Película cristiana en español latino | La fe en Dios II: Tras la caída de la iglesia

Película cristiana en español latino | “La fe en Dios II: Tras la caída de la iglesia” Las historias reales de cristianos en China

Desde que llegó al poder, el Partido Comunista de China ha reprimido y perseguido continuamente el cristianismo y el catolicismo, con el fin de erradicar por completo todas las creencias religiosas e implantar el ateísmo en territorio chino. Especialmente desde que Xi Jinping se convirtiera en presidente, los ataques del PCCh a la fe han alcanzado cotas máximas y hasta la Iglesia de las Tres Autonomías, autorizada oficialmente, está siendo erradicada y se están derribando cruces. Yu Congguang es un predicador que escapa peligrosamente a una detención masiva del PCCh. Posteriormente llega a casa de Chen Song’en, un cristiano del Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías. El PCCh derriba la iglesia del Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías de Chen Song’en y algunos miembros de la iglesia, tras escuchar las enseñanzas de sus pastores y ancianos, oran por el régimen del PCCh, creyendo que así cumplen con estas palabras del Señor Jesús: “Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen” (Mateo 5:44). Sin embargo, muchos creyentes están confundidos, ya que, pese a haber pedido en oración bendiciones para el PCCh durante muchos años, el PCCh no solo no se ha arrepentido, sino que incluso ha derribado su iglesia. Se preguntan si realmente orar por el PCCh respeta la voluntad de Dios. La congregación lo discute sin llegar a ninguna conclusión. Luego, gracias a la lectura de las palabras de Dios y las enseñanzas de Yu Congguang y su colaborador, Chen Song’en y los demás aprenden el verdadero significado de la enseñanza del Señor Jesús, “amad a vuestros enemigos”. También aprenden a discernir la esencia satánica del PCCh, que consiste en oponerse a Dios y detestar la verdad, y ven claramente las peligrosas consecuencias de seguir a los pastores y ancianos por la senda de las Tres Autonomías y de confiar en la protección de un poder dominante satánico…

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¿A qué personas salva Dios? ¿A qué personas elimina Él?

2018-06-0360

 

Las palabras relevantes de Dios:

Los que pertenecen a Satanás no entienden las palabras de Dios, y los que pertenecen a Dios pueden oír Su voz. Todos los que son conscientes de las palabras que hablo y las entienden son los que se salvarán, y darán testimonio de Dios; todos aquellos que no entienden las palabras que hablo no pueden dar testimonio de Él, y son los que serán eliminados.

de ‘Conocer las tres etapas de la obra de Dios es la senda para conocer a Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

Los muertos son los que no tienen espíritu, que son insensibles en extremo y que se oponen a Dios. Además, son los que no conocen a Dios. Estas personas no tienen la más mínima intención de obedecer a Dios, sólo se rebelan contra Él y se oponen a Él y no tienen la más mínima lealtad. Los vivos son aquellos cuyos espíritus han vuelto a nacer, que saben obedecer a Dios y que son leales a Dios. Poseen la verdad y el testimonio y sólo estas personas son agradables a Dios en Su casa. Dios salva a los que pueden cobrar vida, que pueden ver la salvación de Dios, que pueden ser leales a Dios y que están dispuestos a buscar a Dios. Él salva a los que creen en la encarnación de Dios y creen en Su aparición. Algunas personas pueden cobrar vida y algunas personas no; esto depende de si su naturaleza puede ser salvada o no. Muchas personas han escuchado un montón de palabras de Dios pero no entienden la voluntad de Dios, han escuchado muchas palabras de Dios pero todavía no son capaces de ponerlas en práctica, son incapaces de vivir cualquier verdad y también interfieren deliberadamente con la obra de Dios. Son incapaces de hacer ninguna obra de Dios, no pueden consagrar nada a Él, y también en secreto gastan el dinero de la iglesia y comen en la casa de Dios gratis. Estas personas están muertas y no serán salvas. Dios salva a todos los que están en medio de Su obra. Pero hay una parte de ellos que no puede recibir Su salvación; sólo un pequeño número puede recibir Su salvación porque la mayoría de las personas están demasiado muertas, están tan muertas que no pueden ser salvadas, Satanás las ha explotado totalmente y, por naturaleza, son demasiado maliciosas. Ese pequeño número de personas tampoco fue completamente capaz de obedecer a Dios. No fueron esos que habían sido absolutamente fieles a Dios desde el principio, ni que tenían el mayor amor por Dios desde el principio; en cambio, se han vuelto obedientes a Dios gracias a Su obra de conquista, ven a Dios gracias a Su amor supremo, hay cambios en su carácter gracias al justo carácter de Dios, y han llegado a conocer a Dios gracias a Su obra que es tanto práctica como normal.

de ‘¿Has cobrado vida?’ en “La Palabra manifestada en carne”

Dios siempre ha perfeccionado a los que le sirven. Él no los expulsa con ligereza. Si tú realmente aceptas el juicio y el castigo de la palabra de Dios, si puedes dejar de lado tus viejas prácticas y reglas religiosas, y dejar de usar las antiguas nociones religiosas como la medida de la palabra de Dios de hoy, sólo entonces habrá un futuro para ti. Pero si tú te aferras a cosas viejas, si aún las atesoras, entonces no hay manera de que puedas ser salvado. Dios no les presta atención a personas como esas.

de ‘La forma religiosa de servicio debe prohibirse’ en “La Palabra manifestada en carne”

Quienes auténticamente creen en Dios son aquellos que están dispuestos a poner en práctica la palabra de Dios, y son aquellos que están dispuestos a practicar la verdad. Aquellos que auténticamente pueden ser testigos de Dios son también aquellos que están dispuestos a poner Su palabra en práctica, y son aquellos que pueden realmente estar del lado de la verdad. Aquellos que emplean engaños y que hacen injusticia son todas personas que no tienen verdad y todas traen vergüenza a Dios. Aquellos en la iglesia que participan en disputas son lacayos de Satanás, y son la incorporación de Satanás. Este tipo de persona es demasiado malvada. Aquellos que no tienen discernimiento y son incapaces de ponerse de parte de la verdad, albergan malas intenciones y manchan la verdad. Estas personas son aún representantes más típicos de Satanás; están más allá de la redención y no hace falta decir que son todos objetos de eliminación. A los que no practican la verdad no se les debe permitir permanecer en la familia de Dios, ni tampoco a los que deliberadamente destruyen a la iglesia. Pero este no es el momento de hacer la obra de expulsión. Ellos simplemente serán expuestos y eliminados al final. No se debe hacer más obra inútil sobre estas personas; aquellos que pertenecen a Satanás son incapaces de permanecer en el lado de la verdad, mientras que aquellos que buscan la verdad pueden estar del lado de la verdad. Aquellos que no practican la verdad son indignos de oír el camino de la verdad e indignos de dar testimonio de la verdad. La verdad básicamente no es para sus oídos, sino más bien se habla para los oídos de aquellos que la practican. Antes de que se revele el fin de cada persona, aquellos que molestan a la iglesia e interrumpen la obra serán dejados a un lado. Una vez que la obra esté completa, estas personas serán expuestas una tras otra antes de ser eliminadas. Mientras sea el tiempo de proporcionar la verdad, no se les tomará en cuenta por el momento. Cuando toda la verdad se revele al hombre esas personas deben ser eliminadas, ya que también será el momento en que todas las personas se clasificarán según su especie. Debido a su mezquina inteligencia, aquellos que no tienen discernimiento vendrán a la ruina en manos de personas malvadas y serán desviados por personas malvadas y no podrán regresar. Estas personas deben ser manejadas de esta manera, ya que no aman la verdad, porque son incapaces de ponerse del lado de la verdad, porque siguen a las personas malvadas, porque están del lado de las personas malvadas, y porque están aliados con malvados y desafían a Dios. Saben perfectamente que esas personas malvadas irradian el mal, pero endurecen sus corazones y las siguen, y se mueven en contra de la verdad. ¿No están haciendo el mal estas personas que no practican la verdad, sino que hacen cosas destructivas y abominables? Aunque hay entre ellos los que se llaman “reyes” y los que les siguen su rastro, ¿no son todas sus naturalezas igualmente desafiantes para Dios? ¿Qué excusa pueden tener para decir que Dios no los salva? ¿Qué excusa pueden tener para decir que Dios no es justo? ¿No es su propio mal el que los destruirá? ¿No es su propia rebeldía la que los arrastrará al infierno? Aquellos que practican la verdad, al final, serán salvos y perfeccionados a través de la verdad. Aquellos que no practican la verdad al final invitarán a la ruina a través de la verdad. Estos son los fines que esperan a los que practican la verdad y a los que no la practican.

de ‘Una advertencia a los que no practican la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

Algunos se comportan mojigata y decentemente en presencia de Dios, y, particularmente, “con buenos modales”, pero se vuelven desafiantes y desenfrenados en presencia del Espíritu. ¿Contaríais a un hombre así en las filas de los honestos? Si eres un hipócrita y experto en socializar, entonces Yo te digo que definitivamente eres uno de los que juega con Dios. Si tus palabras están llenas de excusas y justificaciones que nada valen, entonces Yo te digo que eres alguien muy poco dispuesto a practicar la verdad. Si tienes muchas confidencias que eres reacio a compartir y estás muy poco dispuesto a dejar al descubierto tus secretos —es decir, tus dificultades— ante los demás con el fin de buscar el camino de la luz, entonces digo que eres alguien que no recibirá la salvación fácilmente y que no saldrá fácilmente de las tinieblas. Si buscar el camino de la verdad te causa placer, entonces eres alguien que vive siempre en la luz. Si te sientes muy contento de ser un hacedor de servicio en la casa de Dios, trabajando de forma diligente y concienzuda en la oscuridad, siempre dando y nunca quitando, entonces Yo te digo que eres un santo leal, porque no buscas ninguna recompensa y estás simplemente siendo un hombre honesto. Si estás dispuesto a ser franco, si estás dispuesto a esforzarte al máximo, si eres capaz de sacrificar tu vida por Dios y mantener el testimonio, si eres honesto hasta el punto en que sólo sabes satisfacer a Dios y no considerarte o tomar las cosas para ti mismo, entonces Yo digo que este tipo de persona es la que se alimenta en la luz y vivirá para siempre en el reino.

de ‘Tres advertencias’ en “La Palabra manifestada en carne”

Algunas personas abandonan cuando algunas cosas negativas les sobrevienen, y son incapaces de levantarse después de cada revés. Todas estas personas son necios que no aman la verdad y no obtendrán la verdad aun si viven toda una vida de fe. ¿Cómo podrían seguir hasta el final tales necios? Las personas astutas y las que tienen de verdad la cualidad interior y entienden los asuntos espirituales son buscadoras de la verdad, y ocho de cada diez veces son capaces de lograr alguna inspiración, alguna lección, algún esclarecimiento y algún progreso. Cuando a un necio que no entiende los asuntos espirituales le ocurre diez veces lo mismo, ni una sola vez obtendrá un beneficio de vida y ni una sola vez efectuará un cambio ni entenderá su naturaleza. Fracasa diez veces, se tropieza diez veces, pero sigue sin despertar y tampoco busca la verdad para encontrar la raíz del problema. Sin importar cuántos sermones pueda escuchar ese tipo de persona, nunca entenderá la verdad: es una causa perdida. Cada vez que se tropieza necesita a alguien más para que lo ayude a volver a levantarse, para persuadirlo. Si no es persuadido o no se le extiende la mano, simplemente no vuelve a levantarse. Cada vez que ocurre, hay peligro de que caiga, y cada vez existe el peligro de que degenere. ¿No es esto el final para esa persona? ¿Sigue existiendo alguna razón para que estas personas inútiles sean salvas? La salvación de Dios hacia la humanidad es la salvación para aquellos que aman la verdad. Es la salvación para aquellos que tienen fuerza de voluntad y determinación, aquellos que aspiran a la verdad y la justicia. Decir que alguien tiene determinación significa que anhela la justicia, la bondad y la verdad, y que tiene conciencia. Dios obra en estas personas para que puedan comprender y obtener la verdad, para que su corrupción pueda ser limpiada y su carácter de vida pueda transformarse. Si dentro de ti no existe amor por la verdad y si no aspiras a la justicia y a la luz, entonces, cuandoquiera que te encuentres con el mal no tendrás la voluntad para desechar las cosas malignas ni la determinación para padecer dificultades, y si tu conciencia está adormecida, tu capacidad de recibir la verdad también lo está; no eres sensible a la verdad ni a las cosas que ocurren; no eres capaz de distinguir nada y no tienes la capacidad de manejar o resolver las cosas; por tanto, no hay forma de ser salvo. Esta clase de persona no tiene nada por lo que se la pueda recomendar, nada con lo que merezca la pena obrar. No responde, sin importar con cuánta claridad o con cuánta transparencia Dios hable acerca de la verdad, como si la persona estuviera muerta. ¿Acaso no ha acabado todo para ella? Cualquiera que tenga aliento puede salvarse mediante la respiración artificial. Pero si la persona ya ha muerto y su alma ha partido, la respiración artificial será inútil. Una vez que te ocurre algo te encoges y no das testimonio; por tanto, nunca puedes ser salvado, y estás completamente acabado.

de ‘Las personas confundidas no pueden ser salvas’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

Tales hombres no entienden la nueva obra, sino que están llenos de conceptos interminables. No cumplen con ninguna función en la iglesia; más bien, siembran cizaña y esparcen negatividad por todas partes, incluso al punto de participar de toda clase de mal comportamiento y disturbios en la iglesia, arrojando así a la confusión y el desconcierto a aquellos que carecen de discernimiento. Estos demonios vivos, estos espíritus malignos, deberían irse de la iglesia lo antes posible, no sea que la iglesia quede arruinada por su culpa. Tal vez no le temas a la obra del presente, pero ¿no le temes acaso al castigo justo del mañana? Hay una gran cantidad de personas en la iglesia que son parásitos, así como también una gran cantidad de lobos que buscan trastornar la obra normal de Dios. Son demonios enviados por el Diablo, lobos feroces que buscan devorar a los corderos ignorantes. Si estos supuestos hombres no son expulsados, se transforman en parásitos en la iglesia y en polilla que devoran las ofrendas. Un día, ¡todos estos gusanos despreciables, ignorantes, ruines y repulsivos serán castigados!

de ‘Los que obedecen a Dios con un corazón verdadero, con seguridad serán ganados por Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

Aquellos que sólo piensan en su carne y les gusta la comodidad, aquellos cuya fe es ambigua, aquellos que se involucran en la medicina de brujería y la hechicería, aquellos que son promiscuos y andrajosos y harapientos, aquellos que le roban los sacrificios a Jehová y Sus posesiones, aquellos que aman los sobornos, aquellos que ociosamente sueñan con ir al cielo, aquellos que son arrogantes y engreídos y sólo luchan por la fama personal y la fortuna, aquellos que esparcen palabras impertinentes, aquellos que blasfeman a Dios mismo, aquellos que no hacen nada sino hacer juicios contra Dios mismo y lo calumnian, aquellos que se agrupan con otros y tratan de formar un grupo independiente, aquellos que se exaltan más alto que Dios, aquellos hombres y mujeres jóvenes frívolos y hombres y mujeres de edad media y avanzada que son atrapados en el libertinaje, aquellos hombres y mujeres que disfrutan de la fama y la fortuna personales y buscan el estatus personal entre los demás, aquellas personas impenitentes que están atrapadas en el pecado, ¿no están todos más allá de la salvación? Libertinaje, pecaminosidad, medicina de brujería, hechicería, obscenidad y palabras impertinentes, todos desenfrenados entre vosotros mientras las palabras de verdad y vida son pisoteadas entre vosotros y el lenguaje santo es profanado entre vosotros. ¡Vosotros prole de gentiles, hinchados de inmundicia y desobediencia! ¿En dónde terminaréis? ¿Cómo se atreven aquellos que aman la carne, que cometen actos malvados de la carne y están atrapados en pecados de libertinaje a tener el descaro de seguir viviendo? ¿No sabes que tales personas como vosotros sois gusanos que estáis más allá de la salvación? ¿Qué os califica para demandar esto y aquello? A la fecha no ha habido el menor cambio en aquellos que no aman la verdad y sólo aman la carne, así que, ¿cómo pueden tales personas ser salvas? Incluso hoy, aquellos que no aman el camino de vida, que no exaltan a Dios y no dan testimonio de Él, que planean por el bien de su propio estatus, que se ensalzan, ¿no siguen siendo los mismos? ¿Dónde está el valor de salvarlos? Si el hombre puede ser salvo no depende de qué tan bien calificado estés o cuántos años has estado trabajando, mucho menos en cuántas credenciales tienes. Depende de si tu búsqueda ha dado fruto. Debes saber que los que son salvados son los “árboles” que dan fruto, no los árboles con un follaje exuberante y abundantes flores que no dan fruto. Incluso si has pasado muchos años vagando por las calles, ¿entonces qué? ¿Dónde está tu testimonio? Tu reverencia por Dios es mucho más baja que tu amor por ti mismo y tus deseos lujuriosos, ¿no es alguien así un degenerado? ¿Cómo podrían ser un espécimen y modelo para la salvación? ¡Tu naturaleza es inalterable, eres demasiado rebelde, estás más allá de la salvación! ¿No son esos el tipo de personas que será eliminado? ¿El tiempo cuando Mi obra termine no es el tiempo de la llegada de tu último día? He hecho tanta obra y he hablado tantas palabras entre vosotros, ¿qué tanto de esto ha entrado en vuestros oídos? ¿Qué tanto de esto habéis alguna vez obedecido? Cuando Mi obra termine también será cuando dejes de oponerte a Mí y de estar contra Mí. Durante la duración de Mi obra, siempre actuáis contra Mí, nunca cumplís con Mis palabras. Hago Mi obra y tú haces tu propia “obra”, haces tu propio reinito, vosotros jauría de zorras y perros, ¡todo lo que hacéis es contra Mí! Siempre estáis tratando de traer a vuestro abrazo a aquellos que sólo os aman, ¿dónde está vuestra reverencia? ¡Todo lo que hacéis es engañoso! ¡No tenéis obediencia ni reverencia, todo lo que hacéis es engañoso y blasfemo! ¿Pueden tales personas ser salvadas? Los hombres sexualmente inmorales y lascivos siempre quieren atraer hacia ellos, para su propio placer a esas rameras coquetas. De ninguna manera salvaré a tales demonios sexualmente inmorales. Os odio demonios inmundos, vuestra lascivia y coquetería os sumergirán en el infierno, ¿qué tenéis que decir por vosotros mismos? ¡Vosotros demonios inmundos y espíritus malvados sois tan repulsivos! ¡Sois repugnantes! ¿Cómo puede ser salva esa basura? ¿Podrían ellos que están atrapados en el pecado todavía ser salvados? El día de hoy, esta verdad, este camino y esta vida no tienen ningún atractivo para vosotros; sois atraídos a la pecaminosidad, al dinero, a la posición, a la fama y la ganancia, a los disfrutes de la carne, a la guapura de los hombres y a la coquetería de las mujeres. ¿Qué os califica para entrar a Mi reino? Vuestra imagen es incluso mayor que la de Dios, vuestro estatus es mayor que el de Dios, por no decir nada de vuestro prestigio entre los hombres, os habéis convertido en un ídolo que las personas adoran. ¿No te has convertido en el arcángel? Cuando se revelen los resultados de las personas, que es también cuando la obra de salvación se acerque a su fin, muchos de aquellos entre vosotros seréis cadáveres que estáis más allá de la salvación y debéis ser eliminados.

de ‘Práctica (7)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Las personas que más tarde sobrevivan al reposo, todas habrán soportado el día de la tribulación y también habrán dado testimonio de Dios; todas serán personas que cumplen su deber y tienen la intención de obedecer a Dios. Los que simplemente desean usar la oportunidad de servir para evitar practicar la verdad no van a poder permanecer. Dios tiene estándares apropiados para el arreglo de los resultados de todas las personas; Él no simplemente toma estas decisiones de acuerdo a las palabras y conductas de alguien, ni tampoco las toma de acuerdo con su comportamiento durante un solo periodo de tiempo. Para nada va a ser indulgente con toda la conducta malvada de alguien debido al servicio pasado que haya hecho para Dios, ni tampoco va a perdonar de la muerte a alguien por un gasto momentáneo para Dios. Nadie puede evadir la retribución debida a su maldad y nadie puede cubrir su malvada conducta y, por lo tanto, evadir el tormento de la destrucción. Si alguien puede hacer en verdad su propio deber, entonces esto quiere decir que es eternamente fiel a Dios y no busca recompensas, independientemente de si recibe bendiciones o sufre desgracias. Si las personas son fieles a Dios cuando ven bendiciones, pero pierden su fidelidad cuando no pueden ver bendiciones, y al final todavía son incapaces de dar testimonio de Dios e incluso son incapaces de hacer su deber como deberían, estas personas que una vez prestaron servicio a Dios fielmente aun así van a ser destruidas. En resumen, las personas malvadas no pueden sobrevivir a la eternidad ni tampoco pueden entrar en el reposo; sólo los justos son los maestros del reposo.

de ‘Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo’ en “La Palabra manifestada en carne

Palabra de vida eterna | El hombre sólo puede salvarse en medio de la gestión de Dios

Palabra de vida eterna | El hombre sólo puede salvarse en medio de la gestión de Dios

Dios Todopoderoso dice: “No tiene entendimiento del sentido de la salvación de la humanidad por parte de Dios y de Su obra de gestión ni comprende cómo desea Él que sea la humanidad en última instancia. ¿Es una humanidad parecida a Adán y Eva, no corrompida por Satanás? ¡No! La gestión de Dios tiene el fin de ganar a un grupo de personas que adoren a Dios y se sometan a Él. Esta humanidad ha sido corrompida por Satanás, pero ya no lo ve como su padre; reconoce el feo rostro de Satanás, y lo rechaza, y viene delante de Dios para aceptar Su juicio y castigo. Sabe lo que es feo, y cómo contrasta con lo que es santo, y reconoce la grandeza de Dios y la maldad de Satanás. Una humanidad como esta ya no trabajará más para él ni lo adorará, ni lo consagrará. Es porque es un grupo de personas a las que Dios ha ganado de verdad. Este es el sentido de la gestión de la humanidad por parte de Dios”.

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¿Qué es el arrebatamiento?

Al igual que otros muchos hermanos y hermanas cristianos, anhelo con impaciencia la segunda venida del Señor Jesús. Nos ceñimos al siguiente pasaje de la Biblia: “Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre” (1 Tesalonicenses 4:17). Por esta razón, miramos estúpidamente a los cielos anhelando el día en que Jesús vuelva y nos lleve en las nubes para que podamos estar con el Señor. Sin embargo, después de que hayan pasado tantísimos años, las cuatro lunas de sangre ya han aparecido; terremotos, hambrunas, plagas, guerra y toda clase de otros desastres están volviéndose cada vez más intensos. Las profecías de la segunda venida del Señor ya se han cumplido básicamente. Sin embargo, aún no hemos visto a un solo cristiano arrebatado al cielo. No puedo evitar pensar: “¿Por qué no viene el Señor a recibirnos? El Señor es confiable. Él prometió que nos llevaría al reino celestial en los últimos días. La promesa del Señor sin duda alguna se logrará y cumplirá. No dudo en absoluto de esto. Pero ¿cómo es que hasta ahora aún no hemos sido arrebatados al cielo por el Señor? ¿Podría ser que haya algunos problemas con nuestro anhelo?”.

Justo cuando me sentía muy desconcertada, una predicadora que había llevado a cabo obra en zonas del extranjero durante muchos años volvió y recibí alguna nueva luz de ella. La hermana contestó directamente a mi pregunta: “El pasaje de la Biblia al que te referiste fue algo que Pablo dijo. No fue algo que el Señor Jesús dijo. Pablo fue simplemente un apóstol. Aunque sus palabras fueron registradas en la Biblia, sólo algunas de ellas podrían describirse como el esclarecimiento del Espíritu Santo. Aunque sus palabras estuvieran de acuerdo con la verdad, no eran las palabras de Dios y no pueden mencionarse como si lo fueran en los mismos términos que ellas. Además, algunas de las cosas que Pablo dijo no podrían describirse como esclarecimiento del Espíritu Santo. En su lugar, derivaban de sus nociones e imaginaciones y traen consigo el significado del hombre. Estas palabras no se basan en las palabras de Dios. Por tanto, cuando se trata del asunto de dar la bienvenida a la segunda venida del Señor, no debemos usar las palabras de Pablo como fundamento. En su lugar, debemos usar las palabras del Señor como fundamento y buscar Sus intenciones porque sólo las palabras del Señor son la verdad y 100% precisas”. Al oír esto, pensé: “Sí. El Señor Jesús nunca dijo realmente ‘arrebatados al cielo’. Estas palabras fueron de Pablo. Pablo fue sólo un hombre. Sus palabras realmente no pueden igualarse con las de Dios. No debemos usar las palabras de Pablo como base para dar la bienvenida a la segunda venida del Señor. Como alguien que cree en Dios, debo usar las palabras y la obra de Dios como base. ¡Esto es lo que está de acuerdo con las intenciones de Dios!”.

La hermana siguió hablando: “Jesús dijo ‘Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en el cielo’ (Juan 3:13). En las palabras del Señor Jesús, pudimos ver que aparte del Hijo del Hombre que descendió del cielo, que es el Dios encarnado, nadie más ascendió al cielo. El cielo es el trono de Dios. Sólo Dios mismo puede ascender a este lugar elevado. Como seres humanos, no podemos ascender a ese lugar elevado para ver a Dios. En su lugar, cuando Dios creó al hombre, predestinó que la humanidad viviera en la tierra. Dios usó la tierra para crear a los antepasados de la humanidad, Adán y Eva, y les ayudó a establecerse en el Jardín del Edén. Ellos escuchaban las palabras de Dios, recibían Sus bendiciones y lo gestionaban todo dentro del jardín. Después, la humanidad también lo gestionaría todo en la tierra pero no en el cielo. Cuando la humanidad fue profundamente corrompida y la tierra se llenó de corrupción y violencia, Dios decidió usar un diluvio para destruir el mundo. Dios salvó a Noé, una persona justa que lo adoraba, pero no lo arrebató al cielo para que evitara las aguas del diluvio. En su lugar, hizo que Noé construyera el arca. Cuando llegó el diluvio, Noé y su familia de ocho personas se refugiaron en el arca. Cuando salieron del arca, Noé y su familia siguieron viviendo en la tierra y se multiplicaron. Durante la Era de la Ley, los israelitas sufrieron bajo la esclavitud a manos del Faraón de Egipto. Cuando Dios sacó a los israelitas de Egipto y les ayudó a escapar de la persecución de Faraón, Él no los arrebató al cielo. En su lugar, manifestó Su autoridad en la tierra llevando a cabo toda clase de milagros para que las personas pudieran presenciar Su omnipotencia y conocer Su sabiduría y lo maravilloso que es Él. Después, Dios promulgó Sus leyes y mandamientos por medio de Moisés y guió a los israelitas en cuanto a cómo vivir en la tierra. Durante la Era de la Gracia, cuando la humanidad no podía acatar las leyes y se enfrentaba a los peligros de la ejecución, el hombre no fue al cielo para expiar sus pecados. En su lugar, Dios se encarnó en la imagen de Jesús y descendió a la tierra. Para salvar a la humanidad, fue clavado en la cruz. Esta era la única manera de que el hombre obtuviera la salvación del Señor. Claramente, nosotros, como seres humanos, pertenecemos a la tierra. Dios nos predestinó para vivir en la tierra. Además, el Señor Jesús nos enseñó: ‘Vosotros, pues, orad de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo”’ (Mateo 6:9-10). Las palabras que el Señor habla contienen Sus intenciones. El Señor quiere que lo adoremos en la tierra. El reino de Cristo también descenderá a la tierra. Hay una profecía en el libro de Apocalipsis que dice: ‘He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y El habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos’ (Apocalipsis 21:3). Claramente, nuestro deseo de ser arrebatados al cielo para encontrarnos con el Señor es completamente nuestra propia noción e imaginación y no es en absoluto un hecho”. Después de escuchar a la hermana comunicar, entendí muy claramente que por mucho que examinemos la obra que Dios llevó a cabo en el pasado o las profecías del Señor, Dios nunca mencionó que seríamos arrebatados al cielo. Si seguimos creyendo que Dios volverá y nos arrebatará al cielo, ¿no es esto nuestra propia noción e imaginación? ¿No es esto nuestro propio pensamiento ilusorio? Fundamentalmente, ¡esto no está de acuerdo con las palabras e intenciones de Dios! Mi corazón sintió que las cosas se habían aclarado. Sin embargo, yo aún tenía una pregunta más: aunque nuestra aceptación del arrebatamiento sea errónea, ¿a qué se refiere exactamente el arrebatamiento? Seguí preguntando a esta hermana para buscar con respecto a esta cuestión.

La hermana dijo: “Con respecto al arrebatamiento, esto es un misterio y nosotros, como seres humanos, no podemos desentrañarlo. Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días, ha venido y expresado millones de palabras y revelado toda clase de verdades y misterios. Yo sólo llegué a entender lo que acabo de comunicar a partir de la lectura de las palabras de Dios. Con respecto al tema del arrebatamiento, echemos un vistazo a las palabras de Dios. Dios Todopoderoso dijo: ‘“Ser arrebatado” no es ser tomado de un lugar bajo para ser colocado en un lugar alto, como las personas imaginan. Esto es un tremendo error. Ser arrebatado se refiere a Mi predeterminación y Mi selección. Va dirigido a todos los que Yo he predestinado y escogido. […] Esto es sumamente incompatible con las nociones de las personas. Todas las que tengan participación en Mi casa en el futuro son personas que han sido arrebatadas delante de Mí. Esto es absolutamente cierto, nunca cambia y nadie lo puede refutar. Este es el contraataque contra Satanás. Todo aquel a quien Yo predestiné será arrebatado delante de Mí’ (‘La centésima cuarta declaración’ en “La Palabra manifestada en carne”). A partir de las palabras de Dios pudimos ver que el arrebatamiento no era de la manera que imaginábamos. No se trataba de ascender de la tierra al cielo para ver a Dios. En su lugar, se refiere a los que Dios ha predeterminado y seleccionado. Esto incluye a los que pueden oír la voz de Dios y aceptar la obra de Dios. Ellos irán ante Dios cuando Él venga a la tierra a llevar a cabo Su obra. Estas son las personas que son llevadas ante Dios. Esto es parecido al último período de la Era de la Ley. Cuando el Señor Jesús vino a llevar a cabo Su obra, todos los que pudieron decir que las palabras del Señor Jesús eran la voz de Dios y aceptaron a Jesús como el Señor de la salvación fueron llevados ante Dios. Esto incluyó a Pedro, Juan, Mateo y los demás discípulos, los apóstoles y todos los que aceptaron la salvación de Dios. Todos ellos fueron llevados ante Dios. En cuanto a todos los que se ceñían a la Biblia del Antiguo Testamento, como los fariseos y el pueblo llano, no sólo no aceptaron la salvación de Dios, sino que condenaron, se resistieron y blasfemaron la nueva obra de Dios. No sólo no fueron llevadas esas personas ante Dios, sino que fueron totalmente reveladas, eliminadas y abandonadas por la nueva obra de Dios. Ahora, ya estamos en los últimos días y Dios Todopoderoso ha llevado a cabo una obra nueva y expresado palabras que purifican y salvan al hombre. Los que puedan ver que esto es la voz de Dios hablando las palabras de Dios, sigan los pasos del Cordero y acepten la nueva obra de los últimos días de Dios, serán llevados ante Dios. Desde que la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso se reveló, cada vez más hermanos y hermanas verdaderamente fieles, a partir de la lectura de las palabras de Dios Todopoderoso, creen firmemente que las palabras de Dios Todopoderoso son la verdad y que son las palabras que el Espíritu Santo habla a las iglesias. Uno tras otro, han regresado ante Dios Todopoderoso. Todos ellos son vírgenes prudentes y han aceptado el riego, nutrición, juicio y reprensión de las palabras de Dios. Su carácter corrupto ha sido purificado gradualmente y ellos conocen verdaderamente a Dios. Todos ellos son llevados ante Dios. En cuanto a los que esperan estúpidamente que el Señor venga y los arrebate al cielo donde se encontrarán con Dios, simplemente se ciñen a su propia noción e imaginación. No sólo no buscan ni investigan la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, sino que juzgan, difaman y se resisten a la nueva obra de Dios. Todos ellos son vírgenes necias. No sólo no serán llevados ante Dios, sino que al final descenderán en medio del desastre y serán castigados por Dios”.

Cuando oí estas cosas de esta hermana, de repente vi la luz. Resulta que arrebatamiento se refiere a cuando nosotros aceptamos la nueva obra de Dios, seguimos los pasos del Cordero y venimos ante Dios. La forma en la que ella comunicó esto fue realmente muy iluminadora. Es mucho más realista que la forma en que creíamos originalmente que seríamos arrebatados al cielo donde nos encontraríamos con el Señor. Si no fuera porque las palabras de Dios abrieron este misterio, por mucho tiempo que creyéramos en el Señor, no podríamos entender. ¡Estaríamos viviendo en nuestra noción e imaginación y esperaríamos estúpidamente que el Señor nos arrebatara al reino de los cielos!

Cuando esta hermana se marchó, reflexioné repetidamente sobre lo que ella dijo. Reconocí que si queremos ser llevados ante Dios, la clave es que debemos buscar con la mente abierta las palabras que el Espíritu Santo habla a las iglesias. Debemos ser vírgenes prudentes y buscar e investigar proactivamente la voz del Señor. De esta manera, ¡podremos dar la bienvenida al retorno del Señor y ser llevados ante Dios! En ese momento, pensé en una de las enseñanzas del Señor Jesús: “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. […] Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios” (Mateo 5:3, 8). Estoy agradecida de que el esclarecimiento de Dios me haya ayudado a encontrar una senda práctica. Entendí finalmente el verdadero significado de arrebatamiento. Actualmente, toda clase de desastres se están produciendo uno tras otro en países por todo el mundo. El gran desastre está ante nuestros ojos y la búsqueda de la aparición de Dios es inminente. Hoy, sólo la Iglesia de Dios Todopoderoso da testimonio del hecho de que el Señor ya ha regresado. Además, el evangelio de la Iglesia de Dios Todopoderoso ya ha llegado a todos los rincones del globo. Sus libros, vídeos y películas están disponibles online y las personas de todo el mundo pueden acceder a ellos e investigar. En estos momentos, lo único que debo hacer es investigar inmediatamente las palabras de Dios Todopoderoso y ver si estas son o no la voz de Dios y la verdad. ¡Este es el acontecimiento importante más crucial cuando se trata de dar la bienvenida al retorno del Señor!

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Música cristiana de adoración | Llena tu vida con la palabra de Dios

Música cristiana de adoración | Llena tu vida con la palabra de Dios

De cara al futuro, hablar de la palabra de Dios es el principio por el cual debes hablar.

Habitualmente, cuando os reunís debéis poder conversar sobre la palabra de Dios,

tomando la palabra de Dios como el contenido de tus interacciones,

hablando sobre lo que sabes acerca de la palabra de Dios,

cómo pones en práctica Su palabra y cómo obra el Espíritu Santo.

Todo lo que necesitas hacer es comunicar sobre la palabra de Dios

y el Espíritu Santo te iluminará.

Para que se manifieste un mundo de la palabra de Dios

se requiere la colaboración del hombre.

Si no te introduces en esto, Dios no tiene forma de obrar.

Si mantienes la boca cerrada y no hablas sobre Su palabra,

no hay forma de que Dios te ilumine.

Cuandoquiera que no te encuentres ocupado, habla de la palabra de Dios

¡y no hables ociosamente!

Deja que tu vida se llene con la palabra de Dios.

Incluso si tu comunicar es superficial, está bien.

Sin lo superficial, no habría profundidad. Hay un proceso que debe llevarse a cabo.

Por medio de tu entrenamiento,

comprendes la iluminación del Espíritu Santo sobre ti

y cómo comer y beber la palabra de Dios eficazmente.

Después de un período de investigación, entrarás en la realidad de la palabra de Dios.

Después de un período de investigación, entrarás en la realidad de la palabra de Dios.

Sólo si tienes la determinación de cooperar podrás recibir la obra del Espíritu Santo.

Sólo si tienes la determinación de cooperar podrás recibir la obra del Espíritu Santo.

Sólo si tienes la determinación de cooperar podrás recibir la obra del Espíritu Santo.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

Recomendación: Música cristiana de alabanza y adoración 2020|Sólo el Creador tiene compasión por esta humanidad(MV)

El misterio de la Trinidad revelado

Por Jingmo, Malasia

En 1997 tuve la suerte de aceptar el evangelio del Señor Jesús y, cuando me bauticé, el pastor oró y me bautizó en el nombre de la Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Desde ese momento, siempre que oraba, ofrecía mi oración en el nombre de la Trinidad, que eran el amoroso Padre celestial, el Salvador Señor Jesús y el Espíritu Santo. Sin embargo, dentro de mi corazón siempre había incertidumbre: ¿cómo podrían tres convertirse en uno? Nunca pude explicar ni entender por completo de qué se trataba la Trinidad.

Dos años más tarde, me convertí en diaconisa de mi iglesia y, cuando acompañaba a los futuros creyentes en sus estudios religiosos, a menudo había alguien que me preguntaba qué significaba la Trinidad. La gente también preguntaba a menudo sobre la Trinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo durante las confesiones. Como yo tampoco entendía este misterio, nunca era capaz de responderles, y eso me angustiaba muchísimo. Deseaba enormemente obtener claridad sobre este tema y, por lo tanto, pedí al pastor y a los predicadores que me lo explicaran con la esperanza de obtener una respuesta definitiva. Sin embargo, su respuesta fue básicamente: “Dios es una Trinidad que consta del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El Padre establece los planes para nuestra salvación, el Hijo los concluye, mientras que el Espíritu Santo es quien los lleva a cabo. El Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo también es Dios: son tres personas que, juntas, forman al único Dios verdadero”. Esta explicación no hizo sino dejarme incluso más desconcertada, y pregunté: “Pero, si Él son tres personas, ¿cómo puede Él ser un único Dios?”. Entonces, me dijeron: “La Trinidad es un misterio. No pienses demasiado en ello. Solo confía en tu fe y cree en ello, y eso es lo único que tienes que hacer”. Aunque seguía sintiéndome muy perpleja por esto, me forcé a mí misma a aceptarlo, y pensé: “No pienses más en ello. ¡Solo cree en ello!”. Cuando oraba, seguía haciéndolo a la Trinidad: al amoroso Padre celestial, al Salvador Señor Jesús y al Espíritu Santo. Sentía como si Dios solo fuera a escuchar mis oraciones si oraba de esa manera, y tenía miedo de que si solo oraba a una de las personas de Dios, Él no me escucharía. Y, por lo tanto, seguí con tal confusión durante años creyendo en la Trinidad de mi propia imaginación. Después de eso, siempre que los hermanos y las hermanas en la iglesia me preguntaban qué significaba la Trinidad, yo seguía sin saber qué responder. Lo único que podía hacer era responderles conforme a lo que el pastor me había dicho, aunque, por sus rostros, podía ver que no lo entendían de verdad. Esto me dio una sensación de impotencia, y lo único que podía hacer era presentarme ante el Señor en oración: “¡Te doy gracias, querido Padre celestial! Cuando los hermanos, las hermanas y los futuros creyentes me hacen preguntas sobre la Trinidad, no sé qué contestarles. Te pido que me ayudes. Que el Espíritu Santo me guíe para que pueda llegar a entender lo que significa la Trinidad, para que este tema ya no me confunda más y para que más gente llegue a conocerte”.

En mayo de 2017, me encontré con una hermana en Facebook. Ella era muy amorosa y paciente y, después de haber compartido y hablado de algunos pasajes de las Escrituras, descubrí que había luz en sus enseñanzas. Obtuve muchas cosas de ellas y estaba deseosa de intercambiar ideas con esta hermana. Más tarde, ella nos llevó a mí y a algunos otros hermanos y hermanas a algunas reuniones. A través de las enseñanzas que se compartían en esas reuniones, llegué a entender algunas verdades que nunca antes había entendido como, por ejemplo, qué era la encarnación y la forma en que vendrá el Señor, y esas cosas. Me beneficié muchísimo de ellas y obtuve un entendimiento mucho más claro de algunos pasajes de las Escrituras. Cuando le pregunté a la hermana cómo era posible que pudiera entender tanto a partir de la lectura de la Biblia, mientras que yo no podía, ella me dijo: “Todo lo que entiendo ha venido a partir de la lectura de las palabras de Dios. Nuestro Señor Jesús ya ha regresado. Él se ha encarnado como el Hijo del hombre para expresar Sus palabras y llevar a cabo nueva obra en los últimos días…”. Estaba asombrada y emocionada ante esta noticia, y le hice a la hermana una batería de preguntas: “¿Es verdad? ¿Ha regresado el Señor de verdad?”, a lo que ella me respondió con certeza: “¡Sí, es verdad!”. Luego continuó diciendo que el Señor había regresado en forma encarnada en los últimos días, pero que el nombre de Dios había cambiado. Ahora, Dios se llamaba Dios Todopoderoso y era “el Todopoderoso” que había sido profetizado en el libro del Apocalipsis. En cuanto escuché el nombre de “Dios Todopoderoso”, se me detuvo el corazón y me dije a mí misma: “¿Dios Todopoderoso? ¿No es eso el Relámpago Oriental? Nuestro pastor nos pidió que nos cuidáramos del Relámpago Oriental y nos dijo que no tuviéramos nada que ver con ellos. Es más, nosotros creemos en el Señor Jesús, pero esta hermana está diciendo que el Señor Jesús ha regresado y que ha adoptado el nombre de Dios Todopoderoso; así que, ¿cómo es posible que Su nombre sea diferente? ¿Terminaré descarriándome?”. Pero luego pensé: “Desde que he conocido a esta hermana, no solo he descubierto que sus enseñanzas concuerdan con la Biblia, sino que también son muy reveladoras y que contienen claramente el esclarecimiento del Espíritu Santo. Si este camino es el equivocado, ¿cómo podría tener la obra del Espíritu Santo? ¿Debería seguir escuchando a esta hermana o no?”.

Justo cuando me estaba debatiendo entre sentimientos contradictorios, recordé de repente un pasaje que la hermana había compartido conmigo previamente: “El Dios que se hizo carne se llama Cristo, y así el Cristo que les puede dar a las personas la verdad se llama Dios. No hay nada excesivo en esto” (‘Sólo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”). Este pasaje menciona a Cristo y dice que Él puede dar la verdad a las personas. En el versículo 6, capítulo 14 del Evangelio de Juan, el Señor Jesús dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí”. El Señor Jesús es Cristo; Dios hecho carne y dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”. Tanto las palabras de Dios Todopoderoso como las de Jesús mencionan a Cristo y la verdad. “Si Dios Todopoderoso es Cristo”, pensé, “entonces sin duda Él puede expresar la verdad y proveer sustento para la vida de las personas”. Pensé en las muchas palabras de Dios Todopoderoso que la hermana me había leído recientemente. ¡Mientras las escuchaba, sentía que poseían autoridad y poder, y sentía que las palabras de Dios Todopoderoso eran de hecho la verdad y que venían del Espíritu Santo! Por lo tanto, me di cuenta de que este camino debía ser el camino verdadero, y que no podía ser el equivocado. En la Biblia, dice: “Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo” (Romanos 10:17). Si Dios Todopoderoso era el Señor Jesús retornado y yo no buscaba o estudiaba este camino, sino que solo creía ciegamente en lo que decían los pastores y los ancianos, ¿acaso no perdería la salvación del Señor y sería incapaz de dar la bienvenida a Su retorno? Al pensarlo, decidí asistir a algunas otras reuniones para poder entender mejor la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días.

En otra reunión, la hermana compartió con nosotros este pasaje de las palabras de Dios: “La obra realizada en el presente ha empujado hacia adelante la obra de la Era de la Gracia; esto es, la obra en todo el plan de gestión de seis mil años se ha movido hacia adelante. Aunque la Era de la Gracia ha terminado, la obra de Dios ha progresado. ¿Por qué digo una y otra vez que esta etapa de la obra se construye sobre la Era de la Gracia y la Era de la Ley? Esto significa que la obra de hoy en día es una continuación de la obra realizada en la Era de la Gracia y ha sido una elevación de la obra realizada en la Era de la Ley. Las tres etapas están estrechamente interconectadas y cada una se vincula de manera conjunta con la siguiente. ¿Por qué digo también que esta etapa de la obra se construye sobre la realizada por Jesús? Si esta etapa no se construyese sobre la obra realizada por Jesús, tendría que ocurrir otra crucifixión en esta etapa, y la obra de redención realizada previamente tendría que repetirse. Esto no tendría sentido. Por tanto, no es que la obra haya terminado totalmente, sino que la era se ha movido hacia adelante y la obra se ha vuelto más elevada que antes. Podría decirse que esta etapa de la obra se edifica sobre el fundamento de la Era de la Ley y la roca de la obra de Jesús. La obra se edifica etapa a etapa, y esta etapa no es un nuevo comienzo. Sólo la combinación de las tres etapas de la obra puede considerarse el plan de gestión de seis mil años” (‘Las dos encarnaciones completan el sentido de la encarnación’ en “La Palabra manifestada en carne”). Luego, la hermana dijo en comunicación: “La obra de Dios siempre avanza, y Él realiza obra diferente y adopta diferentes nombres en distintas eras de acuerdo con las necesidades del hombre. Pero, independientemente de qué etapa de obra Dios realice con qué nombre, en esencia, siempre es Dios mismo el que realiza la obra de salvación de la humanidad. En la Era de la Ley, Dios adoptó el nombre de Jehová para realizar Su obra: proclamó la Ley y los mandamientos para guiar la vida del hombre en la tierra y permitió que el hombre conociera lo que era el pecado, las normas que debía cumplir, cómo debía adorar a Dios, etcétera; en la Era de la Gracia, Dios se hizo carne y adoptó el nombre de Jesús y, sobre la base de la obra de la Era de la Ley, Él realizó la obra de ser crucificado para redimir a la humanidad, lo que tuvo como resultado el perdón de los pecados del hombre. Ahora, en la Era del Reino, la era final, Dios se ha hecho carne por segunda vez y, tras adoptar el nombre de Dios Todopoderoso, realiza Su obra de juzgar y purificar al hombre sobre la base de la obra de la redención. El resultado de esto es que se eliminan la naturaleza pecaminosa y el carácter corrupto que el hombre alberga en su interior, y que la causa fundamental de que el hombre cometa pecados y se resista a Dios es extirpada de una vez por todas. Las tres etapas de la obra se complementan perfectamente entre sí, siendo cada etapa más grande y más profunda que la anterior. Ninguna etapa de la obra de Dios puede ser independiente: solo las tres etapas de obra entrelazadas forman la obra completa de salvación de la humanidad que Dios realiza y, juntas, forman el plan de gestión de seis mil años de Dios para la humanidad. Dios simplemente usa Su nombre para demarcar las eras y para cambiarlas, y es por eso por lo que siempre vemos que el nombre de Dios cambia junto con la era. Pero, independientemente de cómo pueda cambiar el nombre de Dios, Él sigue siendo un único Dios”. Tras escuchar las palabras de Dios y la enseñanza de la hermana, me sentí maravillada. Había creído en el Señor todo ese tiempo y nunca había conocido a nadie que fuera capaz de explicar la obra de gestión de seis mil años de Dios y, sin embargo, las palabras de Dios Todopoderoso habían revelado este misterio: ¡esas palabras eran verdaderamente la voz de Dios! No me había descarriado en mi creencia: Dios Todopoderoso es verdaderamente el Señor Jesús retornado. Es solo que Dios cambia Su nombre de una era a otra, eso es todo. Pero Él sigue siendo un único Dios.

Seguí examinándolo algunos días más. La hermana nos habló sobre aspectos de la verdad como, por ejemplo, la obra del juicio que Dios realiza en los últimos días y el significado de los nombres de Dios y, cuanto más escuchaba, más claridad obtenía. Un día, la hermana dijo: “Las palabras de Dios han revelado todos los misterios de la Biblia”. Al escuchar esto, mi corazón se iluminó de inmediato; le hablé sobre el asunto de la Trinidad que durante tantos años me había estado causando tanta consternación. Entonces, la hermana me leyó un pasaje de las palabras de Dios. Dios Todopoderoso dice: “Si alguien entre vosotros dice que la Trinidad en verdad existe, entonces explica qué es exactamente este Dios único en tres personas. ¿Qué es el Padre Santo? ¿Qué es el Hijo? ¿Qué es el Espíritu Santo? ¿Es Jehová el Padre Santo? ¿Es Jesús el Hijo? ¿Qué es entonces el Espíritu Santo? ¿No es el Padre un Espíritu? ¿No es la esencia del Hijo también un Espíritu? ¿No fue la obra de Jesús la obra del Espíritu Santo? ¿No fue en ese tiempo la obra de Jehová llevada a cabo por un Espíritu igual que el de Jesús? ¿Cuántos Espíritus puede tener Dios? Según tu explicación, las tres personas del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una; de ser así, hay tres Espíritus, pero tener tres Espíritus significa que hay tres Dioses. Esto significa que no hay un único Dios verdadero; ¿cómo puede esta clase de Dios seguir teniendo la esencia inherente de Dios? Si aceptas que sólo hay un Dios, entonces ¿cómo puede Él tener un hijo y ser un padre? ¿No son todas estas simplemente tus nociones? Sólo hay un Dios, sólo hay una persona en este Dios y sólo un Espíritu de Dios, así como está escrito en la Biblia que ‘sólo hay un único Espíritu Santo y un único Dios’. Independientemente de que el Padre y el Hijo de los que hablas existan, sólo hay un Dios después de todo y la esencia del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en los que creéis es la del Espíritu Santo. En otras palabras, Dios es un Espíritu, pero es capaz de hacerse carne y vivir entre los hombres, así como estar sobre todas las cosas. Su Espíritu lo incluye todo y es omnipresente. Él puede estar simultáneamente en la carne y por todo el universo. Como todas las personas dicen que Dios es el único Dios verdadero, entonces, ¡sólo hay un Dios y nadie lo puede dividir a voluntad! Dios es sólo un Espíritu y sólo una persona; y ese es el Espíritu de Dios” (‘¿Existe la Trinidad?’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Esta hermana habló y dijo: “Las palabras de Dios son muy claras. Dios es único y solo hay un Dios. También hay solo un Espíritu Santo. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son de una esencia, que es la del Espíritu. Dios puede obrar en el Espíritu, como Jehová, pero también puede obrar encarnándose como el Hijo del hombre, como Jesús y Dios Todopoderoso. Pero, ya sea que Dios obre en el Espíritu o en la carne, en esencia, sigue siendo el Espíritu de Dios el que realiza Su propia obra. Por lo tanto, el concepto de la Trinidad pertenece a las nociones e imaginaciones del hombre y es totalmente insostenible. En realidad, el concepto de la Trinidad se estableció más de 300 años después del Señor, en el concilio ecuménico de Nicea. En ese concilio, los expertos religiosos de todo el mundo cristiano participaron en un animado debate sobre las naturalezas unitarias y múltiples de Dios hasta que, finalmente, establecieron el concepto de la Trinidad basándose en sus nociones, imaginaciones y conclusiones lógicas. Desde ese momento, las personas definían al único Dios verdadero que creó los cielos y la tierra y todas las cosas como una Trinidad con la creencia de que, aparte del Santo Hijo el Señor Jesús, hay un Santo Padre en el cielo y también un instrumento usado tanto por el Padre como por el Hijo que es el Espíritu Santo. Esto es simplemente ridículo. Si nos dejamos llevar por la interpretación del mundo religioso y creemos en la Trinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, entonces eso significa que hay tres Espíritus y tres Dioses, y ¿no contradice eso el hecho de que haya un único Dios? En realidad, la Trinidad no existe. Esta es una interpretación nacida por completo de la mente del hombre y es una conclusión a la que ha llegado la humanidad corrupta basándose en nuestras nociones e imaginaciones. Dios nunca dijo tal cosa, ningún profeta o apóstol inspirado por Dios dijo nunca tal cosa y no hay registros de algo semejante en ningún lugar de la Biblia”.

En mi corazón seguía habiendo algo de confusión mientras escuchaba las palabras de Dios y la enseñanza de la hermana, así que pregunté: “La Biblia afirma que después de que Jesús fuera bautizado, los cielos se abrieron y el Espíritu Santo vino como una paloma y se posó sobre Jesús, y que una voz del cielo dijo: ‘Este es mi Hijo amado en quien me he complacido’ (Mateo 3:17). Además, antes de ser crucificado, el Señor Jesús oró y dijo: ‘Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras’ (Mateo 26:39). Las Escrituras dicen que el Dios en el cielo llamó a Jesús Su Hijo amado y que, cuando oró, Jesús llamó al Dios en el cielo Su Padre. Así que, aquí tenemos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; ¿acaso no muestra esto que Dios es una Trinidad? ¿Por qué se dice en las palabras de Dios Todopoderoso que la Trinidad no existe y que no es nada más que una noción y una imaginación del hombre? ¿Qué significa todo esto?”.

Respondiendo a mi pregunta, la hermana habló y dijo: “En el Antiguo Testamento, simplemente no hay un concepto como la Trinidad. No fue hasta después de que el Señor Jesús se hiciera carne y viniera a la tierra para realizar Su obra que tuvimos la interpretación del ‘Padre y el Hijo’. En el Evangelio de Juan está registrado que Felipe no conocía a Dios y que creía que, aparte del Señor Jesús en la tierra, también había un Santo Padre en el cielo y, por lo tanto, dijo a Jesús: ‘Señor, muéstranos al Padre’. El Señor Jesús corrigió su opinión errónea y reveló este misterio diciéndole a Felipe: ‘¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»?’ (Juan 14:9). También dijo: ‘Yo estoy en el Padre, y el Padre en mí’ (Juan 14:10). ‘Yo y el Padre somos uno’ (Juan 10:30). El Padre es el Hijo y el Hijo es el Padre; el Padre y el Hijo son uno; son de un solo Espíritu. Al decir esto, el Señor Jesús nos estaba diciendo que Él y el Padre son un Dios, no dos”.

Luego, la hermana me mostró un clip de película maravilloso titulado El misterio de “El Padre y el Hijo”, revelado. Después, continuamos leyendo un pasaje de las palabras de Dios: “Todavía están los que dicen: ‘¿No declaró Dios expresamente que Jesús era Su Hijo amado?’. Jesús es el Hijo amado de Dios, en quién Él se regocija grandemente; esto ciertamente fue dicho por Dios mismo. Eso fue Dios dando testimonio de sí mismo, pero simplemente desde una perspectiva diferente, la del Espíritu en el cielo dando testimonio de Su propia encarnación. Jesús es Su encarnación, no Su Hijo en el cielo. ¿Entiendes? ¿No indican las palabras de Jesús, ‘Yo estoy en el Padre, y el Padre está en Mí’ que Ellos son un Espíritu? ¿Y acaso no se debe a la encarnación que Ellos fueran separados entre el cielo y la tierra? En realidad, siguen siendo uno; sin importar lo que digan, es simplemente Dios dando testimonio de sí mismo. […] Como Él era la encarnación, se le llamó el Hijo amado de Dios y, a partir de esto, llegó la relación entre Padre e Hijo. Se debió sencillamente a la separación entre el cielo y la tierra. Jesús oró desde la perspectiva de la carne. Como se había revestido de una carne de humanidad normal, fue desde la perspectiva de la carne desde donde Él dijo: ‘Mi caparazón exterior es el de un ser creado. Como me revestí de carne para venir a la tierra, ahora estoy lejos, muy lejos del cielo’. Por esta razón, Él sólo podía orar a Dios Padre desde la perspectiva de la carne. Este era Su deber y aquello con lo que el Espíritu encarnado de Dios debía estar equipado. No puede decirse que Él no es Dios simplemente porque oraba al Padre desde la perspectiva de la carne. Aunque se le llama el Hijo amado de Dios, sigue siendo Dios mismo, porque Él no es sino la encarnación del Espíritu y Su esencia sigue siendo el Espíritu” (‘¿Existe la Trinidad?’ en “La Palabra manifestada en carne”).

La hermana dijo: “Cuando Dios se hizo carne por primera vez como el Señor Jesús y vino a realizar Su obra, nadie conocía a Dios, nadie entendía la verdad de la encarnación ni sabía lo que era la encarnación. Si el Señor Jesús les hubiera dicho directamente que Él era Jehová Dios al que adoraban, la gente no habría sido capaz de aceptarlo debido a sus estaturas en esa época, y el Señor Jesús hubiera sido condenado y rechazado por la humanidad antes de empezar siquiera a realizar Su obra. La obra de Dios de redimir a la humanidad hubiera sido entonces imposible y la humanidad nunca hubiera obtenido a Jesús como ofrenda por el pecado. Para que la humanidad aceptara al Señor Jesús, creyera en Él y alcanzara la salvación de Dios, antes de que Jesús comenzara formalmente Su obra, Dios dio testimonio de sí mismo desde la postura de Su Espíritu y llamó a Su ser carnal Su Hijo para que la gente pudiera ver que Jesús venía verdaderamente de Dios; esto ayudó a facilitar nuestra aceptación de la salvación del Señor Jesús. Y cuando el Señor Jesús oró y llamó a Dios en el cielo Su Padre, esto era el Hijo del hombre encarnado que llamaba Padre al Espíritu de Su interior desde la postura de la carne. Esto se hizo sobre la base de la diferencia entre el Espíritu y la carne; no significaba que hubiera un Padre y un Hijo separados. De hecho, la interpretación del Padre y el Hijo solo fue apropiada durante la época de la encarnación de Dios. Cuando concluyó la obra de Dios en la tierra, es decir, cuando el Señor Jesús completó la obra de la redención, resucitó y ascendió al cielo, ya no se necesitaba la interpretación del Padre y el Hijo. Por lo tanto, no podemos usar la interpretación del Padre y el Hijo inventada por las nociones de la humanidad y aplicarla de forma sistemática a Dios diciendo que en Dios hay un Padre y un Hijo, y que también hay un instrumento que usan tanto el Padre como el Hijo —el Espíritu Santo— y que Dios es una Trinidad. Decir semejante cosa entra en conflicto con la palabra de Dios y con los hechos. Antes no entendíamos la verdad y, por lo tanto, cuando decíamos semejante cosa, Dios no nos condenaba. Pero ahora Dios ha revelado por completo esta verdad y este misterio, y debemos aceptar la verdad y conocer a Dios a la luz de Sus palabras. Solo esto es lo correcto, y solo esto concuerda con la voluntad de Dios”.

A través de la enseñanza de esta hermana, llegué a entender por qué el Señor Jesús llamaba Padre a Dios en el cielo. Era porque Él se había encarnado como el Hijo del hombre y oraba al Padre celestial desde la postura de un hombre. Dios dio testimonio de Jesús como Su Hijo amado, y esto fue Su testimonio de Su propia carne encarnada desde la postura del Espíritu. Uno estaba en el cielo y Uno estaba en la tierra, pero, en esencia, Ellos eran de un Espíritu. Era solo que Dios estaba diciendo esas cosas desde diferentes posturas y, así, surgió la interpretación del “Padre y el Hijo”. Dios es el único Dios verdadero; Él es un Espíritu que todo lo abarca y que es omnipresente. Puede estar en el cielo, puede estar en la tierra y puede hacerse carne. Una vez que comprendí todo esto, todo se hizo de repente más claro; la confusión que me había acompañado constantemente durante años desapareció en un instante y sentí una increíble sensación de iluminación y liberación.

Posteriormente, la hermana me mostró una película de testimonios del evangelio llamada Examen de la “Trinidad” en la que vi estas palabras de Dios: “A lo largo de todos estos años, habéis dividido a Dios de esta forma, en cada vez más partes con cada generación, hasta el punto de que un Dios ha sido dividido abiertamente en tres Dioses. ¡Y ahora es simplemente imposible para el hombre unir de nuevo a Dios en uno solo, porque lo habéis dividido en demasiadas partes! ¡De no ser por Mi oportuna obra antes de que fuera demasiado tarde, resulta difícil decir cuánto tiempo habríais seguido descaradamente de esta forma! Si seguís dividiendo a Dios así, ¿cómo puede Él seguir siendo vuestro Dios? ¿Seguiríais reconociendo a Dios? ¿Seguiríais volviendo a Él? Si Yo hubiera llegado más tarde, es probable que hubierais enviado al ‘Padre y el Hijo’, Jehová y Jesús, de vuelta a Israel y declarado que vosotros mismos sois una parte de Dios. Afortunadamente, ya son los últimos días. Finalmente, este día que tanto he esperado ha llegado y es sólo después de llevar a cabo esta etapa de la obra por Mi propia mano que se ha detenido vuestra división de Dios mismo. De no ser por esto, os habríais intensificado, colocando incluso a todos los Satanáses entre vosotros en altares para adorarlos. ¡Este es vuestro artificio! ¡Vuestros medios para dividir a Dios! ¿Continuaréis haciéndolo ahora? Dejadme preguntaros: ¿Cuántos Dioses hay? ¿Cuál Dios os traerá la salvación? ¿A cuál oráis siempre, al primer Dios, al segundo o al tercero? ¿En cuál de ellos creéis siempre? ¿En el Padre? ¿En el Hijo? ¿O en el Espíritu Santo? Dime en quién crees. Aunque con cada palabra decís que creéis en Dios, ¡en lo que creéis realmente es en vuestro propio cerebro! ¡Simplemente no tenéis a Dios en vuestros corazones! ¡Y sin embargo en vuestras mentes hay numerosas ‘Trinidades’ como esas! ¿No estáis de acuerdo?” (‘¿Existe la Trinidad?’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Tras terminar de ver la película, me sentía feliz, pero también me sentía triste y llena de autorreproches. Estaba feliz porque por fin se había disipado la confusión que había tenido durante años: Dios es uno y la interpretación de la Trinidad simplemente no existe. Solo creer en el único Dios verdadero concuerda con la voluntad de Dios, y ya no tenía que orar al Padre una vez y luego otra vez al Espíritu Santo o al Hijo como tenía que hacer antes; me sentía muy tranquila. Sin embargo, me sentía triste y me hacía reproches a mí misma porque había creído en Dios durante tantos años, pero no había conocido a Dios. Aquello en lo que había estado creyendo no era más que un Dios inventado por mis nociones e imaginaciones; un Dios vago y de leyenda. No había creído en el Dios verdadero y, lo que es más, me había estado resistiendo a Dios y fragmentándolo: ¡en realidad, había estado blasfemando contra Dios! Demos gracias a Dios, porque la venida de Dios Todopoderoso ha sido la que ha revelado todas las absurdidades de la fe de la humanidad corrupta, y es Dios Todopoderoso quien ha revelado este misterio que ha desconcertado siempre al mundo religioso. Sin duda, Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado, el Señor que creó los cielos y la tierra y todas las cosas. ¡Él es el único Dios verdadero!

Más tarde, a través de la lectura de las palabras de Dios Todopoderoso, vi que todas las palabras de Dios son la verdad y que son la voz de Dios. Sin dudarlo, acepté la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso y empecé a caminar siguiendo los pasos del Cordero. Ahora, cuando oro, no necesito orar a tres Dioses. Simplemente oro en el nombre de Dios Todopoderoso, y esto hace que me sienta muy tranquila, llena de paz y alegría. Cuando oro, ya no tengo que preocuparme de no orar a una de las personas de Dios más que a otra y de que, por lo tanto, Dios no oiga mis oraciones. He experimentado verdaderamente la liberación, la libertad, el gozo y la felicidad que vienen del entendimiento de la verdad y del conocer a Dios. ¡Gracias a Dios!

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Canto evangélico | Bienaventurados son los que aceptan la nueva obra de Dios

Canto evangélico | Bienaventurados son los que aceptan la nueva obra de Dios

I

Bienaventurados son los que pueden obedecer

las actuales declaraciones del Espíritu Santo.

No importa cómo solían ser,

o cómo el Espíritu Santo solía obrar dentro de ellos;

bendecidos son los que han obtenido la última obra.

Y hoy, los que no la han podido seguir son eliminados.

Dios quiere a los que pueden aceptar la nueva luz,

y a los que aceptan y conocen Su última obra.

II

¿Por qué debéis ser una virgen casta?

Una virgen casta puede buscar la obra del Espíritu Santo,

y entender las cosas nuevas,

y desechar las antiguas concepciones,

y obedecer hoy la obra de Dios.

A estas personas que aceptan la nueva obra de la actualidad,

Dios las eligió cuando el mundo empezó,

y son las más bendecidas.

Vosotros oís Su voz y contempláis Su aparición,

así que, en todos los tiempos, y en todo el cielo y la tierra,

nadie ha sido más bendecido que vosotros.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

Recomendación: Himno cristiano | El juicio ha despertado mi corazón

 

¿Por qué Dios no usa al hombre para llevar a cabo Su obra de juicio en los últimos días? ¿Por qué se debe encarnar y realizarla Él mismo?

¿Por qué Dios no usa al hombre para llevar a cabo Su obra de juicio en los últimos días sino que se debe encarnar y realizarla Él mismo?Versículos bíblicos como referencia:

Porque ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha confiado al Hijo […] y le dio autoridad para ejecutar juicio, porque es el Hijo del Hombre” (Juan 5:22-27).

Las palabras relevantes de Dios:

La obra de juicio es la propia obra de Dios, por lo que, naturalmente, debe ser hecha por Dios mismo; no puede ser hecha por el hombre en Su lugar. Puesto que el juicio es la conquista de la raza humana por medio de la verdad, es incuestionable que Dios todavía aparezca como la imagen encarnada para hacer esta obra entre los hombres. Es decir, en los últimos días Cristo usará la verdad para enseñar a los hombres alrededor de la tierra y hacer que todas las verdades sean conocidas por ellos. Esta es la obra de juicio de Dios.

de ‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios.

de ‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

Que te juzgue hoy se debe a tu inmundicia; que te castigue hoy se debe a tu corrupción y a tu rebeldía. No es para ganar poder y prestigio entre vosotros o intimidaros intencionadamente, sino porque vosotros que vivís en una tierra de inmundicia os habéis manchado con mucha inmundicia. Simplemente habéis perdido vuestra personalidad, vuestra humanidad, y no sois diferentes de los cerdos que viven en el más vil de los lugares. Sois juzgados, y Su ira os visita por causa de estas cosas que hay en vosotros. Por estos juicios habéis sido capaces de ver que Dios es el Dios justo, el Dios santo. Él os ha juzgado, y Su ira os ha visitado debido a Su santidad y Su justicia. Como Él puede revelar Su carácter justo cuando ve la rebeldía de la humanidad, y como Él puede revelar Su santidad cuando ve la inmundicia de la humanidad, con esto basta para mostrar que Él es Dios mismo, santo y sin mancha, pero también que Él vive en una tierra de inmundicia. Si Él fuera un hombre que se manchara junto con las personas, y no tuviera ningún elemento de santidad o un carácter justo, no sería apto para juzgar la injusticia de la humanidad ni para ser el juez de la humanidad. Si el hombre juzga al hombre, ¿no sería como abofetear su propio rostro? ¿Cómo podría nadie tener derecho de juzgar a la misma clase de persona tan inmunda como ellos? El único que puede juzgar a toda la humanidad inmunda es el Dios mismo santo; ¿y cómo podría el hombre juzgar los pecados del hombre? ¿Cómo podría el hombre ser capaz de ver los pecados del hombre, y cómo podría ser apto para condenar al hombre? Si Dios no tuviera el derecho de juzgar los pecados del hombre, ¿cómo podría ser entonces el Dios mismo justo? Cuando se revelan los caracteres corruptos de las personas, Él habla para juzgarlas, y sólo entonces pueden ellas ver que Él es santo.

de ‘Cómo se logran los efectos del segundo paso de la obra de conquista’ en “La Palabra manifestada en carne”

Para todos aquellos que viven en la carne, cambiar su carácter requiere metas que perseguir, y conocer a Dios exige ser testigos de los hechos reales y del rostro real de Dios. Ambas cosas sólo las puede lograr la carne encarnada de Dios y sólo las puede conseguir la carne normal y real. Por esta razón, la encarnación es necesaria y toda la humanidad corrupta la necesita. Ya que a las personas se les pide que conozcan a Dios, las imágenes de Dioses ambiguos y sobrenaturales deben ser disipadas de sus corazones, y ya que se les pide que desechen su carácter corrupto, primero deben conocer su carácter corrupto. Si sólo el hombre hace la obra para disipar las imágenes de los Dioses vagos de los corazones de las personas, entonces fracasará en conseguir el efecto apropiado. Las imágenes de los Dioses ambiguos que están en los corazones de las personas no se pueden exponer, desechar o expulsar por completo sólo con palabras. Al hacerlo así, a la larga no será posible disipar estas cosas que están profundamente arraigadas en las personas. Sólo el Dios práctico y la inherente imagen de Dios pueden reemplazar estas cosas vagas y sobrenaturales para permitirles a las personas conocerlas poco a poco, y sólo de esta manera se puede lograr el efecto debido. El hombre reconoce que el Dios al que buscó en tiempos pasados es ambiguo y sobrenatural. Lo que puede lograr este efecto no es la guía directa del Espíritu, mucho menos las enseñanzas de un cierto individuo, sino el Dios encarnado. Las nociones del hombre se ponen al descubierto cuando el Dios encarnado hace de manera oficial Su obra, porque la normalidad y la realidad del Dios encarnado es la antítesis del Dios ambiguo y sobrenatural que hay en la imaginación del hombre. Las nociones originales del hombre sólo se pueden revelar por medio de su contraste con el Dios encarnado. Sin la comparación con el Dios encarnado, las nociones del hombre no se podrían revelar; en otras palabras, sin el contraste con la realidad las cosas vagas no se podrían revelar. Nadie es capaz de usar palabras para hacer esta obra y nadie es capaz de articular esta obra usando palabras. Sólo Dios mismo puede hacer Su propia obra y nadie más puede hacer esta obra en Su nombre. No importa qué tan rico sea el lenguaje del hombre, es incapaz de articular la realidad y la normalidad de Dios. El hombre sólo puede conocer a Dios de una manera más práctica y sólo lo puede ver con mayor claridad si Dios personalmente obra entre los hombres y muestra por completo Su imagen y Su ser. Este efecto no lo puede lograr ningún hombre carnal. […] Por lo tanto, la humanidad corrupta está más necesitada de la salvación del Dios encarnado y está más necesitada de la obra directa del Dios encarnado. La humanidad necesita al Dios encarnado para que la pastoree, la apoye, la riegue, la alimente, la juzgue y la castigue y ella necesita más gracia y una mayor redención del Dios encarnado. Sólo Dios en la carne puede ser el confidente del hombre, el pastor del hombre, el pronto auxilio del hombre, y todo esto es la necesidad que se tiene de la encarnación hoy y en el tiempo pasado.

de ‘La humanidad corrupta está más necesitada de la salvación del Dios hecho carne’ en “La Palabra manifestada en carne”

Precisamente porque Satanás ha corrompido la carne del hombre y al ser este a quien Dios pretende salvar, Él tiene que adoptar forma de carne para librar batalla contra Satanás y pastorear personalmente al ser humano. Sólo esto es beneficioso para Su obra. Las dos formas encarnadas de Dios han existido con el fin de derrotar a Satanás, y también para salvar mejor al hombre. Esto se debe a que quien le libra batalla a Satanás sólo puede ser Dios, ya sea Su Espíritu o la carne de Dios encarnado. En resumen, los ángeles no pueden ser quienes luchen contra Satanás y mucho menos el hombre, que ha sido corrompido por Satanás. Los ángeles son impotentes para hacerlo y el ser humano lo es aún más. Por ello, si Dios desea formar la vida del hombre, si quiere venir personalmente a la tierra para obrar al hombre, debe venir Él mismo en carne, es decir, debe revestirse de carne y, con Su identidad inherente y la obra que debe hacer, venir en medio del hombre y salvarlo de forma personal. De no ser así, si fuera el Espíritu de Dios o el hombre quienes llevaran a cabo esta obra, la batalla no lograría nunca su efecto ni acabaría jamás. Sólo cuando Dios se hace carne y va Él mismo a librar batalla contra Satanás, en medio de los hombres, el ser humano tiene una posibilidad de salvación. Además, sólo entonces se avergüenza Satanás y queda sin oportunidades que explotar o planes que ejecutar. La obra realizada por el Dios encarnado es inalcanzable para el Espíritu de Dios, y ningún hombre carnal puede llevarla a cabo en Su nombre, porque la obra que Él hace es en beneficio de la vida del hombre y para cambiar el carácter corrupto del hombre. Si este tuviera que participar en esta batalla, sólo huiría en desbandada y sería sencillamente incapaz de cambiar su carácter corrupto. No tendría capacidad de salvar al hombre de la cruz ni de conquistar a toda la humanidad rebelde; sólo podría realizar un poco de la vieja obra según el principio u otra obra no relacionada con la derrota de Satanás. ¿Para qué molestarse, pues? ¿Cuál es la relevancia de una obra que no puede ganar a la humanidad, y mucho menos derrotar a Satanás? Y así, la batalla contra este sólo puede ser llevada a cabo por Dios mismo, y es sencillamente imposible que el hombre la haga. El deber del hombre consiste en obedecer y seguir, porque no es capaz de realizar la obra de apertura de una nueva época y, además, tampoco puede hacer la obra de pelear contra Satanás. El hombre sólo puede satisfacer al Creador bajo el liderazgo de Dios mismo, por medio del cual es derrotado Satanás; esto es lo único que el hombre puede hacer. Por eso, cada vez que empieza una nueva batalla, es decir, cada vez que empieza la obra de la nueva era, es Dios mismo quien la realiza personalmente; a través de ella, dirige toda la era y abre un nuevo camino para toda la humanidad.

de ‘Restaurar la vida adecuada del hombre y llevarlo a un destino maravilloso’ en “La Palabra manifestada en carne”

La obra de todo el plan de gestión de Dios está realizada personalmente por Dios mismo. La primera fase —la creación del mundo— fue llevada personalmente a cabo por Él, y de no haber sido así, nadie habría sido capaz de crear a la humanidad; la segunda etapa fue la redención de toda la humanidad, y también la hizo Dios mismo; la tercera fase es evidente: existe una necesidad todavía mayor de que acabe toda la obra de Dios que habrá de ser hecha por Dios mismo. Dios lleva a cabo, personalmente, toda la obra de redimir, conquistar, ganar y perfeccionar a la totalidad de la humanidad. Si Él no hiciera esta obra personalmente, Su identidad no podría ser representada por el hombre ni este podía realizar Su obra. Para derrotar a Satanás, con el fin de ganar a la humanidad y para darle al hombre una vida normal en la tierra, Él dirige al hombre y obra en medio de él de manera personal; por el bien de todo Su plan de gestión y por toda Su obra, Él debe hacer esta obra personalmente. Si el hombre sólo cree que Dios vino para que él lo viera y para hacerle feliz, tales creencias no encierran valor alguno; no tienen relevancia. ¡El conocimiento del hombre es demasiado superficial! Sólo llevándola a cabo Él mismo puede Dios realizar esta obra de forma concienzuda y completa. El hombre no puede hacerlo en nombre de Dios. Al no tener la identidad de este ni Su esencia, es incapaz de efectuarla; aunque la hiciera, no tendría efecto alguno. La primera vez que Dios se encarnó fue por la redención, para redimir a toda la humanidad del pecado, para que el hombre pudiera ser purificado y perdonado por sus pecados. Dios realizó también, personalmente, la obra de conquista en medio del hombre. Si, durante esta fase Dios sólo hablara profecía, un profeta o cualquiera que tuviera un don podría encontrarse para ocupar Su lugar; si sólo se pronunciaran profecías, el hombre podría sustituir a Dios. Con todo, si el hombre fuera a hacer personalmente la obra de Dios mismo y formar la vida del hombre, le sería imposible hacer esta obra. Es Dios mismo quien la tiene que hacer: Dios debe venir personalmente en carne para hacer esta obra. En la Era de la Palabra, si sólo se pronunciaban profecías, Isaías o el profeta Elías podrían encontrarse para realizar esta obra, y no habría necesidad alguna de que la hiciera Dios mismo. Al no tratar la obra realizada en esta etapa de mero pronunciamiento de profecías, y al ser de mayor importancia que se use la obra de palabras para conquistar al hombre y derrotar a Satanás, el hombre no puede realizar esta obra y debe hacerla Dios personalmente. En la Era de la Ley, Jehová llevó a cabo parte de la obra de Dios, tras lo cual habló algunas palabras e hizo alguna obra por medio de los profetas. Esto se debe a que el hombre podía sustituir la obra de Jehová y los videntes podían predecir cosas e interpretar algunos sueños en Su nombre. La obra realizada en el principio no fue la de cambiar directamente el carácter del hombre y no tenía nada que ver con el pecado de este, a quien sólo se le pedía que se atuviera a la ley. Por tanto, Jehová no se encarnó ni se reveló al hombre, sino que habló directamente a Moisés y otros, los hizo hablar y obrar en Su nombre y que trabajaran directamente en medio de la humanidad. La primera fase de la obra de Dios fue el liderazgo del hombre. Fue el comienzo de la batalla con Satanás, pero esta todavía tenía que empezar de un modo oficial. Esta guerra oficial contra Satanás se inició con la primera encarnación de Dios y ha seguido hasta el día de hoy. La primera vez de esta guerra fue cuando el Dios encarnado fue clavado en la cruz. La crucifixión del Dios encarnado derrotó a Satanás y fue la primera etapa exitosa de la guerra. Cuando el Dios hecho carne empieza a formar directamente la vida del hombre, ese es el principio oficial de la obra de recuperar al hombre; al tratarse de la obra del cambio del antiguo carácter del hombre, lo es también de pelear con Satanás. La fase de la obra realizada por Jehová, en el principio, fue meramente el liderazgo de la vida del hombre en la tierra. Fue el comienzo de la obra de Dios y, aunque todavía tenía que implicar alguna batalla u obra importante, estableció el fundamento para la obra de la batalla por venir. Más adelante, la segunda etapa de la obra durante la Era de la Gracia implicó cambiar el antiguo carácter del hombre, y esto significa que Dios mismo forjó la vida del hombre. Era Él quien tenía que hacer estas cosas personalmente: requería que Él se hiciera carne, y si Él no se hubiera encarnado, nadie más podría haberle sustituido en esta fase de la obra, porque representaba la obra de pelear directamente contra Satanás. Si el hombre hubiera realizado esta obra en nombre de Dios, al ponerse delante de Satanás este no se habría sometido y habría sido imposible derrotarlo. Tenía que ser el Dios encarnado quien viniera a vencerlo, porque la esencia del Dios encarnado sigue siendo Dios, Él sigue siendo la vida del hombre y el Creador; pase lo que pase, Su identidad y Su esencia no cambiarán. De este modo, Él se revistió de carne e hizo la obra para completar la sumisión de Satanás. Durante la fase de la obra de los últimos días, si el hombre tuviera que hacer esta obra y hablar directamente las palabras, sería incapaz de pronunciarlas; si se hablaran las profecías, no se podría conquistar al hombre. Al encarnarse, Dios vino a derrotar a Satanás y a provocar su completa sumisión. Cuando Él derrote a Satanás por completo, conquiste totalmente al hombre y lo gane de un modo completo, esta etapa de la obra estará completada y se alcanzará el éxito. En la gestión de Dios, el hombre no puede sustituir a Dios. En particular, la obra de dirigir la era y lanzar una nueva obra tiene mayor necesidad de que las realice Dios mismo personalmente. Darle revelación al hombre y proporcionarle profecía, es algo que el hombre puede hacer, pero si es una obra que Dios tiene que hacer personalmente, la obra de la batalla entre Dios mismo y Satanás, el ser humano no puede llevar a cabo dicha obra. Durante la primera etapa de la obra, cuando no había batalla con Satanás, Jehová dirigió personalmente al pueblo de Israel usando la profecía pronunciada por los profetas. Después, la segunda fase de la obra fue la batalla con Satanás y Dios mismo se hizo, personalmente, carne, y vino en carne para hacer esta obra. Cualquier cosa que implique la batalla con Satanás también conlleva la encarnación de Dios, lo que significa que esta batalla no puede ser librada por el hombre. Si el hombre tuviera que pelear, sería incapaz de derrotar a Satanás. ¿Cómo podría tener la fuerza de luchar contra él, cuando aún sigue bajo su campo de acción? El hombre está en medio: si te inclinas hacia Satanás, le pertenecerás a él; sin embargo, si satisfaces a Dios, eres de Él. Si el hombre tuviera que sustituir a Dios en la obra de esta batalla, ¿sería capaz de ello? De hacerlo, ¿no habría perecido hace ya mucho tiempo? ¿No habría entrado en el inframundo hace ya largo tiempo? Por ello, el hombre es incapaz de reemplazar a Dios en Su obra, lo que significa que el hombre no tiene la esencia de Dios y si tú pelearas con Satanás, serías incapaz de derrotarlo. El hombre sólo puede realizar alguna obra; puede ganar a algunas personas, pero no puede sustituir a Dios en la obra de Dios mismo. ¿Cómo podría el hombre luchar con Satanás? Este te retendría cautivo antes de que empezaras siquiera. Sólo cuando Dios mismo libra una batalla con Satanás, y el hombre sigue y obedece a Dios sobre esta base, puede el hombre ser ganado por Dios y escapar de las ataduras de Satanás. Lo que el hombre puede lograr con su propia sabiduría y capacidades es demasiado limitado; es incapaz de hacer al hombre completo, de dirigirlo y, además, de derrotar a Satanás. La inteligencia y la sabiduría del hombre son incapaces de frustrar las intrigas de Satanás; ¿cómo podría, pues, el hombre luchar con él?

de ‘Restaurar la vida adecuada del hombre y llevarlo a un destino maravilloso’ en “La Palabra manifestada en carne

Scripture quotations taken from LBLA Copyright by The Lockman Foundation

La fe en Dios | Película cristiana en español latino

La fe en Dios | Película cristiana en español latino

Buscado y perseguido por el Gobierno del PCCh y el anciano Sun, Yu Congguang oraba a Dios de todo corazón. Confiaba en Dios y decidió llevar ante Él a los verdaderos creyentes de la iglesia local que buscaban y estudiaban el camino verdadero. Tras experimentar varios reveses, Yu Congguang, Zheng Xun y los demás se vieron obligados a ser discretos, escondiéndose entre los juncos, en sótanos y en cuevas para hablar de la palabra de Dios Todopoderoso. … Como Zheng Xun y varios otros habían estudiado el Relámpago Oriental, el anciano Sun los consideraba enemigos y, de repente, la iglesia se dividió en dos grupos. Como consecuencia , Zheng Xun y sus compañeros de la iglesia estaban apenados y confundidos. Para resolver su confusión, Yu Congguang habló con ellos de las palabras de Dios Todopoderos. También les habló de lo que significa tener fe en Dios y de cómo tener una fe que Dios elogie y alabe. Finalmente, Zheng Xun y los demás comenzaron a comprender la verdad y se resolvieron su confusión, sus problemas y sus desviaciones. Sus corazones fueron liberados y ellos suspiraron profundamente, pues, tras años de fe en el Señor, por fin se dieron cuenta del verdadero significado de “la fe en Dios”. …

Recomendación: Película cristiana en español latino | “Bautismo de fuego” Basada en una historia real

Música cristiana 2020|Cantamos tantas canciones de amor para Dios|Hermosa alabanza de adoración(MV)

Música cristiana 2020|Cantamos tantas canciones de amor para Dios|Hermosa alabanza de adoración(MV)

Cantamos tantas canciones de amor para Dios.

Cuanto más cantamos, más disfrutamos.

Cuanto más cantamos para Dios, ¡más lo amamos!

Cantamos sobre Su encarnación.

Somos elevados ante Su trono

y ya no miramos con anhelo al cielo.

Estamos con Dios Todopoderoso.

Él nos guía con verdades, es real y está a nuestro lado.

Sus palabras disfrutamos cada día.

¡Qué dulce es conocer la verdad!

Nuestro corazón ama a Dios,

ya que vemos Su hermoso semblante.

Cantamos y bailamos con alabanza,

no hay palabras para describirlo.

Cantamos tantas canciones de amor para Dios.

Cuanto más cantamos, más disfrutamos.

Cuanto más cantamos para Dios, ¡más lo amamos!

Cantamos sobre el juicio de Dios.

Sus palabras purifican y salvan,

revelan la naturaleza satánica y la corrupción del hombre.

Sus palabras purifican nuestros caracteres satánicos,

nos convierten en nuevas personas.

Nos libramos de la fuerza de Satanás. Vemos que el amor de Dios es real.

Su justicia es hermosa, Su santidad, tan dulce.

No podemos parar de amarlo.

Alabamos a Dios; nos desbordan nuestros sentimientos.

Nada puede interponerse entre nosotros y Dios.

Cantamos tantas canciones de amor para Dios.

Cuanto más cantamos, más disfrutamos.

Cuanto más cantamos para Dios, ¡más lo amamos!

La palabra de Dios dirige en la vida del reino.

Vivimos dentro de la luz.

La verdad nos ha hecho libres.

Veneramos a Dios con el corazón y con honestidad.

Nos convertimos en Sus confidentes, fieles lo servimos.

Llevamos una carga por Él, cumplimos con nuestros deberes,

siempre avanzando por el sendero de amar a Dios.

Ahora podemos amar y entregarnos a Dios;

vivir por Él es la alegría más grande.

¡Dios Todopoderoso, te alabamos!

¡Te veneramos por toda la eternidad!

Cantamos tantas canciones de amor para Dios.

Cuanto más cantamos, más disfrutamos.

Cuanto más cantamos para Dios, ¡más lo amamos!

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”