven el amor de Dios por la humanidad; otras, Él habla desde una perspectiva estricta y las personas ven el carácter de Dios que no tolerará ninguna ofensa. El hombre es deplorablemente sucio y no es digno de ver el rostro de Dios o de ir delante de Él. Que ahora las personas puedan ir delante de Dios es, meramente, la gracia de Dios. La sabiduría de Dios puede verse a partir de la forma en la que Él obra y a partir del significado de Su obra. Las personas todavía pueden ver estas cosas en la palabra de Dios, incluso sin tener contacto directo con Él”.

De “Cómo conocer a Dios encarnado”

“Esta vez, Dios viene a hacer la obra no en un cuerpo espiritual, sino en uno muy corriente. No sólo es el cuerpo de la segunda encarnación de Dios, sino también el cuerpo en el que Él regresa. Es una carne muy corriente. En Él, no puedes ver nada que sea diferente de los demás, pero puedes recibir de Él las verdades que nunca antes has oído. Esta carne insignificante es la personificación de todas las palabras de la verdad de Dios, la que emprende Su obra en los últimos días y una expresión de todo el carácter de Dios para que el hombre lo llegue a conocer. ¿No deseabas enormemente ver al Dios del cielo? ¿No deseabas enormemente entender al Dios del cielo? ¿No deseabas enormemente ver el destino de la humanidad? Él te contará todos estos secretos que ningún hombre ha sido capaz de contarte y Él te hablará incluso de las verdades que no entiendes. Él es tu puerta al reino y tu guía a la nueva era. Una carne tan corriente contiene muchos misterios insondables. Sus hechos pueden ser inescrutables para ti, pero el objetivo de toda la obra que Él realiza es suficiente para que veas que Él no es una simple carne como el hombre cree. Porque Él representa la voluntad de Dios, así como el cuidado mostrado por Dios hacia la humanidad en los últimos días. Aunque no puedes oír las palabras que Él habla, que parecen sacudir los cielos y la tierra, o ver Sus ojos como llamas abrasadoras, y aunque no puedes sentir la disciplina de Su vara de hierro, sí puedes oír de Sus palabras la furia de Dios y saber que Él muestra compasión por la humanidad; puedes ver Su carácter justo y Su sabiduría, y darte cuenta, además, de la preocupación y del cuidado que Él tiene por toda la humanidad”.

De “¿Sabes? Dios ha hecho algo grande entre los hombres”

“Él está muy consciente de la esencia del hombre; puede poner de manifiesto todas las clases de prácticas que pertenecen a todas las clases de personas. Incluso es mejor en poner de manifiesto el carácter corrupto y el comportamiento rebelde humanos. No vive entre las personas mundanas, pero está consciente de la naturaleza de los mortales y de todas las corrupciones de las personas mundanas. Eso es lo que Él es. Aunque no trata con el mundo, conoce las reglas para tratar con el mundo porque entiende completamente la naturaleza humana. Conoce acerca de la obra del Espíritu que los ojos del hombre no pueden ver y que los oídos del hombre no pueden escuchar, tanto del día de hoy como del pasado. Esto incluye una sabiduría que no es una filosofía de vida y una maravilla que a las personas les es difícil entender. Eso es lo que Él es, abierto a las personas pero también escondido de las personas. Lo que Él expresa no es lo que una persona extraordinaria es, sino los atributos y el ser inherentes del Espíritu. No viaja alrededor del mundo pero sabe todo del mismo. Él se pone en contacto con los ‘antropoides’ que no tienen ningún conocimiento o discernimiento, pero expresa palabras que son más elevadas que el conocimiento y que están por encima de los grandes hombres. Vive entre un grupo de personas torpes e insensibles que no tienen humanidad y que no entienden las convenciones humanas y las vidas, pero le puede pedir a la humanidad que viva una humanidad normal al mismo tiempo que pone de manifiesto la humanidad vil y baja del ser humano. Todo esto es lo que Él es, más elevado que cualquier persona de carne y sangre. A Él no le es necesario experimentar una vida social complicada, engorrosa y sórdida para hacer la obra que tiene que hacer y revelar a fondo la esencia de la humanidad corrupta. La vida social sórdida no edifica Su carne. Su obra y palabras sólo revelan la desobediencia del hombre y no le proporcionan al hombre la experiencia y las lecciones para tratar con el mundo. No tiene que investigar la sociedad o la familia del hombre cuando le da al hombre la vida. Exponer y juzgar al hombre no es una expresión de las experiencias de Su carne; es para poner de manifiesto la injusticia del hombre después de conocer por mucho tiempo la desobediencia del hombre y aborrecer la corrupción de la humanidad. Toda la obra que Él hace es para revelar Su carácter al hombre y expresar Su ser. Sólo Él puede hacer esta obra; no es algo que una persona de carne y sangre pueda lograr”.

De “La obra de Dios y la obra del hombre”

“El regreso de Jesús es una gran salvación para aquellos que son capaces de aceptar la verdad, pero para los que son incapaces de hacerlo es una señal de condenación. Debéis elegir vuestro propio camino y no blasfemar contra el Espíritu Santo ni rechazar la verdad. No debéis ser personas ignorantes y arrogantes, sino alguien que obedece la dirección del Espíritu Santo, que anhela y busca la verdad; sólo así os beneficiaréis. Os aconsejo que andéis con cuidado por el camino de la creencia en Dios. No saquéis conclusiones apresuradas; más aún, no seáis despreocupados y descuidados en vuestra creencia en Dios. Deberíais saber que, como mínimo, los que creen en Dios deben ser humildes y reverenciales. Los que han oído la verdad pero la miran con desdén son insensatos e ignorantes. Los que han oído la verdad, pero sacan conclusiones precipitadas o la condenan a la ligera, están asediados por la arrogancia. Nadie que crea en Jesús es apto para maldecir o condenar a otros. Deberíais ser todos racionales y aceptar la verdad. Quizás, habiendo oído el camino de la verdad y leído la palabra de vida, creas que sólo una de cada 10.000 de estas palabras está en sintonía con tus convicciones y con la Biblia, y entonces deberías seguir buscando en esa diezmilésima parte de esas palabras. Sigo aconsejándote que seas humilde, no te confíes demasiado y no te exaltes mucho. Con esta exigua reverencia por Dios en tu corazón, obtendrás mayor luz. Si examinas detenidamente y contemplas repetidamente estas palabras, entenderás si son o no la verdad, y si son o no la vida. Quizás, habiendo leído sólo unas pocas frases, algunas personas condenarán ciegamente estas palabras, diciendo: ‘Esto no es nada más que algún esclarecimiento del Espíritu Santo’, o ‘Este es un falso Cristo que ha venido a engañar a la gente’. ¡Los que dicen tales cosas están cegados por la ignorancia! ¡Entiendes demasiado poco de la obra y de la sabiduría de Dios, y te aconsejo que empieces de nuevo desde cero! No debéis condenar ciegamente las palabras expresadas por Dios debido a la aparición de falsos Cristos durante los últimos días ni ser personas que blasfeman contra el Espíritu Santo, porque teméis al engaño. ¿No sería esto una gran lástima? Si, después de mucho examen, sigues creyendo que estas palabras no son la verdad, noson el camino ni la expresión de Dios, entonces serás castigado en última instancia y te quedarás sin bendiciones. Si no puedes aceptar esa verdad hablada de forma tan llana y clara, ¿no eres indigno entonces de la salvación de Dios? ¿No eres alguien sin la fortuna suficiente como para regresar ante el trono de Dios? ¡Piensa en ello! No seas imprudente e impetuoso, y no trates la creencia en Dios como un juego. Piensa en el bien de tu destino, en el bien de tus perspectivas, en el bien de tu vida, y no juegues contigo mismo. ¿Puedes aceptar estas palabras?”

De “Cuando veas el cuerpo espiritual de Jesús será cuando Dios haya hecho de nuevo el cielo y la tierra”

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

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Una clase diferente de amor

Por Chengxin, Brasil

En 2011, me surgió una oportunidad única de venir a Brasil desde China. Recién llegado, me sentía abrumado por las nuevas y estimulantes experiencias, lleno de curiosidad, y tenía un buen presentimiento sobre el futuro. Pero pasado algún tiempo, aquella nueva y estimulante sensación fue reemplazada rápidamente por la soledad y el dolor de encontrarme en una tierra extraña y lejana. A diario, volvía a casa y comía solo, contemplando las paredes que me rodeaban sin nadie con quien hablar. Me sentía muy solo, y a menudo lloraba en secreto. Justo cuando me sentía más angustiado e indefenso, la guía del Señor Jesús me llevó a una reunión por medio de un amigo. Cuando leía la palabra del Señor, cantaba himnos y oraba en las reuniones, Él consolaba mi corazón solitario. Aprendí de la Biblia que los cielos y la tierra y todas las cosas fueron creados por Dios, y que el hombre también es Su creación. También aprendí que el Señor Jesús fue crucificado para redención de la humanidad, que fue el Señor Jesús quien nos redimió del pecado, y que Él es el único Redentor de la humanidad. Al haber llegado a la presencia de la salvación del Señor, que es lo más grande que existe, me sentí profundamente conmovido y decidido a seguir al Señor el resto de mi vida. Por lo tanto, fui bautizado en Acción de Gracias y me convertí formalmente en cristiano. Ya que me gustaba cantar, sobre todo himnos de alabanza a Dios, tras ser bautizado me involucré activamente en la obra de la iglesia uniéndome al coro. Gracias a la guía y las bendiciones de Dios, viví en paz y felicidad. Cada vez que iba a una reunión o alababa a Dios en adoración, me sentía lleno de energía.

Pero los buenos tiempos no duran para siempre, y cuando me uní a las filas del ministerio de la iglesia, empecé a ver que los hermanos y hermanas de la iglesia aparentaban cuidarse y mirar los unos por los otros y parecían llevarse bien entre ellos, pero en realidad todo lo que decían y hacían era por su propio interés. No querían sufrir ninguna pérdida personal mientras trabajaban en el ministerio de la iglesia, y a menudo intrigaban a espaldas de los demás acerca de quién estaba haciendo más y quién menos. Incluso el pastor era extremadamente soberbio. Trataba a la gente en base a la cuantía de sus donaciones, y mencionaba especialmente las donaciones cada vez que daba un sermón. Cuando el pastor venía a una reunión, el tema que más le preocupaba era si la gente estaba haciendo donaciones o no y cuánto estaban aportando; no quería saber nada sobre las vidas de los hermanos y hermanas. Hablaba de amor, pero nunca le vi desempeñar ninguna acción real. Siempre que un hermano o hermana tenía una dificultad, el pastor no los ayudaba ni los apoyaba. Pero lo que era aún más escandaloso era que además criticaba a la gente y despreciaba a esos hermanos y hermanas impotentes y sin dinero. Me sentí decepcionado cuando presencié esta situación en la iglesia, aunque también confundido: ¿Cómo había cambiado la iglesia hasta convertirse en lo mismo que la sociedad en general? Poco a poco, perdí el amor y la fe que había tenido al principio, y ya no participaba tan activamente cuando iba a la iglesia los domingos. Ni siquiera quería cantar. Aunque iba a la iglesia cada semana, me quedaba fuera tomando café o me echaba una siesta en las bancas. Cuando el sermón terminaba, entregaba una donación y me iba, siempre con un sentimiento de pena e impotencia en mi corazón.

Un domingo de agosto de 2016, conocí a la hermana Li Min en un parque. Venía de Estados Unidos y había sido compañera de clase de las hermanas Gao Xiaoying y Liu Fang. Todos creíamos en el Señor, y nos pusimos a charlar sentados en el césped. Hablamos y hablamos y llegamos al tema de la situación en la iglesia, y les conté todo lo que había visto allí. Cuando terminé de hablar, la hermana Li Min asintió pensativa y dijo: “Hoy en día, no solo tu iglesia se ha vuelto así, todo el mundo religioso ha perdido la obra del Espíritu Santo y ha caído en la oscuridad y la desolación. El Señor Jesús profetizó una vez: ‘Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará’ (Mateo 24:12). Estamos ahora al final de los últimos días, y el desorden es cada vez mayor en la religión. Los pastores y ancianos no acatan los mandamientos del Señor, no practican Su camino y piensan que vivir en pecado de esa manera no es para tanto. Todos sabemos que el florecimiento de la iglesia es un logro de la obra del Espíritu Santo. Ahora, Dios ya ha realizado una nueva obra y la obra del Espíritu Santo se ha trasladado a un grupo de personas que aceptan y obedecen la nueva obra de Dios. Los pastores y ancianos religiosos no guían a los creyentes a buscar e investigar la obra de Dios de los últimos días, sino que se oponen y condenan la nueva obra de Dios difundiendo todo tipo de rumores y falacias para evitar que la gente acuda a Él. Se encuentran con Su odio y rechazo, y así el mundo religioso entero carece de la bendición de Dios, ha perdido completamente la obra del Espíritu Santo y ha sido desechado y eliminado por el Señor. Por lo tanto, la iglesia se vuelve cada vez más desolada y oscura. Es igual que cuando el Señor Jesús se encarnó para realizar Su obra. La obra del Señor Jesús comenzó la Era de la Gracia y puso fin a la Era de la Ley. Aquellos que siguieron al Señor Jesús aceptaron y obedecieron la nueva obra de Dios, obtuvieron la obra del Espíritu Santo, mientras que el Espíritu Santo no obró entre aquellos que no aceptaron al Señor Jesús y permanecieron en el templo. Y así, el templo que una vez estuvo lleno de la gloria de Dios, donde los creyentes lo adoraban, se convirtió en un lugar para hacer negocios y una guarida de ladrones. En otras palabras, hay dos razones que explican la desolación de la iglesia. La primera es que los pastores y ancianos no se adhieren a los mandamientos de Dios ni practican Su palabra, y constantemente cometen pecados y hacen el mal; la segunda razón es que Dios está realizando una nueva obra, porque la obra del Espíritu Santo ha cambiado y la gente no está siguiendo las huellas de Dios. Sin embargo, la voluntad de Dios está detrás de la desolación de la iglesia y existe una verdad que hay que buscar. Mediante la desolación de la iglesia, Dios obliga a todos aquellos que creen en Él con sinceridad en el corazón y están sedientos de la verdad a dejar atrás la religión, para que puedan buscar la obra del Espíritu Santo, seguir las huellas de Dios, entrar en Su presencia y obtener Su presente obra y salvación”.

Después de escuchar a la hermana Li, asentí con la cabeza y dije: “Lo que dices está bien. Sin duda es así. Nunca fui capaz de entender este problema. La iglesia era originalmente un lugar para adorar a Dios, pero ya no hay diferencia entre la iglesia y la sociedad en general. Además, no hay nueva luz en lo que los pastores predican ni gozo en escucharlos, y todo el mundo vive ahora en tinieblas. Ha resultado ser así porque no nos hemos actualizado con la nueva obra de Dios, así que, ¿qué debemos hacer ahora para mantenernos al día con la nueva obra de Dios?” La hermana Li dijo: “El Señor Jesús ha regresado hace mucho tiempo. En los últimos días, Dios se ha encarnado como el Hijo del hombre para expresar la verdad bajo el nombre de Dios Todopoderoso, y así realizar la etapa de la obra de juzgar y purificar a la humanidad. Tenemos que seguir la obra de Dios en los últimos días y aceptar el juicio de la palabra de Dios, y solo entonces podremos obtener la obra del Espíritu Santo”. Cuando oí que el Señor Jesús ya había regresado y estaba realizando la obra de juicio, me quedé asombrado. Pensé: “¿No es el juicio castigar a una persona después de que ha sido declarada pecadora? Dios viene en los últimos días para juzgar a aquellos que no creen en Dios, y nosotros que creemos en el Señor Jesús ya hemos sido absueltos de nuestros pecados y hemos sido bendecidos con la salvación. No necesitamos recibir el juicio de Dios, porque cuando el Señor venga, Él nos elevará directamente al reino celestial. ¿Cómo iba a venir a juzgarnos?”. Con ese pensamiento, le di voz a mi opinión, y en ese momento la hermana Liu Fang dijo: “Hermano, he estado investigando la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días con la hermana Gao durante esta semana. Al leer la palabra de Dios Todopoderoso, hemos reconocido que es la voz de Dios. Dios Todopoderoso es sin duda el Señor Jesús retornado. Lee la palabra de Dios Todopoderoso y entonces lo entenderás. La razón por la cual el Señor Jesús ha regresado para realizar la obra de juicio es porque, aunque los que creemos en el Señor hemos sido perdonados de nuestros pecados, seguimos viviendo siempre en pecado y no podemos librarnos de él. Somos incapaces de librarnos de la esclavitud y el control del pecado, y de verdad necesitamos que Dios exprese la verdad para juzgarnos y purificarnos, para erradicar nuestra naturaleza pecaminosa y nuestro carácter satánico corrupto. La obra de juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días es una obra más nueva y elevada construida sobre la base de la obra redentora del Señor Jesús. Purifica y salva completamente al hombre a través del juicio de la palabra, y conduce a la gente a un destino maravilloso”. Después, comunicaron pacientemente conmigo sobre muchas otras verdades. Pero daba igual lo que me dijeran, era incapaz de aceptar que el Señor había regresado para juzgar a los que creían en Él. Mientras estaba lidiando con este conflicto interno, también me sentía desconcertado: las hermanas Gao y Liu eran creyentes muy piadosas, todo el mundo reconocía su fe y amor por el Señor, así que ¿cómo podían creer que el Señor Jesús regresaba para juzgar a aquellos de nosotros que creíamos en Él, y que además no nos elevaría directamente al reino de los cielos? ¿Podría ser que hubiera algún misterio o verdad en este asunto que yo desconocía?

En mitad de mis pensamientos, la hermana Li Min sacó un libro y me dijo con toda sinceridad: “Hermano, el Señor Jesús dijo: ‘Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos’ (Mateo 5:3). No saques conclusiones precipitadas, ¿de acuerdo? Primero veamos si la palabra de Dios Todopoderoso es la voz de Dios, y si puede proveer para nuestras vidas y purificarnos y salvarnos; entonces sabremos si Dios Todopoderoso es o no el Señor Jesús que regresó. Confío en que las ovejas de Dios oirán la voz de Dios, así que vamos a leer juntos Su palabra”. Me sentí algo reacio y no le contesté. Las tres hermanas se entristecieron un poco al ver mi actitud. La hermana Liu de repente sugirió: “Primero oremos y luego leamos la palabra de Dios”. Las tres hermanas comenzaron a orar y no tuve más remedio que seguirlas. Sin embargo, mientras oraba, apenas podía calmar mi corazón. Aunque no podía oír sobre qué oraban las hermanas, me conmovió la forma en la que se comportaban. Su actitud hacia Dios era muy sincera, y buscaban la voluntad de Dios en todo. Esperaban que yo estudiara la obra de Dios de los últimos días, y esa esperanza también nacía del amor de Dios. Después de orar, la hermana Li me entregó un libro y me dijo con sinceridad: “La mayoría de las preguntas de este libro, Cien preguntas y respuestas sobre la investigación del camino verdadero, se hacen entre personas de todas las denominaciones. Se han escogido algunos pasajes relacionados de la palabra de Dios para responder a cada pregunta. Adelante, echa un vistazo”. No quería coger el libro, pero viendo la sinceridad con la que había hablado, volví a mirar a la hermana Gao y a la hermana Liu, y vi lo mucho que anhelaban que yo estudiara y buscara. Pensé que era muy importante dar la bienvenida a la venida del Señor y que no debía tratar el asunto con desidia. En ese momento, acepté el libro y dije: “De acuerdo, estoy dispuesto a aceptar este libro. No hablemos más de ello hoy. Primero leeré el libro, y luego hablaremos un poco más”.

Al regresar a casa, dejé de lado el libro, mi mente era un remolino. Pensaba sobre lo que había comunicado la hermana Li Min y todo me parecía claro y transparente. Todo lo que había dicho era verdad, pero lo que yo no podía entender era por qué el Señor realizaría la obra de juicio a Su regreso. Lo contemplé con calma, pero aun así no lo entendí. En cuanto al asunto de la segunda venida del Señor, sin embargo, como ya había oído hablar de ella, no podía tomar mis propias decisiones a ciegas y resignarme a mi destino. Pensé que sería una buena idea echar un vistazo al libro y desarrollar un poco de discernimiento. Por lo tanto, pasé seis días leyendo aquel libro de principio a fin. Vi que Dios Todopoderoso había dado a conocer muchas, muchas verdades y misterios de los que nunca había oído hablar y sentí gran sustento al leerlos. También, cuando leí las palabras de Dios Todopoderoso, sentí que había muchas cosas que se decían en el mismo tono que las del Señor Jesús. Las palabras tenían autoridad y poder, como si Dios mismo estuviera hablando. Así que, después de terminar de leer el libro, quise entender mejor de qué trataba la obra de juicio realizada por Dios Todopoderoso, y decidí ir a buscar a la hermana Gao para preguntarle al respecto.

Al día siguiente, fui a casa de la hermana Gao y me encontré por casualidad con algunos de sus amigos. Todos habían aceptado la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días y estaban celebrando una reunión y comunicando entre ellos. Nos saludamos y la hermana Li Min fue al grano al preguntarme: “Hermano, ¿qué nociones sigues teniendo? ¿Qué aspecto de la obra de Dios de los últimos días quieres entender? Podemos comunicar juntos”. Le dije: “Mencionaste que la iglesia se ha vuelto desolada en los últimos días porque la obra del Espíritu Santo ha avanzado. Eso puedo aceptarlo, pero los que creemos en el Señor ya hemos sido absueltos de nuestros pecados y el Señor no nos ve como pecadores. ¿Por qué sigue queriendo Dios realizar la obra de juicio? ¿Podremos ser arrebatados al reino celestial si Dios no realiza esta etapa de Su obra? Cuando Dios juzga a una persona, ¿no está entonces condenada? ¿Debemos ser todos castigados? ¿Cómo podemos ser elevados al reino celestial?”. La hermana Li Min dijo: “En cuanto a las nociones de la mayoría de la gente, las personas a las que juzga el Señor retornado son incrédulos que no creen en Dios. Ellos creen que cuando Dios juzga a alguien, esa persona es entonces condenada y castigada. Creen que los que tienen fe en el Señor han sido absueltos de sus pecados y que cuando venga el Señor, Él los arrebatará directamente al reino celestial y ciertamente no los va a juzgar. Por lo tanto, rechazan aceptar la obra de juicio de Dios en los últimos días. Al hacerlo, malinterpretan completamente la voluntad de Dios y demuestran que no conocen Su obra. En realidad, la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días —la de expresar la verdad y juzgar y purificar al hombre— se realiza precisamente para elevar a los creyentes al reino celestial. Todos sabemos que la Biblia dice: ‘El juicio comience por la casa de Dios’ (1 Pedro 4:17). Esta profecía nos dice claramente que la obra de juicio de Dios en los últimos días comienza primero por la casa de Dios. Es decir, comienza con aquellas personas que creen en Dios con un corazón sincero y aceptan Su obra en los últimos días. Entonces, pensamos que creer en el Señor Jesús significa que no tenemos que aceptar el juicio de Dios, pero este punto de vista es erróneo. En los últimos días, Dios usa Sus palabras para juzgar a todos los que vienen ante Su trono, purifica y salva a esta gente y hace que un grupo de personas se convierta en vencedores antes de que lleguen los desastres. Después, cuando vengan los grandes desastres, Él recompensará a los buenos y castigará a los malvados. Así es como funciona la obra de juicio de Dios en los últimos días. Nadie puede escapar de la obra de juicio de Dios en los últimos días, pero para aquellos que aceptan y obedecen el juicio de Dios, este es purificación, salvación y perfección. En cuanto a aquellos que rechazan y se oponen a la obra de juicio de Dios en los últimos días, aunque puedan esconderse del juicio de la palabra de Dios, al final no pueden escapar del juicio de los grandes desastres. ¡Esto es un hecho! La razón por la que Dios quiere juzgarnos en los últimos días se explica muy claramente en la palabra de Dios Todopoderoso. Leamos juntos un pasaje de las palabras de Dios. Dios Todopoderoso dice: ‘Tú sólo sabes que Jesús descenderá durante los últimos días, pero ¿cómo lo hará exactamente? Un pecador como alguno de vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado o perfeccionado por Dios, ¿puedes ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡tendrías que tener tanta suerte! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Y así, tú, un pecador que acaba de ser redimido, no puedes heredar directamente la herencia de Dios’ (‘Acerca de los apelativos y la identidad’ en “La Palabra manifestada en carne”). Entendemos de la palabra de Dios que creyendo en el Señor Jesús solo se nos perdonan nuestros pecados. Esto no significa que no pequemos, ni que carezcamos de pecado. En realidad, todos vivimos en el círculo vicioso de pecar y confesar, y seguimos necesitando que Dios exprese Su palabra para juzgarnos y purificarnos. Solo cuando seamos purificados seremos aptos para ser arrebatados al reino celestial. Está escrito en la Biblia: ‘Sed santos, porque yo soy santo’ (Levítico 11:44). ‘La santidad, sin la cual nadie verá al Señor’ (Hebreos 12:14). Dios es santo. Las personas contaminadas y corruptas no pueden ver el rostro de Dios y no son aptas para entrar en Su reino. La obra de redención realizada por el Señor Jesús solo nos absolvió de nuestros pecados, pero no de nuestro carácter corrupto y naturaleza pecaminosa. Por lo tanto, nuestro carácter satánico corrupto aún permanece, seguimos siendo arrogantes y engreídos, deshonestos y astutos, egoístas y despreciables, malvados y codiciosos, sentimos aversión a la verdad y disfrutamos de la injusticia. Este carácter corrupto es precisamente la raíz de que pequemos y nos opongamos a Dios. Si no se resuelve, a menudo pecaremos, pelearemos entre nosotros por fama y ganancia, participaremos en disputas por celos, mentiremos y engañaremos, nos exaltaremos y daremos testimonio de nosotros mismos, y otras cosas más. En especial, cuando la obra de Dios no se ajusta a nuestras nociones, seguimos confiando en nuestras nociones e imaginaciones para juzgar, negar y condenar a Dios, y para oponernos a Su obra. ¿Cómo pueden ser elevados al reino celestial los que se oponen a Dios? Él expresa la verdad y realiza la obra de juicio en los últimos días, y Su meta al hacerlo es purificar nuestro carácter satánico corrupto y cumplir nuestro sueño de ser arrebatados al reino celestial. Cuando aceptamos el juicio de Dios, nos liberamos de nuestro carácter corrupto, somos purificados y transformados, entonces estamos calificados para heredar la promesa de Dios y ser guiados por Dios al reino”.

Después de escuchar la comunicación de la hermana y la palabra de Dios Todopoderoso, pensé: “Cuando uno cree en el Señor, se le perdonan los pecados, pero eso no significa que ya no los cometa. ¡Esto es muy cierto! Cuando observo a la gente de la iglesia, desde los pastores y ancianos hasta a los miembros corrientes, incluyéndome a mí, todos vivimos en un estado en el cual cometemos pecados durante el día y los confesamos por la noche, y somos incapaces de escapar de la esclavitud y el control del pecado. Parece que la gente ciertamente no podrá ver el rostro del Señor sin antes ser juzgada y purificada por la palabra de Dios. Planteándolo así, es absolutamente necesario que Dios venga y realice la obra de juicio y purificación del hombre. Antes creía que si uno tenía fe en el Señor Jesús, entonces no tenía que ser juzgado. Pensaba que el Señor vendría a juzgar a los que no creían en Él. Ahora entiendo que esta idea no está de acuerdo con la voluntad de Dios, y que es un malentendido”. En ese momento, la hermana Gao me mostró un video con cánticos y danzas de La Iglesia de Dios Todopoderoso llamado El gozo en la tierra de Canaán: “En la casa de Dios, siento gozo y emoción. Qué suerte, al fin puedo ver a Dios Todopoderoso. Sus palabras guían a la gente en la Era del Reino, me muestran la senda y entiendo el camino que como persona debo tomar. La búsqueda se acabó, mi sueño del reino de los cielos se ha hecho realidad. He sido regado por Dios con el agua viva de vida. Estar cara a cara con Él es un placer sin comparación” (“Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”). Todo en aquel cántico era alegre y conmovedor, me resultó increíblemente inspirador. Noté que los rostros de cada uno de los hermanos y hermanas en el video estaban llenos de felicidad, y no pudimos evitar ponernos a cantar el himno. Empezamos a bailar al ritmo de la música y nuestros corazones se llenaron de alegría. Me di cuenta de que los hermanos y hermanas que tenían la provisión de la palabra de Dios estaban bendecidos y llenos de gozo. Aunque se habían sometido al juicio y castigo de Dios, no tenían ninguna preocupación, sino que estaban liberados, eran libres, alegres y felices. Pensé en cómo habían desaparecido mi fe y entusiasmo por la religión, en que lo único que veía era la desolación y oscuridad en la iglesia. Los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso, por otro lado, estaban llenos de la obra del Espíritu Santo. La luz resplandecía en sus comunicaciones en torno a la verdad, alababan a Dios vigorosamente y daban testimonio de Él con gran entusiasmo y energía. Comparados conmigo, ellos parecían vivir en un mundo completamente diferente. En ese momento, me sentí como un huérfano perdido que había regresado a casa y estaba disfrutando de la calidez del abrazo de su madre. Pensé: “Aquí hay una verdad que buscar. Debo escuchar bien a los hermanos y hermanas respecto a la verdad de la obra de juicio de Dios en los últimos días para no perder la oportunidad de recibir la llegada del Señor y ser arrebatado al reino celestial”.

Después de aquello, la hermana Li nos leyó dos pasajes más de la palabra de Dios: “¿A través de qué se alcanza la perfección que Dios tiene para el hombre? A través de Su justo carácter. El carácter de Dios consiste principalmente de la justicia, la ira, la majestad, el juicio y la maldición y Su perfección para el hombre es principalmente por medio del juicio. Algunas personas no entienden y preguntan por qué es que Dios sólo puede perfeccionar al hombre por medio del juicio y la maldición. Dicen: ‘Si Dios maldijera al hombre, ¿no moriría el hombre? Si Dios juzgara al hombre, ¿el hombre no sería condenado? Entonces, ¿cómo puede todavía ser perfeccionado?’. Esas son las palabras de la gente que no conoce la obra de Dios. Lo que Dios maldice es la desobediencia del hombre y lo que Él juzga son los pecados del hombre. Aunque Él habla severamente y sin la menor sensibilidad, Él revela todo lo que hay dentro del hombre y a través de estas palabras severas revela lo que es esencial dentro del hombre pero a través de ese juicio le da al hombre un conocimiento profundo de la esencia de la carne y, por lo tanto, el hombre se somete a la obediencia frente a Dios. La carne del hombre es de pecado y de Satanás, es desobediente y el objeto del castigo de Dios, en consecuencia, para permitirle al hombre que se conozca, las palabras del juicio de Dios le deben suceder y todo tipo de refinamiento se debe emplear; sólo entonces puede ser efectiva la obra de Dios” (‘Sólo al experimentar pruebas dolorosas puedes conocer el encanto de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él” (‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”).

La hermana Li nos dijo: “Tras ser corrompidos por Satanás, todos vivimos bajo su campo de acción y nos convertimos en degenerados que se oponían a Dios. Según la esencia justa y santa de Dios, todos fuimos blanco de Su imprecación y destrucción, pero no es la voluntad de Dios destruir a la humanidad, sino salvarla. Así que, para poder salvar completamente a la gente del campo de acción de Satanás, Dios expresa Sus palabras y realiza la obra de juzgar y purificar al hombre en los últimos días. La obra de juicio es en realidad Dios usando Su palabra para exponer el discurso, las acciones, la naturaleza y la esencia rebelde y opuesta a Dios de la gente, con el fin de que puedan llegar a conocer su esencia corrupta y la verdad de su corrupción, reconocer el carácter de Dios de justicia y santidad, y alcanzar el odio a uno mismo. Entonces, la gente puede arrepentirse de verdad y transformarse, y así liberarse de su corrupto carácter satánico y ser ganados por Dios. De esta manera, la gente alcanzará la salvación completa. Solo a través del juicio y castigo de la palabra de Dios podemos ver que estamos llenos de corrupción, que en todo momento y lugar mostramos nuestro carácter corrupto: en el egoísmo, la arrogancia, el engaño y la avaricia; que estamos llenos de nociones e imaginaciones, deseos extravagantes y exigencias irracionales respecto a Dios; y que carecemos de conciencia o razón, lealtad u obediencia. Cuanto más aceptamos el juicio de Dios, más reconocemos cuán profundamente corrompidos estamos y que en realidad no tenemos humanidad. Comenzamos a sentir asco y a odiarnos a nosotros mismos en nuestros corazones. Cuanto más aceptamos el juicio de Dios, más vemos Su santidad y Su justicia y nuestros corazones veneran más a Dios. Llegamos a estar dispuestos a abandonar nuestros deseos carnales y vivir de acuerdo con la palabra de Dios. Posteriormente, se produce una transformación en nuestras perspectivas sobre las cosas y en nuestro carácter corrupto, y empezamos a vivir a semejanza de un auténtico ser humano. Entonces llegamos a apreciar de verdad que el juicio y castigo de Dios son Su gran amor y salvación hacia nosotros. Sin el juicio y castigo de Dios, todos seríamos blanco de la destrucción”.

La hermana terminó ahí su comunicación, y me sentí muy conmovido por lo que había dicho; me di cuenta de cuán grande y verdadero es el amor de Dios. ¡Él es el Dios que ama a la humanidad! Fui yo quien malinterpretó la buena intención de Dios al salvar a la gente. Había creído que Dios juzgaba a las personas para condenarlas y castigarlas, y nunca había pensado que el hecho de que Dios expresara Su palabra y juzgara al hombre en los últimos días pudiera ser un amor aún más verdadero o fuera una salvación aún mayor para nosotros. ¡Gracias a Dios Todopoderoso! Mediante la lectura de la palabra de Dios Todopoderoso y la comunicación de las hermanas, obtuve algo de comprensión de la obra de juicio de Dios y se disiparon mis malentendidos acerca de Él. Alcancé la firme creencia de que Dios Todopoderoso no es otro que el Señor Jesús retornado, y estoy dispuesto a aceptar la obra de juicio de Dios. Había salido completamente de la niebla de la confusión, y en mi rostro brillaba una alegre sonrisa. La hermana Li dijo, feliz: “Demos gracias a Dios por guiarte. Todo es resultado de la palabra de Dios. Con esto, podemos ver que antes de que lleguemos a entender la verdad, aunque puedan surgir nociones acerca de Dios y Su obra, siempre y cuando busquemos y aceptemos la verdad y escuchemos la palabra de Dios, entenderemos la verdad y tendremos conocimiento de Su obra y nuestras nociones e imaginaciones desaparecerán como nubes de humo. Entonces seremos capaces de entender la voluntad de Dios y ya no lo malinterpretaremos”. Asentí feliz y le agradecí a Dios por haberme salvado.

Después de haber aceptado la obra de Dios en los últimos días, instalé una aplicación de mensajería en mi teléfono para que la hermana Gao y los demás pudieran compartir conmigo películas evangélicas, vídeos musicales e himnos de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Cuando vi la película evangélica de la Iglesia de Dios Todopoderoso llamada Desde el trono fluye el agua de la vida, tuvo un gran impacto en mí. La situación desolada de la iglesia de la película era la misma que la de nuestra propia iglesia, y en la película se mostraba la causa de esta desolación con perfecta claridad. Debido a que la obra de Dios había cambiado, y Él ya no obraba dentro de la iglesia religiosa, las personas que se negaban a aceptar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días estaban sufriendo hambruna. Aquellas personas que aceptaron la palabra de Dios Todopoderoso lograron la provisión de Dios del agua de vida, ya no estaban sedientas y vivieron una vida bendecida con Dios. Cuando vi la película Esperando, no pude evitar suspirar. El viejo pastor de la película había creído en el Señor toda su vida y pensaba que su duro trabajo tenía mérito. Solo esperaba que el Señor viniera para tener la posibilidad de arrebatarle al cielo. Pero se aferraba obstinadamente a la creencia de que cuando el Señor llegara, descendería sobre una nube y se revelaría primero ante él. Debido a esta terquedad, se opuso y se negó a aceptar la obra de Dios de los últimos días, así que al final se quedó mirando al cielo, esperando una nube, y murió lleno de pesar. Desde luego, esta amarga lección da que pensar al espectador. Al mismo tiempo, me regocijé en mi corazón y le di gracias a Dios Todopoderoso por salvarme a mí, un hijo rebelde que solo buscaba obtener Sus bendiciones pero era reacio a aceptar Su juicio y purificación, y por guiarme ante Su trono para alcanzar Su salvación en los últimos días.

Ahora vivo la vida de iglesia en la Iglesia de Dios Todopoderoso, y a través de experimentar de verdad el juicio y castigo de la palabra de Dios, lentamente he comenzado a percibir cuán real y práctico es para Él realizar la obra de juicio. Cuando Dios diseccionó la naturaleza traicionera del hombre, sentí que como yo mismo nunca mentía, me negaba a reconocer la situación real revelada por las palabras de Dios. Cuando me encontré con una situación práctica que Dios había arreglado para mí, dije mentiras involuntariamente con el fin de proteger mis propios intereses y salvaguardar mi vanidad. Además, sentía la traición y el engaño en mi corazón, y también tenía muchos secretos que no quería que se supieran abiertamente. Esto me llevó a ver que lo único que revela la palabra de Dios es la verdad y la situación real, y que es la naturaleza y esencia del hombre. Solo entonces me convenció realmente la palabra de Dios y tuve el urgente deseo de buscar la verdad y de transformar mi propia naturaleza tramposa. Después de esta experiencia, me di cuenta de que si no hubiera sido por el juicio práctico y el castigo de Dios, nunca habría reconocido mi propia naturaleza traicionera, y nunca habría podido practicar la verdad para cambiar mi propio carácter tramposo. El juicio y castigo de Dios ciertamente me estaban purificando y salvando, y son una clase diferente de amor. Quiero apreciar bien este tipo especial de amor y aceptar el juicio y castigo de Dios, y deseo convertirme lo antes posible en una persona nueva para poder satisfacer a Dios.

Ver más :  Dios Todopoderoso me guio hacia el camino de obtener la purificación

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Un corazón errante vuelve a casa

Por Novo, Filipinas

Me llamo Novo y soy de Filipinas. He compartido la fe en Dios de mi madre desde que era niño y solía ir a la iglesia a escuchar sermones con mis hermanos. Aunque había creído en el Señor durante muchos años, sentía que yo no había cambiado y era un incrédulo. En el fondo de mi corazón, pensaba en todo momento en la manera de hacer más dinero, cómo pasar mis días cómodamente y disfrutar la buena vida. Además, salía a beber con mis amigos y siempre que me sobraba dinero, lo jugaba. Sabía que esas cosas iban en contra de la voluntad del Señor. Solía rezarle para confesarle mis pecados y ante Él decidía con firmeza que a partir de ese día renunciaría a las malas costumbres y no volvería a pecar. Pero con el engatusamiento y la tentación de mis amigos, simplemente no podía controlarme. Así fue como me volví cada vez más degenerado y mi corazón se alejó más y más de Dios, ya no era sincero en mis oraciones. Cada semana decía unas cuantas plegarias sencillas para cumplir. A veces me sentía muy desesperado porque sabía que a la venida del Señor, Él juzgaría a todas y cada una de las personas según sus actos y su comportamiento, y así decidiría si subirían al cielo o bajarían al infierno. Sentía que era tan degenerado que Dios no me perdonaría de nuevo. Tiempo después me casé, tuve hijos y ellos y mi esposa ocupaban todos mis pensamientos. Había dejado olvidada mi fe en el fondo de mi mente mucho antes. Como deseaba brindar un futuro mejor a mis hijos y cumplir mi deseo de aumentar mi fortuna, decidí ir a trabajar al extranjero, por eso llegué a Taiwán. Encontré un empleo, pero todavía no había cambiado mi estilo de vida. En mi tiempo libre iba con mis compañeros de trabajo a beber y cantar en el karaoke, llevaba una vida de fiesta. Hacía tiempo que había enterrado mi fe en Dios en mi mente.

En 2011, empecé a trabajar como soldador en una fábrica en Taiwán. Un día de 2012, le dije a una compañera que yo era católico y me invitó a asistir a un servicio en su iglesia. Un domingo por la mañana me recogió en la fábrica y me llevó a la casa de su amigo. Allí conocí al hermano Joseph, quien me preguntó: “Hermano, ¿crees en la segunda venida del Señor Jesús?”. Le dije que sí creía. Entonces me preguntó: “¿Sabes qué obra hará Él cuando vuelva?”. Yo le respondí: “Creo que cuando el Señor Jesús vuelva, se sentará en un gran trono blanco y juzgará a la humanidad. Cada uno responderá por sus pecados, arrodillándose ante el asiento del juicio, y entonces Él decidirá si subirán al cielo o bajarán al infierno según sus acciones y obras”. El hermano Joseph continuó y me preguntó: “Si te dijéramos que el Señor Jesús ya ha venido y está haciendo Su obra de juicio de los últimos días, cumpliendo así la profecía de que ‘El juicio comience por la casa de Dios’, ¿lo creerías?”. Me sorprendió mucho oír esas palabras y pensé: “¿El Señor Jesús ya ha vuelto? ¿Cómo es posible eso? No he visto el gran trono blanco aparecer en el cielo ni al Señor descender en una nube blanca. Sin embargo, el hermano dice que Él ha vuelto para hacer Su obra de juicio, cumpliendo así la profecía de que ‘El juicio comience por la casa de Dios’. Tiene sentido. La sabiduría de Dios es insondable para el hombre, así que mejor sigo con la búsqueda”. Entonces le respondí: “Hermano, no me atrevería a afirmar si el Señor Jesús ha vuelto o no, así que por favor, comparte esto conmigo”. Encontraron varios pasajes de la Biblia que hablan de las profecías de la venida del Señor y de la realización de Su obra de juicio y me los leyeron. Por ejemplo, el capítulo 4, versículo 17 de la Primera Epístola de Pedro que dice: “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios”. Y también el capítulo 16, versículos 12-13 del Evangelio según Juan: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir”. El hermano Joseph dijo que este “Espíritu de verdad” se refiere a la venida del Señor, Su expresión de la verdad y Su obra de juicio. Dios de los últimos días ha vuelto hecho carne como el Hijo del hombre. Sobre la base de Su obra de redención en la Era de la Gracia, Él expresa la verdad y realiza la etapa de Su obra de juicio comenzando por la casa de Dios. En realidad, la obra de juicio es una obra para purificar y salvar al hombre por completo. Esto cumple con precisión las profecías del Señor Jesús: “Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:47-48). “Porque ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha confiado al Hijo […]. Y le dio autoridad para ejecutar juicio, porque es el Hijo del Hombre” (Juan 5:22-27). Escuché con avidez la enseñanza del hermano y creí que todos estos mensajes que estaba compartiendo conmigo eran verdad porque creo que todas las profecías del Señor tienen que cumplirse y llevarse a cabo.

Después, el hermano Joseph me leyó otros dos pasajes de la palabra de Dios Todopoderoso de “Cristo hace la obra de juicio con la verdad”: “La obra de juicio es la propia obra de Dios, por lo que, naturalmente, debe ser hecha por Dios mismo; no puede ser hecha por el hombre en Su lugar. Puesto que el juicio es la conquista de la raza humana por medio de la verdad, es incuestionable que Dios todavía aparezca como la imagen encarnada para hacer esta obra entre los hombres. Es decir, en los últimos días Cristo usará la verdad para enseñar a los hombres alrededor de la tierra y hacer que todas las verdades sean conocidas por ellos. Esta es la obra de juicio de Dios”. “En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios” (“La Palabra manifestada en carne”).

Después de leer estas palabras, el hermano Joseph compartió conmigo muchas verdades sobre la obra de juicio de Dios de los últimos días. Llegué a comprender que Su obra es muy práctica y que no es sobrenatural en absoluto. La obra de juicio de Dios de los últimos días no era como la había supuesto. Había imaginado que Dios colocaba una mesa gigantesca en el aire, a Él sentado en un gran trono blanco y a toda la humanidad arrodillada ante Su presencia. Entonces Dios enumeraría nuestros pecados uno por uno para determinar si hemos sido buenos o malos, y decidiría si subíamos al cielo o bajábamos al infierno. En cambio, Él ha encarnado y ha venido al mundo para expresar la verdad de manera práctica, para juzgar los pecados del hombre, para exponer la verdad de la corrupción del hombre, así como su naturaleza y esencia. El hermano Joseph continuó comunicando que nuestras actitudes satánicas, como nuestra arrogancia y soberbia, nuestra corrupción y astucia, y nuestro egoísmo y mezquindad, deben ser sometidas al juicio de Dios para que podamos ser purificados. El resultado final de la obra de juicio de Dios es para que podamos ver nuestra inmundicia y corrupción, nuestra fealdad y maldad, para que veamos nuestra esencia que desafía y traiciona a Dios, para que sepamos que hemos sido corrompidos en lo más profundo por Satanás, que estamos llenos de carácter satánico, que somos la encarnación de Satanás y que deberíamos perecer. Solo de esta manera podemos llegar a odiarnos y maldecirnos a nosotros mismos y renunciar a Satanás de una vez por todas. Además, es de tal forma que dentro del juicio y el castigo de las palabras de Dios, podemos llegar a conocer Su carácter justo y santo que no admite ofensa. Así creamos inconscientemente un corazón temeroso de Dios, ya no nos atrevemos a desobedecerlo y desafiarlo de manera imprudente nunca más, y somos capaces de renunciar a nuestra carne y practicar la verdad. Una vez que nuestro carácter vital haya cambiado, seremos capaces de obedecer y adorar a Dios realmente. Y cuando hayamos entendido varios aspectos de la verdad expresada por Dios en los últimos días, seremos completamente purificados y salvados por Él, y estaremos calificados para que nos lleve a Su reino. Aquellos que rehúsan aceptar la obra de juicio de Dios de los últimos días son incapaces de obtener Su purificación, al final sólo pueden ser eliminados por la obra de Dios y habrán perdido la oportunidad de ser salvados y entrar en el reino de los cielos. Al escuchar la comunicación del hermano Joseph, sentí que la obra de Dios para salvar al hombre era muy cierta y práctica.

Pensé en cómo había creído en el Señor durante tantos años y aunque a menudo le confesaba mis pecados y me arrepentía, continuaba pecando, mintiendo, engañando, siendo deshonesto y astuto, e incluso con frecuencia revelaba mi carácter satánico salvajemente soberbio, arrogante y santurrón. Vivía en un constate ciclo de pecado y confesión, y sufría muchísimo. Dios ha venido ahora a hacer Su obra de juicio y purificación de los últimos días, y esto es muy necesario para la humanidad corrupta. Aquellos que creen en el Señor y han sido absueltos de sus pecados, todavía necesitan la purificación de la obra de juicio de Dios de los últimos días. La Biblia dice: “La santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). El Señor es santo. Si sólo nos absuelven los pecados, pero nuestra naturaleza pecaminosa y nuestro carácter satánico no son purificados, entonces en cualquier momento seguiríamos siendo capaces de pecar y desafiar a Dios, de quejarnos con frecuencia o incluso de traicionarlo. ¿Cómo podríamos nosotros, llenos de tanta corrupción e inmundicia, estar calificados para mirar al Señor a la cara? ¡Justo entonces sentí en mi corazón lo necesaria que es la obra de juicio de Dios de los últimos días! ¡Sería poco realista y muy poco práctico si el Señor viniera y ascendiera a todos en el aire para encontrarse con Él, según las nociones e imaginaciones de la gente! Entonces el hermano Joseph compartió conmigo sus experiencias y su testimonio sobre cómo aceptó el juicio y castigo de Dios. Realmente sentí que su comunicación contenía la iluminación y el esclarecimiento del Espíritu Santo. Al escucharla, me sentí edificado y creí que el Señor Jesús realmente había vuelto. Así que decidí buscar y estudiar la obra de Dios de los últimos días para no perder la oportunidad de recibir la venida del Señor.

Después, el hermano Joseph me dio un ejemplar de La Palabra manifestada en carne y quedé muy entusiasmado. Cuando volví a mi dormitorio ese día, empecé a leer las palabras de Dios y lo hice durante toda la noche. Leí estas palabras de Dios Todopoderoso: “Vuestras bocas están llenas de palabras de engaño y suciedad, de traición y arrogancia. Nunca me habéis dirigido palabras de sinceridad, ni palabras santas, ni palabras de sumisión ante Mí después de experimentar Mi palabra. ¿Cómo es vuestra fe al fin y al cabo? Vuestros corazones están llenos de deseos y de riquezas, vuestras mentes de cosas materiales. A diario calculáis cómo conseguir algo de Mí, cuánta riqueza y cuántas cosas materiales habéis recibido de Mí. Cada día esperáis que desciendan más bendiciones sobre vosotros para poder disfrutar más y mejor las cosas que se pueden disfrutar. Lo que hay en vuestros pensamientos en todo momento no soy Yo, ni la verdad que proviene de Mí, sino vuestros maridos (o esposas), hijos, hijas, o lo que coméis o vestís, y cómo disfrutar más y mejor. Aun cuando llenéis vuestros estómagos hasta reventar, ¿acaso no sois poco más que cadáveres? Aunque os adornéis por fuera con esplendor, ¿acaso no seguís siendo cadáveres ambulantes sin vida? Trabajáis para llenar el estómago hasta que tenéis los cabellos salpicados de blanco, pero ninguno de vosotros sacrifica ni un solo pelo por Mi obra. Estáis constantemente caminando de un lado a otro, agotando el cuerpo y devanándoos los sesos por el bien de vuestra carne, y por vuestros hijos e hijas, pero ninguno de vosotros muestra ninguna preocupación o interés por Mi voluntad. ¿Qué es lo que todavía esperáis obtener de Mí?” (‘Muchos son llamados, pero pocos son escogidos’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Lo que estas palabras revelaban era exactamente la situación de mi vida, lo que en realidad sentía en mi corazón. Fueron como una espada de doble filo que atravesaba mi corazón insensible. Sabía que sólo Dios podía examinar la profundidad del corazón del hombre y que nada más Él podía revelar la verdad de la corrupción de la humanidad y de lo que está escondido en lo profundo del hombre. Sentí que estas palabras eran las declaraciones expresadas por el Espíritu Santo y que eran la voz de Dios. De Sus palabras, llegué a saber que aunque había creído en el Señor durante muchos años y a menudo confesaba y me arrepentía ante Él, mi naturaleza pecadora y mi carácter satánico no habían sido purificados y no habían cambiado en absoluto. Sólo estaba reconociendo el nombre del Señor, pero no había lugar para Él en mi corazón, ni me gastaba ni obraba para el Señor. Únicamente me ocupaba en hacer más dinero, disfrutar más de mi carne y lograr que mi familia viviera de manera más próspera, sin preocuparme jamás por la voluntad de Dios. Incluso sabía que mentía y pecaba a menudo, pero no me importaba. Siempre había creído que Dios era el Dios eternamente amoroso y misericordioso y que, incluso si pecaba, Él absolvería mis pecados, sería misericordioso conmigo y me bendeciría. Sólo después de leer esas declaraciones expresadas por Dios en los últimos días, vi el carácter justo y santo de Dios y supe que Su carácter es algo que nadie puede ofender. El juicio y castigo de las palabras de Dios provocaron que surgiera en mí una veneración por Él y lamenté mi pasado. Me postré ante Dios y lloré amargamente: “Oh Dios, me he rebelado contra Ti, te he engañado y te he desafiado en muchas cosas, y no soy digno de ir ante Ti. Sólo debería ser castigado por todo lo que he hecho. Oh Dios, gracias por darme la oportunidad de arrepentirme y ser salvado. De ahora en adelante, haré todo lo que esté en mis manos para buscar la verdad, desempeñar bien mi deber y compensar Tu amor”. Después de orar, tomé una decisión firme: Debo aceptar el juicio de Dios y cambiar mi vida de pecado y confesión, debo leer más Sus palabras y reflexionar sobre ellas con más asiduidad para que pueda entender mejor la verdad y tener fuerzas para renunciar a mi carne, practicar la verdad y cumplir la voluntad de Dios.

A partir de ese momento, llevé La Palabra manifestada en carne conmigo al trabajo para poder leer y reflexionar sobre las palabras de Dios durante los descansos. En las palabras de Dios Todopoderoso, vi que mi comportamiento y mi pensamiento eran muy corruptos y rebeldes. Más tarde, leí estas palabras de Dios que dicen: “Debes orar, paso a paso, de acuerdo a tu verdadero estado y a aquello que será hecho por el Espíritu Santo, y debes hablar con Dios de acuerdo con la voluntad de Dios y Sus exigencias para el hombre. Cuando comiences a practicar tus oraciones, primero entrégale tu corazón a Dios. No intentes entender la voluntad de Dios; sólo trata de decirle a Dios las palabras que están dentro de tu corazón. Cuando te presentes delante de Dios, habla así: ‘¡Oh Dios! Sólo hoy me doy cuenta de que solía desobedecerte. Soy realmente corrupto y despreciable. Antes, estaba perdiendo el tiempo; a partir de hoy, voy a vivir para Ti, voy a vivir una vida que tenga sentido y voy a satisfacer Tu voluntad. Quisiera que Tu Espíritu siempre obrara en mi interior y que siempre me iluminara y me esclareciera, para que pueda dar un testimonio fuerte y rotundo delante de Ti, permitiendo que Satanás vea Tu gloria, Tu testimonio y la prueba de Tu triunfo dentro de nosotros’. Cuando ores de esta manera, tu corazón será completamente liberado, y después de haber orado así, tu corazón estará más cerca de Dios, y al orar con frecuencia de esta manera, el Espíritu Santo inevitablemente obrará dentro de ti” (‘Acerca de la práctica de la oración’ en “La Palabra manifestada en carne”). En las palabras de Dios encontré la manera de practicar para resolver mi carácter corrupto, y comencé a orar honestamente a Dios con un corazón sincero, abrí mi carácter corrupto a Él y le dije que esperaba alcanzar lo que estaba en mi corazón. Le pedí que me guiara para poder vivir según Sus palabras. Cuando oraba así, solía sentir que Dios me guiaba y esclarecía y que mi corazón se llenaba de fe y fortaleza. Nunca más volví a vivir como antes y dejé de actuar según los pensamientos e ideas corruptos que tenía en mi corazón. Mi vida había cambiado, ya no era la vida degenerada de pecado y confesión de antes, ahora vivía verdaderamente en la presencia de Dios, tenía Su cuidado y protección.

En julio de 2014, volví a Filipinas y sólo entonces me di cuenta de que Dios también había elegido a muchos hermanos y hermanas filipinos. Eso me puso muy feliz. Ahora comparto las palabras de Dios con mis hermanos y hermanas en la iglesia, vivimos una vida de iglesia y nos ayudamos y apoyamos unos a otros. Todos buscamos la verdad, cambiar nuestros caracteres y ser salvados por Dios. También damos testimonio de la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días a la gente de nuestro país y a la de otros países para que sepan que el Señor Jesús ya ha vuelto y puedan, como nosotros, ganarse la salvación de Dios de los últimos días. ¡Gracias a Dios Todopoderoso! Ahora vivo una vida muy rica y feliz. Me he librado por completo de la clase de vida degenerada y decadente que llevaba antes. Dios Todopoderoso es quien me ha guiado para encontrar mi meta y mi sendero. ¡Siento que esta es la única manera de vivir una vida significativa!

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

La niebla se disipa y encuentro el camino al reino de los cielos

Por Chen Ai, China

Seguí a mis padres en su creencia en el Señor desde que era pequeño, y ahora estoy cerca de alcanzar la vejez. Aunque he creído en el Señor toda mi vida, el problema de cómo librarme del pecado y entrar en el reino de los cielos era un misterio irresoluble que me causaba una constante consternación, me dejaba perdido y apenado. Albergaba el gran deseo de averiguar en vida cómo librarme del pecado y entrar en el reino de los cielos, para que cuando llegara mi hora pudiera enfrentarme a la muerte con el conocimiento de que mi vida era completa, y así poder al fin reunirme con el Señor con paz en mi corazón.

Para intentar resolver este dilema, consulté la Biblia con avidez, me leí el Antiguo Testamento y el Nuevo, luego volví a empezar por el Antiguo, y así una y otra vez. Pero al final, no pude encontrar una respuesta correcta. Sin más opciones, lo único que me quedaba era esforzarme por comportarme lo mejor posible, de acuerdo con las enseñanzas del Señor, pues Él dijo: “El reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo conquistan por la fuerza” (Mateo 11:12). Pero descubrí que, por mucho que lo intentara, en la vida real no estaba a la altura de lo que el Señor me pedía. Como Él dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37-39). El Señor nos exige que amemos a Dios con nuestras mentes y nuestros corazones, y que los hermanos y hermanas se amen los unos a los otros. Pero daba igual lo que hiciera, no podía alcanzar ese tipo de amor, porque mi amor por mi familia era más grande que por el Señor, y era incapaz de amar de verdad a mis hermanos y hermanas en la iglesia como me amaba a mí mismo. Al contrario, a menudo era mezquino y calculador con los demás cuando mis propios intereses estaban en juego, hasta el punto de que se despertaba en mí el resentimiento. ¿Cómo podría salvarse alguien como yo y entrar en el reino de los cielos? El Señor Jesús también dijo muchas cosas acerca de la entrada en el reino de los cielos, por ejemplo: “En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). “Porque os digo que si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 5:20). No pude poner en práctica ninguna de estas exigencias del Señor. A menudo decía mentiras, y culpaba al Señor cada vez que me topaba con algo que no era de mi agrado. En mis pensamientos había engaño y deshonestidad, y languidecía constantemente en el pecado: pecaba y me arrepentía, me arrepentía y pecaba, una y otra vez. El Señor es santo, y en la Biblia dice: “La santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). ¿Cómo iba alguien tan sucio como yo a ser apto para entrar en el reino de los cielos? Aquello me resultaba muy molesto. Pero cada vez que leía sobre el camino de la justificación por la fe me sentía desbordado de alegría, pues tal como propugnaba Pablo en Romanos, Gálatas y Efesios, tener fe y ser bautizado ya implica sin lugar a la duda que una persona se salva. Si creemos en el Señor en nuestros corazones y lo reconocemos de palabra, entonces somos justificados por la fe, estamos salvados para siempre, y cuando el Señor venga de nuevo nos arrebatará con toda seguridad al reino de los cielos. Me parecía que no debía preocuparme respecto al asunto de entrar en el reino de los cielos. Pero luego recordaba lo que el Señor dijo acerca de que la gente solo puede entrar en el reino de los cielos mediante sus propios esfuerzos, y me sentía incómodo. Ser justificado por la fe y luego entrar en el reino de los cielos, ¿podía ser así de sencillo? Sobre todo cuando veía que los creyentes viejos y piadosos, al acercarse al final de sus vidas, parecían inquietos y preocupados, hasta el punto de llorar a mares, y ninguno de ellos parecía contento de partir. No podía evitar preguntarme: si dicen que basta con la justificación por la fe para entrar en el reino de los cielos, entonces ¿por qué están tan aterrorizados en sus lechos de muerte? Parecía como si no tuvieran idea de si serían salvados o no, ni de a dónde irían después de la muerte. Reflexioné sobre las palabras del Señor Jesús una y otra vez, y también contemplé las palabras de Pablo, y descubrí que las palabras de Jesús y las palabras de Pablo diferían mucho en cuanto a quién podía entrar en el reino de los cielos. Según Pablo, una persona es justificada por la fe con solo creer en el Señor; si ese fuera el caso, todos estaríamos salvados. Entonces, ¿por qué dijo el Señor Jesús: “El reino de los cielos también es semejante a una red barredera que se echó en el mar, y recogió peces de toda clase; y cuando se llenó, la sacaron a la playa; y se sentaron y recogieron los peces buenos en canastas, pero echaron fuera los malos” (Mateo 13:47-48)? Cuando el Señor regresa en los últimos días, ¿por qué necesita separar el trigo de la cizaña, las ovejas de las cabras y los siervos buenos de los malos? De estas palabras pronunciadas por el Señor Jesús, está claro que no todos los que creen en Él pueden entrar en el reino de los cielos. Así que me pregunté: ¿Estoy salvado? ¿Podré entrar en el reino de los cielos cuando muera? Estas preguntas se repetían en mi mente como misterios que era incapaz de resolver.

En un intento por resolver este problema, consulté obras escritas por personajes espirituales de sobra conocidos a lo largo de la historia, pero la mayoría de lo que leí eran interpretaciones de la justificación por la fe como aparece en Romanos, Gálatas y Efesios, y ninguno de esos libros pudo disipar mi confusión. Entonces visité a todos los ancianos versados en el Señor y asistí a reuniones de muchas denominaciones diferentes, pero descubrí que todas decían prácticamente lo mismo y nadie podía explicarme claramente el misterio de cómo entrar en el reino de los cielos. Más tarde, encontré una nueva y prometedora denominación extranjera, y pensé que ese tipo de iglesia tal vez podría arrojar nueva luz. Así que, ilusionado, acudí a una de sus reuniones. Al principio de su sermón, me pareció que era en cierto modo esclarecedor, pero al final me acabé dando cuenta de que ellos también predicaban el camino de la justificación por la fe, y me sentí abrumado por la decepción. Después de la reunión, busqué al pastor principal y le pregunté: “Pastor, me temo que no entendí cuando dijiste: ‘Una vez salvo, siempre salvo’. ¿Puedes compartir más conmigo sobre esto?” El pastor dijo: “Esto es muy fácil de entender. En Romanos dice: ‘¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena?’ (Romanos 8:33-34). El Señor Jesucristo ya nos absolvió de todos nuestros pecados al ser crucificado. Es decir, todos nuestros pecados, ya sean los que hemos cometido en el pasado, los que cometemos ahora o los que cometeremos en el futuro, están todos perdonados. Siempre estamos justificados por la fe en Cristo, y si el Señor no nos condena por nuestros pecados, ¿quién podría acusarnos? Por lo tanto, no debemos perder la fe en entrar en el reino de los cielos”. La respuesta del pastor me confundió aún más, así que le seguí preguntando: “¿Cómo explicas lo que está escrito en Hebreos, ‘Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados’ (Hebreos 10:26)?” El pastor se sonrojó, no dijo nada más y mi pregunta quedó sin respuesta. Esta reunión no solo no había logrado resolver mi confusión, sino que había aumentado mi desconcierto. Pensé: “He creído en el Señor durante décadas, pero si ni siquiera tengo claro si mi alma irá con Él o no cuando muera, ¿no significa eso que mi fe ha sido confusa durante toda mi vida?”. Entonces me lancé a la senda de buscar absolutamente en todas partes la respuesta a mi problema.

En marzo de 2000, fui a estudiar a un seminario dirigido por extranjeros, confiando en que los sermones que predicaban fueran superiores y seguramente resolverían mi confusión. Sin embargo, para mi sorpresa, tras pasar estudiando allí dos meses, durante los cuales estuve rebosante de fe, descubrí que todos los pastores predicaban lo mismo de siempre, no había ninguna nueva luz en sus sermones. Mientras estuve allí, no escuché ni un solo sermón que aportara vida, ni siquiera leí un solo ensayo espiritual. No solo no se disipó mi confusión, sino que, además, el tiempo que pasé allí me hizo sentir aún más intranquilo. No pude evitar sentirme confundido, y pensé: “Llevo aquí más de dos meses, ¿pero qué he ganado? Si aquí no puedo conseguir provisión, entonces, ¿qué sentido tiene continuar con estos estudios?”

Una noche, después de cenar, le pregunté a un pastor: “Pastor, como estudiantes de teología, ¿esto es lo único que estudiamos? ¿No podemos hablar del camino de la vida?”. El pastor respondió con solemnidad: “Si no discutimos estas cosas en nuestros estudios teológicos, entonces ¿sobre qué debemos hablar? ¡Relájate y sigue estudiando! Somos la organización religiosa más grande del mundo y somos reconocidos internacionalmente. Te formaremos aquí tres años y luego serás un pastor con un certificado internacional. Llegado ese punto, podrás usar ese certificado en cualquier parte del mundo para predicar el evangelio y fundar iglesias”. La respuesta del pastor me causó una gran decepción. No quería ser pastor, solo quería saber cómo entrar en el reino de los cielos. Entonces le pregunté: “Pastor, ya que ese certificado me abre tantas puertas, ¿podré usarlo para entrar en el reino de los cielos?”. Al oír esto, el pastor guardó silencio. Continué. “Pastor, he oído que crees en el Señor desde niño. Ya han pasado muchas décadas, así que me pregunto, ¿estás salvado?”. Él respondió: “Sí, lo estoy”. Le pregunté: “¿Así que podrás entrar en el reino de los cielos?”. Seguro de sí mismo, dijo: “¡Por supuesto que sí!”. Entonces quise saber: “¿Puedo preguntarte en qué te basas para asegurar que podrás entrar en el reino de los cielos? ¿Eres más justo que los escribas y fariseos? ¿Amas a tu prójimo como a ti mismo? ¿Eres santo? Piensa en ello: seguimos sin evitar pecar todo el tiempo e ir en contra de las enseñanzas del Señor, y vivimos cada día en el estado de pecar de día y confesar de noche. Dios es santo, ¿realmente crees que podremos entrar en el reino de los cielos estando tan llenos de pecado?”. El pastor estaba perplejo, se puso rojo como un tomate y no dijo palabra durante un buen rato. Su reacción me pareció muy decepcionante, y sentí que si continuaba mis estudios allí no sería capaz de entender el misterio de cómo obtener vida y entrar en el reino de los cielos. Por lo tanto, dejé mis estudios en el seminario y regresé a mi ciudad.

Durante mi viaje de regreso a casa, me sentí peor que nunca; me parecía que mi última esperanza había quedado destrozada. Pensé: “Incluso en un seminario dirigido por pastores extranjeros, mi búsqueda no me proporcionó el camino para librarme del pecado y entrar en el reino de los cielos. ¿Adónde más puedo ir en busca de ese camino?”. Sentí que había llegado al final del viaje. En ese mismo momento, la imagen de mi anciano padre y la de un viejo pastor llorando mientras se acercaban a la muerte volvió a aparecer ante mis ojos. Pensé en que habían pasado toda su vida predicando el camino de la justificación por la fe, que la gente entraría en el reino de los cielos después de la muerte, pero al final murieron llenos de remordimientos. Yo había creído toda mi vida en el Señor y le había estado diciendo todos los días a la gente que entraría en el reino de los cielos cuando muriera, y sin embargo yo mismo nunca había tenido realmente claro cómo entrar. ¿Abandonaría esta vida lleno de remordimientos, como mi padre y el pastor? En medio de mi dolor, estas palabras del Señor de pronto vinieron a mi mente: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). “Así es”, pensé. “El Señor es fiel, y mientras busque con un corazón sincero, Él me guiará. No puedo rendirme. Mientras me quede una bocanada de aliento en el cuerpo, ¡seguiré buscando el camino al reino de los cielos!”. Entonces me presenté ante el Señor para orar: “Querido Señor, he buscado por todas partes la manera de librarme del pecado y entrar en el reino de los cielos, pero nadie ha podido resolver mi problema. Querido Señor, ¿qué debo hacer? Como predicador, les digo a mis hermanos y hermanas todos los días que deben ser buscadores diligentes y tener paciencia hasta el final, y que Tú vendrás para llevarnos al reino de los cielos después de nuestra muerte. Pero en este momento, no tengo ni idea de cómo librarme del pecado y entrar en el reino de los cielos. ¿Acaso no soy un ciego guiando a otros ciegos, llevando a mis hermanos y hermanas directo al abismo? Querido Señor, ¿adónde debo ir para buscar el camino hacia el reino de los cielos? ¡Por favor, guíame!”

Después de regresar a mi ciudad, escuché que muchas buenas ovejas y ovejas líderes de nuestra iglesia habían sido robadas por el Relámpago Oriental. Mucha gente decía que el camino del Relámpago Oriental proporcionaba una nueva luz y comprensión, e incluso los pastores experimentados admiraban sus sermones. Cada vez que oía estas cosas, pensaba: “Parece que los sermones del Relámpago Oriental son muy elevados. Es una pena que no me haya cruzado con nadie del Relámpago Oriental. ¡Sería genial conocerlos algún día! Si ese día llega, sin duda escucharé y buscaré en serio para ver por qué razón concreta son tan buenos sus sermones, y si pueden o no disipar esta confusión que he cargado conmigo durante años”.

Un día, un líder de la iglesia me dijo: “El Relámpago Oriental le ha robado a tal o cual iglesia muchas buenas ovejas. Todas las denominaciones están cerrando ahora sus iglesias, y tenemos que instar a nuestros hermanos y hermanas a que no tengan absolutamente nada que ver con nadie del Relámpago Oriental, y sobre todo a que no escuchen sus sermones. Si todos nuestros fieles empiezan a creer en el Relámpago Oriental, ¿quién nos quedará para predicar?”. Me desagradó oír al líder de la iglesia decir aquello, y pensé: “Nuestra iglesia está abierta a todos, así que ¿por qué tenemos que cerrarla? ¿Por qué no le darías la bienvenida a un extraño que viene de un lugar lejano? Dice en la Biblia: ‘No os olvidéis de mostrar hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles’ (Hebreos 13:2). Abraham acogió a unos extraños y por ello fue bendecido por Dios y tuvo un hijo a la edad de cien años; Lot acogió a dos ángeles y así fue salvado de la destrucción de Sodoma; Rahab, la prostituta, acogió a espías de Israel y toda su familia fue salvada; y una viuda pobre recibió al profeta Elías y así evitó pasar hambre durante tres años y medio. De entre tanta gente, ni uno solo sufrió daño por acoger a extraños procedentes de un lugar lejano, sino que, por el contrario, todos fueron bendecidos por Dios. Por lo tanto, está claro que acoger a los extraños se conforma a la voluntad del Señor. Entonces, ¿por qué contradirías la voluntad del Señor cerrando la iglesia y no dejando entrar a ningún extraño?”. Mientras pensaba esto, negué con la cabeza y le dije: “Hacer esto va contra la voluntad del Señor. Nuestra iglesia pertenece a Dios y está abierta a todos. Mientras su comunicación trate sobre la fe en el Señor, debemos dar la bienvenida a cualquiera, no importa quién sea, y debemos buscar con la mente abierta y explorar ideas juntos. Solo así estaremos de acuerdo con las enseñanzas del Señor”.

Un día de julio de 2000, conocí a dos hermanas que predicaban el Relámpago Oriental en casa del hermano Wang. Después de saludarnos brevemente, les pregunté: “Siempre me he sentido desconcertado acerca de si puedo o no ser salvado y entrar en el reino de los cielos. Todo el mundo religioso se adhiere ahora a las palabras de Pablo en la creencia de que seremos salvados si creemos y somos bautizados, y que al creer en el Señor en tu corazón y reconocerlo de palabra, eres justificado por la fe, quedas salvado para siempre y sin duda serás arrebatado al reino de los cielos cuando el Señor regrese. Pero personalmente, no creo que entrar en el reino de los cielos sea tan simple. Como dice la Biblia: ‘La santidad, sin la cual nadie verá al Señor’ (Hebreos 12:14). Ya se trate de mí o de los hermanos y hermanas que están a mi alrededor languideciendo día a día en el pecado, no creo que la gente como nosotros que vivimos diariamente en pecado pueda entrar en el reino de los cielos. Me gustaría saber exactamente cómo ganar la entrada. ¿Puedes compartir conmigo sobre este tema?”.

La hermana Zhou sonrió y dijo: “Hermano, esa pregunta que haces es crucial. Cómo entrar en el reino de los cielos es una preocupación importante para todo creyente. Obtener claridad en este asunto implica saber primero que los creyentes en el Señor siempre deben conducirse de acuerdo con las palabras del Señor Jesús, y no de acuerdo con las que han dicho los seres humanos. El Señor Jesús nos dijo claramente: ‘No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos’ (Mateo 7:21). El Señor nunca dijo que pudiéramos entrar en el reino de los cielos con solo confiar en ser salvados por la gracia o justificados por la fe. Esas fueron las palabras de Pablo, que decía que al ser justificados por la fe, estamos ya salvados para siempre y seremos arrebatados al reino de los cielos. Pablo era solo un apóstol, parte de la humanidad corrupta, y también necesitaba la salvación del Señor Jesús. ¿Cómo podía él determinar si otras personas entrarían o no en el reino de los cielos? Solo el Señor Jesús es el Señor del reino de los cielos, su Rey; solo las palabras del Señor son la verdad y son las únicas con autoridad. Por lo tanto, respecto al asunto de entrar en el reino de los cielos, debemos escuchar solo las palabras del Señor; ¡eso es incuestionable!

“Además hay otras cuestiones: ‘¿Qué es eso de la justificación por la fe y de ser salvado mediante la fe?’ Y, ‘¿puedes entrar en el reino de los cielos una vez que has sido salvado?’ Se explican muy claramente en las palabras de Dios Todopoderoso, así que vamos a leer un par de pasajes de las palabras de Dios. Dios Todopoderoso dice: ‘Tú sólo sabes que Jesús descenderá durante los últimos días, pero ¿cómo lo hará exactamente? Un pecador como alguno de vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado o perfeccionado por Dios, ¿puedes ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡tendrías que tener tanta suerte! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Y así, tú, un pecador que acaba de ser redimido, no puedes heredar directamente la herencia de Dios’ (‘Acerca de los apelativos y la identidad’ en “La Palabra manifestada en carne”). ‘Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad, se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre, pero no lo libró de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió a Jesús cargar con los pecados del hombre como la ofrenda por el pecado, sino también que Dios realizara una obra mayor para librar completamente al hombre de su carácter, que ha sido corrompido por Satanás. Y así, después de que los pecados del hombre fueron perdonados, Dios volvió a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio, que llevó al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida’ (‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”)”.

La hermana Wang continuó su comunicación diciendo: “En la Era de la Gracia, el Señor Jesús realizó la obra de redención de la humanidad, se convirtió en una ofrenda por el pecado para la humanidad mediante la crucifixión y nos redimió de las garras de Satanás. Mientras aceptemos la salvación del Señor y confesemos y nos arrepintamos de nuestros pecados ante el Señor, entonces estos serán perdonados y seremos aptos para disfrutar de la gracia y las bendiciones del Señor. Lo que quiero decir con ‘nuestros pecados son perdonados’ es que ya no somos condenados ni sentenciados a muerte bajo la ley por infringirla, eso es lo que significa realmente la justificación por la fe y ser salvados mediante la fe. Pero esto no significa que carezcamos de pecado o inmundicia, ni que podamos entrar en el reino de los cielos. Esto se debe a que, aunque nuestros pecados pueden ser perdonados, nuestra naturaleza pecaminosa permanece profundamente arraigada dentro de nosotros, y al vernos en problemas a menudo decimos mentiras y engañamos a otros para proteger nuestras propias posiciones e intereses. Cuando disfrutamos de la gracia del Señor, le damos las gracias y le alabamos, y nos entregamos fervorosamente a Él. Pero en cuanto ocurre una catástrofe o algo malo le sucede a nuestra familia, malinterpretamos al Señor y lo culpamos, hasta el punto de que incluso podemos negarlo y traicionarlo. Entonces, ¿cómo pueden las personas como nosotros, que han sido redimidas pero que a menudo pecan y se oponen a Dios, estar cualificadas para entrar en el reino de los cielos? Dios es justo y santo, y nunca permitiría que gente sucia y corrupta entrara en Su reino. Para salvarnos de una vez por todas de la influencia de Satanás, Él obra de acuerdo con Su plan de gestión y a nuestras necesidades como humanidad corrupta, realizando Su obra de juzgar y purificar al hombre en los últimos días. Dios encarnado ha expresado millones de palabras para juzgar nuestra corrupción, nuestra inmundicia, nuestra injusticia y oposición, y para mostrarnos el camino para desechar nuestro carácter corrupto. Cuando nosotros, al experimentar el juicio y castigo de las palabras de Dios, nos despojamos de nuestro carácter satánico corrupto, somos capaces de poner en práctica las palabras de Dios y cuando nos hayamos convertido en personas que realmente lo obedecen y adoran, solo entonces seremos aptos para entrar en el reino de Dios. De hecho, el Señor Jesús profetizó hace mucho que Él regresaría en los últimos días para realizar la obra de juicio. Y dijo: ‘Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final’ (Juan 12:47-48). ‘Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio’ (Juan 16:8). Por lo tanto, está claro que solo aceptando la obra de juicio de Dios de los últimos días, desechando nuestro carácter corrupto y alcanzando la purificación podemos entrar en el reino de Dios”.

Después de escuchar a las hermanas, todo se aclaró y la luz llenó instantáneamente mi corazón. “¡Ah, así es como se entra en el reino de los cielos!” Pensé. “Al fin entiendo que el Señor Jesús realizó la obra de redimir a la humanidad, no la obra de librarnos del pecado. Ciertamente, el Señor nos absolvió de nuestros pecados, pero nuestra naturaleza pecaminosa permanece profundamente arraigada dentro de nosotros, y todavía pecamos con frecuencia e involuntariamente y nos oponemos al Señor. No es de extrañar que nunca haya podido liberarme de las ataduras y cadenas del pecado; resulta que es porque no he aceptado la obra de juicio de Dios Todopoderoso de los últimos días”. Entonces, les dije a las dos hermanas: “¡Gracias al Señor! Al escuchar las palabras de Dios Todopoderoso y su comunicación, al fin sé que esa creencia que siempre hemos tenido, que todo aquel que cree en el Señor en su corazón y lo reconoce verbalmente puede ser arrebatado al reino de los cielos, solo forma parte de nuestras nociones e imaginaciones. Ahora entiendo que la obra que realizó el Señor Jesús fue la obra de redención, y que el Señor retornado realizará la obra de juicio. Es decir, Él purificará y transformará completamente nuestro carácter corrupto, y solo entonces podremos entrar en el reino de los cielos. No es de extrañar que leyera tantos libros espirituales pero nunca encontrara la solución al problema de los pecados del hombre. Hermanas, ¿cómo realiza Dios la obra de juicio y castigo en los últimos días? ¿Podéis compartir más conmigo?”.

La hermana Wang dijo entonces: “La respuesta a esta pregunta se expresa claramente en las palabras de Dios, así que vamos a leer un pasaje. Dios Todopoderoso dice: ‘En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios’ (‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”).

“Las palabras de Dios nos dicen claramente que, en los últimos días, Dios expresa todas las verdades que necesitamos para alcanzar la plena salvación, juzgando y exponiendo nuestra naturaleza satánica opuesta a Dios y nuestra esencia corrupta. Todas estas palabras son la verdad, llevan la autoridad y el poder de Dios, y nos revelan lo que Dios tiene y es, así como su carácter justo que no admite ofensa. Mediante el juicio y castigo de las palabras de Dios, y por la revelación de los hechos, llegamos a tener algún entendimiento de nuestra naturaleza satánica y la verdad de nuestra corrupción por parte de Satanás. Vemos que hemos sido tan profundamente corrompidos por Satanás, que somos por naturaleza arrogantes, engreídos, deshonestos, astutos, egoístas, egocéntricos, codiciosos, malvados, estamos ansiosos por prevalecer sobre los demás, y lo único que revelamos es nuestro profundo carácter satánico. Dominados por este carácter corrupto, nos oponemos y rebelamos constantemente contra Dios aunque no queramos. Por ejemplo, cuando obramos y predicamos sermones en nuestras iglesias, divagamos con discursos grandilocuentes y nos mostramos y nos exaltamos a nosotros mismos para que otros nos admiren y nos tengan en alta estima. A menudo decimos mentiras y engañamos a los demás para proteger nuestros propios intereses, incluso llegando a involucrarnos en intrigas y a competir unos con otros. Cuando nos encontramos con personas, eventos, cosas o situaciones que no concuerdan con nuestras propias nociones, siempre le hacemos a Dios demandas nada razonables o albergamos deseos extravagantes, y somos incapaces de someternos a las orquestaciones y arreglos de Dios. Al experimentar el juicio y castigo de las palabras de Dios, poco a poco llegamos a entender algunas verdades, obtenemos un entendimiento verdadero de nuestra naturaleza satánica y sentimos un odio genuino hacia ella, y también llegamos a tener un entendimiento verdadero del carácter justo de Dios. Sabemos a qué tipo de personas ama Dios y a cuáles detesta, y también qué tipo de búsqueda está de acuerdo con Su voluntad. Aprendemos a discernir entre lo positivo y lo negativo. Una vez que entendemos estas cosas, estamos dispuestos a abandonar nuestra carne desde el fondo de nuestros corazones y a practicar de acuerdo con las palabras de Dios. Poco a poco, con el tiempo, el deseo de venerar y amar a Dios surge dentro de nosotros, somos liberados de algunas de las ataduras y cadenas de nuestro corrupto carácter satánico, y le hacemos menos demandas irrazonables a Dios. Llegamos a ser capaces de ocupar nuestro lugar como seres creados y cumplir con nuestro deber, nos sometemos a las orquestaciones y arreglos de Dios y comenzamos a vivir asemejándonos a un auténtico ser humano. A medida que experimentamos la obra de Dios, llegamos a tener un profundo aprecio por el hecho de que el único camino para entrar en el reino de los cielos es aceptar la obra de juicio y castigo de Dios Todopoderoso de los últimos días, buscar la verdad, lograr conocer a Dios y a nosotros mismos y hacer que cambie nuestro carácter corrupto”.

Escuchar estas palabras de Dios Todopoderoso y la comunicación de la hermana me proporcionó aún más claridad en mi interior. Las verdades expresadas por Dios Todopoderoso son muy prácticas y de hecho son las que necesitamos los seres humanos corruptos. Solo aceptando y experimentando la obra de juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días podemos deshacernos de las ataduras y cadenas de nuestro carácter corrupto de una vez por todas. No pude evitar suspirar y dije: “He creído en el Señor durante muchos años y, sin embargo, siempre peco de día y luego confieso los mismos pecados de noche, vivo una vida en la que languidezco en el pecado. Si Dios no hubiera expresado todas las verdades para purificar a la humanidad, si no nos hubiera mostrado el camino para librarnos de nuestro carácter corrupto, sin duda habría estado atado con tanta fuerza por el pecado que nunca habría encontrado el camino de la libertad. No es de extrañar que el Señor dijera: ‘Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir’ (Juan 16:12-13). El Señor Jesús nos dijo hace mucho que tenía más palabras que expresar en los últimos días y que Él nos guiaría para entrar en todas las verdades. Las palabras de Dios Todopoderoso tienen autoridad y poder, han revelado todas las verdades y misterios que siempre quise comprender pero no podía y me han convencido plenamente. ¡Por fin he encontrado el camino para entrar en el reino de los cielos!”. Las dos hermanas asintieron felices.

Entonces dije con entusiasmo: “Esta es la voz del Señor. ¡Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado! Algo que he deseado durante mucho tiempo ha sucedido al fin, ¡tengo tanta suerte! ¡Estoy tan bendecido! Cuando nació el Señor Jesús, Simeón sintió una alegría increíble al ver al niño Jesús, que solo tenía ocho días. Al poder darle la bienvenida al regreso del Señor y escuchar las propias declaraciones de Dios en vida, soy incluso más afortunado de lo que fue Simeón, ¡le estoy tan agradecido al Señor!”. Mientras hablaba, me invadió la emoción y derramé sentidas lágrimas. Me arrodillé en el suelo para orar a Dios, pero estaba llorando tanto que no podía hablar; las hermanas también lloraron conmigo, conmovidas.

La angustia que me había asolado durante tantos años finalmente encontró su resolución en las palabras de Dios Todopoderoso. Pensé en cómo había buscado por todas partes, sin encontrar nunca el camino de la purificación que me llevaría al reino de los cielos, pero ahora, por fin, lo he encontrado. ¡Sé que esta es la gracia de Dios y mi salvación! Después, al asistir a reuniones y tener comunicación con hermanos y hermanas sobre las palabras de Dios Todopoderoso, llegué a entender cada vez más verdades, y gané algo de comprensión de la voluntad de Dios para salvarnos. Ahora deseo aceptar más del juicio y castigo de las palabras de Dios, experimentar Su obra, librarme poco a poco de mi carácter corrupto y ser purificado. ¡Gracias a Dios!

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

XI Palabras clásicas sobre la entrada en la realidad de la verdad

(II) Palabras sobre orar y adorar a Dios

11. La oración no es un tipo de ritual; es una verdadera comunión entre las personas y Dios y conlleva un significado profundo. A partir de las oraciones de las personas podemos ver que están sirviendo a Dios directamente; si consideras a la oración como un ritual, ciertamente no servirás bien a Dios. Si tus oraciones no son serias o sinceras, puede decirse que, desde el punto de vista de Dios, no existes como persona; si ese es el caso, ¿cómo puedes hacer que el Espíritu Santo obre en ti? El resultado será que, después de trabajar durante un tiempo, quedarás exhausto. De ahora en adelante, sin la oración, no podrás trabajar. Es la oración la que produce el trabajo y la que produce el servicio. Si eres una persona que funge como líder y sirve a Dios, pero nunca te has entregado a la oración o nunca has sido serio en tus oraciones, entonces la manera en la que sirves terminará haciéndote fracasar. […] Si puedes ir a menudo ante la presencia de Dios y puedes orarle con frecuencia, esto demuestra que tratas a Dios como Dios. Si descuidas a menudo la oración y, en cambio, haces cosas por tu cuenta y a Sus espaldas, entonces no sirves a Dios; más bien, simplemente estás haciéndote cargo de tus propios asuntos. Por tanto, ¿no serás condenado? Visto desde fuera, no parecerá que hayas hecho nada perturbador ni que hayas cometido blasfemia contra Dios, sino que estás haciéndote cargo de tus cosas. ¿Acaso no estás provocando una interrupción al hacer esto? Aunque, a primera vista, parece como si no estuvieras haciéndolo, en esencia, te estás resistiendo a Dios.

de ‘El significado y la práctica de la oración’ en “Registros de las pláticas de Cristo

12. Después de que creara a los hombres y les diera espíritus, Dios les ordenó que si no lo invocaban, no serían capaces de conectar con Su Espíritu y, por tanto, la “estación satélite” del cielo no se recibiría en la tierra. Cuando Dios ya no está en el espíritu de las personas hay un sitio libre para otras cosas, y así es como Satanás aprovecha la oportunidad de entrar. Cuando las personas contactan a Dios con el corazón, Satanás entra inmediatamente en pánico y se apresura a escapar. A través del clamor de la humanidad, Dios les da a las personas lo que necesitan, pero Él no “reside” en ellas al principio. Él les brinda ayuda de continuo a causa de su clamor, y las personas obtienen resistencia de esa fuerza interna de forma que Satanás no se atreve a venir aquí a “jugar” como se le antoje. De este modo, si las personas conectan continuamente con el Espíritu de Dios, Satanás no se atreve a venir a interrumpir. Sin la interrupción de Satanás, la vida de todas las personas es normal y Dios tiene la oportunidad de obrar en ellas sin obstrucciones. De esta manera, lo que Dios quiere hacer puede lograrse a través de los seres humanos

de ‘Capítulo 17’ de Interpretaciones de los misterios de las palabras de Dios al universo entero en “La Palabra manifestada en carne”

13.

(Pasaje selecto de la Palabra de Dios)

Acerca de la práctica de la oración

Vosotros no prestáis atención a la oración en vuestra vida diaria. Las personas siempre han pasado por alto la oración. En sus oraciones anteriores sólo lo estaban haciendo de una forma superficial, a manera de juego, y nadie nunca le ha dado completamente su corazón ante Dios y ha orado verdaderamente a Dios. Las personas sólo oran a Dios cuando algo les pasa. Durante todo este tiempo, ¿alguna vez has orado verdaderamente a Dios? ¿Alguna vez has derramado lágrimas de dolor delante de Dios? ¿Alguna vez has llegado a conocerte delante de Dios? ¿Alguna vez has tenido una oración íntima con Dios? La oración se practica gradualmente: si por lo general no oras en casa, entonces no vas a tener manera de orar en la iglesia, y si por lo general no oras durante las pequeñas reuniones, entonces no vas a ser capaz de orar durante las grandes reuniones. Si normalmente no te acercas a Dios ni meditas en Sus palabras, entonces no vas a tener nada que decir cuando sea hora de orar, e incluso si oras, sólo estarás orando de boca para afuera; no vas a estar orando verdaderamente.

¿Qué significa orar realmente? Quiere decir hablar con Dios las palabras que están dentro de tu corazón y tener comunión con Dios después de que comprendiste Su voluntad, basándote en Sus palabras; quiere decir sentirte particularmente cerca de Dios, sentir que Él está enfrente de ti y que tienes algo que decirle; y quiere decir estar especialmente radiante dentro de tu corazón y sentir que Dios es especialmente precioso. Te sentirás especialmente inspirado y, después de escuchar tus palabras, los hermanos y hermanas se sentirán complacidos, sentirán que las palabras que hablas son las que están dentro de sus corazones, las que quieren pronunciar, y que lo que dices representa lo que ellos quieren decir. Esto es lo que significa orar verdaderamente. Después de que has orado verdaderamente, te sentirás en paz y complacido en tu corazón; la fuerza para amar a Dios crecerá y sentirás que nada en toda tu vida es más valioso o significativo que amar a Dios, y todo esto probará que tus oraciones han sido efectivas. ¿Alguna vez has orado de esta manera?

¿Y qué hay en cuanto al contenido de las oraciones? Debes orar, paso a paso, de acuerdo a tu verdadero estado y a aquello que será hecho por el Espíritu Santo, y debes hablar con Dios de acuerdo con la voluntad de Dios y Sus exigencias para el hombre. Cuando comiences a practicar tus oraciones, primero entrégale tu corazón a Dios. No intentes entender la voluntad de Dios; sólo trata de decirle a Dios las palabras que están dentro de tu corazón. Cuando te presentes delante de Dios, habla así: “¡Oh Dios! Sólo hoy me doy cuenta de que solía desobedecerte. Soy realmente corrupto y despreciable. Antes, estaba perdiendo el tiempo; a partir de hoy, voy a vivir para Ti, voy a vivir una vida que tenga sentido y voy a satisfacer Tu voluntad. Quisiera que Tu Espíritu siempre obrara en mi interior y que siempre me iluminara y me esclareciera, para que pueda dar un testimonio fuerte y rotundo delante de Ti, permitiendo que Satanás vea Tu gloria, Tu testimonio y la prueba de Tu triunfo dentro de nosotros”. Cuando ores de esta manera, tu corazón será completamente liberado, y después de haber orado así, tu corazón estará más cerca de Dios, y al orar con frecuencia de esta manera, el Espíritu Santo inevitablemente obrará dentro de ti. Si siempre clamas a Dios de esta manera, y tomas tu determinación delante de Dios, llegará el día en que tu determinación pueda ser aceptada delante de Dios, cuando Él reciba tu corazón y todo tu ser, y finalmente Dios te hará perfecto. La oración es de suma importancia para vosotros. Cuando oras, recibes la obra del Espíritu Santo, Dios toca así tu corazón y surge la fuerza del amor por Dios dentro de ti. Si no oras con el corazón, si no abres tu corazón para tener comunión con Dios, entonces Dios no va a tener forma de obrar en ti. Si, habiendo orado, has dicho todas las palabras que están dentro de tu corazón y el Espíritu de Dios no ha obrado, si no te sientes inspirado en tu interior, entonces esto demuestra que tu corazón no es sincero, que tus palabras no son ciertas y que siguen siendo impuras. Si, habiendo orado, te sientes complacido, entonces Dios ha aceptado tus oraciones y el Espíritu de Dios ha obrado dentro de ti. Como alguien que sirve delante de Dios, no puedes estar sin orar. Si verdaderamente ves la comunión con Dios como algo significativo y valioso, ¿podrías abandonar la oración? Nadie puede estar sin comunión con Dios. Sin la oración, vives en la carne, vives en la esclavitud de Satanás; sin la oración verdadera, vives bajo la influencia de la oscuridad. Espero que los hermanos y hermanas puedan orar verdaderamente todos y cada uno de los días. Sin embargo, esto no es observancia de la doctrina, sino un efecto que se debe lograr. ¿Estás dispuesto a renunciar a un poco de sueño y gratificación haciendo oraciones matutinas al amanecer y después disfrutar de las palabras de Dios? Si oras, comes y bebes las palabras de Dios de esta manera, con un corazón puro, entonces Dios te aceptará más. Si lo haces cada día, si practicas darle tu corazón a Dios cada día y tienes comunión con Él, entonces tu conocimiento de Dios seguro aumentará y estarás mejor capacitado para captar la voluntad de Dios. Debes decir: “¡Oh Dios! Quiero cumplir mi deber. Con el fin de que Tú seas glorificado en nosotros, y de que puedas disfrutar del testimonio en nosotros, este grupo de personas, no puedo sino consagrarte todo mi ser. Te suplico que obres dentro de nosotros para que yo pueda amarte y satisfacerte verdaderamente y convertirte en el objeto de mi búsqueda”. Cuando tengas esta carga, con toda seguridad Dios te perfeccionará; no sólo oras por tu bien sino también por el bien de llevar a cabo la voluntad de Dios y por el bien de amarlo a Él. Esa es la clase de oración más verdadera. ¿Oras con el propósito de llevar a cabo la voluntad de Dios?

Antes, no sabíais cómo orar y pasabais por alto la oración; hoy, debéis hacer vuestro mejor esfuerzo por entrenaros a orar. Si no puedes reunir las fuerzas dentro de ti para amar a Dios, entonces ¿cómo puedes orar? Debes decir: “¡Oh Dios! Mi corazón es incapaz de amarte verdaderamente, quiero amarte pero me hace falta la fuerza. ¿Qué debo hacer? Quiero que Tú abras los ojos de mi espíritu, quiero que Tu Espíritu toque mi corazón para que delante de Ti sea despojado de todos los estados pasivos y que ninguna persona, cuestión o cosa me restrinja; pongo al descubierto completamente mi corazón delante de Ti para que todo mi ser se consagre delante de Ti y me puedas probar como quieras. Ahora bien, no pienso en mis perspectivas ni la muerte me limita. Usando mi corazón que te ama, quiero buscar el camino de la vida. Todas las cosas y todos los eventos están en Tus manos, mi destino está en Tus manos y, además, mi vida es controlada por Tus manos. Ahora, busco amar a Ti e, independientemente de si me dejas amarte, independientemente de cómo interfiera Satanás, estoy decidido a amarte”. Cuando te encuentras con esto, oras de esta manera. Si lo haces así todos los días, la fuerza para amar a Dios crecerá poco a poco.

¿Cómo se puede entrar en la oración verdadera?

Mientras oras, tu corazón debe estar en paz delante de Dios y debe ser sincero. Estás realmente teniendo comunión y orando con Dios; no debes engañar a Dios usando palabras elegantes. La oración se debe centrar en torno a aquello que Dios quiere completar hoy. Pídele a Dios que te ilumine y te esclarezca más, y lleva tu estado actual y tus problemas delante de Él para que ores y tomes una resolución ante Dios. Orar no es seguir un procedimiento sino buscar a Dios usando tu corazón sincero. Pide que Dios proteja tu corazón, capacitándolo para que con frecuencia esté en paz delante de Dios, capacitándote para que te conozcas y te desprecies y te abandones en el ambiente que Dios ha puesto para ti, permitiéndote así tener una relación normal con Dios y haciendo de ti alguien que verdaderamente ama a Dios.

¿Cuál es el significado de la oración?

La oración es una de las formas en las que el hombre coopera con Dios, es un modo por medio del cual el hombre invoca a Dios y es el proceso por medio del cual el Espíritu de Dios toca al hombre. Se puede decir que los que están sin oración son muertos que no tienen espíritu, lo que prueba que les hacen falta las facultades para que Dios los toque. Sin la oración, las personas no pueden alcanzar una vida espiritual normal, mucho menos seguir la obra del Espíritu Santo; sin la oración, rompen su relación con Dios y no pueden recibir la aprobación de Dios. Siendo que eres alguien que cree en Dios, entre más ores, más te toca Dios. Esas personas tienen una mayor determinación y pueden recibir más la iluminación más reciente de Dios; como resultado, el Espíritu Santo puede perfeccionar sólo a personas como estas tan pronto como sea posible.

¿Cuál es el efecto que se debe lograr por la oración?

Las personas pueden llevar a cabo la práctica de la oración y comprender el significado de la oración, pero el efecto que la oración debe lograr no es nada sencillo. La oración no es un proceso de pasar por las formalidades, de seguir un procedimiento o de recitar las palabras de Dios, es decir, la oración no implica repetir palabras como un perico y copiarles a los demás. En la oración, le debes dar tu corazón a Dios, compartiendo con Dios las palabras que están en tu corazón para que Él te pueda tocar. Si las oraciones han de ser efectivas, entonces se deben basar en la lectura de las palabras de Dios. Sólo orando en medio de las palabras de Dios se podrá recibir más esclarecimiento e iluminación. Una oración verdadera se demuestra cuando se tiene un corazón que anhela las exigencias que Dios le hace y se está dispuesto a cumplir estas exigencias; se podrá odiar todo lo que Dios odia y sobre esta base se tendrá conocimiento, se conocerá y se tendrá claras las verdades que Dios explica. Tener la determinación, la fe, el conocimiento y un camino por el cual practicar después de orar, sólo esto es orar verdaderamente y sólo la oración como esta puede ser efectiva. Sin embargo, la oración se debe construir sobre el fundamento del disfrute de las palabras de Dios y teniendo comunión con Dios en Sus palabras, y el corazón puede buscar a Dios y estar en paz ante Dios. Esa oración ya ha alcanzado el punto de la comunión verdadera con Dios.

Conocimiento básico acerca de la oración:

1. No digas a ciegas lo que venga a tu mente. En tu corazón debe haber una carga; es decir, debes tener un objetivo cuando ores.

2. Tus oraciones deben contener las palabras de Dios; se deben basar en las palabras de Dios.

3. Al orar, no puedes volver a lo mismo una y otra vez; no debes traer a colación cosas obsoletas. Especialmente te debes entrenar en hablar las palabras actuales del Espíritu Santo; sólo entonces podrás hacer una conexión con Dios.

4. La oración grupal se debe centrar alrededor de un núcleo, que debe ser la obra del Espíritu Santo hoy.

5. Todas las personas deben aprender cómo orar por los demás. En las palabras de Dios, deben encontrar la porción por la que quieren orar, sobre la que tengan una carga y por la cual deban orar con frecuencia. Esta es una manifestación del cuidado que se tiene de la voluntad de Dios.

La vida de oración personal se basa en entender el significado de la oración y el conocimiento básico de la oración. El hombre a menudo debe orar por sus deficiencias en su vida diaria y debe orar sobre el fundamento del conocimiento de las palabras de Dios con el propósito de lograr los cambios en su carácter de vida. Todos deben establecer su propia vida de oración, deben orar por el conocimiento que se basa en las palabras de Dios, deben orar con el fin de buscar el conocimiento de la obra de Dios. Pon tus circunstancias presentes delante de Dios y sé pragmático y no prestes atención al método; la clave es lograr un conocimiento verdadero y experimentar realmente las palabras de Dios. Cualquiera que busque la entrada a la vida espiritual debe ser capaz de orar de múltiples maneras. Orar en silencio, ponderar las palabras de Dios, llegar a conocer la obra de Dios, etc., esta obra orientada de comunión tiene el propósito de lograr la entrada a la vida espiritual normal, mejorando cada vez más tu propia condición ante Dios y produciendo un progreso cada vez mayor en tu vida. En resumen, todo lo que hagas —ya sea comer y beber las palabras de Dios u orar en silencio o declarar en voz alta— es con el fin de ver claramente las palabras de Dios y Su obra y aquello que Él desea lograr en ti. Lo que es más importante, es con el objetivo de alcanzar los estándares que Dios exige y llevar tu vida al siguiente nivel. El estándar más bajo que Dios exige de las personas es que le puedan abrir sus corazones. Si el hombre le da a Dios su corazón sincero y le dice lo que realmente hay dentro de su corazón, entonces Dios estará dispuesto a obrar en el hombre; Dios no quiere el corazón torcido del hombre sino su corazón puro y honesto. Si el hombre no le dice a Dios lo que de verdad hay en su corazón, entonces Dios no toca el corazón del hombre ni obra dentro de él. Por lo tanto, lo más crucial acerca de la oración es decirle a Dios las palabras de tu auténtico corazón, hablarle a Dios de tus defectos o de tu carácter rebelde y abrirte completamente a Él. Sólo entonces Dios estará interesado en tus oraciones; si no, Él ocultará Su rostro de ti. El criterio mínimo para la oración es que puedas guardar tu corazón en paz ante Dios y que no se aparte de Él. Tal vez, durante este periodo, no has obtenido una visión más nueva o más alta, pero debes usar la oración para mantener las cosas como están; no puedes retroceder. Esto es lo mínimo que debes alcanzar. Si no puedes lograr ni siquiera esto, entonces esto prueba que tu vida espiritual no ha entrado en la senda correcta; como resultado, no podrás aferrarte a tu visión original y serás despojado de la fe en Dios y por consiguiente tu determinación desaparecerá. Lo que marca tu entrada en la vida espiritual es si tus oraciones han entrado o no en la senda correcta. Todas las personas deben entrar en esta realidad, todas deben hacer la obra de entrenarse de manera consciente en la oración, no esperando con pasividad sino buscando conscientemente que el Espíritu Santo las toque. Sólo entonces serán personas que efectivamente buscan a Dios.

Cuando comiences a orar, debes ser realista, y no intentes hacer demasiado; no puedes hacer demandas extravagantes esperando que tan pronto como abras tu boca el Espíritu Santo te tocará, te esclarecerá, te iluminará y te concederá mucha gracia. Eso es imposible, Dios no hace cosas sobrenaturales. Dios lleva a término las oraciones de las personas en Su propio tiempo y a veces prueba tu fe para ver si eres leal delante de Él. Cuando oras, debes tener fe, perseverancia y determinación. Cuando comienzan a entrenarse en la oración, la mayoría de las personas no sienten que el Espíritu Santo las haya tocado y se desaniman. ¡Esto no puede ser! Debes ser persistente, te debes enfocar en sentir el toque del Espíritu Santo y en buscar y explorar. A veces, la senda por la que actúas es la equivocada; a veces, tus motivaciones y conceptos no pueden permanecer firmes ante Dios y por eso el Espíritu de Dios no te conmueve; también hay veces en las que Dios se fija en si eres leal o no. En resumen, debes dedicar más esfuerzo a entrenarte. Si descubres que la senda sobre la que actúas está desviada, puedes cambiar la forma en la que oras. Con tal de que verdaderamente busques y anheles recibir, entonces el Espíritu Santo con toda seguridad te llevará a esta realidad. A veces oras con un corazón sincero, pero no sientes que hayas sido tocado de manera especial. En momentos como estos, debes confiar en tu fe y en que Dios observa tus oraciones; debes perseverar en tus oraciones.

Debes ser honesto y debes orar con el fin de deshacerte de la astucia que hay en tu corazón. A medida que uses la oración para purificarte siempre que lo necesites, y la uses para que el Espíritu de Dios te toque, tu carácter cambiará gradualmente. La verdadera vida espiritual es una vida de oración y es una vida que el Espíritu Santo toca. El proceso de ser tocado por el Espíritu Santo es el proceso de cambiar el carácter del hombre. Una vida que no ha sido tocada por el Espíritu Santo no es una vida espiritual, sigue siendo un ritual religioso; sólo aquellas a quienes el Espíritu Santo toca con frecuencia, y que el Espíritu Santo ha esclarecido e iluminado, son las personas que han entrado en la vida espiritual. El carácter del hombre cambia constantemente cuando ora, y entre más es movido por el Espíritu de Dios, más proactivo y obediente será. Así también, su corazón será purificado poco a poco y después de esto su carácter cambiará gradualmente. Ese es el efecto de la oración verdadera.

de “La Palabra manifestada en carne”

14. Aunque cuando las personas se arrodillan para orar hablan a Dios en un reino intangible, debes entender claramente que sus oraciones son también una especie de conducto a través del cual pueden recibir la obra del Espíritu Santo. Cuando las personas oran y buscan mientras se encuentran en el estado correcto, el Espíritu Santo también obra al mismo tiempo. Esta es una especie de cooperación armoniosa entre Dios y la humanidad desde dos perspectivas diferentes; en otras palabras, es Dios ayudando a las personas a lidiar con ciertos asuntos. Este es un tipo de cooperación por parte de los humanos cuando van ante Dios; también es un tipo de método a través del cual Dios salva y purifica a las personas. Además, es la senda para la entrada apropiada de las personas a la vida y no es un tipo de ceremonia. La oración no consiste simplemente en estimular el entusiasmo de las personas; si eso fuera todo, bastaría con actuar por inercia y gritar algunos eslóganes y no habría necesidad de pedir nada ni de adorar, ni de tener piedad. ¡El significado de la oración es muy profundo! Si oras con frecuencia y si sabes cómo hacerlo –y oras a menudo de forma sumisa y razonable– entonces tu estado interno será siempre apropiado. Si frecuentemente expresas esos eslóganes al orar sin tener una carga y sin reflexionar sobre si lo que dices en oración es razonable, cuáles de tus palabras son inadmisibles y qué forma de hablar no es verdadera adoración, y si nunca te tomas en serio estos asuntos, entonces tus oraciones no tendrán éxito y siempre tendrás un estado interno anormal; nunca ahondarás en las lecciones de qué es la razón normal, la sumisión verdadera, la verdadera adoración, y dónde deberías estar en la oración. Todos estos asuntos son sutiles.

de ‘El significado y la práctica de la oración’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

15. Tus oraciones a Dios carecen de razón con demasiada frecuencia; siempre oras con el siguiente tono: “¡Oh, Dios! Como me has permitido llevar a cabo este deber, debes hacer que todo lo que yo haga sea adecuado para que Tu obra no sea interrumpida y que los intereses de la familia de Dios no sufran pérdidas. Debes protegerme…”. Esta oración es verdaderamente irracional ¿no es así? […] Observa las oraciones del Señor Jesús (aunque Sus oraciones no se mencionan aquí para hacer que las personas se apropien de Su lugar o posición): en el Huerto de Getsemaní Él oró “Si es posible…”. Es decir, “si puede hacerse”. Esto se dijo en un diálogo; Él no dijo: “Te imploro”. Con un corazón sumiso y en un estado de sumisión, oró: “Si es posible, pase de Mí esta copa; pero no sea como Yo quiero, sino como Tú quieres” (Mateo 26:39). Él oró así las primeras dos veces y, la tercera, oró: “Que se haga Tu voluntad”. Habiendo comprendido las intenciones de Dios Padre, dijo: “Que se haga Tu voluntad”. Él fue capaz de someterse por completo sin tomar absolutamente ninguna decisión personal. Él dijo: “Si es posible, pase de Mí esta copa”. ¿Qué significaba eso? Oró de esta forma porque pensaba en el enorme sufrimiento de desangrarse en la cruz hasta Su último hálito de vida –y esto aludía al tema de la muerte– y porque Él todavía no había comprendido por completo las intenciones de Dios Padre. Dado que pudo orar de esa forma a pesar de pensar en el sufrimiento de la crucifixión, Él fue, ciertamente, muy sumiso. Su modo de orar fue normal; no propuso ninguna condición en Su oración y tampoco dijo que la copa debía eliminarse. Más bien, su propósito era buscar las intenciones de Dios en una situación que Él no entendía. La primera vez que Él oró, Él no entendía por completo las intenciones de Dios Padre, y dijo: “Si es posible… pero sea como Tú quieras”. Él oró a Dios en un estado de sumisión. La segunda vez, oró de la misma forma. En total, oró tres veces (por supuesto, estas tres oraciones no se produjeron simplemente en tres días), y, en Su oración final, entendió completamente las intenciones de Dios, después de lo cual ya no imploró nada más. En Sus dos primeras oraciones, Él buscó en un estado de sumisión. Sin embargo, simplemente, las personas no oran así. En sus oraciones, las personas dicen: “Dios, te ruego que hagas esto y aquello, y te ruego que me guíes en esto y aquello, y te imploro que prepares condiciones para mí…”. Quizás Él no preparará condiciones adecuadas para ti y permitirá que sufras dificultades. Si las personas dijeran siempre: “Dios, te pido que hagas preparativos para mí y me des fuerzas”, ¡la oración sería verdaderamente inadmisible! Debes ser razonable cuando ores y debes hacerlo bajo la premisa de que estás sometiéndote. No limites tus oraciones. Antes de que comiences siquiera a orar, ya te estás limitando de esa manera: Debo implorar a Dios y hacer que haga tal y tal cosa. ¡Esta clase de oración es verdaderamente inadmisible!

de ‘El significado y la práctica de la oración’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

16. A veces, cuando estás disfrutando las palabras de Dios, tu espíritu es tocado y sientes que no puedes dejar de amar a Dios, que hay una gran fuerza dentro de ti y que no hay nada que no puedas desechar. Si te sientes así, entonces el Espíritu de Dios te ha tocado y tu corazón se ha vuelto por completo a Dios y vas a orar a Dios y le vas a decir: “¡Oh Dios! Tú realmente nos has predestinado y escogido. Tu gloria me llena de orgullo y para mí es glorioso ser uno de Tu pueblo. Voy a erogar todo y dar todo para cumplir Tu voluntad y te voy a dedicar todos mis años y toda una vida de esfuerzos”. Cuando oras de esta manera, en tu corazón habrá un amor que no tiene fin y una obediencia verdadera hacia Dios. ¿Alguna vez has tenido una experiencia como esta? Si el Espíritu de Dios toca a las personas con frecuencia, entonces están especialmente dispuestas a consagrarse a Dios en sus oraciones: “¡Oh Dios! Quiero contemplar Tu día de gloria y quiero vivir para Ti, nada es más valioso o importante que vivir para Ti y no tengo el más mínimo deseo de vivir para Satanás y la carne. Me levantaste cuando me capacitaste para vivir para Ti hoy”. Cuando hayas orado de esta manera, vas a sentir que no puedes dejar de darle tu corazón a Dios, que debes ganar a Dios y que odiarías morirte sin haber ganado a Dios mientras estás vivo. Después de haber orado tal oración, habrá dentro de ti una fuerza inagotable que no sabrás de dónde proviene; dentro de ti habrá un poder sin límite y tendrás un gran sentimiento de que Dios es maravilloso y que es digno de que lo ames. Así será cuando Dios te haya tocado. Todos los que han tenido esa experiencia es porque Dios los ha tocado. Para aquellos a quienes Dios toca con frecuencia, en sus vidas ocurren los cambios, pueden tomar su resolución, están dispuestos a ganar por completo a Dios, el amor por Dios en sus corazones es más fuerte, sus corazones se han vuelto por completo a Dios, no tienen en cuenta a la familia, el mundo, las complicaciones o su futuro y están dispuestos a dedicarle a Dios una vida de esfuerzos. A todos aquellos a quienes el Espíritu de Dios ha tocado son los que están en busca de la verdad y que tienen la esperanza de que Dios los perfeccione.

de ‘Conoce la nueva obra de Dios y sigue Sus huellas’ en “La Palabra manifestada en carne”

17. Este hombre, Pedro, era de excelente calibre, pero sus circunstancias eran diferentes a las de Pablo. Sus padres me persiguieron, pertenecían a los demonios poseídos por Satanás, y por esta razón no puede decirse que transmitieron el camino a Pedro. Pedro tenía un ingenio agudo, estaba dotado de una inteligencia innata y sus padres lo mimaban profundamente desde la infancia; cuando creció, sin embargo, se convirtió en su enemigo, porque él siempre buscó conocerme y esto lo llevó a darles la espalda. Esto se debió, en primer lugar, a que él creía que los cielos y la tierra y todas las cosas están en las manos del Todopoderoso, y que todas las cosas positivas se originan en Dios y provienen directamente de Él, sin pasar por ningún procesamiento por parte de Satanás. Gracias al ejemplo contrario de sus padres como complemento, fue capaz de reconocer Mi amor y misericordia más fácilmente, encendiendo dentro de él una pasión aún mayor por buscarme. Prestó especial atención no sólo a comer y beber Mis palabras, sino, aún más, a comprender Mis intenciones, y fue constantemente prudente y cauteloso con sus pensamientos, por lo que siempre fue muy sagaz en su espíritu y, por ende, capaz de complacerme en todo lo que hacía. En la vida cotidiana, puso especial atención a integrar las lecciones de quienes habían fracasado en el pasado con el fin de incentivarse a sí mismo a poner mayor esfuerzo, profundamente temeroso de poder caer en las redes del fracaso. También puso especial empeño en asimilar la fe y el amor de todos aquellos que a través de los tiempos habían amado a Dios. De este modo, no sólo en los aspectos negativos, sino mucho más importante, en los aspectos positivos, aceleró el progreso de su crecimiento, hasta que se convirtió, en Mi presencia, en el ser humano que mejor me conoció. Por esta razón, no es difícil imaginar cómo pudo poner en Mis manos todo lo que tenía, dejando de ser dueño de sí mismo, incluso en lo referente a qué comer, cómo vestirse, dónde dormir o dónde alojarse, e hizo de satisfacerme en todas las cosas la base sobre la cual disfrutaba de Mi riqueza. Lo puse a prueba muchas veces –lo cual, por supuesto, lo dejó medio muerto– pero aun en medio de estos cientos de pruebas, ni una sola vez perdió la fe en Mí o se sintió desilusionado de Mí. Incluso cuando dije que ya lo había hecho a un lado, no fue débil de corazón ni cayó en la desesperación, sino que continuó como siempre, cumpliendo con sus principios para amarme de una manera práctica. Cuando le dije que, a pesar de que me amaba, Yo no lo elogiaría, sino que al final lo arrojaría a las manos de Satanás. En medio de estas pruebas, que no llegaron a tocar su carne, sino que fueron pruebas por medio de palabras, él continuó orándome: “¡Oh, Dios! Entre los cielos y la tierra y todas las cosas, ¿hay algún hombre, alguna criatura o alguna cosa que no esté en Tus manos, las del Todopoderoso? Cuando deseas mostrarme Tu compasión, mi corazón se regocija a causa de Tu misericordia; cuando deseas juzgarme, aunque yo pueda ser indigno, siento mucho más aún el misterio profundo de Tus obras, porque estás lleno de autoridad y sabiduría. Aunque mi carne pueda sufrir, soy consolado en mi espíritu; ¿cómo podría yo no ensalzar Tu sabiduría y Tus obras? Incluso si muriese después de llegar a conocerte, siempre estaría listo y dispuesto. ¡Oh, Todopoderoso! ¿Acaso no es porque no deseas que yo te vea? ¿Acaso no es que soy verdaderamente indigno de recibir Tu juicio? ¿Es acaso posible que haya algo en mí que no desees ver?”. En medio de este tipo de pruebas, a pesar de que Pedro no fue capaz de captar Mis intenciones con exactitud, es evidente que él consideraba cuestión de orgullo y gloria personal ser usado por Mí (aunque fuera sólo para recibir Mi juicio para que la humanidad pudiese ver Mi majestad y Mi ira) y se sintió todo, menos abatido, a causa de haber sido sometido a juicio. Por su lealtad en Mi presencia y debido a Mis bendiciones sobre él, se ha convertido en un ejemplo y un modelo para la humanidad durante miles de años. ¿No es este precisamente el ejemplo que deberíais seguir?

de ‘Capítulo 6’ de Las palabras de Dios al universo entero en “La Palabra manifestada en carne”

18. Cuando Dios lo estaba castigando, Pedro oró, “¡Oh Dios! Mi carne es desobediente y Tú me castigas y me juzgas. Me gozo en Tu castigo y en Tu juicio, e incluso si no me quieres, en Tu juicio contemplo Tu justo y santo carácter. Cuando me juzgas para que los demás puedan contemplar Tu justo carácter en Tu juicio, me siento contento. Sólo deseo que Tu carácter pueda mostrarse de modo que todas las creaturas puedan ver Tu carácter justo y yo pueda amarte de una manera más pura a través de Tu juicio y lograr la semejanza de alguien que es justo. Tu juicio como este es bueno porque así es Tu voluntad misericordiosa. Sé que todavía hay mucha rebeldía en mí y que todavía no soy digno de venir delante de Ti. Quiero que me juzgues aún más, ya sea a través de un ambiente hostil o de grandes tribulaciones; no importa qué haces, para mí es precioso. Tu amor es tan profundo y estoy dispuesto a ponerme a merced Tuya sin la más mínima queja”. Este es el conocimiento que Pedro tiene después de haber experimentado la obra de Dios, y también es un testimonio de su amor por Dios.

de ‘Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio’ en “La Palabra manifestada en carne

Nota al pie:

The Bible quotation in this article are translated from AKJV.

Palabras de Dios | Tener un carácter inalterable es estar en enemistad con Dios

Palabras de Dios | Tener un carácter inalterable es estar en enemistad con Dios

Dios Todopoderoso dice: “El carácter del hombre debe ser cambiado comenzando por el conocimiento de su esencia, y a través de cambios en su pensamiento, su naturaleza y su perspectiva mental, por medio de cambios fundamentales. Sólo así se lograrían cambios verdaderos en el carácter del hombre. El carácter corrupto del hombre proviene de haber sido envenenado y pisoteado por Satanás, del daño atroz que Satanás ha infligido a su pensamiento, su moral, su percepción y su sentido. Es precisamente debido a que estas cosas fundamentales del hombre han sido corrompidas por Satanás, y que son diametralmente distintas a cómo Dios las creó originalmente, que el hombre se opone a Dios y no entiende la verdad. Por ende, los cambios en el carácter del hombre deben comenzar con cambios en su pensamiento, percepción y sentido que cambien su conocimiento de Dios y su conocimiento de la verdad”.

Recomendación: Juicio del trono blanco

El nacimiento: la primera coyuntura

El lugar de nacimiento de una persona, la familia en que nace, su género, su aspecto y el momento de su nacimiento son los detalles de la primera coyuntura de la vida de una persona.

Nadie tiene elección en estas partes de esta coyuntura; el Creador las ha predestinado desde mucho antes. No están influenciadas en modo alguno por el entorno externo, y ningún factor producido por el hombre puede alterar estas realidades que el Creador ha predeterminado. Que una persona nazca significa que Él ya ha cumplido el primer paso del destino que Él mismo ha organizado para esa persona. Como Él ha predeterminado todos estos detalles con mucha antelación, nadie tiene el poder de modificar ninguno de ellos. Independientemente del destino subsiguiente de una persona, las condiciones de su nacimiento están predestinadas y permanecen como están; no están influenciadas de ninguna manera por el destino propio en la vida ni afectan en modo alguno la soberanía del Creador sobre este.

¿Qué detalles de la primera coyuntura —el lugar de nacimiento, la familia, el género, el aspecto físico, el momento del nacimiento— puede una persona elegir? Obviamente, el nacimiento es un acontecimiento pasivo: uno nace involuntariamente, en cierto lugar, en cierto momento, en cierta familia, con cierto aspecto físico; pasa a ser involuntariamente miembro de una familia, hereda un cierto árbol genealógico. En esta primera coyuntura de la vida no tiene elección, pues nace en un entorno fijado según los planes del Creador, en una familia específica, con un género y un aspecto específicos, y en un momento específico íntimamente vinculado con la trayectoria vital de una persona. ¿Qué puede hacer un ser humano en esta coyuntura crítica? Como se ha dicho, no puede escoger ninguno de estos detalles relativos a su nacimiento. De no ser por la predestinación del Creador y Su dirección, una vida recién nacida en este mundo no sabría adónde ir ni dónde quedarse; no tendría relaciones, no pertenecería a ningún lugar, no poseería un hogar real. Pero, debido a las disposiciones meticulosas del Creador, inicia el viaje de su vida con un lugar donde quedarse, unos padres, un entorno al que pertenece y familiares. A lo largo de este proceso, la llegada de esta nueva vida queda determinada por los planes del Creador, y todo lo que llegará a poseer le será concedido por Él. De un cuerpo que flota libre sin nada a su nombre, se convierte gradualmente en un ser humano de carne y hueso, visible, tangible, en una de las creaciones de Dios, que piensa, respira y siente el calor y el frío; que puede participar en todas las actividades habituales de un ser creado en el mundo material y que pasará por todas las cosas que un ser humano creado debe experimentar en la vida. La predeterminación del nacimiento de una persona por el Creador significa que Él le concederá todas las cosas necesarias para sobrevivir; y que una persona nazca significa, de igual forma, que recibirá de Él todo lo necesario para la supervivencia, que desde ese momento en adelante vivirá en otra forma, provista por el Creador y sujeta a Su soberanía.

A las personas les gusta imaginar con frecuencia que, si naciesen otra vez, lo harían en una familia ilustre; si fuesen mujeres, se parecerían a Blancanieves y todo el mundo las querría; y si fuesen hombres, serían el Príncipe Azul, a quien no le falta de nada, con todo el mundo pendiente de sus deseos. Algunos tienen a menudo muchas ilusiones respecto a su nacimiento y suelen estar insatisfechos con él, resentidos con su familia, con su aspecto, con su género y hasta con el momento de su nacimiento. Pero las personas nunca entienden por qué han nacido en una familia particular o por qué tienen cierto aspecto. No saben que, independientemente de dónde hayan nacido o del aspecto que tengan, deben desempeñar diversos roles y cumplir diferentes misiones en la gestión del Creador; este propósito nunca cambiará. A Sus ojos, el lugar de nacimiento, el género y el aspecto físico son, todos ellos, cosas temporales. Son una serie de minúsculas marcas, pequeños símbolos en cada fase de Su gestión de toda la humanidad. Y el destino y el final reales de una persona no están determinados por su nacimiento en ninguna de sus fases particulares, sino por la misión que él o ella cumple en su vida, por el juicio del Creador sobre ellos cuando Su plan de gestión se complete.

Se dice que existe una causa para cada efecto, que ningún efecto carece de causa. Por tanto, un nacimiento está necesariamente vinculado tanto a la vida propia presente como a la anterior. Si la muerte de una persona acaba con su tiempo de vida actual, su nacimiento es el comienzo de un nuevo ciclo; si un viejo ciclo representa la vida anterior de una persona, el nuevo ciclo es, naturalmente, su vida presente. Dado que el nacimiento está conectado con su vida pasada y con la presente, la ubicación, la familia, el género, el aspecto y otros factores semejantes que están asociados con el nacimiento de la persona, están todos necesariamente relacionados con ellas. Esto significa que los factores del nacimiento de una persona no sólo están influenciados por la vida anterior de esta, sino determinados por su destino en la vida presente. Esto explica la variedad de circunstancias diferentes en las que nacen las personas: unas nacen en familias pobres y otras en familias ricas. Unas son de origen común, otras tienen un linaje ilustre. Unas nacen en el sur, otras en el norte. Unas nacen en el desierto, otras en tierras verdes. El nacimiento de unas personas viene acompañado por vítores, risas y celebraciones; el de otras trae lágrimas, calamidad y aflicción. Unos nacen para ser apreciados, otros para ser dejados de lado como la mala hierba. Unos nacen con rasgos bellos, otros con defectos. Unos son agradables a la vista, otros son feos. Unos nacen a medianoche, otros bajo el brillo del sol del mediodía… El nacimiento de personas de todo tipo está determinado por el destino que el Creador tiene guardado para ellas; su nacimiento determina su destino en la vida presente, así como los papeles que desempeñará y las misiones que cumplirá. Todo esto está sujeto a la soberanía del Creador, predestinado por Él; nadie puede escapar de su suerte predestinada, nadie puede cambiar las circunstancias de[a] su nacimiento y nadie puede elegir su propio destino.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne

Nota al pie:

a. El texto original no contiene la frase “las circunstancias de”,

Recomendación: Palabras diarias de Dios

¿seguro que aparecerá en el Cuando el Señor regrese, mundo religioso? ¿Acaso permanecer en una iglesia supone poder recibir la segunda venida del Señor Jesús?

Versículos bíblicos relevantes

¿No está escrito: ‘Mi casa sera llamada casa de oracion para todas las naciones’? Pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones” (Marcos 11:17).

Este pueblo con los labios me honra, pero su corazon esta muy lejos de mi. Mas en vano me rinden culto, enseñando como doctrinas preceptos de hombres. […] Dejadlos; son ciegos guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo” (Mateo 15:8-9, 14).

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis el mar y la tierra para hacer un prosélito, y cuando llega a serlo, lo hacéis hijo del infierno dos veces más que vosotros. ¡Ay de vosotros, guías ciegos! […]” (Mateo 23:15-16).

Palabras relevantes de Dios

Por miles de años, el hombre ha anhelado poder ver la llegada del Salvador. El hombre ha anhelado contemplar a Jesús el Salvador sobre una nube blanca cuando descienda en persona, en medio de aquellos que lo han añorado y extrañado durante miles de años. El hombre ha anhelado que el Salvador regrese y se reúna con el pueblo, esto es, que vuelva al pueblo del que ha estado separado durante miles de años. […] El hombre no sabe esto: aunque el santo Salvador Jesús está lleno de afecto y amor hacia el hombre, ¿cómo podía obrar en “templos” habitados por la inmundicia y espíritus inmundos? Aunque el hombre ha estado esperando Su llegada, ¿cómo podía aparecerse a aquellos que comían la carne de los injustos, bebían la sangre de los injustos, vestían las ropas de los injustos, que creen en Él pero no lo conocen, y que constantemente lo chantajean?

de ‘El Salvador ya ha regresado en una “nube blanca”’ en “La Palabra manifestada en carne”

La obra llevada a cabo aquí y ahora se aísla estrictamente para evitar que sepan de ella. Si lo hicieran, todo lo que espera es condenación y persecución. No creerán. Trabajar en la nación del gran dragón rojo, el más retrógrado de los lugares, no es tarea fácil. Si esta obra tuviera que darse a conocer, sería imposible continuar. Esta etapa de la obra simplemente no puede progresar en este lugar. Si esta obra se llevase a cabo abiertamente, ¿cómo podrían tolerarla? ¿No traería esto un riesgo aun mayor? Si esta obra no se ocultase, y continuase en su lugar como en la época de Jesús cuando Él sanaba espectacularmente a los enfermos y expulsaba demonios, ¿no se habrían “apoderado” de ella los diablos hace mucho? ¿Podrían tolerar la existencia de Dios? Si tuviese que entrar ahora en los salones para predicar y enseñar al hombre, ¿no me habrían hecho añicos hace mucho? Y de ser así, ¿cómo iba a poder seguir realizando Mi obra? La razón por la que las señales y maravillas no se manifiestan abiertamente es por causa de la ocultación. Por tanto, los incrédulos no pueden ver, conocer o descubrir Mi obra. Si esta etapa de la obra tuviera que llevarse a cabo de la misma manera que la de Jesús en la Era de la Gracia, no sería tan firme. Por tanto, la obra debe ocultarse de esta forma para vuestro beneficio y el de ella misma. Cuando la obra de Dios sobre la tierra llegue a su fin, esto es, cuando concluya esta obra en secreto, esta etapa de la misma se abrirá completamente de golpe. Todos sabrán que hay un grupo de vencedores en China; todos sabrán que Dios hecho carne está en China y que Su obra ha llegado a su fin. Sólo entonces el hombre caerá en cuenta: ¿por qué razón tiene que mostrar China declive o colapso? Resulta que Dios está llevando a cabo Su obra personalmente en China y ha perfeccionado a un grupo de personas haciéndolas vencedoras.

de ‘El misterio de la encarnación (2)’ en “La Palabra manifestada en carne”

El hombre cree que los israelitas estaban equivocados por “sólo creer en Jehová pero no creer en Jesús”, pero la mayoría de las personas desempeñan un papel en el que “sólo creen en Jehová y rechazan a Jesús”, y “anhelan el regreso del Mesías pero se oponen al Mesías que se llama Jesús”. No es de extrañar, entonces, que las personas sigan viviendo bajo el campo de acción de Satanás después de aceptar una etapa de la obra del Espíritu Santo y todavía sigan sin recibir las bendiciones de Dios. ¿No es esto el resultado de la rebelión del hombre? Los cristianos alrededor del mundo que no han mantenido el paso con la nueva obra de la actualidad, todos se aferran a la creencia de que ellos son los afortunados, que Dios cumplirá cada uno de sus deseos. Pero no pueden decir con certeza porqué Dios los llevará al tercer cielo ni tampoco están seguros de cómo vendrá Jesús para llevarlos cuando venga en una nube blanca, mucho menos pueden decir con absoluta certeza si Jesús realmente llegará en una nube blanca en el día que se imaginan. Todos están ansiosos y muy confundidos; ellos mismos ni siquiera saben si Dios arrebatará a cada uno de ellos, la diversidad de pequeños puñados de personas de cada denominación que aclaman. La obra que Dios realiza ahora, en la era presente, la voluntad de Dios, no entienden nada de esto y no pueden hacer nada sino contar los días con sus dedos. Sólo los que siguen las pisadas del Cordero hasta el final pueden obtener la bendición final, mientras que esas personas listas, que no son capaces de seguir hasta el final pero creen que han ganado todo, no pueden ser testigos de la aparición de Dios. Todos creen que son la persona más lista de la tierra e interrumpen el desarrollo continuo de la obra de Dios sin ninguna razón en lo absoluto, y parecen creer con absoluta certeza que Dios los llevará al cielo, ellos que “tienen la mayor lealtad a Dios, que siguen a Dios y acatan las palabras de Dios”. Aunque tengan la “mayor lealtad” hacia las palabras que Dios habla, sus palabras y acciones se siguen sintiendo tan repugnantes porque se oponen a la obra del Espíritu Santo y andan con astucia y cometen el mal. Los que no siguen hasta el final, que no mantienen el paso con la obra del Espíritu Santo, y que sólo se aferran a la antigua obra, no sólo han fallado en lograr la lealtad a Dios sino que, por el contrario, se han vuelto los que se oponen a Dios, se han vuelto los que la nueva era rechaza y que serán castigados. ¿Hay alguien más digno de compasión que ellos? Muchos hasta creen que todos los que rechazan la antigua ley y aceptan la nueva obra no tienen conciencia. Estas personas, que sólo hablan de la conciencia, y que no conocen la obra del Espíritu Santo, al final sus propias conciencias les truncarán sus perspectivas. La obra de Dios no acata la doctrina, y aunque es Su propia obra, siendo Dios no se aferra a ella. Lo que se debe negar se niega, lo que se debe eliminar se elimina. Pero el hombre se coloca en enemistad contra Dios aferrándose a una parte pequeña de la obra de la gestión de Dios. ¿No es esto lo absurdo del hombre? ¿No es esto la ignorancia del hombre? Cuanto más tímidas sean las personas, y sean demasiado cautelosas porque tienen miedo de no obtener las bendiciones de Dios, más incapaces son de obtener mayores bendiciones y de recibir la bendición final. Aquellas personas que servilmente acatan la ley, todas demuestran la mayor lealtad hacia la ley, y cuanto más demuestren esa lealtad hacia la ley, más rebeldes son al oponerse a Dios. Porque ahora es la Era del Reino y no la Era de la Ley, y la obra de la actualidad no se puede mantener en contra de la obra del pasado y la obra del pasado no se puede comparar con la obra de la actualidad. La obra de Dios ha cambiado y la práctica del hombre también ha cambiado; no es aferrarse a la ley o llevar la cruz. Así, la lealtad de las personas hacia la ley y la cruz no ganará la aprobación de Dios.

de ‘La obra de Dios y la práctica del hombre’ en “La Palabra manifestada en carne”

La obra del Espíritu Santo se transforma día a día, elevándose cada vez más con cada paso; la revelación de mañana es más elevada que la de hoy, paso a paso, subiendo cada vez más alto. Tal es la obra por medio de la cual Dios perfecciona al hombre. Si el hombre no puede mantener el paso, entonces, en cualquier momento puede ser abandonado. Si el hombre no tiene un corazón obediente, entonces no puede seguir hasta el final. La época antigua ha pasado; ahora es una nueva época. Y en una nueva época se debe realizar una nueva obra. Particularmente en la época final donde el hombre será perfeccionado, Dios llevará a cabo una nueva obra cada vez más rápido. Por lo tanto, sin obediencia en su corazón, al hombre le será difícil seguir las huellas de Dios. Dios no se sujeta a las reglas ni tampoco trata ninguna etapa de Su obra como inmutable. Más bien, la obra realizada por Dios es cada vez más nueva y cada vez se enaltece más. Su obra se hace más y más práctica con cada paso, está más y más en línea con las necesidades prácticas del hombre. Sólo después de que el hombre experimenta esta clase de obra puede alcanzar la transformación final de su carácter. El conocimiento que el hombre tiene de la vida crece cada vez más alto, por lo tanto, la obra de Dios de igual modo cada vez se enaltece más. Sólo de esta manera puede el hombre alcanzar la perfección y ser apto para que Dios lo use. Por un lado, Dios obra de esta manera para contrarrestar y dar marcha atrás a las nociones del hombre, mientras que, por el otro, guía al hombre a un estado más elevado y más realista, en el reino más alto de creencia en Dios para que, al final, se haga la voluntad de Dios. Todos los de naturaleza desobediente que se opongan obstinadamente serán dejados atrás por esta etapa de la obra de Dios que avanza rápida y furiosamente; sólo aquellos que obedezcan voluntariamente y que se humillen gustosamente pueden progresar hasta el final del camino. En este tipo de obra, todos vosotros debéis aprender cómo someteros y hacer a un lado vuestras nociones. Cada paso debe ser tomado con cuidado. Si sois descuidados, con toda seguridad os volverás alguien a quien el Espíritu Santo rechazará, alguien que altera a Dios en Su obra.

de ‘Los que obedecen a Dios con un corazón verdadero, con seguridad serán ganados por Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

La obra de Dios se está desarrollando con rapidez, y echa lejos, muy lejos, a las diversas facciones de religiosos y “celebridades” que observan el culto eclesial; dispersan, asimismo, a los cuatro vientos, a aquellos “expertos” que hay en medio de vosotros a los que les gusta, de forma especial, atenerse a normas. La obra de Dios no espera, no depende de nada ni da largas. No tira de nadie ni arrastra nadie; si no puedes mantenerte al paso, serás abandonado por muchos años que lleves como seguidor.

de ‘Respecto a una vida espiritual normal’ en “La Palabra manifestada en carne”

¿De qué manera debemos permanecer alerta esperando para poder recibir la aparición del Señor?

Versículos bíblicos relevantes

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7).

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:7).

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va” (Apocalipsis 14:4).

Palabras relevantes de Dios

Ya que el hombre cree en Dios, debe seguir muy de cerca las pisadas de Dios, paso a paso, debe “seguir al Cordero donde quiera que vaya”. Sólo estas son las personas que buscan el camino verdadero, sólo ellas son las que conocen la obra del Espíritu Santo. Las personas que de un modo servil siguen las cartas y las doctrinas son las que la obra del Espíritu Santo ha eliminado. En cada periodo de tiempo, Dios comenzará una nueva obra, y en cada periodo habrá un nuevo comienzo entre los hombres. Si el hombre sólo acata las verdades de que “Jehová es Dios” y “Jesús es Cristo”, que son verdades que sólo se aplican a una era, entonces el hombre nunca mantendrá el paso con la obra del Espíritu Santo y nunca podrá obtener la obra del Espíritu Santo. Independientemente de qué haga Dios, el hombre lo sigue sin la más mínima duda, y lo sigue de cerca. De esta manera, ¿cómo puede el hombre ser eliminado por el Espíritu Santo? Independientemente de lo que haga Dios, en tanto que el hombre esté seguro que es la obra del Espíritu Santo, y coopere con la obra del Espíritu Santo sin recelo, y trate de cumplir con las exigencias de Dios, entonces, ¿cómo podría ser castigado?

de “La obra de Dios y la práctica del hombre”

Ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, las palabras de Dios, las declaraciones de Dios, porque donde están las nuevas palabras de Dios, ahí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición de Dios, y donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida. Mientras buscabais las huellas de Dios, ignorasteis las palabras que dicen que “Dios es la verdad, el camino y la vida”. Y es que, cuando muchas personas reciben la verdad, no creen que han encontrado las huellas de Dios y mucho menos reconocen la aparición de Dios. ¡Qué error tan grave es ese! La aparición de Dios no se puede reconciliar con las nociones del hombre; mucho menos puede Dios aparecer por orden del hombre. Dios hace Sus propias elecciones y tiene Sus propios planes cuando hace Su obra; más aún, Él tiene Sus propios objetivos y Sus propios métodos. No es necesario que Él discuta con el hombre la obra que Él hace, ni que busque el consejo del hombre, ni mucho menos que les notifique de Su obra a cada una de las personas. Este es el carácter de Dios y, además, todos lo deben reconocer. Si queréis presenciar la aparición de Dios, si queréis seguir las huellas de Dios, entonces debéis primero trascender vuestras propias nociones. No debes demandar que Dios haga esto o aquello; mucho menos debes colocarlo dentro de tus propios confines y limitarlo a tus propias nociones. En cambio, debéis preguntar cómo debéis buscar las huellas de Dios, cómo debéis aceptar la aparición de Dios, y cómo os debéis someter a la nueva obra de Dios; eso es lo que el hombre debe hacer. Siendo que el hombre no es la verdad, y que no posee la verdad, el hombre debe buscarla, aceptarla y obedecerla.

Independientemente de si eres norteamericano, británico o de cualquier otra nacionalidad, debes ir más allá de tus propios límites, debes superarte, y debes ver la obra de Dios como una criatura de Dios. De esta manera, no pondrás restricciones a las huellas de Dios. Porque en el día de hoy, mucha gente considera que es imposible que Dios aparezca en cierto país o nación. ¡Qué profundo es el significado de la obra de Dios y qué importante es la aparición de Dios! ¿Cómo podrán medirlos la noción y el pensamiento del hombre? Y por eso digo que debes romper tus nociones de la nacionalidad o etnicidad para buscar la aparición de Dios. De esta manera, no estarás restringido por tus nociones; de esta manera, estarás calificado para darle la bienvenida a la aparición de Dios. De otro modo, siempre vas a estar en la oscuridad y nunca vas a obtener la aprobación de Dios.

[…] Donde Dios aparece, ahí está la expresión de la verdad y ahí está la voz de Dios. Sólo los que pueden aceptar la verdad pueden escuchar la voz de Dios y están calificados para presenciar la aparición de Dios. ¡Haz a un lado tus nociones! Tranquilízate y lee con cuidado estas palabras. Si anhelas la verdad, Dios te esclarecerá para entender Su voluntad y Sus palabras. ¡Haced a un lado vuestras opiniones de lo que es “imposible”! Cuanto más crea la gente que algo es imposible, es más factible que ocurra, porque la sabiduría de Dios se eleva más alto que los cielos, los pensamientos de Dios son más altos que los pensamientos del hombre, y la obra de Dios trasciende los límites del pensamiento y la noción del hombre. Cuanto más imposible sea algo, más se debe buscar la verdad; cuanto más allá de la noción y la imaginación del hombre esté algo, más contiene la voluntad de Dios. Porque no importa dónde se revele Dios, Dios sigue siendo Dios y Su esencia nunca cambiará, no importa la ubicación o forma de Su aparición. El carácter de Dios permanece igual independientemente de en dónde estén Sus huellas. No importa dónde estén las huellas de Dios, Él es el Dios de toda la humanidad. Por ejemplo, el Señor Jesús no es sólo el Dios de los israelitas, sino que también es el Dios de toda la gente de Asia, Europa y América y, más aún, el único Dios en todo el universo. ¡Así que busquemos la voluntad de Dios y descubramos Su aparición por Sus declaraciones, y sigamos Sus huellas! Dios es la verdad, el camino y la vida. Sus palabras y Su aparición existen simultáneamente y Su carácter y Sus huellas siempre van a estar accesibles a la humanidad. Queridos hermanos y hermanas, espero que podáis ver la aparición de Dios en estas palabras, y que comencéis a seguir Sus huellas hacia la nueva época y hacia un hermoso nuevo cielo y una hermosa nueva tierra preparados para los que esperan la aparición de Dios.

de “La aparición de Dios ha traído una nueva época”

Todos los que pueden obedecer las declaraciones actuales del Espíritu Santo son benditos. No importa cómo solían ser o cómo el Espíritu Santo solía obrar en ellos, los que han obtenido la última obra son los más bendecidos y los que no pueden seguir la última obra hoy son eliminados. Dios quiere a los que son capaces de aceptar la nueva luz y Él quiere a los que aceptan y conocen Su última obra. ¿Por qué se dice que debéis ser una virgen casta? Una virgen casta puede buscar la obra del Espíritu Santo y entender las cosas nuevas y, además, puede desechar las antiguas concepciones y obedecer la obra de Dios hoy. Este grupo de personas que aceptan la nueva obra de la actualidad, Dios las predestinó antes de todos los siglos y son las más benditas de las personas. Vosotros oís la voz de Dios directamente y contempláis la aparición de Dios y así, en todo el cielo y la tierra y a lo largo de las eras, nadie ha sido más bendecido que vosotros, este grupo de personas.

de “Conoce la nueva obra de Dios y sigue Sus huellas”

Dios te habla | “¿Es la obra de Dios tan sencilla como el hombre imagina?” La Palabra de Dios

Dios te habla | “¿Es la obra de Dios tan sencilla como el hombre imagina?” La Palabra de Dios

Como todos los que creen en Dios, deben comprender que hoy pueden aceptar la obra de Dios en los últimos días, y aceptar la obra de Dios en todos sus planes. Están verdaderamente animados y salvados por Dios. El cuerpo clave del trabajo de Quan Yu está en este grupo de personas, y el trabajo duro y el trabajo duro están dedicados a ti. Él te ha dado todo el trabajo espiritual de Quan Yu, así que tienes suerte. Para transferir su gloria de Israel, su cuerpo a usted, y mostrar la alineación de su plan a través de su pueblo, para que todos hereden la herencia de Dios, pero también la gloria de Dios. Personas Tal vez todos recuerden las palabras: “Nuestro sufrimiento, que es temporal, será extremadamente glorioso para nosotros”. En el pasado, todos ustedes han escuchado esta oración, pero nadie Comprenda la verdad de esta declaración. Esto es lo que Dios dijo en los últimos días. El sentido del enrojecimiento local persigue a Dios. Debido a que el gran dragón rojo es el enemigo de Dios, todas las personas aquí creen en Dios. Persecución, por lo tanto, estas palabras se cumplen en su gente. Debido a trabajar en un lugar que se resiste a Dios, toda la obra de Dios se ve muy obstaculizada, y muchas de las palabras del Dios superior no pueden ser oportunas y oportunas, y la gente está templada por la palabra de Dios. Esto también pertenece a ” El componente de la “amargura” es que es bastante difícil para Dios transformar su trabajo en la tierra del Dragón Rojo, y Dios también llamó a la “dificultad” para dar sus pasos para mostrar la sabiduría de Dios y la maravillosa colcha de Dios. Oportunidad Dios hizo este grupo de personas. En la calidad del hombre, debido a la disposición de Satanás en esta tierra sucia, será limpiado y conquistado por el trabajo, para que Dios sea glorificado de ahora en adelante, y que Dios se realice desde ese momento. Trabaje, solo haciendo esto para mostrar claramente el poder de Dios, solo aquellos en la tierra contaminada pueden ser calificados para recibir la gloria de Dios, de modo que se pueda decir que la gloria de Dios proviene de personas contaminadas. Esta es la voluntad de Dios. Así como Jesús trabajaba en ese momento, no tendría gloria entre sus propios fariseos. Sin la persecución de los fariseos y la traición de Judá, Jesús no podría ser ridiculizado, destruido o crucificado. Tampoco puede ser glorificado. Donde trabaja, donde hace su trabajo en la carne, donde recibe la gloria y donde recibe a las personas que quiere, este es el plan de Dios para el trabajo, y es asunto de Dios.

El plan del milenio de Dios para hacer dos partes en la carne