3. Mi descubrimiento del misterio del juicio

Por Enhui, Malasia

Me llamo Enhui y tengo 46 años. Vivo en Malasia y soy creyente en el Señor desde hace 27 años. En octubre de 2015 me trasladé a otra ciudad para trabajar. A mis nuevos compañeros les gustaba mucho Facebook, que utilizaban para chatear, hacer nuevos amigos y colgar publicaciones. Al saber que no tenía cuenta en Facebook, me crearon una, y poco a poco aprendí a conectarme para usarla. Cuando tenía tiempo, echaba un vistazo a las publicaciones de algunos hermanos y hermanas en el Señor, las compartía y les daba un “Me gusta”. A veces publicaba alabanzas al Señor o compartía Su gracia con mi grupo de amigos. Cada día era verdaderamente pleno para mí.

Un día de febrero de 2016, mirando el perfil de uno de mis amigos de Facebook vi esta publicación: “Hoy hemos debatido la cuestión del juicio en nuestro grupo. Cada cual dijo una cosa, pero estuvimos de acuerdo en los puntos principales. Dijo uno: ‘Si no entiendo algo, no me atrevo a soltar una tontería de las de siempre; eso es algo que Dios llevará a cabo en el futuro y no deberíamos tratar de hacer conjeturas a lo loco’. Otro comentó: ‘Salmos 75:2 afirma: «Cuando yo escoja el tiempo oportuno, seré yo quien juzgará con equidad». Dios toma nota de todo lo que hace cada persona, así que cuando regrese el Señor Jesús para juzgar a los seres humanos, nos revelará nuestros actos a todos como si estuviera reproduciendo una película. Por tanto, siempre debemos comportarnos con rectitud y nunca jamás hemos de hacer el mal para que así Dios no nos juzge y arroje al infierno’. Otra persona dijo: ‘La Biblia manifiesta lo siguiente: «Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, que es el libro de la vida, y los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras» (Apocalipsis 20:11-12). De las escrituras se desprende que, cuando el Señor Jesús regrese en los últimos días, instalará un escritorio gigante en el cielo, se sentará ante él y abrirá los libros. Entonces, con toda la humanidad arrodillada en el suelo, llamará a cada individuo por su nombre y juzgará a todos uno por uno según sus actos. El Señor elevará a los buenos al reino de los cielos y arrojará al infierno a los malvados’”.

Tras leer esta publicación, me quedé sentada en la silla y esbocé una imagen mental del Señor Jesús juzgando a la humanidad: el Señor sentado en un trono, todas las personas arrodilladas ante Su escritorio y confesando todos sus pecados para que Dios los juzgue y el Señor enviando a cada cual al cielo o al infierno en función de sus actos. Pensé que había seguido lealmente al Señor durante más de veinte años y había hecho todo lo posible por poner en práctica Sus enseñanzas. Creía que el Señor vería mi piedad y me elevaría al reino de los cielos. Sin embargo, conforme lo pensaba más y más, de repente tuve una idea: ahora que sabía utilizar Internet, ¿por qué no buscar “juicio”, a ver qué salía? Abrí un navegador y tecleé la palabra; no recuerdo en qué enlace hice clic, pero, para mi sorpresa, apareció esta frase: “El castigo y el juicio de Dios son la luz de la salvación del hombre”. Me picó inmediatamente la curiosidad, por lo que me dirigí al sitio web para leer más. Mientras se cargaba la página, oí este himno, tan agradable como conducente a la reflexión: “El castigo y el juicio de Dios son la luz de la salvación del hombre”. La letra decía: “[…] En su vida, si el hombre quiere ser limpiado y lograr cambios en su carácter, si quiere vivir una vida que tenga sentido y cumplir su deber como criatura, entonces debe aceptar el castigo y el juicio de Dios, y no debe dejar que se aparten de él la disciplina de Dios ni los golpes de Dios, para que se pueda liberar de la manipulación y la influencia de Satanás, y pueda vivir en la luz de Dios. Sabes que el castigo y el juicio de Dios son la luz, y la luz de la salvación del hombre, y que no hay mejor bendición, gracia o protección para el hombre” (“Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”).

Cuando acabó el himno, medité la letra y me pareció muy conmovedora. Me puse a pensar: “¿Es el castigo y juicio de Dios la luz de nuestra salvación? ¿Es la máxima protección y gracia para la humanidad? ¿Cómo debemos entenderlo? Si la gente quiere purificarse y vivir con sentido, ¿eso implica que tiene que aceptar el castigo y juicio de Dios?”. Mientras reflexionaba sobre esta letra, mi cerebro daba vueltas a muchas preguntas. También pensé: “Si Dios juzgara al hombre, ¿no lo condenaría? ¿Y cómo es que el juicio llega a ser luz de salvación?”. Sentía tanta curiosidad como emoción porque nunca había oído algo así. Aunque el juicio del que hablaba el himno no se ajustaba a mi entendimiento del juicio, aún tenía una vaga sensación de que el mismo posee una relevancia muy profunda y tiene importancia para el futuro y el destino de una persona. Cuando consulté la fuente del himno comprobé que se trataba de la Iglesia de Dios Todopoderoso, por lo que me dirigí a su sitio web. Vi que no solo la página de inicio era novedosa y estéticamente agradable, sino que el contenido también era abundante y variado. Había audios, lecturas, cánticos, debates y muchas cosas más. Pensé para mis adentros: “¿Por qué nadie me ha hablado nunca de este sitio web? Está muy bien, pero ¿acaso nadie lo ha compartido porque aún no lo han descubierto?”. Hice click sobre el enlace “Libros” y, a medida que me desplazaba por la lista, vi este título: Testimonios de experiencias de adentrarse en la vida. Al pulsar sobre él, encontré, sobre todo, testimonios del juicio de Dios. Por ejemplo, “El Juicio y Castigo de Dios me salvó”, “El juicio y el castigo de Dios supusieron una grandiosa salvación para mí”, “He visto el amor de Dios en Su castigo y juicio”, “El juicio y el castigo de Dios despertaron mi corazón pecaminoso” y “El juicio y el castigo de Dios me llevan al camino correcto”. Era casi la hora de irme a trabajar, así que solo me dio tiempo a hojear rápidamente algunos de estos testimonios. Todos estaban redactados por creyentes que describían cómo se purificó su carácter corrupto y, asimismo, hablaban de sus defectos, su corrupción, sus puntos de vista erróneos sobre la fe, etc., y de cómo las palabras de juicio de Dios Todopoderoso los transformaron de algún modo. Esto me hizo sentir aún más curiosidad acerca de “El castigo y el juicio de Dios son la luz de la salvación del hombre”. ¿Acaso el juicio no consistía en ser condenados? ¿No consistía en decidir el final de cada persona? Comencé a sentir verdadera inquietud y sabía que tenía que profundizar en lo que se decía en “El castigo y el juicio de Dios son la luz de la salvación del hombre”. Llegué a la conclusión de que Testimonios de experiencias de adentrarse en la vida era, probablemente, un libro extremadamente útil para la gente de su fe y que debía mirarlo con detenimiento. No obstante, me estaba quedando sin tiempo, por lo que apagué la computadora y me fui a trabajar.

Aquella noche daba vueltas en la cama sin poder dormir; no hacían más que venirme a la cabeza imágenes del sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Sobre todo, no comprendía la frase “El castigo y el juicio de Dios son la luz de la salvación del hombre” y tenía muchas ganas de saber qué quería decir “juicio”.

A la mañana siguiente madrugué, abrí el sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso y me puse a buscar la palabra “juicio”. Vi un artículo titulado “Cristo hace la obra de juicio con la verdad”, lo abrí y leí estas palabras: “El ‘juicio’ en las palabras anteriormente habladas —el juicio comenzará por la casa de Dios— se refiere al juicio que Dios pasa hoy sobre aquellos que vienen ante Su trono en los últimos días. Tal vez hay quienes creen en imaginaciones sobrenaturales como la de que, cuando hayan llegado los últimos días, Dios erigirá una gran mesa en los cielos sobre la cual se extenderá un mantel blanco y, luego, sentado en un gran trono con todos los hombres de rodillas sobre el suelo, Él revelará los pecados de cada hombre y así determinará si van a ascender al cielo o a ser enviados al lago de fuego y azufre. No importa cuáles sean las imaginaciones del hombre, la esencia de la obra de Dios no puede ser alterada. Las imaginaciones del hombre no son sino los constructos de los pensamientos del hombre y provienen del cerebro del hombre, resumidas y juntadas a partir de lo que el hombre ha visto y oído. Digo, por lo tanto, que por más brillantes que sean las imágenes concebidas, estas siguen siendo nada más que un esbozo y no pueden sustituir el plan de la obra de Dios. A fin de cuentas, el hombre ha sido corrompido por Satanás, así que, ¿cómo puede comprender los pensamientos de Dios? El hombre concibe que la obra de juicio de parte de Dios es particularmente fantástica. Cree que puesto que es Dios mismo quien hace la obra de juicio, entonces que esta debe ser de la más colosal escala e incomprensible para los mortales, y que debe resonar a través de los cielos y sacudir la tierra; de lo contrario, ¿cómo podría ser la obra de juicio de Dios? Cree que como esta es la obra de juicio, entonces Dios debe ser particularmente imponente y majestuoso a medida que obra, y los que están siendo juzgados deben gritar con lágrimas y suplicar de rodillas por misericordia. Tal escena debe ser un gran espectáculo y profundamente enardecedora… Todos imaginan que la obra de juicio de Dios debe ser preternaturalmente maravillosa. ¿Sabes, sin embargo, que Dios comenzó la obra de juicio entre los hombres desde hace mucho tiempo y todavía estabas acurrucado en el nido acogedor? ¿Que el momento en el que piensas que la obra de juicio de Dios está comenzando oficialmente, ya es el momento en el que Dios haga de nuevo el cielo y la tierra? En ese momento, tal vez sólo habrás acabado de entender el significado de la vida, pero la implacable obra de castigo de Dios te llevará, todavía profundamente dormido, al infierno. Sólo entonces te darás cuenta repentinamente de que la obra de juicio de Dios ya habrá concluido”. Estas palabras me dejaron verdaderamente atónita. Revelaban con gran precisión los pensamientos y puntos de vista más íntimos de las personas sobre la obra del juicio de Dios de los últimos días; eran, además, muy reales y prácticas. Me pregunté: “¿Acaso es una simple imaginación mía esa idea, a la que me he aferrado, de un juicio en el cielo? Este pasaje muestra que todas las personas imaginan que la obra del juicio de Dios es misteriosa y sobrenatural. También indica que la obra del juicio comenzó hace mucho y concluirá pronto y exhorta a la gente a buscar la manifestación de Dios sin perder más tiempo. ¿Tal vez se trata de la voz de Dios?”. Ese pensamiento me dejó intranquila y realmente quería conocer, de forma clara e inmediata, la verdadera relevancia del juicio de Dios. Sin embargo, había demasiados contenidos en el sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso y en ese momento no sabía por dónde empezar a buscar, así que decidí localizar a los propios miembros de la Iglesia para ver si podían ayudarme a entender las cosas.

Mediante la función de chat en línea del sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso, les envié un mensaje para expresarles mi interés por saber más sobre el juicio. Enseguida me respondió una persona y me presentó a dos hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso que se conectaron conmigo: Liu Hui y Li Mei. En el transcurso de nuestra conversación descubrí que estas dos hermanas tenían un enfoque abierto y honesto y eran muy directas; quería charlar con ellas de corazón a corazón. Les dije: “Me gusta mucho el sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Hay todo tipo de libros espirituales, himnos de alabanza, videos musicales, películas evangélicas, recitaciones de las palabras de Dios y más cosas. Hay muchísimo contenido, pero es que no entiendo lo que quieren decir con el juicio de Dios. Acabo de leer “Cristo hace la obra de juicio con la verdad”, que parece manifestar que la obra del juicio de Dios ya ha comenzado y que la idea del juicio en el cielo no es sino fruto de las nociones y fantasías humanas. Esto difiere bastante de lo que suelo entender por ‘juicio’. ¿Podrían hablarme de cómo lo entienden ustedes?”.

La hermana Liu Hui respondió: “¡Alabado sea Dios! ¡Compartamos la búsqueda y las enseñanzas! Yo también pensaba así y creía que Dios llevaría a cabo en el cielo Su obra del juicio de los últimos días. Sin embargo, tras leer las palabras de Dios Todopoderoso y hablar con los hermanos y hermanas, me di cuenta de que, en realidad, esta era tan solo una noción, una fantasía mía. Algunas profecías de la Biblia indican claramente si la obra del juicio de Dios se va a llevar a cabo en el cielo o en la tierra. Por ejemplo, Apocalipsis 14:6-7: ‘Y vi volar en medio del cielo a otro ángel que tenía un evangelio eterno para anunciarlo a los que moran en la tierra, y a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas’. Salmos 96:13: ‘Porque Él viene; porque Él viene a juzgar la tierra: juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con su fidelidad’. Juan 9:39: ‘Yo vine a este mundo para juicio; para que los que no ven, vean’. Estos versículos bíblicos citan ‘tenía un evangelio eterno para anunciarlo a los que moran en la tierra’, ‘porque Él viene a juzgar la tierra’. y ‘Yo vine a este mundo para juicio’. Con ello vemos que, en los últimos días, Dios debe venir personalmente al mundo y vendrá a la tierra a realizar la obra del juicio para juzgar a todos los pueblos y naciones. Asimismo, gracias a la lectura de la Biblia sabemos que, antes de crear la humanidad, Dios creó los cielos, la tierra y todas las cosas para prepararnos unas condiciones de vida adecuadas. Después creó la humanidad y dispuso que viviéramos en la tierra, no en el cielo. Entonces, ¿cómo podríamos ascender al cielo? La humanidad corrupta no tiene más opción que aceptar el juicio de Dios aquí en la tierra. Además, el Libro de Apocalipsis relata que Juan vio un gran trono blanco en el cielo en la isla de Patmos. De hecho, esta fue solamente una de las visiones de Juan, pero algunos la han interpretado literalmente en el sentido de que, cuando regrese en los últimos días, Dios juzgará a la gente en el cielo. Estas no son sino nuestras nociones y fantasías, una interpretación errónea de las profecías y en absoluto la realidad de la obra de Dios”.

Me quedé anonadada con lo que oía: había leído todos los versículos bíblicos que la hermana estaba compartiendo conmigo, así que ¿cómo no había reparado en la verdadera relevancia de aquellas palabras? ¡Claro! Dios había creado la humanidad para que viviera en la tierra; entonces, ¿cómo podríamos ascender al cielo? ¡Cuán difusa e ignorante era mi fe!

A continuación, la Hermana Li Mei me enseñó lo siguiente: “En los últimos días, Dios no solo se ha encarnado para realizar la obra del juicio en la tierra, sino que Su obra comenzó hace mucho tiempo y pronto concluirá. La obra del juicio de Dios no se lleva a cabo en el cielo como la gente imagina ni se trata de condenar directamente a las personas como se cree. De hecho, antes de que concluya la obra del juicio de Dios, todos aquellos que se presenten ante Su trono serán los que podrán ser juzgados, probados y purificados por las palabras de Dios. A todos aquellos que acepten el juicio de Dios y sean purificados Dios los llevará a Su reino. Sin embargo, quienes se nieguen a aceptar el juicio de las palabras de Dios, como su naturaleza pecaminosa no habrá sido juzgada y purificada por Él, seguirán viviendo en pecado, pecando constantemente. Mentirán, engañarán, se rebelarán contra Dios y se opondrán a Él. Serán aniquilados en el infierno por sus pecados en una auténtica manifestación del carácter justo de Dios. Quienes llevamos muchos años siguiendo al Señor hemos experimentado en profundidad que, pese a haber sido redimidos de nuestros pecados por la fe, no se ha resuelto el problema de nuestra naturaleza pecaminosa. Seguimos al Señor, pero al mismo tiempo solemos contradecir Sus enseñanzas y dar rienda suelta a nuestros deseos carnales de cometer pecados tales como mentir, engañar, intrigar y luchar por la fama y la fortuna. Tenemos sed de vanidades vacías, perseguimos las malignas tendencias del mundo material y todo eso. Especialmente cuando nos enfrentamos a pruebas, accidentes y desastres, malinterpretamos a Dios, lo culpamos y hasta lo traicionamos. Podríamos decir que vivimos constantemente pecando y confesando los pecados sin sacudirnos jamás las cadenas de nuestra naturaleza pecaminosa. Dice la Biblia: ‘La santidad, sin la cual nadie verá al Señor’ (Hebreos 12:14). ¿Cómo pueden entrar en el reino de Dios personas tan corruptas como nosotros? Dios Todopoderoso ha manifestado: ‘Un pecador como alguno de vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado o perfeccionado por Dios, ¿puedes ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡tendrías que tener tanta suerte! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Y así, tú, un pecador que acaba de ser redimido, no puedes heredar directamente la herencia de Dios’ (‘Acerca de los apelativos y la identidad’ en “La Palabra manifestada en carne”). Por tanto, en los últimos días Dios está implantando Su plan de gestión al realizar la etapa de Su obra consistente en juzgar, castigar y purificar a las personas según las necesidades de la humanidad corrupta. Su propósito es salvarnos completamente del campo de acción de Satanás y eliminar las cadenas de nuestra naturaleza pecaminosa para que podamos purificarnos y salvarnos. De este modo comprobamos que la obra del juicio de Dios de los últimos días trata de purifica y salva, no de condenarnos, como la gente imagina”.

La Hermana Liu Hui prosiguió con sus enseñanzas: “Así es, hermana Enhui. Pensémoslo. Si la obra del juicio de Dios consistiera en condenarnos y castigarnos, ni uno solo de nosotros, hondamente corrompidos por Satanás, se salvaría ni podría entrar en el reino de Dios jamás. De ser así, ¿qué sentido tendría la obra del juicio de Dios? Las palabras de Dios Todopoderoso precisan claramente por qué realiza Dios la obra del juicio en los últimos días y qué relevancia tiene. Leamos dos pasajes de las palabras de Dios Todopoderoso: ‘Toda la vida del hombre se vive bajo el campo de acción de Satanás, y no hay ni una sola persona que por su cuenta se pueda liberar de la influencia de Satanás. Todas viven en un mundo asqueroso, en corrupción y vacío, sin el menor sentido o valor; viven unas vidas tan despreocupadas para la carne, para la lujuria y para Satanás. No le dan a su existencia el más mínimo valor. El hombre es incapaz de encontrar la verdad que lo libere de la influencia de Satanás. Aunque el hombre crea en Dios y lea la Biblia, no entiende cómo liberarse del control de la influencia de Satanás. A lo largo de las eras, muy pocas personas han descubierto este secreto y muy pocas lo han entendido. […] Si el hombre no es limpiado, entonces es de la inmundicia; si Dios no lo protege y lo cuida, entonces todavía es un cautivo de Satanás; si no es juzgado y castigado, entonces no tendrá los medios para escapar de la opresión de la oscura influencia de Satanás. El carácter corrupto que manifiestas, y el comportamiento desobediente que vives, son suficientes para probar que todavía estás viviendo bajo el campo de acción de Satanás. Si tu mente y tus pensamientos no han sido limpiados, y tu carácter no ha sido juzgado y castigado, entonces a todo tu ser todavía lo controla el campo de acción de Satanás, tu mente la controla Satanás, tus pensamientos los manipula Satanás, y todo tu ser lo controlan las manos de Satanás’ (‘Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio’ en “La Palabra manifestada en carne”). ‘Por medio de esta obra de juicio y castigo, el hombre llegará a conocer plenamente la esencia inmunda y corrupta de su interior, y podrá cambiar completamente y ser purificado. Sólo de esta forma puede ser el hombre digno de regresar delante del trono de Dios. Toda la obra realizada este día es con el fin de que el hombre pueda ser purificado y cambiado; por medio del juicio y el castigo por la palabra, así como del refinamiento, el hombre puede desechar su corrupción y ser hecho puro’ (‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”). Entonces, ¿qué podemos experimentar a partir de las palabras de Dios? Vistas desde un ángulo, las palabras de Dios son extremadamente prácticas y reflejan muy bien nuestra situación en la vida real. Desde otro ángulo, podemos apreciar que si queremos ser elevados ante el trono de Dios, primero tenemos que pasar por Su juicio y purificación para deshacernos de la inmundicia y la corrupción escapar de la oscura influencia de Satanás. Solo entonces seremos aptos para que Dios nos lleve a Su reino. Sin la obra del juicio de Dios de los últimos días no podríamos purificarnos lo suficiente para convertirnos en buscadores del corazón de Dios y, por supuesto, no podríamos entrar en Su reino. Sencillamente, nunca dejaríamos de pecar y oponernos a Dios y al final Él nos aniquilaría en el infierno. De hecho, con los testimonios reales de los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso podemos percibir que el juicio y castigo de Dios es la luz de la salvación para la humanidad. Satanás ha corrompido a cada uno de nosotros, pero dado que podemos presentarnos ante Dios Todopoderoso y recibir el juicio y castigo de las palabras de Dios, nuestro carácter de vida va transformándose. Pasamos de la rebelión y la oposición a la aceptación y la sumisión; de la arrogancia, la santurronería y la inflexibilidad hacia toda persona a estar dispuestos a dejar de lado el ego y a someternos a lo que es correcto, a la verdad. Además, todo cuanto se expresa en el juicio y castigo de Dios es la verdad, así como expresión del carácter justo y santo de Dios, por lo que, cuanto más experimentamos Su juicio y castigo, más lo conocemos a Él. Y cuanto más lo conocemos, con mayor nitidez vemos el interior de las personas, las cosas y los acontecimientos del mundo. En consecuencia, nuestros puntos de vista y valores cambian en mayor o menor medida. Adquirimos mayor veneración y sumisión a Dios. Esto es lo que el juicio y castigo de Dios Todopoderoso logran en nosotros. Sin el juicio de la luz de la verdad en las palabras de Dios, todos viviríamos en las tinieblas, cometiendo pecados y luego confesándolos, confesándolos y luego volviéndolos a cometer cada día sin sacudirnos jamás las cadenas del pecado. Así, ¿cómo habría de llevarnos Dios a Su reino?”.

Tras las enseñanzas de las hermanas Li y Liu sentí como si hubieran encendido una luz brillante en mi corazón. Lo que decían era cierto: el pastor, los ancianos y los hermanos y hermanas de mi iglesia eran incapaces de escapar de la esclavitud del pecado. Yo misma solía pecar a mi pesar y no sabía poner en práctica las palabras del Señor. Todos vivimos pecando y luego confesando; realmente necesitamos que Dios regrese para que realice la etapa de juicio y purificación de Su obra. Si no hubiera estudiado la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, nunca habría llegado a entender estas verdades. Me sentí muy agradecida por la guía de Dios. Leyendo las palabras de Dios Todopoderoso, escuchando las enseñanzas de las hermanas y leyendo los testimonios escritos de los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso, en los que describían la manera en que el juicio de las palabras de Dios purificó su carácter corrupto, había llegado a comprender un poco la obra del juicio de Dios de los últimos días. Se habían disipado mis nociones y ya sabía que el juicio y castigo de Dios son esenciales para que escapemos del pecado y recibamos la purificación.

Entonces dijo Liu Hui: “Leamos otros dos pasajes de palabras de Dios Todopoderoso. Dios Todopoderoso manifestó: ‘Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios’ (‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”). ‘Los que quieren obtener la vida sin confiar en la verdad de la que Cristo habló son las personas más absurdas de la tierra, y los que no aceptan el camino de la vida que Cristo trajo están perdidos en la fantasía. Y así digo que a las personas que no aceptan al Cristo de los últimos días Dios las detestará para siempre. Cristo es la puerta para que el hombre entre al reino durante los últimos días, que nadie puede evitar. Nadie puede ser perfeccionado por Dios excepto por medio de Cristo. Tú crees en Dios y por tanto debes aceptar Sus palabras y obedecer Su camino. No debes simplemente pensar en obtener bendiciones sin recibir la verdad o sin aceptar la provisión de la vida. Cristo viene en los últimos días para que a todos los que verdaderamente creen en Él les pueda proveer la vida. Su obra es en aras de concluir la era antigua y entrar en la nueva, y es el camino que deben tomar todos los que entrarán en la nueva era. Si no eres capaz de reconocerlo y en cambio lo condenas, blasfemas y hasta lo persigues, entonces estás destinado a quemarte por la eternidad y nunca entrarás en el reino de Dios’ (‘Sólo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”). De las palabras de Dios Todopoderoso se desprende que, en los últimos días, Dios se ha hecho carne al objeto de expresar todas las verdades para purificar y salvar a la humanidad según las sus necesidades. Revela Su carácter justo, que no tolera ninguna ofensa a la humanidad. Con Sus palabras, Dios revela la naturaleza y esencia de la gente y su verdadero estado de corrupción. Únicamente si aceptamos las palabras de juicio que Dios Todopoderoso ha expresado podemos conocer nuestra arrogancia, nuestra astucia, nuestro egoísmo, nuestra maldad, etc., que forman parte de nuestra naturaleza satánica y nuestro carácter corrupto. Solo si aceptamos el juicio y castigo de Dios podemos conocer Su carácter justoy cultivar a veneración de corazón hacia Él y el verdadero arrepentimiento. Así podemos lograr transformar y purificar nuestro carácter corrupto. Esta es la relevancia del juicio de Dios y también nuestra única vía de salvación. Hermana Enhui, siempre que leamos con ahínco las palabras de Dios en la medida de lo posible, tendremos cada vez más clara la relevancia de la obra del juicio de Dios de los últimos días y comprobaremos que solamente Cristo de los últimos días puede otorgar a las personas el camino de vida eterna”.

¡Alabado sea el Señor! Aprendí muchísimo comunicándome con las hermanas. Aunque aún tengo que experimentar el juicio y castigo de Dios, con sus enseñanzas y la lectura de Testimonios de experiencias de adentrarse en la vida he percibido que el juicio y castigo de Dios Todopoderoso pueden transformar realmente a las personas. También siento auténtica necesidad de que Dios lleve a cabo la etapa de juicio y castigo de Su obra para transformarme, purificarme y así ser apta para que me eleve al reino de los cielos. Posteriormente, tras unos días más de enseñanzas, llegué a comprender mejor la relevancia de la obra del juicio de Dios y la verdad de los nombres de Dios. También aprendí verdades con las que discernir al Cristo verdadero de los falsos y las iglesias verdaderas de las falsas. Aprendí verdades sobre la encarnación de Dios, la diferencia entre la obra de Dios y la del hombre, cómo Satanás corrompe a la humanidad, cómo Dios nos salva y mucho más. Llegué a la firme conclusión de que Dios Todopoderoso es realmente el Señor Jesús retornado y acepté Su obra de los últimos días con alegría en el corazón. ¡Alabado sea Dios! Desde entonces tengo una sed insaciable de leer las palabras de Dios. Viviendo una vida de iglesia, compartiendo verdades con los hermanos y hermanas y aceptando el riego y alimento de las palabras de Dios, siento que mi espíritu recibe gran cantidad de sustento. Esto me ha permitido ser testigo del cumplimiento total de esta profecía del Libro del Apocalipsis de la Biblia: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). También he notado que la misma se ha cumplido en mi persona. Las palabras de Dios Todopoderoso han abierto la puerta de mi corazón y me han permitido oír la voz de Dios, conocer Su obra del juicio y regresar ante Él. ¡Alabado sea Dios!

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Música cristiana de adoración 2020 | ¡Oh Dios! Realmente no merezco Tu amor!

Música cristiana de adoración 2020 | ¡Oh Dios! Realmente no merezco Tu amor!

1

He hecho tantas cosas que no soporto recordar.

Malgasté tanto tiempo.

Un gran remordimiento y sentimientos de deuda se acumulan en mi corazón.

Siempre pedía recompensas cuando sufría al dedicarme a Dios.

Cuando mi deseo de recibir bendiciones se frustraba, pensaba en abandonar a Dios,

pero aún tenía Su amor vívido en la cabeza y era demasiado difícil de olvidar.

Las palabras de Dios me dieron de lleno en el corazón,

me alejaron paso a paso de las recaídas y la negatividad.

Cuando me amenazaba la adversidad, yo era temerosa, tímida y estaba amedrentadora.

Fui débil y negativa, y de nuevo pensé en abandonar a Dios.

Sus palabras me partieron el corazón como una afilada espada de doble filo,

sin dejar ni un lugar donde esconder mi vergüenza.

2

Antes iba a toda prisa buscando fama, fortuna y estatus,

ncapaz de resistir la tentación de Satanás.

Muchas veces me preocupaba, dudada y mi vida se descarriaba.

Luchaba dolorosamente contra el pecado, sin saber cómo dar la vuelta.

¡Oh Dios! ¡Así soy yo! ¡Así soy yo!

Tan corrupta que realmente no merezco Tu salvación.

¡Oh Dios! Es Tu palabra la que siempre me guía y me lleva,

sin ella caería en la tentación y me costaría dar el más mínimo paso.

¡Oh Dios! Nunca más volveré a ser negativa ni a retroceder.

No me abandones, no puedo vivir sin Ti.

¡Oh Dios! Te ruego que me des Tu castigo, juicio y refinamiento

para que mi corrupción sea purificada y yo pueda vivir como un ser humano.

¡Oh Dios! Nunca más volveré a ser negativa ni a retroceder.

No me abandones, no puedo vivir sin Ti.

¡Oh Dios! Te ruego que me des Tu castigo, juicio y refinamiento

para que mi corrupción sea purificada y yo pueda vivir como un ser humano.

¡Oh Dios! Nunca más volveré a ser negativa ni a retroceder.

No me abandones, no puedo vivir sin Ti.

¡Oh Dios! Te ruego que me des Tu castigo, juicio y refinamiento

para que mi corrupción sea purificada y yo pueda vivir como un ser humano,

para que mi corrupción sea purificada y yo pueda vivir como un ser humano.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

Recomendación: “Música cristiana |””Todas las naciones vengan a Tu luz”” La aparición del
Salvador de los últimos días”

Conocer a Dios es el camino hacia el temer a Dios y apartarse del mal (Fragmento 2)

     Palabras diarias de Dios | Conocer a Dios es el camino hacia el temer a Dios y apartarse del mal (Fragmento 2)

Todos deberían reexaminar su vida de creer en Dios. En el proceso de seguir a Dios, ¿tienen una verdadera comprensión, una verdadera comprensión y una verdadera comprensión de Dios? ¿Saben realmente cuál es la actitud de Dios hacia todo tipo de personas? Comprende lo que Dios te hace y lo que Dios te hace. ¿Cuánto sabes y sabes acerca de este Dios que está a tu lado para guiarte, guiar tu dirección, dominar tu destino, suplir al Dios que necesitas? ¿Sabes lo que te hace todos los días? ¿Conoces el principio y el propósito de todo lo que hace? ¿Sabes cómo te guió? ¿Sabes cómo te suministra? ¿Sabes cómo te guió? ¿Sabes lo que quiere lograr en ti? ¿Conoces su actitud hacia tus diversas actuaciones? ¿Sabes si eres su persona favorita? ¿Conoces el origen de su ira y tristeza, los pensamientos, pensamientos y esencia detrás de él? ¿Sabes en qué clase de dios crees? Espera, ¿son estas preguntas que nunca supiste y en las que nunca pensaste? En el proceso de creer en Dios, ¿alguna vez has eliminado el malentendido de Dios con tu propia experiencia real y la experiencia de la Palabra de Dios? ¿Alguna vez has aceptado la disciplina y la reprimenda de Dios para tener verdadera obediencia y consideración con Dios? ¿Alguna vez has conocido la santidad de Dios en los juicios de Dios, la rebelión del hombre y la naturaleza de Satanás? ¿Has comenzado una nueva perspectiva de la vida bajo la guía y apertura de la Palabra de Dios? ¿Sintió la indulgencia de Dios en las pruebas de Dios contra usted y su salvación? Si no sabe qué es un malentendido de Dios y cómo eliminarlo, se puede decir que nunca ha tenido una relación verdadera con Dios, nunca ha entendido a Dios, al menos nunca ha querido Entiende a Dios. Si no sabes cuál es la disciplina y el castigo de Dios, entonces ciertamente no sabes qué es la obediencia y la consideración, al menos nunca tienes verdadera obediencia y consideración hacia Dios. Si no has experimentado el castigo y el juicio de Dios, entonces no debes saber qué es la santidad de Dios y, lo que es más, qué es la rebelión humana. Si nunca ha tenido una visión verdaderamente correcta de la vida, no tiene objetivos de vida correctos y todavía está confundido, avergonzado o incluso estancado para el camino de la vida futura, entonces nunca debe haber sido abierto y guiado por Dios. Realmente nunca obtienes el suministro y el suministro de la Palabra de Dios. Si no ha sido probado por Dios, no hace falta decir que ciertamente no sabrá cuál es la intolerancia de Dios, o cuáles son los requisitos de Dios para usted, y mucho menos lo que Dios hace para salvar a las personas. ¿Qué es exactamente el trabajo? No importa cuántos años una persona ha creído en Dios, si no tiene experiencia o comprensión en la Palabra de Dios, entonces no debe haber tomado el camino de la salvación. Su fe en Dios no debe tener un contenido real, y su conocimiento de Dios también debe ser cero. No hace falta decir que no entendió lo que era temer a Dios.

Recomendación: La segunda venida de Cristo

El camino a la purificación

Por Christopher, Filipinas

Me llamo Christopher y soy pastor de una iglesia clandestina en Filipinas. En 1987, fui bautizado y me acerqué al Señor Jesús y, luego, por la gracia del Señor, en 1996 pasé a ser pastor de la iglesia local. En ese tiempo, además de obrar y predicar en muchos lugares de Filipinas, también predicaba en sitios como Hong Kong y Malasia. Gracias a la obra y la guía del Espíritu Santo, yo sentía que tenía una energía inagotable en mi obra para el Señor y una inspiración interminable en mis sermones. A menudo apoyaba a los hermanos y hermanas cuando estaban negativos y débiles. En ocasiones, cuando ciertos miembros de su familia que no eran creyentes se mostraban hostiles conmigo, yo de todos modos podía ser tolerante y paciente, no perdía la fe en el Señor y creía que Él podía cambiarlos. Así que sentía que yo había cambiado mucho desde que me convertí en creyente. Sin embargo, a partir de 2011, dejé de sentir la obra del Espíritu Santo tan fuertemente como antes. Poco a poco, dejé de tener nuevo esclarecimiento para mis sermones y fuerza para liberarme de vivir en pecado. No podía evitar enfadarme con mi esposa y mi hija ni darles una lección a través de mi mal genio cuando veía que no hacían lo que yo quería. Sabía que esto no era acorde con la voluntad del Señor, pero muchas veces no podía hacer nada para evitarlo. Me sentía particularmente angustiado por esto. Con el fin de liberarme de una vida de pecado y confesión, me esforcé más en leer la Biblia, ayunar y orar. También recurrí a pastores espirituales por todas partes para buscar y explorar esto juntos. Sin embargo, todos mis esfuerzos fueron inútiles y no marcaron ninguna diferencia en mi vida de pecado ni en la oscuridad de mi alma.

Entonces, una noche de primavera en 2016, mi esposa me preguntó: “Christopher, me he dado cuenta de que has estado muy preocupado últimamente. ¿Qué te sucede?”. Le dije lo que me estaba preocupando: “Me he estado preguntando estos últimos años por qué no puedo liberarme de vivir en pecado a pesar de ser pastor y haber creído en el Señor durante muchos años. Ya no logro sentir al Señor. Es como si Él me hubiera abandonado. Aunque predico por todas partes, en cuanto tengo un momento para mí, especialmente en mitad de la noche, siempre siento una especie de vacío y ansiedad y este sentimiento se vuelve cada vez más fuerte. Pienso en que he creído en el Señor durante muchos años, he leído mucho la Biblia, he escuchado muchos sermones del Señor y a menudo me he decidido a cargar la cruz y conquistarme a mí mismo, pero siempre estoy atado al pecado. Soy capaz de decir mentiras para proteger mis propios intereses y mi prestigio y no logro atenerme a las palabras ‘En su boca no fue hallado engaño’ (Apocalipsis 14:5). Cuando me enfrento a tribulaciones y refinamiento, aunque sé que ocurren con el consentimiento del Señor, aún no puedo dejar de quejarme de Él y malinterpretarlo y soy completamente incapaz de negarme a mí mismo voluntariamente. ¡Temo que, cuando el Señor vuelva, no podré entrar en el reino de los cielos por vivir en pecado de esta manera!”

Al oír esto, mi esposa me dijo: “Christopher, ¿cómo puedes pensar así? Debes tener fe; ¡eres pastor! Aunque vivamos en pecado y no nos hayamos librado de las ataduras del pecado, la Biblia dice ‘Que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo’ (Romanos 10:9). ‘Porque: Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo’ (Romanos 10:13). Mientras persistamos en leer la Biblia, reunirnos, orar al Señor, llevar la cruz y seguirlo siempre hasta Su segunda venida, podremos entrar en el reino de los cielos y recibir la bendición del Señor”.

Entonces le dije a mi esposa: “Yo pensaba así antes, pero 1 Pedro 1:16 dice: ‘Porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy santo’. He creído en el Señor durante treinta años, pero no puedo guardar el camino del Señor y, viviendo en pecado, a menudo aún soy capaz de resistirme a Él. No cumplo en lo más mínimo con los requisitos del Señor. ¡Uf! Cuántas veces me decidí a obedecer las enseñanzas del Señor, pero no pude practicar Sus palabras. ¿Cómo iba yo a ser digno de entrar en el reino de los cielos de esa manera? El Señor Jesús dijo: ‘No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos’ (Mateo 7:21). Según las palabras del Señor, entrar en el reino de los cielos no es tan simple como pensamos. El Señor es santo, así que ¿cómo pueden ser arrebatadas al reino de los cielos las personas que no pueden practicar Su palabra y que se resisten a Él a menudo? ¡Sólo quienes han cambiado y acatan la voluntad de Dios pueden entrar en el reino de los cielos!”.

Mi esposa pensó durante un momento y me dijo: “Lo que estás diciendo tiene sentido. El Señor es santo y aún somos pecadores. No somos dignos de entrar al reino de Dios. Es sólo que… de pronto recordé… ¿El pastor Liu no invitó a un pastor coreano llamado Kim a la iglesia? ¿Por qué no le consultamos acerca de este asunto?”. Le respondí: “Sí, buena idea. El Señor Jesús dijo: ‘Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá’ (Mateo 7:7). Mientras busquemos, creo que el Señor nos guiará. Como pastor, debo considerar la vida de los hermanos y hermanas. Si soy displicente en mi fe, flaco favor les haré a ellos y a mí mismo. Así que esperemos hasta que llegue el pastor Kim y consultémosle en relación con este asunto”.

Como yo quería consultar con el pastor Kim, quise conocer un poco sobre sus antecedentes. Así que investigué en internet sobre la iglesia coreana a la que él pertenecía. En las páginas que saltaron, vi la web https://www.holyspiritspeaks.org. La abrí y estas palabras me atrajeron: “El hombre recibió mucha gracia, como la paz y la felicidad de la carne, la bendición de toda la familia sobre la fe de uno, la curación de las enfermedades, etc. El resto era las buenas obras del hombre y su apariencia piadosa; si este podía vivir en base a eso, se le consideraba un buen creyente. Sólo tales creyentes podrían entrar en el cielo tras la muerte, lo que significa que fueron salvos. Pero durante su vida, no entendieron en absoluto el camino de la vida. Simplemente cometían pecados y después confesaban, en un ciclo continuo sin camino alguno hacia un carácter cambiado; así era la condición del hombre en la Era de la Gracia. ¿Ha recibido el hombre la salvación completa? ¡No!” (‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”). Estas palabras estaban tan bien expresadas que no pude evitar seguir leyendo: “Por tanto, después de completarse esa etapa, aún queda la obra de juicio y castigo. Esta etapa hace al hombre puro por medio de la palabra al darle una senda que seguir. La misma no sería fructífera ni tendría sentido si continuase con la expulsión de demonios, porque la naturaleza pecaminosa del hombre no sería abandonada y el hombre sólo se detendría tras el perdón de los pecados. A través de la ofrenda por el pecado, estos se le han perdonado al hombre, porque la obra de la crucifixión ya ha llegado a su fin y Dios ha vencido a Satanás. Pero el carácter corrupto del hombre sigue en él y este todavía puede pecar y resistir a Dios; Dios no ha ganado a la humanidad. Esa es la razón por la que en esta etapa de la obra Dios usa la palabra para revelar el carácter corrupto del hombre y pide a este que practique de acuerdo con el camino adecuado. Esta etapa es más significativa que la anterior y también más fructífera, porque, ahora, la palabra es la que provee directamente la vida del hombre, y permite que su carácter sea completamente renovado; es una etapa de obra más concienzuda” (‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”). Al leer esto, me entusiasmé muchísimo. Aunque no entendía completamente estas palabras y algunas de ellas incluso me desconcertaban, me dieron algo de esperanza. Sentía que ahí podía encontrar una forma de purificarme y cambiar. Di gracias a Dios desde el fondo de mi corazón por escuchar mi oración. Al continuar leyendo, sentí que eran unas palabras maravillosas que regaban y pastoreaban mi alma sedienta. En el sitio web vi esto: “Si no puedes encontrar la Línea del Evangelio en tu país o región, por favor déjanos un mensaje y contactaremos contigo lo más pronto posible”. Miré rápidamente, pero no había una Línea del Evangelio de Filipinas y, por tanto, dejé inmediatamente un mensaje y no dudé en escribir mi número de contacto y mi dirección de correo electrónico.

Al volver a casa esa noche, le conté sobre esto a mi esposa y, cuando ella oyó lo que dije, estuvo dispuesta a buscar también. Doy realmente gracias a Dios de que respondieran a mi mensaje el día siguiente y planearan hablar con nosotros online esa misma tarde. Esa tarde, hablamos con la hermana Liu y la hermana Su. Durante la conversación, sentía que hablaban con simpleza, destreza y perspicacia. Mi esposa estaba incluso más nerviosa que yo y les dijo: “Me gustaría preguntaros algo. ¿Está bien?”. Ellas respondieron con entusiasmo: “Por supuesto”. Mi esposa dijo: “En la web de vuestra iglesia dice: ‘Dios de los últimos días ha llevado a cabo una etapa de la obra de juicio y castigo’. Mi marido y yo sabemos que, sin santidad, nadie verá al Señor porque Él es santo, pero Romanos dice: ‘Que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo’ (Romanos 10:9). ‘Porque: Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo’ (Romanos 10:13). Si creemos en el Señor Jesús entonces ya estamos salvados y podemos entrar en el reino de los cielos, así que ¿por qué emprende Dios de los últimos días una etapa de la obra de juicio y castigo? No entiendo este asunto y espero que podáis hablar acerca de ello”.

La hermana Liu contestó: “¡Gracias a Dios! Hablemos y dejemos que Dios nos guíe. Echemos un vistazo primero a lo que ‘ser salvado’ significa aquí. En el último período de la Era de la Ley, todas las personas se habían apartado de Dios y ya no tenían temor de Dios en el corazón. Se volvieron cada vez más pecadoras y llegaron incluso al punto de ofrecer ganado y palomos ciegos, cojos y enfermos para los sacrificios. Las personas de esa era ya no guardaban la ley y todas ellas estaban en peligro de ser condenadas a muerte por quebrantar la ley. Bajo tales circunstancias, con el fin de salvar de una muerte segura a las personas que estaban bajo la ley, Dios se encarnó personalmente, emprendió la obra de redención y fue finalmente crucificado para redimir a toda la humanidad del pecado. Los pecados de las personas podían ser perdonados por creer en el Señor Jesús, convirtiéndose así en aptas para presentarse ante Dios por medio de la oración y disfrutar de las bendiciones y la gracia de Dios. Este es el verdadero significado de ‘ser salvado’ en la Era de la Gracia. En otras palabras, ‘ser salvado’ es simplemente un perdón de los pecados del hombre. Esto es, Dios ya no considera que las personas estén manchadas por el pecado, aunque esto no significa que no tengan una esencia pecaminosa. Por tanto, ser salvado no significa que seamos completamente purificados y que hayamos logrado la salvación plena. Si queremos ser purificados, tenemos que aceptar la obra de juicio de Dios de los últimos días”.

Al oír su comunicación, mi esposa y yo finalmente entendimos que “ser salvado”, tal como se habla de ello en la epístola a los Romanos, se refería a la aceptación de la salvación del Señor Jesús y a no ser ya condenado a muerte por quebrantar la ley. No era como habíamos imaginado: que “ser salvado” significa ser totalmente purificado. Lo que ellos decían tenía sentido. Esa explicación de “ser salvado” coincide con nuestra situación de vivir en el estado de cometer pecados y luego confesarlos. Por tanto, lo que el Señor Jesús llevó a cabo era simplemente la obra redentora, no la de purificar y salvar completamente al hombre. Aunque cuando las personas creen en el Señor son salvadas, esto no significa que hayan sido totalmente purificadas. Al escuchar su comunicación, sentí que había verdad a buscar en ella, así que expresé mi disposición a escuchar más. Dije: “¡Gracias al Señor! Lo que decís es maravilloso. Hablando así con vosotras, entendemos el verdadero significado de ‘ser salvado’. Por favor continuad con vuestra comunicación y que el Señor nos guíe”. La hermana Su prosiguió diciendo: “Bien, leamos algunos pasajes de la palabra de Dios Todopoderoso y todo quedará más claro. Dios Todopoderoso dijo: ‘En ese momento, la obra de Jesús era la redención de toda la humanidad. Los pecados de todos los que creían en Él eran perdonados; mientras creyeras en Él, Él te redimiría; si creías en Él, dejabas de ser un pecador y eras liberado de tus pecados. Esto es lo que significaba ser salvo y ser justificado por fe. Sin embargo, seguía habiendo en quienes creían algo rebelde y opuesto a Dios, y que había que seguir quitando lentamente. La salvación no significaba que el hombre hubiera sido ganado por completo por Jesús, sino que ya no pertenecía al pecado, que sus pecados habían sido perdonados: si creías, ya no pertenecías al pecado’ (‘La visión de la obra de Dios (2)’ en “La Palabra manifestada en carne”). ‘La obra en los últimos días es pronunciar palabras. Estas pueden dar lugar a grandes cambios en el hombre. Los cambios efectuados ahora en estas personas al aceptar estas palabras son mucho mayores que los de las personas en la Era de la Gracia al aceptar aquellas señales y maravillas. Porque, en la Era de la Gracia, los demonios salían del hombre con la imposición de manos y la oración, pero los caracteres corruptos del hombre permanecían. El hombre fue curado de su enfermedad y se le perdonaron sus pecados, pero no se hizo en él la obra para poder expulsar los caracteres satánicos corruptos. El hombre sólo fue salvo y se le perdonaron sus pecados por su fe, pero su naturaleza pecaminosa no le fue quitada y permaneció en él. Los pecados del hombre fueron perdonados a través del Dios encarnado, pero eso no significa que el hombre no tenga pecado en él. Los pecados del hombre podían ser perdonados por medio de una ofrenda por el pecado, pero el hombre ha sido incapaz de resolver el problema de cómo no pecar más y cómo poder desechar completamente su naturaleza pecaminosa y ser transformado. Los pecados del hombre fueron perdonados gracias a la obra de la crucifixión de Dios, pero el hombre siguió viviendo en el viejo carácter satánico y corrupto. Así pues, el hombre debe ser completamente salvo de este carácter satánico corrupto para que la naturaleza pecadora del hombre sea del todo desechada y no se desarrolle más, permitiendo así que el carácter del hombre cambie. Esto requiere que el hombre entienda la senda del crecimiento en la vida, el camino de la vida, y el camino del cambio de su carácter. También necesita que el hombre actúe de acuerdo con esa senda, de forma que su carácter pueda ser cambiado gradualmente y él pueda vivir bajo el brillo de la luz y que pueda hacer todas las cosas de acuerdo con la voluntad de Dios, desechar el carácter satánico corrupto, y liberarse de la influencia satánica de las tinieblas, aflorando de este modo totalmente del pecado. Sólo entonces recibirá el hombre la salvación completa’ (‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”). ‘Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad, se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre, pero no lo libró de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió a Jesús cargar con los pecados del hombre como la ofrenda por el pecado, sino también que Dios realizara una obra mayor para librar completamente al hombre de su carácter, que ha sido corrompido por Satanás. Y así, después de que los pecados del hombre fueron perdonados, Dios volvió a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio, que llevó al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida’ (‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”). Podemos ver en las palabras de Dios Todopoderoso que si sólo respetamos la obra redentora de Dios de la Era de la Gracia y no aceptamos Su obra de juicio de los últimos días, entonces el problema del origen de nuestro pecado no se resolverá. Dios Todopoderoso de los últimos días ha llegado y está llevando a cabo una etapa de la obra sobre la base de la obra de redención, juzgando y purificando al hombre. Él está declarando verdades para revelar la verdad de la corrupción del hombre, juzgando la naturaleza satánica del hombre. Él ha venido a cambiar el carácter satánico de las personas y a liberarlas completamente de la influencia de Satanás para que puedan alcanzar la salvación plena. Es evidente que la obra de juicio de Dios Todopoderoso de los últimos días es la más crítica y fundamental para purificar, salvar y perfeccionar a las personas. Así pues, sólo aceptando la obra de juicio de Dios Todopoderoso de los últimos días podemos tener un verdadero entendimiento de nuestra propia esencia corrupta y del carácter justo de Dios, liberarnos completamente de la influencia de Satanás, ser plenamente salvados por Dios y convertirnos en personas que obedecen a Dios, lo adoran y son compatibles con Él”.

Al leer estas comunicaciones, mi corazón se alegró y yo sentía que las confusiones que tenía desde mucho tiempo atrás finalmente se habían resuelto. Dios simplemente llevaba a cabo la obra de redención en la Era de la Gracia, no la de librar a las personas de su carácter satánico corrupto. La obra de juicio de Dios de revelar la verdad a través de Su encarnación en los últimos días es la obra de purificación y salvación total de la humanidad. Por tanto, ¿cómo purifica y cambia Dios a las personas y las salva completamente? Yo estaba ansioso por saber la respuesta a esta pregunta. Así que no pude esperar a preguntar: “Entendí lo que acabáis de hablar y ahora sé que solo podemos alcanzar la purificación por medio del Señor retornado que lleva a cabo la etapa de la obra de juicio. Esto es realmente lo que he anhelado durante mucho tiempo. Lo que quiero saber realmente ahora es cómo Dios Todopoderoso lleva a cabo la obra de juicio para purificar y salvar a las personas. Por favor compartid vuestra comunicación”.

La hermana Su prosiguió diciendo: “La pregunta de cómo Dios Todopoderoso lleva a cabo la obra de juicio para purificar y salvar a las personas es particularmente importante para cualquiera que quiera lograr el cambio y la purificación. Las palabras de Dios Todopoderoso aportan una claridad particular sobre este aspecto de la verdad. Te las enviaré. Hermano, ¡por favor léelas!”.

Leí con entusiasmo las palabras de Dios Todopoderoso: “En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios” (‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Cuando terminé de leer las palabras de Dios, la hermana Su continuó con su comunicación: “Las palabras de Dios Todopoderoso explican muy claramente cómo Dios juzga y purifica a las personas. Dios en los últimos días está principalmente declarando verdades con respecto al carácter corrupto del hombre y la naturaleza satánica de resistirse a Dios, con el fin de juzgar, purificar y salvar a la humanidad. Dios Todopoderoso ha declarado verdades sobre muchos aspectos: cómo Satanás corrompe a las personas, cómo Dios salva a las personas, qué es seguir al hombre y qué es obedecer a Dios, qué puntos de vista debemos tener en nuestra fe, qué es el cambio del carácter, qué es temer a Dios y apartarse del mal, qué es ofender el carácter de Dios, cómo ser una persona honesta, etc. Todas estas verdades tienen autoridad y poder y pueden proveer sustento para la vida de las personas. Son la senda a la vida eterna que Dios ha concedido a la humanidad. Mientras las personas acepten y practiquen la palabra de Dios, pueden alcanzar la purificación y la salvación. Tras experimentar algunos años de la obra de juicio de Dios Todopoderoso, hemos tenido una experiencia personal de todo esto. Cuando leemos las palabras de Dios Todopoderoso de juicio, de castigo y de exposición del hombre, sentimos que son como una espada de dos filos, que revela nuestra rebeldía, corrupción, resistencia, intenciones incorrectas, nociones e imaginaciones, e incluso las toxinas de Satanás ocultas en lo profundo de nuestro corazón. Nos hacen ver que de verdad estamos muy profundamente corrompidos por Satanás y que estamos plagados de caracteres satánicos, como ser arrogantes y santurrones, deshonestos y astutos, egoístas y miserables y ciegos ante todo lo que no sean nuestros intereses, sin temor alguno de Dios. Vemos que estamos llenos de inmundicia y corrupción en nuestros actos, nuestro corazón y nuestra mente, sin ninguna semejanza humana. Nos da demasiada vergüenza mostrar nuestro rostro y somos conscientes de que si seguimos viviendo según nuestro carácter satánico corrupto, siempre seremos personas que repugnan a Dios, nunca seremos capaces de obtener Su elogio y estaremos destinados a la eliminación y el castigo. El juicio de las palabras de Dios Todopoderoso y lo que ellas revelan nos hacen reconocer el carácter majestuoso, iracundo y justo de Dios, así como desarrollar gradualmente un corazón temeroso de Dios y un arrepentimiento verdadero para poder cambiar. Ahora parece como si estuviéramos viviendo ligeramente en la semejanza humana y vemos que hemos alcanzado realmente la gran salvación de Dios. Si el juicio de Dios no hubiera recaído sobre nosotros, no habríamos tenido la oportunidad de conocer el carácter justo de Dios que no tolera las ofensas del hombre y Su esencia santa y benevolente. No podríamos llegar a odiar nuestra propia rebeldía y corrupción ni podríamos dejar a un lado nuestra corrupción y ser purificados. Por tanto, ¡cuanto más experimentamos el juicio y el castigo de Dios, más vemos que son nuestra mejor protección, la bendición más grande para nosotros y la salvación más real!”.

La hermana Liu también comunicó: “La obra de juicio y castigo de Dios Todopoderoso de los últimos días es la de purificar, salvar y perfeccionar totalmente a las personas. Si no aceptamos el juicio ante el trono de Cristo de los últimos días, no podremos lograr la purificación ni cambios en nuestro carácter vital. El resultado será sin duda el rechazo y la eliminación por parte de Dios, con lo que sufriremos la perdición y pereceremos. Nunca tendremos una oportunidad de recibir la salvación ni de entrar en el reino de los cielos. Esto es incuestionable”.

Yo dije con alegría: “¡Gracias a Dios! Se me alegró el corazón después de escuchar vuestra comunicación. He creído en el Señor durante muchos años pero realmente he vivido en el pecado y he sido incapaz de liberarme. Ahora entiendo que si no experimento el juicio y el castigo de Dios en los últimos días no podré liberarme de la esclavitud y la limitación del pecado. Ahora he encontrado la senda hacia la purificación y la salvación plena”. Después de varios días de comunicación, mi esposa y yo entendimos algunas verdades y aceptamos la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días.

¡Doy gracias a Dios Todopoderoso por amarme y salvarme! Como pastor, tengo la responsabilidad y la obligación de llevar ante Dios a todos los demás pastores y los hermanos y hermanas que conozco. Tras trabajar con estos hermanos y hermanas durante un tiempo, no sólo aceptaron a Dios Todopoderoso docenas de hermanos y hermanas de la iglesia que asistían a menudo a las reuniones, sino que también traje a la familia de Dios a otro pastor de una iglesia clandestina y la mayoría de los hermanos y hermanas de su iglesia también se volvieron hacia Dios. Yo estaba encantado de ver que esos hermanos y hermanas habían aceptado la salvación de Dios de los últimos días y habían sido elevados ante el trono de Dios. Todo esto es el fruto de la obra de Dios Todopoderoso. ¡Sea toda la gloria para Dios Todopoderoso!

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Coro Cristiano | “Himno Del Reino: El Reino Ha Descendido al Mundo” Fragmentos destacados I

Coro Cristiano | “Himno Del Reino: El Reino Ha Descendido al Mundo” Fragmentos destacados

I: Una celebración del reino ¡Ha sonado el conmovedor himno del reino, que anuncia al universo entero la llegada de Dios entre los hombres! ¡El reino de Dios ha llegado! ¡Todos los pueblos se alegran, todas las cosas se regocijan! Cuanto hay de un extremo al otro de los cielos es un derroche de algarabía. ¿Qué cautivadoras escenas de júbilo son estas? Entre los hombres, que viven en el dolor y han soportado milenios de corrupción satánica, ¿quién no ansía la llegada de Dios, quién no la anhela? ¿Cuántos creyentes y seguidores de Dios de todos los tiempos han soportado el sufrimiento y la adversidad, la persecución y la alienación por la influencia de Satanás? ¿Quién no espera la pronta venida del reino de Dios? Tras saborear las alegrías y tristezas de la humanidad, ¿qué ser humano no desea que la verdad y la justicia ostenten el poder entre los hombres? Cuando venga el reino de Dios, ¡por fin llegará el día esperado con ansia por todos los pueblos y naciones! En ese momento, ¿qué escenas se darán entre todas las cosas del cielo y la tierra? ¿Cuán hermosa será la vida en el reino? Con “Himno del reino: El reino ha descendido al mundo”, ¡se harán realidad las oraciones de miles de años!

Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso

Música cristiana |”Todas las naciones vengan a Tu luz” La aparición del Salvador de los últimos días

 

Música cristiana |”Todas las naciones vengan a Tu luz” La aparición del Salvador de los últimos días

Todas las naciones vengan a Tu luz

¡Tu abrazo amplio abres Tú para acariciar en su queja a la humanidad,

Tus brazos agitas con fuerza y amor, y Tus ojos radiantes de brillo!

Y Tu amor y clemencia nos sostienen, y aparece Tu gloriosa faz.

En este mundo tan corrupto, Tus rayos de luz ya están aquí.

Nuestro mundo muere, derrotado y maligno,

y ella clama al Salvador que vuelva otra vez.

¡Traes esperanza a la humanidad, y el fin a dos milenios de espera!

¡Tu abrazo amplio abres Tú para acariciar en su queja a la humanidad,

los brazos abres de fuerza y amor, y tus ojos irradian luz!

Nuestro mundo muere, derrotado y maligno,

y ella clama al Salvador que vuelva otra vez.

Nuestro mundo muere, derrotado y maligno,

y ella clama al Salvador que vuelva otra vez.

¡Tú traes esperanza a la humanidad,

y el fin a dos milenios de espera, de espera!

Todas las naciones vengan a Tu luz, libres del sometimiento del maligno.

De la oscuridad, seremos siempre libres,

para alabar “¡Tu santo nombre por la eternidad!”

Todas las naciones vengan a Tu luz, libres del sometimiento del maligno.

De la oscuridad, seremos siempre libres,

para alabar “¡Tu santo nombre por la eternidad!”

Nuestro mundo muere, (Todas Las naciones, vengan a Tu luz.)

(Libres del sometimiento del maligno.)

y ella clama al Salvador para que vuelva otra vez.

De la oscuridad, seremos libres, ¡para alabar por la eternidad!

Fuente: Relámpago oriental

 

La niebla se disipa y encuentro el camino al reino de los cielos

Por Chen Ai, China

Seguí a mis padres en su creencia en el Señor desde que era pequeño, y ahora estoy cerca de alcanzar la vejez. Aunque he creído en el Señor toda mi vida, el problema de cómo librarme del pecado y entrar en el reino de los cielos era un misterio irresoluble que me causaba una constante consternación, me dejaba perdido y apenado. Albergaba el gran deseo de averiguar en vida cómo librarme del pecado y entrar en el reino de los cielos, para que cuando llegara mi hora pudiera enfrentarme a la muerte con el conocimiento de que mi vida era completa, y así poder al fin reunirme con el Señor con paz en mi corazón.

Para intentar resolver este dilema, consulté la Biblia con avidez, me leí el Antiguo Testamento y el Nuevo, luego volví a empezar por el Antiguo, y así una y otra vez. Pero al final, no pude encontrar una respuesta correcta. Sin más opciones, lo único que me quedaba era esforzarme por comportarme lo mejor posible, de acuerdo con las enseñanzas del Señor, pues Él dijo: “El reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo conquistan por la fuerza” (Mateo 11:12). Pero descubrí que, por mucho que lo intentara, en la vida real no estaba a la altura de lo que el Señor me pedía. Como Él dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37-39). El Señor nos exige que amemos a Dios con nuestras mentes y nuestros corazones, y que los hermanos y hermanas se amen los unos a los otros. Pero daba igual lo que hiciera, no podía alcanzar ese tipo de amor, porque mi amor por mi familia era más grande que por el Señor, y era incapaz de amar de verdad a mis hermanos y hermanas en la iglesia como me amaba a mí mismo. Al contrario, a menudo era mezquino y calculador con los demás cuando mis propios intereses estaban en juego, hasta el punto de que se despertaba en mí el resentimiento. ¿Cómo podría salvarse alguien como yo y entrar en el reino de los cielos? El Señor Jesús también dijo muchas cosas acerca de la entrada en el reino de los cielos, por ejemplo: “En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). “Porque os digo que si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 5:20). No pude poner en práctica ninguna de estas exigencias del Señor. A menudo decía mentiras, y culpaba al Señor cada vez que me topaba con algo que no era de mi agrado. En mis pensamientos había engaño y deshonestidad, y languidecía constantemente en el pecado: pecaba y me arrepentía, me arrepentía y pecaba, una y otra vez. El Señor es santo, y en la Biblia dice: “La santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). ¿Cómo iba alguien tan sucio como yo a ser apto para entrar en el reino de los cielos? Aquello me resultaba muy molesto. Pero cada vez que leía sobre el camino de la justificación por la fe me sentía desbordado de alegría, pues tal como propugnaba Pablo en Romanos, Gálatas y Efesios, tener fe y ser bautizado ya implica sin lugar a la duda que una persona se salva. Si creemos en el Señor en nuestros corazones y lo reconocemos de palabra, entonces somos justificados por la fe, estamos salvados para siempre, y cuando el Señor venga de nuevo nos arrebatará con toda seguridad al reino de los cielos. Me parecía que no debía preocuparme respecto al asunto de entrar en el reino de los cielos. Pero luego recordaba lo que el Señor dijo acerca de que la gente solo puede entrar en el reino de los cielos mediante sus propios esfuerzos, y me sentía incómodo. Ser justificado por la fe y luego entrar en el reino de los cielos, ¿podía ser así de sencillo? Sobre todo cuando veía que los creyentes viejos y piadosos, al acercarse al final de sus vidas, parecían inquietos y preocupados, hasta el punto de llorar a mares, y ninguno de ellos parecía contento de partir. No podía evitar preguntarme: si dicen que basta con la justificación por la fe para entrar en el reino de los cielos, entonces ¿por qué están tan aterrorizados en sus lechos de muerte? Parecía como si no tuvieran idea de si serían salvados o no, ni de a dónde irían después de la muerte. Reflexioné sobre las palabras del Señor Jesús una y otra vez, y también contemplé las palabras de Pablo, y descubrí que las palabras de Jesús y las palabras de Pablo diferían mucho en cuanto a quién podía entrar en el reino de los cielos. Según Pablo, una persona es justificada por la fe con solo creer en el Señor; si ese fuera el caso, todos estaríamos salvados. Entonces, ¿por qué dijo el Señor Jesús: “El reino de los cielos también es semejante a una red barredera que se echó en el mar, y recogió peces de toda clase; y cuando se llenó, la sacaron a la playa; y se sentaron y recogieron los peces buenos en canastas, pero echaron fuera los malos” (Mateo 13:47-48)? Cuando el Señor regresa en los últimos días, ¿por qué necesita separar el trigo de la cizaña, las ovejas de las cabras y los siervos buenos de los malos? De estas palabras pronunciadas por el Señor Jesús, está claro que no todos los que creen en Él pueden entrar en el reino de los cielos. Así que me pregunté: ¿Estoy salvado? ¿Podré entrar en el reino de los cielos cuando muera? Estas preguntas se repetían en mi mente como misterios que era incapaz de resolver.

En un intento por resolver este problema, consulté obras escritas por personajes espirituales de sobra conocidos a lo largo de la historia, pero la mayoría de lo que leí eran interpretaciones de la justificación por la fe como aparece en Romanos, Gálatas y Efesios, y ninguno de esos libros pudo disipar mi confusión. Entonces visité a todos los ancianos versados en el Señor y asistí a reuniones de muchas denominaciones diferentes, pero descubrí que todas decían prácticamente lo mismo y nadie podía explicarme claramente el misterio de cómo entrar en el reino de los cielos. Más tarde, encontré una nueva y prometedora denominación extranjera, y pensé que ese tipo de iglesia tal vez podría arrojar nueva luz. Así que, ilusionado, acudí a una de sus reuniones. Al principio de su sermón, me pareció que era en cierto modo esclarecedor, pero al final me acabé dando cuenta de que ellos también predicaban el camino de la justificación por la fe, y me sentí abrumado por la decepción. Después de la reunión, busqué al pastor principal y le pregunté: “Pastor, me temo que no entendí cuando dijiste: ‘Una vez salvo, siempre salvo’. ¿Puedes compartir más conmigo sobre esto?” El pastor dijo: “Esto es muy fácil de entender. En Romanos dice: ‘¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena?’ (Romanos 8:33-34). El Señor Jesucristo ya nos absolvió de todos nuestros pecados al ser crucificado. Es decir, todos nuestros pecados, ya sean los que hemos cometido en el pasado, los que cometemos ahora o los que cometeremos en el futuro, están todos perdonados. Siempre estamos justificados por la fe en Cristo, y si el Señor no nos condena por nuestros pecados, ¿quién podría acusarnos? Por lo tanto, no debemos perder la fe en entrar en el reino de los cielos”. La respuesta del pastor me confundió aún más, así que le seguí preguntando: “¿Cómo explicas lo que está escrito en Hebreos, ‘Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados’ (Hebreos 10:26)?” El pastor se sonrojó, no dijo nada más y mi pregunta quedó sin respuesta. Esta reunión no solo no había logrado resolver mi confusión, sino que había aumentado mi desconcierto. Pensé: “He creído en el Señor durante décadas, pero si ni siquiera tengo claro si mi alma irá con Él o no cuando muera, ¿no significa eso que mi fe ha sido confusa durante toda mi vida?”. Entonces me lancé a la senda de buscar absolutamente en todas partes la respuesta a mi problema.

En marzo de 2000, fui a estudiar a un seminario dirigido por extranjeros, confiando en que los sermones que predicaban fueran superiores y seguramente resolverían mi confusión. Sin embargo, para mi sorpresa, tras pasar estudiando allí dos meses, durante los cuales estuve rebosante de fe, descubrí que todos los pastores predicaban lo mismo de siempre, no había ninguna nueva luz en sus sermones. Mientras estuve allí, no escuché ni un solo sermón que aportara vida, ni siquiera leí un solo ensayo espiritual. No solo no se disipó mi confusión, sino que, además, el tiempo que pasé allí me hizo sentir aún más intranquilo. No pude evitar sentirme confundido, y pensé: “Llevo aquí más de dos meses, ¿pero qué he ganado? Si aquí no puedo conseguir provisión, entonces, ¿qué sentido tiene continuar con estos estudios?”

Una noche, después de cenar, le pregunté a un pastor: “Pastor, como estudiantes de teología, ¿esto es lo único que estudiamos? ¿No podemos hablar del camino de la vida?”. El pastor respondió con solemnidad: “Si no discutimos estas cosas en nuestros estudios teológicos, entonces ¿sobre qué debemos hablar? ¡Relájate y sigue estudiando! Somos la organización religiosa más grande del mundo y somos reconocidos internacionalmente. Te formaremos aquí tres años y luego serás un pastor con un certificado internacional. Llegado ese punto, podrás usar ese certificado en cualquier parte del mundo para predicar el evangelio y fundar iglesias”. La respuesta del pastor me causó una gran decepción. No quería ser pastor, solo quería saber cómo entrar en el reino de los cielos. Entonces le pregunté: “Pastor, ya que ese certificado me abre tantas puertas, ¿podré usarlo para entrar en el reino de los cielos?”. Al oír esto, el pastor guardó silencio. Continué. “Pastor, he oído que crees en el Señor desde niño. Ya han pasado muchas décadas, así que me pregunto, ¿estás salvado?”. Él respondió: “Sí, lo estoy”. Le pregunté: “¿Así que podrás entrar en el reino de los cielos?”. Seguro de sí mismo, dijo: “¡Por supuesto que sí!”. Entonces quise saber: “¿Puedo preguntarte en qué te basas para asegurar que podrás entrar en el reino de los cielos? ¿Eres más justo que los escribas y fariseos? ¿Amas a tu prójimo como a ti mismo? ¿Eres santo? Piensa en ello: seguimos sin evitar pecar todo el tiempo e ir en contra de las enseñanzas del Señor, y vivimos cada día en el estado de pecar de día y confesar de noche. Dios es santo, ¿realmente crees que podremos entrar en el reino de los cielos estando tan llenos de pecado?”. El pastor estaba perplejo, se puso rojo como un tomate y no dijo palabra durante un buen rato. Su reacción me pareció muy decepcionante, y sentí que si continuaba mis estudios allí no sería capaz de entender el misterio de cómo obtener vida y entrar en el reino de los cielos. Por lo tanto, dejé mis estudios en el seminario y regresé a mi ciudad.

Durante mi viaje de regreso a casa, me sentí peor que nunca; me parecía que mi última esperanza había quedado destrozada. Pensé: “Incluso en un seminario dirigido por pastores extranjeros, mi búsqueda no me proporcionó el camino para librarme del pecado y entrar en el reino de los cielos. ¿Adónde más puedo ir en busca de ese camino?”. Sentí que había llegado al final del viaje. En ese mismo momento, la imagen de mi anciano padre y la de un viejo pastor llorando mientras se acercaban a la muerte volvió a aparecer ante mis ojos. Pensé en que habían pasado toda su vida predicando el camino de la justificación por la fe, que la gente entraría en el reino de los cielos después de la muerte, pero al final murieron llenos de remordimientos. Yo había creído toda mi vida en el Señor y le había estado diciendo todos los días a la gente que entraría en el reino de los cielos cuando muriera, y sin embargo yo mismo nunca había tenido realmente claro cómo entrar. ¿Abandonaría esta vida lleno de remordimientos, como mi padre y el pastor? En medio de mi dolor, estas palabras del Señor de pronto vinieron a mi mente: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). “Así es”, pensé. “El Señor es fiel, y mientras busque con un corazón sincero, Él me guiará. No puedo rendirme. Mientras me quede una bocanada de aliento en el cuerpo, ¡seguiré buscando el camino al reino de los cielos!”. Entonces me presenté ante el Señor para orar: “Querido Señor, he buscado por todas partes la manera de librarme del pecado y entrar en el reino de los cielos, pero nadie ha podido resolver mi problema. Querido Señor, ¿qué debo hacer? Como predicador, les digo a mis hermanos y hermanas todos los días que deben ser buscadores diligentes y tener paciencia hasta el final, y que Tú vendrás para llevarnos al reino de los cielos después de nuestra muerte. Pero en este momento, no tengo ni idea de cómo librarme del pecado y entrar en el reino de los cielos. ¿Acaso no soy un ciego guiando a otros ciegos, llevando a mis hermanos y hermanas directo al abismo? Querido Señor, ¿adónde debo ir para buscar el camino hacia el reino de los cielos? ¡Por favor, guíame!”

Después de regresar a mi ciudad, escuché que muchas buenas ovejas y ovejas líderes de nuestra iglesia habían sido robadas por el Relámpago Oriental. Mucha gente decía que el camino del Relámpago Oriental proporcionaba una nueva luz y comprensión, e incluso los pastores experimentados admiraban sus sermones. Cada vez que oía estas cosas, pensaba: “Parece que los sermones del Relámpago Oriental son muy elevados. Es una pena que no me haya cruzado con nadie del Relámpago Oriental. ¡Sería genial conocerlos algún día! Si ese día llega, sin duda escucharé y buscaré en serio para ver por qué razón concreta son tan buenos sus sermones, y si pueden o no disipar esta confusión que he cargado conmigo durante años”.

Un día, un líder de la iglesia me dijo: “El Relámpago Oriental le ha robado a tal o cual iglesia muchas buenas ovejas. Todas las denominaciones están cerrando ahora sus iglesias, y tenemos que instar a nuestros hermanos y hermanas a que no tengan absolutamente nada que ver con nadie del Relámpago Oriental, y sobre todo a que no escuchen sus sermones. Si todos nuestros fieles empiezan a creer en el Relámpago Oriental, ¿quién nos quedará para predicar?”. Me desagradó oír al líder de la iglesia decir aquello, y pensé: “Nuestra iglesia está abierta a todos, así que ¿por qué tenemos que cerrarla? ¿Por qué no le darías la bienvenida a un extraño que viene de un lugar lejano? Dice en la Biblia: ‘No os olvidéis de mostrar hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles’ (Hebreos 13:2). Abraham acogió a unos extraños y por ello fue bendecido por Dios y tuvo un hijo a la edad de cien años; Lot acogió a dos ángeles y así fue salvado de la destrucción de Sodoma; Rahab, la prostituta, acogió a espías de Israel y toda su familia fue salvada; y una viuda pobre recibió al profeta Elías y así evitó pasar hambre durante tres años y medio. De entre tanta gente, ni uno solo sufrió daño por acoger a extraños procedentes de un lugar lejano, sino que, por el contrario, todos fueron bendecidos por Dios. Por lo tanto, está claro que acoger a los extraños se conforma a la voluntad del Señor. Entonces, ¿por qué contradirías la voluntad del Señor cerrando la iglesia y no dejando entrar a ningún extraño?”. Mientras pensaba esto, negué con la cabeza y le dije: “Hacer esto va contra la voluntad del Señor. Nuestra iglesia pertenece a Dios y está abierta a todos. Mientras su comunicación trate sobre la fe en el Señor, debemos dar la bienvenida a cualquiera, no importa quién sea, y debemos buscar con la mente abierta y explorar ideas juntos. Solo así estaremos de acuerdo con las enseñanzas del Señor”.

Un día de julio de 2000, conocí a dos hermanas que predicaban el Relámpago Oriental en casa del hermano Wang. Después de saludarnos brevemente, les pregunté: “Siempre me he sentido desconcertado acerca de si puedo o no ser salvado y entrar en el reino de los cielos. Todo el mundo religioso se adhiere ahora a las palabras de Pablo en la creencia de que seremos salvados si creemos y somos bautizados, y que al creer en el Señor en tu corazón y reconocerlo de palabra, eres justificado por la fe, quedas salvado para siempre y sin duda serás arrebatado al reino de los cielos cuando el Señor regrese. Pero personalmente, no creo que entrar en el reino de los cielos sea tan simple. Como dice la Biblia: ‘La santidad, sin la cual nadie verá al Señor’ (Hebreos 12:14). Ya se trate de mí o de los hermanos y hermanas que están a mi alrededor languideciendo día a día en el pecado, no creo que la gente como nosotros que vivimos diariamente en pecado pueda entrar en el reino de los cielos. Me gustaría saber exactamente cómo ganar la entrada. ¿Puedes compartir conmigo sobre este tema?”.

La hermana Zhou sonrió y dijo: “Hermano, esa pregunta que haces es crucial. Cómo entrar en el reino de los cielos es una preocupación importante para todo creyente. Obtener claridad en este asunto implica saber primero que los creyentes en el Señor siempre deben conducirse de acuerdo con las palabras del Señor Jesús, y no de acuerdo con las que han dicho los seres humanos. El Señor Jesús nos dijo claramente: ‘No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos’ (Mateo 7:21). El Señor nunca dijo que pudiéramos entrar en el reino de los cielos con solo confiar en ser salvados por la gracia o justificados por la fe. Esas fueron las palabras de Pablo, que decía que al ser justificados por la fe, estamos ya salvados para siempre y seremos arrebatados al reino de los cielos. Pablo era solo un apóstol, parte de la humanidad corrupta, y también necesitaba la salvación del Señor Jesús. ¿Cómo podía él determinar si otras personas entrarían o no en el reino de los cielos? Solo el Señor Jesús es el Señor del reino de los cielos, su Rey; solo las palabras del Señor son la verdad y son las únicas con autoridad. Por lo tanto, respecto al asunto de entrar en el reino de los cielos, debemos escuchar solo las palabras del Señor; ¡eso es incuestionable!

“Además hay otras cuestiones: ‘¿Qué es eso de la justificación por la fe y de ser salvado mediante la fe?’ Y, ‘¿puedes entrar en el reino de los cielos una vez que has sido salvado?’ Se explican muy claramente en las palabras de Dios Todopoderoso, así que vamos a leer un par de pasajes de las palabras de Dios. Dios Todopoderoso dice: ‘Tú sólo sabes que Jesús descenderá durante los últimos días, pero ¿cómo lo hará exactamente? Un pecador como alguno de vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado o perfeccionado por Dios, ¿puedes ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡tendrías que tener tanta suerte! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Y así, tú, un pecador que acaba de ser redimido, no puedes heredar directamente la herencia de Dios’ (‘Acerca de los apelativos y la identidad’ en “La Palabra manifestada en carne”). ‘Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad, se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre, pero no lo libró de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió a Jesús cargar con los pecados del hombre como la ofrenda por el pecado, sino también que Dios realizara una obra mayor para librar completamente al hombre de su carácter, que ha sido corrompido por Satanás. Y así, después de que los pecados del hombre fueron perdonados, Dios volvió a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio, que llevó al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida’ (‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”)”.

La hermana Wang continuó su comunicación diciendo: “En la Era de la Gracia, el Señor Jesús realizó la obra de redención de la humanidad, se convirtió en una ofrenda por el pecado para la humanidad mediante la crucifixión y nos redimió de las garras de Satanás. Mientras aceptemos la salvación del Señor y confesemos y nos arrepintamos de nuestros pecados ante el Señor, entonces estos serán perdonados y seremos aptos para disfrutar de la gracia y las bendiciones del Señor. Lo que quiero decir con ‘nuestros pecados son perdonados’ es que ya no somos condenados ni sentenciados a muerte bajo la ley por infringirla, eso es lo que significa realmente la justificación por la fe y ser salvados mediante la fe. Pero esto no significa que carezcamos de pecado o inmundicia, ni que podamos entrar en el reino de los cielos. Esto se debe a que, aunque nuestros pecados pueden ser perdonados, nuestra naturaleza pecaminosa permanece profundamente arraigada dentro de nosotros, y al vernos en problemas a menudo decimos mentiras y engañamos a otros para proteger nuestras propias posiciones e intereses. Cuando disfrutamos de la gracia del Señor, le damos las gracias y le alabamos, y nos entregamos fervorosamente a Él. Pero en cuanto ocurre una catástrofe o algo malo le sucede a nuestra familia, malinterpretamos al Señor y lo culpamos, hasta el punto de que incluso podemos negarlo y traicionarlo. Entonces, ¿cómo pueden las personas como nosotros, que han sido redimidas pero que a menudo pecan y se oponen a Dios, estar cualificadas para entrar en el reino de los cielos? Dios es justo y santo, y nunca permitiría que gente sucia y corrupta entrara en Su reino. Para salvarnos de una vez por todas de la influencia de Satanás, Él obra de acuerdo con Su plan de gestión y a nuestras necesidades como humanidad corrupta, realizando Su obra de juzgar y purificar al hombre en los últimos días. Dios encarnado ha expresado millones de palabras para juzgar nuestra corrupción, nuestra inmundicia, nuestra injusticia y oposición, y para mostrarnos el camino para desechar nuestro carácter corrupto. Cuando nosotros, al experimentar el juicio y castigo de las palabras de Dios, nos despojamos de nuestro carácter satánico corrupto, somos capaces de poner en práctica las palabras de Dios y cuando nos hayamos convertido en personas que realmente lo obedecen y adoran, solo entonces seremos aptos para entrar en el reino de Dios. De hecho, el Señor Jesús profetizó hace mucho que Él regresaría en los últimos días para realizar la obra de juicio. Y dijo: ‘Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final’ (Juan 12:47-48). ‘Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio’ (Juan 16:8). Por lo tanto, está claro que solo aceptando la obra de juicio de Dios de los últimos días, desechando nuestro carácter corrupto y alcanzando la purificación podemos entrar en el reino de Dios”.

Después de escuchar a las hermanas, todo se aclaró y la luz llenó instantáneamente mi corazón. “¡Ah, así es como se entra en el reino de los cielos!” Pensé. “Al fin entiendo que el Señor Jesús realizó la obra de redimir a la humanidad, no la obra de librarnos del pecado. Ciertamente, el Señor nos absolvió de nuestros pecados, pero nuestra naturaleza pecaminosa permanece profundamente arraigada dentro de nosotros, y todavía pecamos con frecuencia e involuntariamente y nos oponemos al Señor. No es de extrañar que nunca haya podido liberarme de las ataduras y cadenas del pecado; resulta que es porque no he aceptado la obra de juicio de Dios Todopoderoso de los últimos días”. Entonces, les dije a las dos hermanas: “¡Gracias al Señor! Al escuchar las palabras de Dios Todopoderoso y su comunicación, al fin sé que esa creencia que siempre hemos tenido, que todo aquel que cree en el Señor en su corazón y lo reconoce verbalmente puede ser arrebatado al reino de los cielos, solo forma parte de nuestras nociones e imaginaciones. Ahora entiendo que la obra que realizó el Señor Jesús fue la obra de redención, y que el Señor retornado realizará la obra de juicio. Es decir, Él purificará y transformará completamente nuestro carácter corrupto, y solo entonces podremos entrar en el reino de los cielos. No es de extrañar que leyera tantos libros espirituales pero nunca encontrara la solución al problema de los pecados del hombre. Hermanas, ¿cómo realiza Dios la obra de juicio y castigo en los últimos días? ¿Podéis compartir más conmigo?”.

La hermana Wang dijo entonces: “La respuesta a esta pregunta se expresa claramente en las palabras de Dios, así que vamos a leer un pasaje. Dios Todopoderoso dice: ‘En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios’ (‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”).

“Las palabras de Dios nos dicen claramente que, en los últimos días, Dios expresa todas las verdades que necesitamos para alcanzar la plena salvación, juzgando y exponiendo nuestra naturaleza satánica opuesta a Dios y nuestra esencia corrupta. Todas estas palabras son la verdad, llevan la autoridad y el poder de Dios, y nos revelan lo que Dios tiene y es, así como su carácter justo que no admite ofensa. Mediante el juicio y castigo de las palabras de Dios, y por la revelación de los hechos, llegamos a tener algún entendimiento de nuestra naturaleza satánica y la verdad de nuestra corrupción por parte de Satanás. Vemos que hemos sido tan profundamente corrompidos por Satanás, que somos por naturaleza arrogantes, engreídos, deshonestos, astutos, egoístas, egocéntricos, codiciosos, malvados, estamos ansiosos por prevalecer sobre los demás, y lo único que revelamos es nuestro profundo carácter satánico. Dominados por este carácter corrupto, nos oponemos y rebelamos constantemente contra Dios aunque no queramos. Por ejemplo, cuando obramos y predicamos sermones en nuestras iglesias, divagamos con discursos grandilocuentes y nos mostramos y nos exaltamos a nosotros mismos para que otros nos admiren y nos tengan en alta estima. A menudo decimos mentiras y engañamos a los demás para proteger nuestros propios intereses, incluso llegando a involucrarnos en intrigas y a competir unos con otros. Cuando nos encontramos con personas, eventos, cosas o situaciones que no concuerdan con nuestras propias nociones, siempre le hacemos a Dios demandas nada razonables o albergamos deseos extravagantes, y somos incapaces de someternos a las orquestaciones y arreglos de Dios. Al experimentar el juicio y castigo de las palabras de Dios, poco a poco llegamos a entender algunas verdades, obtenemos un entendimiento verdadero de nuestra naturaleza satánica y sentimos un odio genuino hacia ella, y también llegamos a tener un entendimiento verdadero del carácter justo de Dios. Sabemos a qué tipo de personas ama Dios y a cuáles detesta, y también qué tipo de búsqueda está de acuerdo con Su voluntad. Aprendemos a discernir entre lo positivo y lo negativo. Una vez que entendemos estas cosas, estamos dispuestos a abandonar nuestra carne desde el fondo de nuestros corazones y a practicar de acuerdo con las palabras de Dios. Poco a poco, con el tiempo, el deseo de venerar y amar a Dios surge dentro de nosotros, somos liberados de algunas de las ataduras y cadenas de nuestro corrupto carácter satánico, y le hacemos menos demandas irrazonables a Dios. Llegamos a ser capaces de ocupar nuestro lugar como seres creados y cumplir con nuestro deber, nos sometemos a las orquestaciones y arreglos de Dios y comenzamos a vivir asemejándonos a un auténtico ser humano. A medida que experimentamos la obra de Dios, llegamos a tener un profundo aprecio por el hecho de que el único camino para entrar en el reino de los cielos es aceptar la obra de juicio y castigo de Dios Todopoderoso de los últimos días, buscar la verdad, lograr conocer a Dios y a nosotros mismos y hacer que cambie nuestro carácter corrupto”.

Escuchar estas palabras de Dios Todopoderoso y la comunicación de la hermana me proporcionó aún más claridad en mi interior. Las verdades expresadas por Dios Todopoderoso son muy prácticas y de hecho son las que necesitamos los seres humanos corruptos. Solo aceptando y experimentando la obra de juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días podemos deshacernos de las ataduras y cadenas de nuestro carácter corrupto de una vez por todas. No pude evitar suspirar y dije: “He creído en el Señor durante muchos años y, sin embargo, siempre peco de día y luego confieso los mismos pecados de noche, vivo una vida en la que languidezco en el pecado. Si Dios no hubiera expresado todas las verdades para purificar a la humanidad, si no nos hubiera mostrado el camino para librarnos de nuestro carácter corrupto, sin duda habría estado atado con tanta fuerza por el pecado que nunca habría encontrado el camino de la libertad. No es de extrañar que el Señor dijera: ‘Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir’ (Juan 16:12-13). El Señor Jesús nos dijo hace mucho que tenía más palabras que expresar en los últimos días y que Él nos guiaría para entrar en todas las verdades. Las palabras de Dios Todopoderoso tienen autoridad y poder, han revelado todas las verdades y misterios que siempre quise comprender pero no podía y me han convencido plenamente. ¡Por fin he encontrado el camino para entrar en el reino de los cielos!”. Las dos hermanas asintieron felices.

Entonces dije con entusiasmo: “Esta es la voz del Señor. ¡Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado! Algo que he deseado durante mucho tiempo ha sucedido al fin, ¡tengo tanta suerte! ¡Estoy tan bendecido! Cuando nació el Señor Jesús, Simeón sintió una alegría increíble al ver al niño Jesús, que solo tenía ocho días. Al poder darle la bienvenida al regreso del Señor y escuchar las propias declaraciones de Dios en vida, soy incluso más afortunado de lo que fue Simeón, ¡le estoy tan agradecido al Señor!”. Mientras hablaba, me invadió la emoción y derramé sentidas lágrimas. Me arrodillé en el suelo para orar a Dios, pero estaba llorando tanto que no podía hablar; las hermanas también lloraron conmigo, conmovidas.

La angustia que me había asolado durante tantos años finalmente encontró su resolución en las palabras de Dios Todopoderoso. Pensé en cómo había buscado por todas partes, sin encontrar nunca el camino de la purificación que me llevaría al reino de los cielos, pero ahora, por fin, lo he encontrado. ¡Sé que esta es la gracia de Dios y mi salvación! Después, al asistir a reuniones y tener comunicación con hermanos y hermanas sobre las palabras de Dios Todopoderoso, llegué a entender cada vez más verdades, y gané algo de comprensión de la voluntad de Dios para salvarnos. Ahora deseo aceptar más del juicio y castigo de las palabras de Dios, experimentar Su obra, librarme poco a poco de mi carácter corrupto y ser purificado. ¡Gracias a Dios!

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

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Dios te habla | Dios mismo, el único (III) La autoridad de Dios (II) Parte 6

Las palabras de Dios del vídeo son del libro “La Palabra manifestada en carne”. El contenido del vídeo: 4.

Ven bajo el dominio del Creador y afronta la muerte con tranquilidad 5.

Las búsquedas y los logros de Job en la vida le permiten afrontar la muerte con calma 6.

Sólo aceptando la soberanía del Creador puede uno regresar a Su lado No pierdas la oportunidad de conocer la soberanía del Creador

También pasamos al tema del único Dios. Sobre este tema, hablé dos veces dos veces: la primera es sobre la autoridad de Dios y la segunda es sobre la justicia de Dios. Después de escuchar estas dos partes, ¿tiene alguna nueva comprensión de la identidad de Dios, el estado de Dios y la esencia de Dios? ¿Esta comprensión te ayuda a tener una comprensión y autenticidad más sustanciales de la verdadera existencia de Dios? Hoy estoy aquí sobre el tema de la “autoridad de Dios”.

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